Tiempos fascinantes

Alfonso Salmerón

La política española cada vez parece más disociada de la realidad. Dibujan casi líneas paralelas. Existe la realidad en la que vivimos los ciudadanos y ciudadanas y otra bien diferente, de la que se habla en las tertulias televisivas y que ha terminado por contaminar los debates parlamentarios. Esto hace tiempo que viene pasando, pero tal vez no había llegado al extremo de lo que estamos viendo hoy en día. Existe el debate político y luego existen los problemas de la gente, que raramente consiguen ganarse un sitio en el orden del día del primero. Acaso se trate de eso, de tenernos entretenidos con el debate político para evitar hablar de las cosas que realmente nos afectan. Y eso ocurre porque con demasiada frecuencia el debate ha dejado de servir al verdadero objetivo de la política: organizar y resolver los conflictos derivados de la vida en comunidad.

Estos días se ha escrito y se ha hablado mucho acerca de los indultos de los políticos procesistas y no quiero decir con ello que éste sea un tema menor, sino que el enfoque del debate se sitúa en unos términos poco funcionales, alejados de la cuestión de fondo. ¿Cómo buscamos soluciones a un problema político que lleva más de una década generando más malestar del necesario precisamente porque no ha habito nadie al frente del ejecutivo con la firme voluntad de empezar a explorar soluciones? Y en cualquier caso, se esté o no de acuerdo con el Gobierno, alargar, amplificar y exagerar las diferencias hasta la sobreactuación histérica, recogida de firmes mediante, no va a ayudar en nada en la búsqueda de soluciones si no se ofrece alternativa. El Gobierno tiene entre sus atribuciones otorgar indultos y la oposición tiene el derecho de criticarlos. Una vez tomadas las posiciones, dejen ustedes al gobierno gobernar asumiendo riesgos y el correspondiente desgaste, que para eso está, y dediquémonos a debatir y a resolver los problemas del día a día que sufrimos los ciudadanos como por ejemplo, el desempleo estructural de la economía española, la necesaria reindustrialización o cómo definir un nuevo modelo energético de futuro.

Sin embargo, mientras por estos lares andábamos una vez más preparándonos para la escenificación, cansina ya, de las dos españas machadianas en versión caricatura, porque no me negarán que lo de Colón no parece sacada de un guión de Berlanga, una noticia de gran importancia se colaba entre los titulares de la prensa el fin de semana pasado. El G7, liderado por EEUU, acordaba implementar un nuevo impuesto de sociedades mínimo del 15 % con vocación planetaria para combatir el fraude de los paraísos fiscales. Política de la grande. Una enmienda a la totalidad a las políticas globalizadoras que han caracterizado las últimas décadas de neoliberalismo feroz. El establishment político que vuelve a la Casablanca de la mano del veterano Biden, después de derrotar a Trump, toma buena nota de uno de sus legados, la necesidad de recuperar el papel de los estados en la economía. Porque aunque pueda resultar paradójico, los populismos han traído como consecuencia una nueva repolitización de la economía. Este hecho representa un giro de enorme trascendencia para las próximas décadas. Se cae el dogma neoliberal de bajar impuestos y desregular los mercados como único incentivo de las políticas macroeconómicas.

Como aquí casi siempre llegamos tarde -fíjense en la victoria de Ayuso, al más puro estilo trumpista, que, dicho sea de paso, se ha inventado el nacionalismo madrileño- la derecha anda corta de reflejos y parece no haberse dado cuenta de que aquello de acusar de bolivarismo cualquier intento de regular los mercados, por muy tímido que este sea, dejará de tener todo el sentido cuando las economías mundiales asuman la propuesta del G-7. ¿El mundo al revés? No, sencillamente, el capitalismo reacciona cuando los monstruos que él mismo ha creado intentan independizarse del sistema. Una opa contra el nuevo imperio de los gigantes de internet. Una reformulación de los estados nación está en ciernes en pleno siglo XXI. Un cambio de rumbo que bien pudiera resultar una oportunidad para abordar los grandes retos de la humanidad como la pobreza y la crisis climática en nuevo tablero de juego. Y pensar que algunos celebraban el final de los estados, de las naciones, y hasta de la historia. Nos esperan tiempos fascinantes.

2 comentarios en “Tiempos fascinantes

  1. Suenan desmembradas de sus notas las trompetas de “ una reformulación de los estados nación ” esa que está en ciernes en pleno siglo XXI según el articulista.

    La esperanza que se subsume en una novedad anunciada por ángeles inferiores ; un tributo al altar de la solución final , esa época en la que reinará la armonía que no pudo instaurar el capitalismo por sus contradicciones internas ya señaladas por Carlos Marx , apóstol involuntario de la ley de hierro.

    Pero la buena gente no piensa así , piensa en lo que está cerca , lo que forma sus prejuicios que beben en su realidad y apenas piensa en lo que forma parte de adscripción a un ente mayor en donde la nación es la niebla del sentimiento.

    La hipótesis justiciera del increíble gobierno de mediado no alcanza a cubrir una mínima parte de su acción de gobierno .

    Un gobierno débil que respira asistido por los restos de sus fundamentos a los que dota de empaque institucional .

  2. ¡Ay Mr Mulligan!…
    «Un gobierno asistido» por las resoluciones de la UE que condenan el uso de niños por el gobierno de Marruecos para imponer sus criterios sobre el Sahara Occidental y las ciudades autonomas de Ceuta y Melilla a España.
    La próxima reunión de la OTAN en España.

    Unos presupuestos del Estado aprobados por mayoria.
    Una vacunación que siguen la cuenta atrás marcada por Pedro Sánchez.

    Unos indultos que servirán para darle la primera dosis institucional a los independentistas y que en La mesa de dialogo se les de la segunda dosis de realidad política a los procesistas.

    La magnanimidad sólo la ejercen los ganadores hacia los que no han logrado sus objetivos…los perdedores.
    Los indultos respaldan los valores Constitucionales de nuestro gobierno y son el triunfo de nuestra democracia.
    Hay socialistas a los que no nos dan miedo las brabuconadas politicas de los independentistas ,ni la bilis declarativa de la derechona de nuestro pais ni las manifestaciones promovidas por Rosa Hype al servicio como siempre del miedo Constitucional de la oposición desatada..

    Ejem..
    Ante mi doy fe.
    AC/DC.
    firmado…JAJAJA ..que nervios.

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