Tocar fondo

Carlos Hidalgo

España parece tener al alcance de la mano la salida de la pandemia. La vacunación avanza a buen ritmo y si no nos pasa como a los estadounidenses, que ahora tienen problemas para convencer a un tercio de la población para que se vacune, es posible que para otoño estemos en cifras de inmunidad de grupo.

Los fondos europeos para la reconstrucción están casi listos para ser usados y la economía está esperando las circunstancias adecuadas para pegar un bote hacia arriba. Todo está listo para que salgamos del hoyo. Sin embargo, nuestros políticos se están preocupando ahora por el posible indulto a los presos del “procés”, por la situación de Ceuta y por un Gobierno catalán que ha nacido ya regañando.

La CEOE se niega a pactar los ERTE, el Banco de España pide facilitar el despido mientras paga algunos de los despidos más caros del sector, Goirigolzarri nos pide sacrificios después de subirse el sueldo y en Madrid han contratado a Deloitte para gestionar los fondos de Europa. Ya sabéis, la consultora que avaló las cuentas de Bankia y la principal beneficiaria de una trama de corrupción para amañar concursos públicos.

Durante el más de un año que llevamos de pandemia la gente se ha resentido económica y físicamente. Hemos perdido a muchas, demasiadas personas y hemos tenido que hacer muchos sacrificios antes de que viniera el monetarista de turno a pedirnos más.

Mucha gente está tocando fondo. Habiendo pasado de la clase media a la pobreza severa, ya sin subsidio de desempleo y con un Ingreso Mínimo Vital que no llega nunca porque no para de tramitarse.

Para una parte de la población el mundo sigue girando mientras que para otra, se ha detenido y no le deja volver a ponerse en marcha.

Entiendo que para los políticos, que son de los afortunados para los que el mundo no ha dejado de girar, hay otras cosas apremiantes y que la matraca soberanista, el bloqueo del CGPJ y las habituales riñas internas, sean una bienvenida a la añorada rutina. Pero hay más de una cuarta parte de los españoles que bordean la pobreza severa, que no pueden pagar sus pisos, que no podrán pagar el recibo de la luz y que seguramente no puedan pagar ni la comida. A esas personas hay que escucharlas, hay que atenderlas, hay que darles ayudas y hay que proporcionarles la red que se supone que debería de tener el Estado de Bienestar. O no habrá manera de volver a ponerles en marcha y serán vidas que, aunque no cuenten en las listas de fallecimientos, se habrán perdido igual.

Un comentario en «Tocar fondo»

  1. Totalmente de acuerdo. Conozco gente en la situación descrita y el infierno es pavoroso. Y no tienen «culpa» personal ninguna de la burbuja financiera o de la pandemia. Pero son los que pechan con las consecuencias de ambas.

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