Una estrategia triple y tres prismas estratégicos

MCEC

En las últimas semanas se ha ido desvelando la triple estrategia de la izquierda abertzale para tratar de concurrir a las elecciones municipales y forales vascas y navarras. De una parte, la izquierda abertzale intentó inscribir ASB, un nuevo partido político, en el registro. La inscripción fue recurrida por la Fiscalía por intento de suceder en fraude de ley a la ilegalizada Batasuna. Los indicios (nombre, promotores) eran suficientes para que la Fiscalía y la Abogacía del Estado actuaran y muy probablemente la Sala 61 del Tribunal Supremo validará su criterio y denegará la inscripción del nuevo partido tras una vista oral el próximo 16 de mayo.

El segundo vector de la estrategia abertzale ha sido la recogida de más de 80.000 firmas para respaldar las más de 150 agrupaciones electorales que se han presentado ante la Junta Electoral al cierre del plazo de candidaturas. Los servicios jurídicos del Estado y las fuerzas de seguridad están examinando a toda prisa la composición de tales listas que, aparentemente, incluyen a numerosos dirigentes, miembros relevantes y candidatos pasados de Batasuna e incluso de ETA. Es por ello previsible que la mayoría de estas listas sean recurridas por suceder a Batasuna. Como también que los tribunales – en última instancia el Tribunal Constitucional – validen tal criterio y no las acepten aunque seguramente, como ha sucedido en el pasado, serán más restrictivos a la hora de valorar los indicios alegados y aceptarán, en su caso, las agrupaciones menos “contaminadas��?.

El tercer frente abertzale lo constituye el centenar largo de listas blancas que ha presentado ANV, un nuevo PCTV-EHAK con algo más de solera. Como anticipaban los analistas, la izquierda abertzale ha preferido reservar el útil PCTV al ámbito exclusivo del Parlamento vasco evitándose así el riesgo de su posible ilegalización. Riesgo al que sí han sometido a unas viejas siglas independentistas que dormían en el registro de partidos casi ininterrumpidamente desde la transición.Los servicios jurídicos del Estado y las fuerzas de seguridad están también examinando la composición de las listas de ANV en busca de personas “contaminadas��? por su pertenencia a ETA y/o Batasuna en sus diferentes acepciones. Y al parecer hay bastantes, pero por lo que se sabe hasta ahora y a diferencia de ASB y las agrupaciones electorales, parece que los estrategas abertzales han optado por no incluir a figuras relevantes para dificultar el intento de demostrar la identidad entre ANV y Batasuna. ANV es un partido legal cuya inscripción, por tanto, no es posible prohibir. Cabría ilegalizarlo pero para ello habría que iniciar un procedimiento largo y complejo para el que no hay tiempo material antes de las elecciones. Además, ANV condena la violencia, no comparte nombre con Batasuna y sus dirigentes son distintos a los de ésta. De tal manera que es más que dudoso que, el Tribunal Supremo primero y el Constitucional después, aceptaran su ilegalización a instancias del Gobierno.

Es más factible, en cambio, actuar contra las listas electorales concretas que ANV ha presentado. Es posible que el examen definitivo de los integrantes de las listas arroje nuevos indicios que permitan argüir convincentemente la identidad de las listas con Batasuna y el consiguiente fraude de ley. O que aparezca documentación u otras pruebas que la demuestren, en la línea de lo que publicaba hoy el (in)mundo (suponiendo que no sea mentira como tantas otras veces) sobre las notas que tenía Mikel Antza contemplando el uso de ANV para sortear la ilegalización de Batasuna. Ya veremos.

Y es aquí donde entran en juego los también tres prismas desde los que se puede analizar la estrategia electoral de la izquierda abertzale. El primer prisma es el expuesto hasta ahora, el examen de legalidad. ¿Debe el Gobierno en función de la ley instar la prohibición de las listas de ANV? En mi opinión sí. Es francamente sospechoso que un partido durmiente, sin apenas actividad, militantes y casi dirigentes, decida de repente y por sí solo formar más de cien listas electorales. ¡Y consiga movilizar los recursos humanos y materiales necesarios! Será complejo probarlo pero todo indica que ANV se está prestando al juego de Batasuna y es por tanto deber del Gobierno tratar de impedirlo. Además, desde el prisma del interés partidista, al PSOE le conviene que el Gobierno despeje toda duda de que ha hecho todo lo que estaba en su mano para impedir que los violentos puedan competir en democracia como si hubieran tenido el coraje político de condenar el atentado de la T4 y hacer buenas sus palabras sobre su compromiso democrático y lo caduco de la violencia. Haga lo que haga el Gobierno nunca será suficiente para el PP. Pero sus acusaciones de connivencia con Etasuna tendrán mucho menos impacto en la opinión pública si ésta percibe que el Gobierno ha desencadenado todo el peso de la ley sobre las listas de ANV.Y finalmente está el prisma de lo que le conviene al bloqueado proceso de paz, desde el principio orientado a la rehabilitación política de la izquierda abertzale a cambio del cese de la violencia etarra. La ya dudosa viabilidad del proceso sufriría un golpe posiblemente definitivo si la izquierda abertzale no consigue concurrir a las elecciones de una forma u otra. Así lo advierte no sólo ETA sino también la izquierda abertzale. Los más duros entre los duros se verían reforzados y quedarían desacreditados los que han promovido los tímidos pasos políticos dados por ese mundo en la buena dirección. Y es probable que una parte considerable de los 80.000 firmantes pro agrupaciones electorales aceptara la inevitabilidad de la violencia en vista de la “nueva agresión��? española a la “democracia vasca��?. Todo lo cual sería una pésima noticia pero pocos aceptarían ceder al chantaje de ETA o, dicho de otra forma, permitir que ANV concurra a las elecciones para evitar que ETA materialice sus amenazas. Especialmente si como todo parece indicar tal cesión estaría lejos de garantizar el desbloqueo del proceso y su llegada a buen puerto.Pero es posible que la diligencia jurídica del frente de abogados abertzale permita la cuadratura del círculo. Aunque en su día no se dijo abiertamente, el Gobierno se abstuvo de actuar para intentar impedir la concurrencia del PCTV a las elecciones autonómicas vascas en gran parte porque de hacerlo habría fracasado en su empeño. Y eso que el PCTV no rechazaba explícitamente la violencia. En efecto, la corta jurisprudencia del Tribunal Constitucional sobre prohibición de listas es bastante restrictiva y a falta de otras pruebas que puedan surgir, todo parecería indicar que si el Gobierno intenta cortar el paso a las listas de ANV la judicatura no avalará su criterio. Una cosa es saber que ANV se está prestando al juego de Batasuna y otra bien distinta en un Estado garantista como el nuestro, ser capaz de demostrarle al tribunal que las listas de ANV están trufadas de etarras. Especialmente si no lo están como parece ser el caso. De tal manera que cabe mantener la esperanza de que el Gobierno pueda mantenerse firme frente a ETA, no inscribir a ASB y prohibir las agrupaciones electorales “batasunas��? y aun así la izquierda abertzale pueda medir sus fuerzas electorales bajo un lema pacífico y con una pléyade de candidatos nuevos y “no contaminados��?. Y luchar encarnizadamente para que el veredicto de las urnas les demuestre que tienen que dar más pasos y más rápidos si no quieren perder el poco crédito electoral que les queda.  

 

 

 

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