Marc Alloza
Senayit es una mujer que ha sido víctima atrocidades cometidas por soldados en Edagahamus estado de Tigray, Etiopía. Su historia y la de conflicto se puede leer en este artículo ilustrado de National Geographic. Senayit, como otros millones de víctimas anónimas, ha padecido una experiencia devastadora sin haber hecho nada más que llevar una vida sencilla en su ciudad. Lo más probable es que no haya justicia para ella ni para ninguna de las otras víctimas. Un conflicto más en una zona caliente del planeta.
Tigray es uno de los estados étnicos federados de Etiopía, situado al norte del país, fronterizo con Eritrea. Dicen que los Tigray son los herederos del reino de Saba, fundadores del Reino de Aksum y precursores de la cultura etíope. Pero ahora han caído en desgracia por “desavenencias” entre los dirigentes regionales del Frente de Liberación Popular de Tigray (FLPT) y el gobierno Federal. Finalmente los desencuentros entre el primer ministro y Nobel de la paz Abiy Ahmed con los dirigentes de Tigray han terminado en guerra. La Milicia de Tigray se enfrenta al ejército Eritreo y el ejercito Etíope, principalmente compuesto por soldados de etnia Amhara. En medio, como siempre, la población civil de Tigray.
En 2018 Abiy Ahmed se proclamó primer ministro de Etiopía tras la caída de Hailemariam Desalegne. En pocos meses logró lo que parecía un milagro: restablecer relaciones diplomáticas con Eritrea y terminar con el Estado de Guerra que llevaba enquistado desde 2000. Este hecho no terminó de gustar a los dirigentes del FLPT que desde entonces han ido perdiendo peso en el ejecutivo federal en el que habían sido hegemónicos. El “distanciamiento” con el primer ministro culminó finalmente en Noviembre de 2020 cuando se desataron las hostilidades. Poco importa si el FLPT atacó o no una comisaría del Ejército Etíope tal y como aseguran fuentes gubernamentales federales y que desmiente el ejecutivo de Tigray. El caso es que esa excusa dio pie a un ajuste de cuentas a lo bestia. Los Eritreos, con el beneplácito del premio Nobel de la paz, entraron por el norte a masacrar a todo lo que se les pusiera por delante en supuesta venganza por los años de guerra y conflicto con Etiopía. Mientras tanto, por el sur, el ejército etíope entraba para recuperar el control del estado sedicioso. Aprovechando la circunstancia, los Amharas (etnia mayoritaria del estado Federal Amhara, fronterizo con Tigray por el sur) han sacado a colación unas antiguas reivindicaciones fronterizas y están tomándose la justicia por su mano.
A pesar de que la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, denunciara ya el año pasado que los Derechos Humanos se estaban quebrantando gravemente en la zona. A pesar de que el conflicto llegó hasta la misma AMISOM (Misión Unión Africana para el mantenimiento de la paz en Somalia para el mantenimiento de la paz) dónde 21 soldados Tigray y 20 de otras etnias etíopes murieron al intentar desarmar a los primeros. A pesar de todas las evidencias constatadas por periodistas, refugiados, etc. sobre la dramática situación humanitaria y las atrocidades cometidas. A pesar de todo ello, en Marzo, el consejo de seguridad de Naciones Unidas descartó una intervención en Tigray por falta de “consenso”. Había reticencias de China y Rusia.
Los Estados Unidos de Biden han impuesto sanciones económicas a Etiopía que han generado protestas en las calles de Adis Abeba. No en vano en 2020 Etiopía recibió más de 1.000 millones de dólares en ayudas estadounidenses.
¿Y la UE? Bueno pues… el 25 de Diciembre dijo que “sigue de cerca la crisis en Etiopía y continúa preocupada por la situación humanitaria, así como por las denuncias de violaciones de los derechos humanos y ataques étnicos. Las noticias que se siguen recibiendo sobre la intervención de terceros no etíopes plantean motivos adicionales de preocupación.”
El 3 de Abril el Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y Vicepresidente de la Comisión Europea, Josep Borrell, publicaba una entrada de blog (Ethiopia urgently needs to return to peace) en la que se quejaba de la situación e informaba de que enviaba a su colega finlandés Pekka Haavisto a recordar a gobierno etíope lo que ya se le había requerido.
A finales de Abril se publicaba que se daba fe que Haavisto se había pasado por ahí (hay reportaje en vídeo con música, ojo que el video está en finlandés) .
El 4 de mayo Josep Borrell anunciaba que se cancelaba la misión de observadores electorales de la UE para las elecciones generales de Etiopía previstas para el 5 de Junio. Elecciones que finalmente se han aplazado “por motivos logísticos”.
No he sabido encontrar mucho más por lo que no veo muy claro que los “esfuerzos” diplomáticos de la UE conduzcan al cese de las hostilidades y al respeto a los derechos humanos básicos en Eritrea, Tigray y Etiopía. Me gustaría estar equivocado y que discreta y anónimamente se estén llevando a cabo más acciones y más eficaces más allá de los 50 y pico millones de euros en ayuda humanitaria.
Espero que Senayit y el resto de víctimas pasadas y por desgracia venideras puedan rehacer su vida en la medida de lo posible y que al menos logren lo que hasta ahora se les está negando que es el derecho de vivir en paz y libertad.
Un horror, desde luego, de magnitud todavía desconocida, por falta de acceso. Lo que no quita para que el FLPT sea, para mí, el mayor responsable de la tragedia. Porque se pasaron muchos pueblos durante mucho tiempo. Lo que no excusa las barbaridades, tampoco las cometidas por ellos. Borrell lo está intentando pero no hay inmigrantes ni terroristas etíopes así que no hay demasiado interés…