Uno más uno no son dos

Calos Hidalgo

Cuando preguntaron a Fernando Martínez Maíllo qué pensaba acerca de que Pablo Casado uniera sus fuerzas con María Dolores de Cospedal, respondió: “como bien saben Izquierda Unida y Podemos, uno más uno no siempre son dos”. La respuesta puede parecer un poco enigmática, pero sabiendo que Martínez Maíllo ha diseñado el sistema de primarias del PP junto a Javier Arenas, podemos especular con algo de base.

La llamada “segunda vuelta” de las primarias populares consiste en que los compromisarios que acudan al Congreso del PP serán quienes decidan entre los dos candidatos más votados entre la militancia: en este caso Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado. Y si el el censo de votantes del PP nos pareció sorprendente por lo escaso; no en vano votó menos de un 10% de su pretendido censo, lo de los compromisarios tiene doble ironía. ¿Por qué? Pues porque los compromisarios se asignan a cada Comunidad Autónoma ¡según el número de afiliados! Si el número de afiliados ya ha quedado expuesto como una grosera ficción, la decisión definitiva está en manos de delegados nombrados según esa grosera ficción.

Desde el equipo de la exvicepresidenta se presume de que tienen delegados de sobra. Y resulta fácil de creer, dado que el aparato del PP se inclina por ella, una vez desaparecida la otra facción aparatera, representada por María Dolores de Cospedal.

Y además parece que las presiones del partido sobre Casado están siendo enormes. Se prevén o bien una sorpresa y que Casado se haga con los delegados, o bien una división que no se cierre pasado el Congreso, con Soraya Sáenz de Santamaría gestionando el Partido y liderando la oposición al PSOE con casi la mitad del partido en contra.

Nada de esto parece afectar a Casado, que se autoproclama portador de la antorcha conservadora y liberal (aunque poco liberal) en España y se encarga de apelar a las pulsiones más viscerales del PP. Empezando por un clásico: ETA.

Da igual que ETA se haya rendido y haya escenificado su disolución. Casado se ha ido a Pamplona a ser abucheado y a denunciar la opresión batasuna. Y el sábado hizo un acto de homenaje a las víctimas del terrorismo con Ángeles Pedraza, la muy conservadora presidenta de la Asociación de Víctimas del Terorrismo (AVT).

Si ya era grotesco que el PP acusara al PSOE, otro partido que ha puesto muertos en la lucha contra el terrorismo, de complicidad con los etarras, mucho más grotesco resulta que Casado acuse a Soraya Sáenz de Santamaría de ser blanda con los terroristas de ETA, toda vez que ETA ha desaparecido y que el Gobierno de Rajoy no hizo ni un sólo gesto hacia la banda criminal, ni a su entorno.

La verdad, no sé si esos movimientos de Casado se deben a la desesperación o a que es más inconsciente de lo que le presupongo. Y se lo presupongo en gran medida. Puede que use la baza del terrorismo para tener que colocar a la exvicepresidenta en un terreno en el que juegue con desventaja; que es el de tener que defenderse de una acusación falsa que ha calado. Lo que está claro que es que el joven candidato no lo hace inspirado por los valores y el afán de servir a la sociedad, sino por la carencia de escrúpulos.

No tendremos la respuesta hasta el 20 de este mes, por lo que aún nos quedan diez días de tiras, aflojas y posiblemente más espectáculos grotescos.

Un comentario en «Uno más uno no son dos»

  1. Creo que es positivo para el conjunto de la sociedad y en el medio plazo que ciertos argumentos y ciertos temas sobre los que el PP ha hecho pivotar su estrategia política,se inflamen, se abran, supuren y se limpien d una vez. Parece que va a ser casado el que coja la estela del uso torticero -y como arma ofensiva- del terrorismo. Oí el otro día que algo similar se hacia con la posición ante el nacionalismo catalán etc.
    Sería bueno que saliesen todas las estrategias más destructivas y que el PP decidiese…bueno, o su aparato, si es que están para decidir algo. El funcionamiento de su cuerpo electoral de base ya es peculiar, no me quiero imaginar el de los compromisarios, pero vaya, sea como sea, que se debata al aire libre y que «lo popular» decida sobre su alma futura.

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