Todo por pretender que te calienten el asiento

Carlos Hidalgo

Cuando Rubalcaba dimitió por unos desastrosos resultados electorales en las elecciones europeas que vieron nacer a Podemos, Susana Díaz quería ser la secretaria general del PSOE. Pero también quería jugar sobre seguro. Hacía relativamente poco que había ascendido a la presidencia de la Junta de Andalucía y dar el salto al panorama nacional le parecía precipitado. Y sabía que, si se presentaba Eduardo Madina, era bastante posible que ganara las primarias a la secretaría general y que le cerrara el paso para siempre. Por eso habló con un exconcejal y voluntarioso técnico de Ferraz llamado Pedro Sánchez para que se presentara en su nombre, cortase las alas a Madina y le calentara el asiento mientras ella terminaba de sentir que aseguraba Andalucía. Para ello no sólo puso toda la maquinaria de la federación andaluza del PSOE en marcha, sino que además se sacó de la manga a José Antonio Pérez Tapias, para disputar el voto más izquierdista a Madina. Hasta se sacó de esa misma manga 200 avales cuando al profesor granadino de filosofía no le llegaba para pasar el primer filtro.

No faltaron las presiones, el juego sucio, las acusaciones veladas a Madina y las promesas de todo tipo. Todas las promesas de cambio del vasco se tergiversaban como amenazas al statu quo del PSOE y se garantizaba que con Pedro liderando en nombre de Susana, las revoluciones quedaban pospuestas indefinidamente.

Pero una vez Pedro fue nombrado, se libró de ataduras. Porque las promesas valen hasta que consigues lo que quieres y luego el que manda es el que manda. Y Susana, iracunda, veía cómo Pedro lideraba el PSOE a su manera, ignorando a sus enviados a la Ejecutiva Federal, con mucho atrevimiento y también con un pésimo equipo, liderado por César Luena. Se cometieron muchos errores de novato, se desperdició mucho talento, se volvieron a perder unas elecciones generales y hubo un intento, tan atrevido como fútil, de intentar una coalición con Podemos y con Ciudadanos. Rajoy dejó hacer ladinamente, no hubo gobierno y fuimos a otra investidura.

Tapias, como todos los puros, desapareció de escena, porque nada está a la altura de la pureza de los puros y en el fondo no les merecemos. Eso sí, negando siempre la pura verdad: que fue el “submarino” de Susana Díaz para dinamitar unas primarias. Pero será que no entiendo las verdades platónicas.

Y ahí Susana sí que vio su oportunidad. Usando las armas contundentes que te enseñan en los peores momentos de las Juventudes Socialistas, organizó la dimisión de la mitad de la Ejecutiva y una moción de censura en un Comité Federal en el que Luena trató de hacer un pucherazo y Susana casi parte el partido en dos. Al final Pedro dimitió y hubo una Gestora.

Y mientras, Susana, se quería hacer la interesante y no decía ni que sí, ni que no, a presentarse, mientras ignoraba los consejos y la experiencia de todo “el viejo PSOE” y sólo hacía caso a sus amigos de los tiempos de Juventudes, algunos de los cuales eran tan malvados como incompetentes.
En esa Gestora se quemaron personas de tanta valía como el entonces presidente de Asturias, Javier Fernández, Eduardo Madina, que eligió tragar un sapo antes que dejar de hacer lo que consideraba correcto, el propio Mario Jiménez, que se comió la mayor parte de las tortas dirigidas a la secretaria general andaluza para luego ser desechado como un pañuelo de papel, todos los veteranos y veteranas, que se enfrentaron a una militancia indignada defendiendo lo creían un bien mayor para el partido. Y Susana, ni hacía, ni dejaba hacer.

Eso sí, Pedro Sánchez supo capitalizar la ola de indignación creada por aquel escandaloso comité federal, volver en contra de Díaz toda su arrogancia y todas sus tácticas de aparato. Y al final ganó. Indiscutiblemente. No sólo ganó, sino que después de ganar, como no tenía más legitimidad que la de los votos de los militantes, arrasó el PSOE para convertir a un partido centenario en una maquinaria a su medida.

Las purgas que hizo Sánchez fueron tan intensas que cuando ganó la moción de censura descubrió que apenas tenía cuadros preparados para ser nombrados en puestos del Gobierno. Y en algún caso terminó tirando de personas con un perfil de Twitter popular y simpático. Pero el caso es que gobierna, que ha ganado cinco elecciones seguidas y que el PSOE volvería a ser el partido más votado si se celebrasen elecciones ahora mismo. Y su segundo gobierno sí que está lleno de gente preparada.

Mientras, Susana Díaz abandonó a todos los que la apoyaron, siguió rodeada del mismo círculo corto de miras que le hizo perder las primarias y se concentró en las elecciones andaluzas. Y por primera vez en la historia de la democracia, el PSOE andaluz perdió el Palacio de San Telmo. Y ahí sigue, convencida de que va a volver victoriosa. De que puede con todo, sin darse cuenta de que su capricho de cortar el paso a Madina ha terminado hasta con su carrera política.

Y dice que no se quiere ir. Que tampoco acepta una salida pactada y medio digna. Que se va a presentar a la reelección. Pues seguramente la militancia tenga algo que decir. Porque, ahora que Susana Díaz no tiene la presidencia de la Junta, debería ser consciente de que, en la práctica, cualquier alcalde manda más que ella. De que ha quemado a demasiada gente por el camino. Y de que a Pedro le queda una purga por hacer.

3 comentarios en “Todo por pretender que te calienten el asiento

  1. La descripción de la intrahistoria última del PSOE es exacta pero incompleta, como corresponde al esfuerzo de síntesis de Hidalgo. El tono de las pasiones que animan a los personajes es hamletiano y lo encuentro atractivo en su verosimilitud. La grandeza de este tipo de personajes se corresponde con el tamaño de su influencia , y la del PSOE
    – para bien de nuestro país – ha sido enorme.
    Es por eso que el artículo termina vitaminado , pero es otra historia de la que seguramente tendremos ocasión de conversar.

  2. Han sido unos tiempos interesantísimos , y más todavia si se es militante del PSOE que encima votabas.

    Yo complemento, ya que le da un revolcon a Tapias, yo por mi cuenta empitono a Madina, y asi queda esto como una tragedia, con todos muertos sangrando en el escenario. Hubiera ganado a Pedro Sanchez, posiblemente, y luego hubiéramos tenido ahí ,de tapadillo, la persona que día tras día demuestra ser cuando le ponen un micrófono delante. No, a este por puro, desde luego no le van a pillar.

  3. Yo echo de menos una referencia a Hernando, personaje hamletiano donde los haya: primer espada de Sánchez que se revolvió a la primera de cambio y luego fue humillado, primero con el perdón durante un tiempo y finalmente con el destierro ad eternum a la consultora de Pepe Blanco… Sobre qué aconsejarán y a quién?

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