Carlos Montbau
Hace unos días en esta misma web David Rodríguez reflexionaba sobre las extensas jornadas laborales actuales y los estragos que genera en la ciudadanía de este país. Mientras los alquileres se disparan sin posibilidad prácticamente de acudir a un piso de protección social, los salarios han apostado de manera no-mágica por hacer un “decrecimiento”. Y mira que si pusiéramos la palabra “decrecimiento” en otros ámbitos de la vida social/económica la de críticas que nos lloverían.Desde hace unos meses mi situación laboral ha cambiado a mayor estabilidad laboral. Todo y no pertenecer al ámbito de los funcionarios de carrera he pasado a ser funcionario interino la cual cosa significa estar en “régimen de alquiler indefinido”. Después de estar más de una década entrando y saliendo de la misma administración local con contratos-programas, sus obligadas pausas temporales/legales, y con las correspondientes dudas de si pasaras el siguiente proceso de selección, estar en estas condiciones es todo un “lujo asiático” (sería más acertado utilizar la palabra justicia pero “lo justo” ahora mismo es sinónimo de excelencia).
Y este “lujo” creo que lleva consigo una clara ampliación de derechos laborales efectivos. Todo y colgar de la misma administración la realidad de mayor estabilidad genera en mi caso y sospecho que en un alto número de personas trabajadoras que anden por las empresas con una cierta sensación de que el suelo no son arenas movedizas, unas percepciones y por tanto, actitudes, diferentes en el día a día laboral. Parece obvio que tener un cierto recorrido en tu centro de trabajo te permitirá abordar el tema sindical y de derechos laborales con una mayor implicación. Habrá temas que dejaras pasar o te pondrás de perfil pero las líneas rojas de tus derechos laborales quedan más nítidos y claros.
Otro elemento que se ve de una manera diferente cuando hay una perspectiva de larga duración laboral es la relación con los responsables jerárquicos. La temporalidad/precariedad laboral genera algunas dinámicas que no ayudan a ofrecer en algunos casos propuestas ponderadas, técnicas, honradas y honestas. Cuando la precariedad entra por la puerta, la sinceridad salta por la ventana. Vamos que la tentación a hacerle la rosca al superior jerárquico está más presente. Y ese posible seguidismo en algunos casos o situaciones me hace recordar esas bodas monárquicas que tanto se daban antes donde los primos se casaban entre sí y al final los descendientes de los descendiente carecían de un coeficiente intelectual correcto para abordar los problemas del país.
Sentir el puesto de trabajo como tuyo y no con la sensación de “pillar y soltar el trabajo” ayuda a aumentar el vínculo con la empresa. Está claro que el trabajo en la administración pública facilita este mayor apego. La sensación de plusvalía se evapora al ver que la cuenta de resultados de tu trabajo pasa por el filtro de un pleno municipal y no por un consejo de administración lleno de hombres, blancos, occidentales.
Es cierto que este paso adelante depende de la personalidad que tenga cada uno pero incluso los perfiles más dados a las aventuras sospecho que andan con cierto freno de mano puesto cuando su situación laboral es inestable y temporal. Y los que no lo hacen, o creen mucho en sus recursos o podríamos valorarlos como personalidades algo temerarias.
Y si cruzamos a la otra acera veremos cómo a la empresa también le sentará bien que un porcentaje alto de sus trabajadores conozcan las teclas que son recomendables hacer sonar en el centro de trabajo y cuales evitar, que ahora se entiende como estar en sintonía con la cultura o el clima de la empresa.
Y parece obvio que la resolución de problemas y la visión panorámica será más eficaz y eficiente cuando hay un largo recorrido dentro de la empresa.
Pero claro, esto se consigue teniendo una visión algo estratégica de tu empresa o administración pública que se aleja de estar mirando compulsivamente la cuenta de resultados o las encuestas de opinión de tus conciudadanos. Es imprescindible tener un feedback del entorno empresarial o social que te rodea pero no dejar de mirar el retrovisor puede comportar asumir con demasiada frecuencia tácticas cortoplacistas que con el paso del tiempo se muestran inútiles y como sociedad nos llevará a situaciones con niveles de exclusión social absolutamente intolerantes y alarmantes donde las empresas de seguridad, como decía Senyor_G en un artículo de hace unos meses y por poner un ejemplo muy simbólico, utilizaran este panorama desolador y lleno de contrastes extremos para aumentar su cuenta de resultados vía anuncios indecentes e irresponsables.
Así que ya estamos tardando los sindicatos y el conjunto de los trabajadores en presionar para regular más el mercado de trabajo. Y vamos a ver cómo reaccionan los diferentes partidos políticos ante estas propuestas.
A mi me parece que hay problemas ciertos que el post menciona. La narrativa imperante desde hace unas decadas que descarta la existencia de derechos labroales y los sustituye por remuneración no laboral (todo es un privilegio, un contrato no precario, tener un horario previsible y razonable etc) solo es una de las posibles. Es una opción de sociedad, sin que escoger otras lleve al COMUNISMO/ BOLIVARIANISMO etc y cosas asi, tan ponderadas.
No obstante hay que ser pacientes a la hora de ir introduciendo este tipo de tematica en la discusión, sobre todo por lo que se pueda oir en respuesta. Tomar ejemplo del discurso ecologista (en ese sentido) que ha tardado mas de treinta años en que no se rian de ellos cuando hablan de los costes del actual modelo economico, y seguir y seguir. Un modelo con cada vez mas deterioradas condiciones labrarles, cada vez menos participacion salarial, cada vez menos impuestos y mas centrados en las rentas del trabajo o consumo..tiene también unos costes evidentes.
Esto ha estado muy bien:
https://cadenaser.com/programa/2019/03/19/hoy_por_hoy/1552980228_675271.html
«Así que ya estamos tardando los sindicatos y el conjunto de los trabajadores en presionar para regular más el mercado de trabajo»… Los sindicatos hacen cosas, ni lo dudes, aunque no siempre les siguen los trabajadores.