Alberto Penadés
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Desde diciembre de 2004 tenemos una Ley de Protección Integral contra la Violencia de Género, que el TC ha avalado hace ahora un mes. La ley me parece excelente en casi todos los sentidos, aunque, como a los más de cien jueces que presentaron recursos al TC, me choca que se haga una discriminación de género en su aspecto penal (y también que haya tribunales especiales para la represión de este delito, por decirlo todo). En todo caso, quiero referirme a algo más general, al posible oscurecimiento ideológico del fenómeno y a si esto no puede limitar nuestra capacidad de afrontarlo.
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La mayorÃa de los sociólogos defienden el uso del término “género†como un neologÃsmo para referirse al sexo como categorÃa social. Una definición escogida al azar: “una construcción simbólica que alude al conjunto de atributos socioculturales asignados a las personas a partir del sexo y que convierten la diferencia sexual en desigualdad socialâ€. Quien no tenga claro lo que es una construcción simbólica, o cuál es el sujeto que asigna, pues mala suerte. A mà nunca me ha gustado mucho (rivaliza con otros usos) y a menudo se emplea como jerga más que como tecnicismo, pero digamos que vale como término para dejar abierta la cuestión de la variación social y cultural en las diferencias entre los sexos.
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No entiendo que aquello a lo que la ley se refiere deba considerarse violencia de género, ni por intensión ni por extensión. La ley se refiere desde su primer artÃculo a lo que normalmente llamamos maltrato conyugal (extendido ese concepto a las parejas no casadas y a las exparejas), restringido al caso más común, en el que el hombre es el agresor y la mujer la vÃctima. Es un caso particular de la violencia doméstica, que también afecta a niños y a ancianos, e incluye otras formas de maltrato conyugal, entre personas del mismo sexo o de la mujer hacia el hombre. Por otra parte, la violencia sexista no se agota en estas situaciones (agresiones sexuales, acoso en el trabajo…).
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El Observatorio Estatal sobre la Violencia de Género, creado por la ley de 2004, se refiere a ello como “un crimen ideológico que busca mantener los valores y las ideas que el agresor establece como referencia y patrón dentro de la familia o relación†(p. 83 de su informe). El mismo Observatorio echa en falta que la ley no se ocupe de otras formas de violencia no conyugales contra la mujer, entre ellas “la violencia estructural†(p. 9). Eso sà que es ideologÃa. El paso que dan algunos fanáticos desde, por ejemplo, la siniestralidad laboral a la violencia estructural del capitalismo, es mayor y más peligroso, de acuerdo, pero leer esto en un documento público me deja perplejo.
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Me parece claro que la violencia que algunos hombres ejercen contra sus parejas no es la violencia de un género contra otro, ni siquiera la violencia de esos hombres contra el sexo femenino como categorÃa. Es contra su pareja, si la pareja es otro hombre es a ese hombre a quien desean agredir, y no agrederÃan a otra mujer en lugar de la suya. Un asesino de mujeres es el estrangulador de Boston, como hay asesinos de inmigrantes y asesinos de policÃas. Escogen a sus vÃctimas, pero estas son sustituibles. En cierto modo, buscan dejar claro que cualquiera merece la muerte para ellos. Tal vez los violadores actúen de ese modo, pero no los maltratadores. Por muchos rasgos psicopáticos que podamos atribuir a quienes asesinan a sus parejas, no solemos presumir que sean asesinos de mujeres, ni tampoco que busquen un efecto en la categorÃa social de las mujeres. Buscan asesinar algo que creen suyo, es personal. Y si no es contra un género, tampoco es la violencia de un género. La inmensa mayorÃa de los hombres ni agrede ni agrederÃa jamás a su pareja. Si encontramos legÃtimo autocensurarnos para no criminalizar a ciertos grupos cuando algunos cometen delitos que socialmente se pueden encontrar como “tÃpicosâ€, no entiendo que en el caso de la violencia de hombres contra sus parejas haya que hacer justo el proceso contrario y subrayar que no nos referimos al crimen de fulano o mengano, sino al tÃpico de una categorÃa social.
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¿Es un crimen ideológico? ¿Nos ayuda esto a entenderlo? No lo creo. Pienso que podrÃamos considerar asà al que busca intimidar o reprimir a las mujeres en la medida en la que intentan desafiar normas o leyes que las discriminan, tanto más cuanto los agresores sean un actor colectivo o actúen con el consentimiento de un número amplio de hombres. Pero España no es Pakistán, dicho con respeto a los pakistanÃes que repudien la violencia de género en su paÃs.
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Es evidente que la deslegitimación total del maltrato es esencial, y la ley incluye valiosas medidas para ello, pero ni el Observatorio ni nadie, hasta donde he visto, aduce datos sobre la difusión de las creencias y valores en cuyo nombre se supone que se maltrata, ni sobre el papel que esos valores juegan.
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Según datos de la macroencuesta sobre violencia de género que maneja el Instituto de la Mujer, una fracción de mujeres sufren de sus parejas serios males como la falta de valoración de su trabajo (4,7%, la queja más frecuente), o son dejadas en mal lugar frente a sus hijos (2,4%), o falta de valoración o ironÃa sobre sus creencias polÃticas o religiosas (1,6%). El Instituto (y el Observatorio) considera a estas mujeres “técnicamente†maltratadas. No voy a entrar en ello, pero quiero destacar, en sentido contrario, que en la casi totalidad de los casos los hombres no son asÃ. Todos esos porcentajes, por supuesto, deberÃan quedar por debajo del 1% en una sociedad mejor, pero no parecen indicio de difusión de una ideologÃa sexista potencialmente brutal.
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Entender el maltrato conyugal como guiado por cierta ideologÃa de género no sé si nos va a ayudar a comprender el hecho de que el 20% de los asesinos de sus parejas se suiciden, que otro 10% lo intente y que casi otro 20% se entregue después del crimen. Tampoco sé si nos va a ayudar a entender la fuerte asociación del maltrato con el consumo de alcohol y otras drogas. O su posible vÃnculo con la manera en que se acuerdan los divorcios (reparto de bienes y custodia de los hijos; pensemos en el reciente caso de quien estuvo a punto de ser la protegida por la presidenta del TC). O el hecho inexplicado de que el riesgo relativo de las parejas no casadas sea unas cuatro veces mayor que en los matrimonios. O el hecho demasiado fácilmente explicado de que el riesgo de muerte de una extranjera sea unas seis veces mayor que el de una española. (¿HabrÃa que castigar con más severidad a los extranjeros que a los españoles?). O por qué, aunque el riesgo de una mujer de morir a manos de su pareja es mucho mayor que el de un hombre (20 veces según algunos datos, pero sólo cuatro veces según otros) los hombres también son vÃctimas: En una muestra de 143 sentencias en Tribunales del Jurado (2001-2005), el Consejo General del Poder Judicial encontraba que sólo en el 5,5% de los casos la vÃctima mortal era un hombre, lo que parecÃa avalar la definición discriminatoria del delito de género. Pero esos son sólo casos sentenciados (y por jurado). El propio Instituto de la Mujer ofrece, en su última memoria, sin comentarlos, los datos de denuncias del Ministerio del Interior para 2006: hubo 155 denuncias por homicidio o asesinato de mujeres a manos de sus parejas, por 39 de hombres, algo menos de cuatro a uno.
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Gracias a la ley las mujeres están mejor protegidas, tienen más fácil denunciar las agresiones y reciben más apoyo cuando lo hacen. Y la sociedad está más alerta. Pero la referencia a la violencia de género me parece una desafortunada concesión a quienes, como traspira del informe del Observatorio, consideran que es misión del gobierno juzgar las conciencias y extraer conclusiones sobre la peligrosidad de las ideas, prejuzgando en parte los hechos. Mientras tanto, la tasa de agresiones graves sigue estable (de hecho se incrementa, posiblemente con la población extranjera).Â
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Amistad cÃvica.
Soy novato, no abuse de mÃ. ¿su otro yo?
Perdoneme pero no me compare a Seneca con el sheriff de Coslada
La muerte de Seneca.
«El filósofo pidió al Centurión que le comunicó el mandato tiempo para dictar su testamento, y como se le negase, decidió darse él mismo la muerte, para lo cual se abrió las venas, y como tardase en expirar, se metió en un baño y bebió una disolución de cicuta mientras, sereno, se despedÃa de sus discÃpulos y de su esposa, que también quiso morir con él, pero sin lograrlo.»
¿Por que se extraña? el rey va desnudo…estamos en debate callejero…ya le adverti….¿no admite las dobles personalidades?…pues esperese al dia que venga la tercera…con sus continuos «No deberia hacerlo…pero»
Muy bien dicho Amistad…jeje.
He leÃdo el artÃculo y algunos de los numerosos comentarios. Me alegra comprobar que el tema suscita tanto interés porque es lo que se merece como mÃnimo. Me gustarÃa lanzar algunas ideas y datos para echar más leña al fuego, ojalá tuviera más tiempo para argumentar mejor pero claro, el trabajo, el trabajo dentro de casa, los niños, la cena, pensar la estrategia para mañana…
1- Según la OMS (1996) la violencia de género es una prioridad de salud pública en todo el mundo.
2- La ONU en 1993 define la violencia contra la mujer como la que está basada en la pertenencia al sexo femenino y que ocurre tanto en la vida pública como en la privada.
3- El contexto en el que se sitúa más frecuentemente la violencia contra las mujeres es el ámbito familiar; dentro de la familia, la más común es la violencia que proviene de la pareja actual o anterior.
4- La violencia de pareja contra la mujer es la expresión de conductas agresivas del hombre hacia la mujer en el contexto de las relaciones de pareja.
5- La violencia contra la mujer es un obstáculo para la igualdad (Beijing, 1995) y es preciso incorporar la perspectiva de género para anular las desigualdades entre hombres y mujeres
6- Género es lo socialmente construido a partir de lo biológicamente determinado
7- La supuesta asociación de la violencia con el abuso de alcohol y otras drogas es una creencia falsa que, de alguna manera, disculpa el maltrato al poner el acento en la conducta adictiva que “da permiso†y resta responsabilidad al maltratador.
8- La violencia de género se recrudece en situaciones de crisis, ruptura y separación. El asesinato es 6 veces más frecuente tras la decisión de ruptura por parte de la mujer. En 1997, en España, el 98% de las mujeres asesinadas a manos de sus parejas se habÃan separado o divorciado de él. Eso sà que es una quiebra de la convivencia. O del sistema establecido, lo que me recuerda lo que le pasó a Espartaco y a sus seguidores cuando se le ocurrió dar a conocer que pensaba por sà mismo y era un ser humano.
9- El suicidio es de 3 a 5 veces más frecuente en las mujeres maltratadas.
10- “La casi totalidad de los hombres no son asÃâ€. ¿Qué informe suscribe tal afirmación? Invito a los lectores a leer a Luis Bonino, que sabe mucho de microviolencias o, si se prefiere, micromachismos. Es cierto que tales conductas no llegan ni mucho menos al extremo que contempla la ley, pero una lectura reposada hará que en ella se reconozca más de un varón que sepa leer reposadamente. Y a más de una se le activará el “sospechómetro†indispensable artilugio para combatir la violencia de género.
11- Con las microviolencias empieza el ciclo de la violencia de género, o doméstica, o de pareja, o contra la mujer, qué más da si la afectada no sabe que lo es porque es ahÃ, donde empieza la violencia, donde menos se ve de naturalizada que está.
12- La violencia empieza por lo imperceptible y no sabe en cada caso particular dónde acabará, lo que sà se sabe es que no es la consecuencia de una quiebra en la convivencia, sino la causa de que el 20% de las mujeres que acuden a centros de atención primaria de salud hayan sufrido violencia de género, doméstica , contra la mujer , de pareja, etc, en el último año. A ellas el nombre que se le ponga a lo que les pasa les da igual, porque no saben lo que padecen.
Gracias Iza por poner los puntos sobre las i….de todo corazon.
ay Iza 155… me temo que ese desalentador panorama que pintas, en el que cada hombre es un matratador potencial, no se corresponde con la realidad.
Obviar el papel de los tóxicos y las drogas en la violencia, y de los problemas de convivencia es reducir el problema a esquemas de buenos y malos que no ayudan para nada a su solución.
Y ya el tema de microviolencias y micromachismos, me parece una ocurrencia del tal Bonino.
Como si no hubiera mujeres agresivas, dominantes y castradoras de sus parejas, hijos varones, etc… ¿no serÃa eso también violencia de género?
153…
amistad cÃvica, ni un viaje lisérgico, mi primera experiencia dentro de este blog, ha sido agotadora…
tardaré en recuperarme, seguro, de esta excursión por las simas de lo engañoso, lo irracional, lo pasional, lo oculto, lo demencial que es DC….
aire, aire… necesito respirar….
Espera el rey va desnudo.. no te vayas…visitame cuando quieras ,busca en Google Tubo katodico….y me encontraras…y seguiras flipando por un tubo.
Ya que Bonino es un mindundi tal y tal podemos referirnos a Davies quien afirma que el maltrato a la mujer es un patrón de control por coacción caracterizado por el uso de conductas fÃsicas, sexuales y abusivas»…o a Horley además de al mencionado Echaburúa. Datos dan mucghos autores : Medina, Perez del Campo, Echaburúa, Caño…También sobre los datos estadÃsticos que se manejan y sobre la universalidad del problema hay numerosos estudios…aunque casi todos los datos disponibles evalúan el problema entre un 10 y un 60%. Algunos autores como Perez del Campo sugieren que entre seiscientas y ochocientas mil mujeres pueden estar siendo maltratadas en España…aunque se trata de datos bastante antigúos nos ofrecen una idea del problema.Alberdi y Matas señalan en su trabajo de 2002 que alredodor de dos millones de mujeres pueden estar siendo maltratadas en España.
Se trata, pues, de un grave problema social sin lÃmites sociales ni fronteras territoriales…aunque tienen un elemento común…en la inmensa mayorÃa de los casos o tienen o han tenido una relación sentimental con la mujer maltratada…
el rey va desnudo…ahora si que si….jeje.
Lo mismo ha ido al modisto…
Es como en el cuento de La Cenicienta…jeje.