Carlos Hidalgo
Parece que la broma de Tabarnia, la comunidad autónoma de escindir de Cataluña todas las zonas que no son independentistas, ha pillado a contrapelo en las redes a toda la comunidad dedicada a la promoción de la secesión.
Según los datos reunidos por la académica Mariluz Congosto, la idea ha prendido rápidamente en las redes sin que los independentistas, habituados a responder rápidamente y en masa a cualquier tema que les afecta, hayan logrado dar una respuesta masiva y coordinada esta vez. Desde mi punto de vista y viendo las reacciones que ha provocado, diría que se trata de una respuesta producto del desconcierto.
Los autodenominados “tabarneses” han adoptado toda la retórica de los independentistas: en realidad se trata de democracia, tenemos que protegernos de personas más atrasadas, la Cataluña rural nos roba o no vamos a reconocer imposiciones de insitituciones que no nos representan (cómo la Generalitat).
La idea de la broma era poner al independentismo frente al espejo, al adoptar toda su combinación de argumentos y retórica y mucha gente se ha unido gustosa a la broma. Broma que, sin embargo, no ha caído bien en las filas del “procés”. Lo curioso es que las respuestas a ésta no se diferencian en mucho de las que se han venido dando hasta ahora por parte de los contrarios a la secesión a los propagandistas de la “república catalana”: son supremacistas, sólo buscan crear división, viven fuera de la realidad o recuerdan a los nacionalismos de la antigua Yugoslavia.
Sumemos a las risas las reacciones de aquellos que hasta ahora se situaban en posiciones equidistantes, como Ada Colau. La alcaldesa de Barcelona, preguntada por Tabarnia, ha declarado que no se quiere pronunciar acerca de “fenómenos surgidos en las redes”. No deja de ser gracioso, dado que el partido de Colau y el propio Podemos son partidos cuyo argumentario y estructura provienen directamente de las redes sociales.
Es igualmente graciosa las apelaciones a la legalidad, dado que el procedimiento para convertirse en una comunidad autónoma sí que viene recogido en la Constitución, mientras que no es así en el caso de un posible referendun de autodeterminación, como el que llevan tanto tiempo defendiendo los independentistas.
Esta broma, que parece tener cuerda para rato, muestra una de las mayores debilidades del independentismo: que no están dispuestos a reconocer derechos políticos a todos aquellos catalanes y catalanas que no compartan sus posturas con respecto a la independencia. Algo que se ha agravado con los resultados de las pasadas elecciones al Parlament de Catalunya. No pocos independentistas en las redes han reaccionado diciendo que los votantes de Ciudadanos no eran catalanes, que eran gente inculta o embrutecida incapaz de votar correctamente o que eran el producto de una manipulación masiva. Argumentos recogidos con alborozo por los “tabarneses”, que los devuelven de la misma manera pero dirigidos a los independentistas.
La parte de la broma que no tiene gracia es que desde la invasión napoléonica, los españoles tenemos una preocupante tendencia a privar de la condición de conciudadano a aquellos que no están de acuerdo con nosotros y que ese infame reflejo se sigue viendo en el día de hoy, con una mitad de Cataluña negando el derecho a participar en poítica a la otra.
Más allá de la broma me parece una buena plataforma para cambiar la ley electoral en esa comunidad.
El reparto de los escaños por provincias es desequilibrado. Barcelona acumula al 73,8% de la población catalana, pero reparte sólo el 63% de los diputados: 85. En un sistema proporcional, a la provincia de Barcelona le corresponderían 100 diputados. A Tarragona, que acumula al 10,56% de la población, le corresponderían 14 en lugar de 18; a Girona (9,91%), 13 en lugar de 17; y a Lleida (5,71%), 8 en vez de 15.
Como siempre , el aire de la ciudad nos hace libres.
Tabarnia va a dar para mucho. Pronto se verán banderas en los balcones y no me extrañaría que llegue el día de manifestaciones a favor. Ya se sabe que el españolito es muy dado a la vía jocosa para expresarse y es muy posible que por la vía del cachondeo el independentismo pueda tener más oposición efectiva que por la seria. Las redes sociales han sido un altavoz muy eficaz en favor del independentismo y ahora lo van a ser tanto o más en su contra con la salida del invento Tabarnia. No hay mejor cuña que la de la misma madera.