Vendiendo el coche para comprar gasolina

Carlos Hidalgo

¿Os suena el dicho de “eres más tonto que Abundio, que vendió el coche para comprar gasolina”? Pues suele ser el consejo habitual de estas grandes consultoras a las que pagas un dineral por planes de viabilidad que no son viables.

Aún recuerdo perfectamente como un grupo editorial contrató a la consultora que certificaba las cuentas de la Bankia de Rato para que les aconsejara cómo sobrevivir a la crisis que viven los medios de papel por la irrupción de lo digital, la caída de los precios en publicidad y la caída de ventas en kioscos. Por supuesto, en lugar de buscar ejemplos de éxito de digitalización, de modelos de suscripciones o de comercialización de publicidad, lo que hicieron fue aconsejar que se despidiera al 50% del personal y que se vendiera la cabecera más rentable del grupo. El resultado de ese plan fueron cientos de miles de euros gastados en consultores que no tienen ni idea de cómo funciona la prensa, cientos de puestos de trabajo perdidos, al menos un suicidio y el desmantelamiento progresivo del grupo, que ha terminado vendiendo casi todas sus cabeceras y siendo comprado por quienes no contrataron a esa consultora.

Me hace gracia porque yo, que me limito a ser un periodista económico del montón, entiendo perfectamente la diferencia entre “optimizar” y “descapitalizar”, como también sé que las recetas que valen para una empresa de automóviles no necesariamente sirven para una editorial, o un banco.

Precisamente no hace mucho leí un estudio que decía que la permanencia media en el puesto de los consejeros delegados era cada vez menor. Y que ello les hacía caer en mala gestión, en la que procuraban maximizar primas y beneficios para el consejo a corto plazo, pero que ni se molestaban en conocer la empresa, saber sus puntos fuertes o débiles, arreglar sus problemas, si los hubiera o potenciar sus ventajas, si las hubiera. Estos ejecutivos, que se saben amenazados desde el momento en el que pisan la empresa por primera vez, aseguran su sueldo, tiran de recetas genéricas de vender-trocear-despedir si creen la cosa va mal, o la de comprar-absorber-sobrecapitalizarse si les va bien. En cualquier caso, suelen entrar sin saber a qué se dedica su empresa y salen normalmente sabiendo tan poco como cuando entraron. Pero sí que saben de las dinámicas de un consejo de administración y cómo ignorar lo que se diga en una junta de accionistas.

En ese mundo de no saber, muchas veces se recurre a consultorías, no porque sepan más, sino porque saben que el logo y el encadenamiento de palabras en inglés en un membrete calma a las masas.

Lo mismo ocurre con quienes pagan a otros consultores fórmulas para motivar a los empleados. Y se gastan en un señor que les aconseja poner vinilos con idioteces en las paredes más dinero del que se gastarían en una subida de sueldo generalizada. Y es porque estas cosas se hacen más para complacer a los accionistas con un power point firmado por un gurú, antes que para motivar y estimular a los trabajadores y trabajadoras.

Hoy mismo me he enterado de que otra gran empresa española acaba de vender el coche para comprar gasolina. Será que a lo mejor soy tonto y me faltan MBA o será que lo he visto todo siempre desde abajo y no entiendo la perspectiva del liderazgo empresarial. En cualquier caso suena parecido a tantas otras ventas de las que he informado, que a los meses terminan siendo OPA, drama, ERE y dimisiones con indemnizaciones millonarias.

3 comentarios en “Vendiendo el coche para comprar gasolina

  1. Pero qué broma es esta? Qué empresa de comunicación era esa? PRISA quizás? Y la consultora no sería la misma que tenía la última copia del informe que FG se alegró tanto de que se quemara con el resto del Windsor? Y cuál es la empresa que ha contratado a esa misma consultora – supongo – hoy mismo?
    Dicho lo cual, comparto casi todo lo que se argumenta aunque también conozco a algunos consultores que si saben bastante del sector sobre el que entrar a asesorar, y se lo empollan a conciencia, y proponen medidas que van bastante más allá de despedir a la mitad del personal. A veces no son los consultores los culpables sino una mera coartada para el ejecutivo que busca que le ofrezcan en bandeja la opción más fácil para conseguir una mejora de resultados a corto plazo, que en efecto no es la mejor para los accionistas.
    Para cuándo una reforma de la empresa que haga partícipes del riesgo, parcialmente, a los trabajadores, y co responsables, también parcialmente, de las decisiones? Y otra que incremente sustancialmente el porcentaje que los bonus de los ejecutivos suponen del total de su retribución? Condicionados a los mismos baremos que las subidas salariales – menores en términos absolutos pero iguales en porcentaje – que las del resto de trabajadores?
    Es decir, si los currantes tienen que currar más, que se lleven una parte alícuota del beneficio. Y si los gurús lo son realmente, que se lleven una pasta gansa, que porcentualmente no tiene que ser diferente a la de los currantes.

  2. Buenóoo…Ejem..tanto a Carlos Hidalgo,como a LBNL,les propongo que se sienten ante el televisor y vean juntos,el reality «Yo soy el jefe»
    Y no duden en compartir unas pizzas…jeje.

  3. Trabajé en consultoría en alguna etapa de mi vida laboral. No a ese nivel nivelazo del que habla Carlos Hidalgo, no tengo muy buena opinion general del sector, aunque haya cosas que tienen mas sentido que otras,

    Si que quiero añadir que si ya son regulinchis o discutibles, las consultoras cuando hacen su labor normal, imaginanse si ya las meten en las cosas que son parte de la politica publica, o de la función pública.

    A mi no me entusiasma nada la idea de que los planes de recuperacion , esos de invertir fondos europeos, los hagan consultoras (y algo de eso se oye). Es mas, me interesaria mucho saber que papel desempeñan en todo esto..porque hay papeles y papelones.

    Lo que les puedo asegurar es que llevan queriendose meter en la gestion pública años. AÑOSSSSSSSSSS porque al fin y al cabo, que mejor que tener enchufada la manguera de los ingresos publicos que tener que matarse por ahí a sacar dinero. Lo cual tiene lo suyo, que al final, la gran aspiración de ese epitome de la sabiduria empresarial y organizativa es «deme usted a mi el dinero de los impuestos»

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