Juanjo Cáceres
El estallido del caso Rubiales sacudió la actualidad deportiva del mes de agosto. El “piquito” del presidente de la Real Federación Española de Fútbol ha sido censurado a lo largo y ancho del globo terráqueo, salvo por una parte de la población que desde el primer minuto ha considerado que tal vez no era para tanto. Siendo rigurosos, puede que esa minoría tenga razón y que no lo fuera, en comparación con todo lo que a través de Rubiales y su conducta se ha puesto en evidencia, antes y después. Una serie de cosas que tienen que ver con las desigualdades, las conductas sexistas y las conductas machistas perfectamente hegemónicas en el fútbol español.
Un personaje como Rubiales podría ser fruto del azar, pero no lo es: es hijo de un sistema y de unas formas de hacer. Ese hombre que con total desvergüenza, frotaba sus genitales en el palco en gesto despectivo hacia la selección derrotada y a pocos metros de las representantes de la Casa Real española, debería haber afrontado desde ese mismo instante su cese como representante de la máxima institución del fútbol español. Es inconcebible, en cualquier otra situación homologable, que el órgano que lidera no lo deponga de su cargo. Cualquier organización medianamente seria habría puesto en marcha los mecanismos oportunos y si ese acto indecoroso no hubiera bastado, lo hubiera hecho sin ningún tipo de dudas tras la crisis planetaria generada por el “piquito”. Pero no fue así, y lo que es más importante e ignominioso: el personaje tuvo a su disposición una asamblea y un micrófono de la Federación para arremeter contra el conjunto de la sociedad que afeaba su conducta, para amenazar a responsables ministeriales y, para colmo, se marchó del estrado con el aplauso de los suyos.
Una asamblea hegemónicamente masculina, cierto. Como casi todo en el deporte español. Entre las 42 personas que forman la Junta Directiva de la RFEF solo hay 7 mujeres, lo que supone un 16,6% del total. En cuanto a la Asamblea General, tan solo 6 de 140 miembros -6,3%- son mujeres. Y la plantilla de la RFEF se compone de 341 hombres y 128 mujeres -27,3%-. Es esta una situación equivalente a la que viven las cinco mayores federaciones españolas, donde de 117 personas en sus juntas directivas, solo hay 26 mujeres -22,2%-. Un dominio masculino que da lugar a esas conductas innegablemente machistas a las que hemos asistido estos días de forma pública y notoria.
El machismo no es la excepción en el mundo del fútbol, sino la norma. Los aplausos en la Asamblea General delataron a todo el mundo. Allí se exhibió el uso maniqueo que se hizo de las mujeres, denunciando después algunas de las presentes presiones para adoptar determinadas conductas durante la misma. También vimos a los entrenadores de las selecciones absolutas masculina y femenina, aplaudiendo a su amo, pensando que esa era la mejor manera de blindar su futuro, lo cual ya ha quedado perfectamente demostrado que así era, en el caso de Luís de la Fuente, a quien la Federación ya ha confirmado en el cargo públicamente a cambio de unas disculpas públicas: un gesto tan español y tan masculino, al que hasta el propio rey Juan Carlos recurrió a él de forma fugaz tras la cacería de Botswana y al que también otros muchos recurren para contentar a un protector y poder seguir donde están durante todo el tiempo que sea posible.
En realidad todo lo acontecido en el ámbito de la Federación tras esta crisis evidencia un conjunto de conductas de resistencia a fin de que todo el sistema permanezca, y con él sus representantes, aunque caiga Rubiales. Contra esto último, por cierto, también se ha trabajado intensamente por parte de insignes miembros de la RFEF, cuyos principales esfuerzos se invierten acotar al máximo la onda de expansión y minimizar bajas. No en vano el comité de presidentes territoriales descartó reclamar la baja del entrenador Jorge Vilda y para colmo, el Tribunal Administrativo del Deporte ha preferido calificar solo como “faltas graves” los actos de Rubiales, haciendo imposible a corto plazo la suspensión del presidente a través de ese órgano.
Pero el resto del sistema futbolístico ha mostrado también con sus silencios sus apoyos. La tardía reacción de los clubes, en algunos casos muy poco contundentes; el silenció durante días de los principales entrenadores, y desde luego, la falta de posicionamiento de la mayor parte de los futbolistas profesionales, expresan también ampliamente cuál es su sentir, su interés y su miedo. La liga española masculina de fútbol contrasta absolutamente con la encendida reacción de las futbolistas y nos habla de una profunda desigualdad: la de los futbolistas ricos respecto a las futbolistas relegadas y sometidas a una estructura de poder que las menosprecia y las cosifica. Al fin y al cabo, es un mundo dominado por hombres machistas, donde hasta la homosexualidad es tabú y se ve abocada a permanecer oculta, salvo muy contadas excepciones.
En medio de todo este universo, no nos puede sorprender que la Supercopa de España se dispute en Arabia Saudí. ¿Qué motivo iba a tener la Federación para no trasladarla allí, a cambio de una jugosa cantidad de dinero para las federaciones? Absolutamente ninguno. Es una decisión encaja a la perfección con un sistema deportivo y una institución de formas y fondos machistas; con un presidente sobón y grosero; con todos esos palmeros, y con ese “cómo queda lo mío”, así como con el prescindir del respeto más elemental hacia las mujeres futbolistas hasta en plena celebración del campeonato del mundo.
No es Rubiales, al menos no solamente. Es mucho más que eso. Es el fútbol y es España.
Buenos dias Juanjo Cáceres,caballeros callejeros,cabelleras al viento sin coletas y a lo loco,cazadores de bulos varios,buscadores de Amnistía bajo las piedras,adoradores del Bellocino de Oro y dispensadores de desayunos con arsénico:
Ejem…
Carlos Marx nos decía que «La religión es el opio del pueblo
No soy una persona que marcará un hito en la historia de la humanidad,quizás al único que le deje marcas será a Mr Mulligan,pero me atrevo a decir :
«El fútbol es la anfetamina del pueblo»
Hay mucha sobredosis de anfetamina, bueno si alguien quiere cambiar anfetamina por cocaína ,queda admitida la enmienda,y si prefiere que diga que «El fútbol es la testosterona del machismo» ,aceptamos la enmienda a la totalidad y lo tramitados de urgencia.
¿Qué ha pasado desde que la selección española de fútbol femenino ha ganado La Copa del Mundial?
Pues que el fútbol no es patrimonio de los machos.
Por eso me atrevo a decir :
«El fútbol femenino se ha convertido en el caballo de Troya del feminismo (el de verdad) en contra de aquellos que han estado tocándose los cojones».
Ante mi doy fe.
AC/DC
firmado…Si fuera mujer ,me compraría unas botas de fútbol para patear «pelotas».
Rubiales se emborrachó de poder e hizo mil canalladas, a propios y a extraños. Lo cual explica por qué se le han echado encima con ahínco cuando volvió a cagarla. Lo del beso robado es una expresión de machismo que puede entrar dentro del tipo de agresión sexual. Pero no es lo mismo empujar a un transeúnte por la calle que darle una paliza con lesiones. Es decir, una agresión sexual puede ser leve o grave y la de Rubiales, si es agresión lo cual siempre es difícil de probar – ella consintió… – es claramente leve. Es machismo, quizás sea delito, es impresentable y, para más inri, la cagó insultando a todos los que le criticaban por ello. Ergo, fiambre.
Lamentable que los poderes públicos españoles no tengan potestad para siquiera suspender al presidente de una federación y que tenga que ser la FIFA la que lo haga. Espero que aprovechemos para meterle mano a ese vacío legal.
Y que el escándalo sirva para concienciar y para acojonar a los que no quieren concienciarse ni a tiros.
Estamos viviendo social y políticamente inmersos en un continuo «dilema del tranvía.»
La FIFA respondio «sí» desvió el tranvía a la vía en la que esta Rubiales.
En la Asamblea de la RFEF vimos como Rubiales no dimitia y los aplausos mostraron que la sala estaba repleta de «kantianos» ejem…Kant diría que, como matar está mal, es moralmente incorrecto efectuar cualquier acción en ese sentido.
Claro está que está decisión dejó a Rubiales en los mandos del tren y nos llevó a «La paradoja del maquinista japonés que descarriló el tren para llegar antes, sirve para ilustrar una forma de dirigir las empresas y una forma de entender el trabajo que según el autor, nos lleva a descarrilar tanto en lo profesional como en lo personal. Desconfíe del competente, tiene mayores accidentes.»
Al ver la situación ,los pasajeros del tren se amotinaron,unos por interés y otros porque querían salvar sus cabezas.
Y así estamos fuctuando entre paradojas.
En fin…
¡¡Jenni estamos contigo!!.
Un tema tétrico este, en el que todo parece indicar que el control de daños supone únicamente la caida forzosa de Rubiales y el cese de Vilda, con el fin de que todo cambie para que todo siga igual.
Angels Barceló lanzó un incontestable alegato contra la pasividad y la cobradía de los jugadores de la selección absoluta:
https://as.com/futbol/videos/la-critica-feroz-de-angels-barcelo-a-los-jugadores-de-la-seleccion-por-el-comunicado-v/
Y luego está Carvajal, jugador del Madrid, que es caso aparte:
https://www.sport.es/es/noticias/seleccion/carvajal-hay-apoyar-rubiales-manera-91765093
No es un ser, insisto, es la galaxia futbolera.