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Aitor Riveiro

En 1976, la banda de heavy metal The Scorpions lanzaba al mercado su cuarto álbum, Virgin Killer, con el ojo puesto en el mercado estadounidense, donde sus tres discos anteriores habían tenido escasa repercusión. Para lograrlo, la discográfica trazó un plan de lo más simple: editar el LP con una portada provocativa que levantara las iras de esa América profunda y mojigata que ve maldad y perversión en todo lo que le rodea.

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