¿Una moderación en Hamas?

GCO

Algo importante pasó el 10 de enero que los medios casi no recogieron. Khaled Meshal, el líder de Hamas en el exilio, uno de los fundadores del movimiento islamista y quizá el representante más influyente del ala dura del movimiento hacía, entre otras, las siguientes declaraciones: “El problema no es que exista una entidad llamada Israel.(…) Es una realidad que Israel existe en la tierra Palestina. El problema es que el estado Palestino no existe� ¿Que significan éstas declaraciones y por qué son tan importantes?

Hamas se ha caracterizado, a lo largo de su historia, por una asombrosa capacidad para mezclar pragmatismo con ideología islamista y nacionalista. Desde sus inicios fue capaz de organizar una red efectiva de asistencia social que permitió ideologizar a una buena parte de una sociedad desesperada en la tierra más castigada de todo Oriente Medio. Desde su nacimiento como movimiento político y armado en 1987 hasta ahora, ya en el poder, ha evolucionado militar y políticamente. Los primeros años de táctica terrorista y frontal rechazo doctrinal a las instituciones derivadas de Oslo (como, por ejemplo, esas estructuras de un proto-estado en los territorios ocupados o unas elecciones democráticas) han dado paso a una realidad distinta: Hoy Hamas lidera un parlamento palestino creado en Oslo, ganó unas elecciones realizadas por primera vez tras Oslo y firmó un alto el fuego en 2005 que, salvo contadas excepciones, pusieron un fin momentáneo a su práctica terrorista. Esto no significa que Hamas haya moderado su visión sobre el modelo de estado palestino: Un estado regido por el rigorismo islámico mezclado con nacionalismo.

En sus estatutos fundacionales, figura la lucha contra el Estado de Israel y su “no reconocimiento� perece algo así como un axioma. Pero también Al Fatah lo tenía y lo cambió en unos tiempos en los que era más difícil para los palestinos asumir un reconocimiento del enemigo. Desde que llegara a presidir el gobierno, Hamas ha moderado posturas. Sin embargo, las declaraciones hechas hasta ahora no tenían mucha trascendencia. Sus portavoces eran de un rango irrelevante y no mostraban realmente la línea del movimiento; éstas declaraciones eran muy confusas, incluso para el enrevesado lenguaje político árabe. Si bien es cierto que reclamaban un Estado Palestino en las fronteras del 67 desde hace tiempo, lo que hubiera al lado de éste estado no sólo no estaba reconocido, sino que era como si no existiera. Además, el ala dura de Hamas, representada en el exilio por nuestro personaje arriba citado, se empeñaba en dinamitar las pocas esperanzas de moderación que hubiera en los territorios ocupados y en Gaza. La falta de apoyo de Meshal a todas estas posturas, como el llamado Documento de los Prisioneros, se hacían más importantes si tenemos en cuenta que es una de las figuras del Consejo de la Shura (órgano de máxima decisión en el organigrama de Hamas) y el absoluto líder de las Brigadas de Izzedin Al Qassam, el brazo armado.

Por eso, sus declaraciones del 10 de enero representan el primer signo serio de moderación. Con cierto cuidado, éste paso se puede incluso comparar con los primeros movimientos doctrinales de Al Fatah que condujeron a la Declaración de Argel de 1988 donde, el histórico enemigo de Israel, reconocía por primera vez su existencia. Desde allí, todos recordamos, era más fácil llegar a Oslo.

Hamas no está aún en ese momento. Pero este paso, aunque cargado de las ambigüedades típicas que utiliza cuando habla de Israel, podrían ser el inicio de una importante evolución. Una evolución quizás forzada por la coyuntura. Las recientes demostraciones de fuerza de Al Fatah en Gaza, tradicionalmente controlada por Hamas, pueden haberle hecho pensar que podría perder todo el apoyo ganado en décadas. Necesitaría, pues, romper ésta espiral de desastres y así como el bloqueo económico para empezar a traducir su apoyo social en un gobierno. La experiencia pragmática de su hermano libanés, Hezbollah, influye cada vez más en la cúpula del movimiento islamista palestino. Aquella revolución en la línea doctrinal de Hezzbollah cuando Hassan Nasrallah llegó al poder, supuso una moderación del partido libanés con el resto de las fueras políticas no chiíes, permitió un status quo con los otros sectores de la sociedad libanesa. Ese mismo pragmatismo es el que ha conducido a Hamas hasta éste discurso.

Así pues, la importancia es triple. Por un lado, un discurso que se fija en los mismos puntos que Al Fatah hace no tanto: Fronteras del 67, regreso de los refugiados, Jerusalem como capital; todo un respaldo al Documento de los Prisioneros. Una novedad, reconocer a Israel como “realidad�, aunque no como Estado, y que el problema no sea tanto su existencia, como la ausencia de un Estado Palestino. Una puerta abierta para el reconocimiento. Y por último, y lo más importante: todo esto lo dice una de las voces más autorizadas dentro del movimiento, el jefe del brazo armado, y un interlocutor al que, guste o no, hay que tener en cuenta. Tres datos que pueden parecer insuficientes, pero que son muy significativos. Una moderación muy lenta, pero sólida. Israel y la comunidad internacional tienen la oportunidad de aprovechar esta inercia. Primero proponiendo paz –y no guerra civil, como se está haciendo hasta ahora desde las esferas internacionales- entre los palestinos. Y segundo, asumiendo que Hamas, guste o no, es una parte importante de sociedad palestina. De lo contrario, el movimiento islamista puede asumir que pierde el gobierno, pero también perderá la moderación y volveremos, quizá, a sus primeros años. Años de atentados suicidas y combates continuos, ésta vez, con más experiencia y más medios.

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