¿Un partido palestino en coalición con partidos israelíes?

Magallanes

Después de 12 años de Netanyahu sucesivas elecciones no conseguían ni que la coalición de partidos de derechas liderada por Netanyahu pudiera gobernar ni que la coalición liderada por Yair Lapid – socialdemócrata – consiguiese arrebatarle el poder. Pero finalmente, en junio, la coalición de Yair Lapid consiguió derrotarle. La noticia de cómo fue esto posible fue sorprendente. Yair Lapid consiguió que un partido de extrema derecha liderado por Bennet se coaligase con él y, mas increíble, que el partido palestino Raam también se coaligara con él, ya que nunca esto había ocurrido desde que los partidos palestinos entraron en el parlamento israelí. Aquí analizaremos cómo fue posible esto último.

En el pasado, cualquier intento de que un partido israelí intentase acceder a que un partido palestino se coaligara con él chocaba, por un lado, con la derecha que lo acusaba de querer introducir terroristas en la vida pública de Israel y, por otro lado, con la negativa de palestinos a mezclarse con los partidos judíos. Curiosamente, el primer político israelí que rompió con la acusación de querer formar coalición con terroristas, fue Netanyahu. En efecto, al no conseguir durante los dos últimos años de elecciones gobernar con sus socios, se le ocurrió invitar al partido palestino Raam a entrar en su coalición, rompiendo el tabú. Pero Yair Lapid, ya sin temer acusaciones de aliarse con terroristas, fue más convincente en su oferta al jefe del partido palestino para entrar en su coalición.

Queda por explicar por qué el jefe del partido Raam, Mansour Abbas, aceptó coaligarse con Yair Lapid. Para ello es necesario analizar la evolución del Imán Sheik Abdullah, líder espiritual de dicho partido. Éste, nacido en territorio israelí en 1948, fue inicialmente comunista pero posteriormente se convirtió en musulmán practicante y decidido a apoyar la causa palestina. Fundó el Movimiento Islámico decidido a reforzar la identidad musulmana. En 1980 fue detenido por Israel acusado de participar en grupos subversivos. Su estancia en prisión le llevó a una profunda reflexión, considerando que su formación musulmana justificaba la búsqueda de la paz. Como consecuencia de sus evolución, en 1980 sorprendió a sus seguidores de Raam propugnando la búsqueda activa de buenas relaciones con los israelíes. Su ascendiente intelectual sobre los mismos permitió que se extendiera la idea de que el partido Raam debía participar en las elecciones al parlamento de Israel. Por supuesto, hubo muchos que rechazaron esta posibilidad y se apartaron de Raam.

Sheik Abdullahi prosiguió sus esfuerzos editando un texto en que demostraba que el Islam condenaba los suicidios en el nombre de la defensa del Islam. Su gran acierto fue conectar con un rabino, Michael Melchior, entonces viceministro de Asuntos Exteriores de Israel. Las sucesivas reuniones entre los dos, forjaron su amistad. Melchior que era un sionista que creía que la vuelta de los judíos a la tierra prometida era un designio divino, comentó que cuando se sentaban juntos, ambos se veían el uno al otro como unidos por el respeto que profesaban a la teología de cada uno y que esto les permitió tener conversaciones mucho más productivas que las reuniones de los políticos seculares. También se preguntó ¿cómo era posible que un sionista radical que había estado en el gobierno israelí tantos años y que sus hijos y nietos eran oficiales de las fuerzas armadas israelíes fuera ahora amigo de un musulmán radical? Pues porque nos miramos a los ojos y pensamos que cada vez más estamos del mismo lado, explicó.

El líder del partido Raam, Mansour Abbas, también empezó a participar en estas conversaciones. Ello permitió que cuando el Sheik Abdullah murió en 2017 siguieran las conversaciones con Melchior. Ambos asistieron al sepelio del Sheik Abdullah y Mansour Abbas posteriormente declaró que el entierro y el Eulogio del rabino le convirtieron en un decidido impulsor de convertir en realidad las iniciativas conjuntas del rabino e imán.

La entrada de Abbas en la coalición de gobierno de Yair Lapid supone que los ciudadanos árabes de Israel tendrán posibilidades de mejorar su estatus de ciudadanos de segunda clase. También es propósito de Abbas de convencer a los palestinos residentes en Israel de que deben abandonar el rechazo radical respecto a formar parte de la sociedad de Israel. Aunque ahora es un partido minoritario en la coalición, es posible que en futuras elecciones reciba un apoyo mayor de la población palestina dentro de Israel y que en futuras coaliciones pueda aumentar su poder para mejorar la situación de su colectivo. La evolución del gobierno de esta coalición nos permitirá valorar las elecciones de junio de 2021 como un cambio histórico o como una experiencia fallida que supondrá la continuación del estatus quo hasta la fecha.

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