LBNL
Caben muchas cábalas a propósito de los resultados electorales de anoche en Cataluña pero pocas esperanzas de que Cataluña vaya a salir de la parálisis que sufre desde hace años tras escuchar Pere Aragonés emplazando en inglés a las instituciones europeas a implicarse en la causa del referéndum. El PSC fue el partido más votado empatado a escaños con ERC pero ganó el independentismo, tanto en escaños – 74 frente a los 70 de 2017 – como en votos – 50,9% frente al 47.5%, con un ambiguo 6,8% adicional de En Común Podemos (ligeramente inferior al 7,4% de 2017). El independentismo está tan fragmentado al menos como el constitucionalismo pero Junts perdió por fin la primacía frente a ERC, lo que facilitará que la CUP apoye la investidura de Aragonés. Tendremos por tanto tripartito pero no el cacareado por la derecha sino el peor para Cataluña. Disentirán algunos argumentando que Esquerra podrá hacer sus votos en el Congreso para conseguir mesas, indultos, referendos y hasta amnistías. Coincidirán en ello soberanistas utópicos y peperos en busca de una solución milagrosa a su debacle pero siento chafar sus ilusiones: no va a ocurrir. Porque lo que no puede ser es imposible y, además, al PSOE no le resulta indispensable.
Bravo por Iván Redondo por su idea de reemplazar a Iceta por Illa y olé a Sánchez por su audacia en seguir el consejo de su asesor aúlico: ser la fuerza más votada en Cataluña y la primera en escaños – empatada con ERC – no es moco de pavo. Bravo por Illa también presentándose como candidato a la investidura – como no se atrevió a hacer Arrimadas – si bien muy probablemente quedará como una declaración de intenciones dado que es el presidente del Parlament el que propondrá al candidato a la investidura tras una ronda de consultas.
Enhorabuena a Esquerra que por fin ha conseguido superar a Puigdemont. Lástima que todo parece indicar que van a priorizar la reedición del pacto con Junts antes que buscar una alianza con Podemos apoyada desde fuera por el PSC. Sería una ecuación delicada: el PSC tendría que validar con sus votos en el Parlament todo aquello que ERC hubiera conseguido a cambio de sus votos en el Congreso. El PSOE se vería compelido a hacer un esfuerzo suplementario – the extra mile – para articular “soluciones” para Cataluña acordadas por su socio de gobierno en Madrid con su socio de govern en la Generalitat. Desde luego sería lo más eficaz para materializar sus votos en logros.
Pero no, parece que van a tirar al monte, lo que no deja de ser un alivio para el PSOE a nivel nacional, perfectamente pertrechado tras la legalidad constitucional frente a cualquier veleidad unilateral potencial del nuevo govern apoyado por Junts y la CUP. Es lo que tiene seguir instalados en el discurso de la represión, la anormalidad democrática y la autodeterminación como derecho universal. Las falacias pueden ser muy satisfactorias pero no conducen a logros tangibles.
Veremos como evoluciona todo en las próximas semanas, que no serán fáciles porque la CUP es un socio a no desear ni al peor enemigo, tan impredecible como las consignas que pueda dar Puchi desde Waterloo que, pese a los 300 mil votos perdidos, no va exiliarse en la isla de Elba.
En todo caso, a nivel nacional el foco está claramente en el PP y Ciudadanos. Inconmensurable Egea anoche, lanzando huesos de aceituna contra Sánchez por haber dado alas al independentismo. Casado queda más tocado que nunca. Su apuesta en Euskadi fue un desastre y el éxito de Feijoó un descrédito. Castilla-León va por libre, Andalucía es un desastre y Génova solo resiste en Madrid. No sé cómo y si se lo pueden quitar de encima pero VOX le está comiendo la merienda, a marchas forzadas.
Normalmente sería una mala noticia que la derecha extrema sobrepasara a la derecha. Pero siento disentir: prefiero tener claro a quién me enfrento. En España cabe un centro-derecha moderno – progresista en lo social y liberal en lo económico – pero ya no vale que el PP pretenda representar al mismo tiempo al post-franquismo, al liberalismo económico y al conservadurismo. Ciudadanos está en plana descomposición precisamente por haber abandonado su ideario inicial. Están abocados a fusionarse en un partido de centro-derecha homologable a la democracia-cristiana europea. Sin embargo, es muy posible que la lectura de los resultados de anoche en Génova sea la contraria. Puedo imaginarme a Casado desgañitándose contra los que le aconsejaron a marcar distancias con VOX en su moción de censura. Sería un error pero allá ellos: si la lectura es competir con VOX en su terreno, mejor para el PSOE, que quedará como la única opción política sensata a nivel nacional.
¿Y qué es la sensatez? Defender que antes que la identidad está la pandemia, y la brutal crisis económica, que se suma al gravísimo incremento de la desigualdad que nos aqueja desde 2010. Y poner el foco en la vacunación masiva y en la administración de los fondos europeos para la recuperación. Y entretanto, luchar para combatir las altas tasas de paro y de pobreza infantil, tan superiores a las medias europeas. Sin milagros, con estridencias dentro del gobierno de coalición que las urnas hicieron inevitable pero con claridad de objetivos.
Estoy harto de oir críticas a Pedro Sánchez y a la falta de armonía en el Gobierno. El país da para lo que da. Nada me habría gustado más que un gobierno progresista en Cataluña liderado por el PSC que fuera a ocuparse principalmente de las verdaderas prioridades de Cataluña. Como me habría gustado un gobierno central sin francotiradores internos apuntando a las supuestas anormalidades de nuestra democracia. Pero en democracia mandan los votos y el cocido hay que cocinarlo con los ingredientes que se tienen, no con lo que nos gustaría tener.
Ganó el PSC y perdieron Puchi, Casado y Arrimadas. Me encantaría que Aragonés reflexionara pero tengo pocas esperanzas. Todavía menos sobre que el PP pueda desembarazarse de su superficial líder, algo que Pedro Sánchez tratará de evitar lo más posible.
Buenos días,LBNL,caballeros callejeros y cabelleras al viento sin coletas y a lo loco:
“Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí” .
Si el Puchi ha perdido 300.000 votos , entonces Illa ha ganado CERO votos porque eso es lo que tiene sumar peras con manzanas ; como conocemos a LBNL sólo puede deberse a un exceso de entusiasmo y felicitaciones.
Aunque el amargor del título ya indica nubarrones.
Existe en Cataluña no una sociedad dividida en dos sino un solo proyecto : el nacionalismo que comparten 115 diputados , al igual que el que se conformó en Euskadi con la expulsión de miles de profesores castellano parlantes en los ochenta con la colaboración impagable del partido de los indultos y el reencuentro , el partido que ha pasado página de lo que ocurrió en 2017, el repartidor de culpas .
El PSC gobernó con la ERC de Caros Rovira en 2003 denunciando que las imposiciones del rodillo nacionalista eran exageradas.
Allí donde pudo formó gobierno con ERC y con JxCat.
Cataluña es una sociedad entregada al nacionalismo con una ERC que pasea a Otegi, un Illa gestor de la desmemoria y de los indultos , una Albiach encantada con una mayoría de izquierdas y, todos juntos , felicitándose de la exclusión del castellano parlante, la imposición lingüística, la cultura esencialista .
Unos proponen que lo volverán a hacer, otros pactos y mucho diálogo pero solo con con los rupturistas . Siempre la voluntad por encima de la ley.
Todos ellos abrazan a Otegi .
Un fregado , si señor.
Un buen amigo que reside y vota en Cataluña y al que le he preguntado sobre los resultados de las elecciones y cuál es su opinión sobre la situación creada me ha respondido lo siguiente.:
Yo soy de los muchos que se quedó en casa y lo hice porque ya se anticipaba que el PSC podía ganar las elecciones y entendí que también existía la alternativa del «voto abstencionista útil » y que al no sentirme a gusto con ninguna de las alternativas ofrecidas por los partidos contrarios al independentismo he obtado por quedarme en casa y colaborar a ofrecer la imagen de una amplia parte de la sociedad catalana que no apostamos por siglas sino por la propia constitución.
Su planteamiento me ha dejado perplejo. Arriesgarse en la espera de que la abstención sea tan alta que tenga que ser tomada en cuenta como opción de quienes consideran que l constitución por sí misma le defiende mejor que los propios partidos.