Un gesto de buena educación

Carlos Hidalgo

Lamentablemente Pablo Casado ha contraído covid. En esta nueva fase de la pandemia, en la que Ómicron se extiende a más velocidad que la cepa primigenia de Wuhan, hay más gente a nuestro alrededor que cae enferma, si bien parece que con mucha menos gravedad que en los desconcertantes meses finales de 2019.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, le ha transmitido a Casado sus mejores deseos de una pronta recuperación vía Twitter. Algo que no debería ser excepcional, sino que es también su deber. Y Casado, atendiendo al mismo espíritu, se los ha agradecido por el mismo cauce.

Pues bien, esto ha molestado. Hay demasiadas personas que creen en esa nefasta frase de “al enemigo, ni agua” y quien no reprocha a Sánchez su gesto, reprocha a Casado el suyo.

Demasiadas personas se olvidan de que la política es un invento humano hecho para servir a los seres humanos. Y no al revés.

Cómo de miserable hay que ser para no ver al ser humano detrás de las ideas. Y qué clase de ignorancia es la que les hace creer que los líderes de dos partidos democráticos son enemigos, en lugar de personas con la obligación de representar unas ideas en un parlamento y de confrontarlas desde el diálogo y la negociación.

Gente que es incapaz de levantar la mirada en el autobús vomita orgullo y odio y parece creer que dialogar es rendirse y que negociar es rebajarse. Tan orgullosos son, ebrios de valentía digital, que hasta la buena educación les parece mala.

Las normas, las costumbres, las convenciones sociales, la tan detestada corrección política, muchas veces no son un lastre, sino que son el fruto de años de evolución humana para que el mundo no esté hecho sólo para los brutos. Y la democracia es la expresión más refinada y perfecta hasta ahora de esa voluntad.

Normalmente los que se autodefinen como políticamente incorrectos son simples brutos.

Los que se vanaglorian de “cantar las verdades” o de “ser muy sinceros”, no pueden esconder lo bocachanclas que son.

Y a los que les molesta la buena educación… bueno, pues son unos maleducados.

Me alegro de que, aunque sea por una vez, dos de los líderes políticos hayan mostrado buena educación.

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