Marc Alloza
En los últimos diez años el número de personas que viven sin hogar no ha dejado de crecer al amparo de la crisis. El tan famoso como desigual crecimiento económico iniciado en 2014, tampoco ha sido capaz de reducir el volumen de personas que se ven forzadas a vivir en la calle.La Estrategia Nacional Integral para Personas sin Hogar 2015-2020, aprobada en noviembre 2015, reconoce que en España son escasos los datos que se disponen de las personas que «pernoctan en espacios inadecuados y se encuentran en peores condiciones de vida», las personas invisibles. En 2005, la encuesta a las personas sin hogar del INE cifraba a este colectivo en 21.900 , en 2012, último año publicado ascendía 22.938. Pero todavía no se había contabilizado la parte de dura de la crisis además de que en la encuesta sólo contabilizó los usuarios de centros asistenciales de alojamiento y hostelería, por lo que quedaron por computar los que no hacen uso de estos recursos.
Como dijo Lord Kelvin «Lo que no se define no se puede medir. Lo que no se mide , no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre». Con el ánimo de «visibilizar» lo que era evidente y palmario para todo el mundo, numerosos municipios empezaron a hacer recuentos nocturnos anuales de personas que pernoctan en la calle, en cajeros, en portales, en coches… Estos recuentos se suelen hacer de forma coordinada el mismo día con otros municipios con los que se comparte conurbación para que tratar de hacer una foto lo más precisa posible. En ellos participan miembros de asociaciones especializadas en la problemática, como Fundació Arrels o Caritas, que marcan la estrategia (Guía práctica para organizar recuentos). Funcionarios municipales de servicios sociales, policía local y voluntarios. En cuadrillas se reparte el territorio y se contabiliza a todo aquel que se visible durmiendo en espacios públicos o inadecuados (cajeros, portales, vehículos…) precisando localización y , siempre que sea posible y sin molestar, número y género. Aún así quedarán sin contabilizar todos aquellos que pernoctan en almacenes, fábricas o edificios abandonados o cualquier otro espacio inadecuado fuera del alcance visual desde la vía pública.
En Catalunya por ejemplo, las noches del 14,16 y 17 de mayo de 2018, más de 1.200 voluntarios peinaron Terrassa, Barcelona, Badalona, Sant Adrià de Besòs, Santa Coloma de Gramenet. En octubre 190 hicieron lo propio en Lleida. Los datos arrojados de estos recuentos conjuntamente a los de años anteriores de Girona, Tarragona, Mataró y Reus (Total 37,65% de la población de Catalunya) indican que como mínimo hay 1285 personas durmiendo en la calle sin hogar y sin recurso asistencial de alojamiento.
Merced a los datos de estos recuentos, conjuntamente con los de pernoctaciones en servicios de alojamiento para personas sin hogar y otros, La Estrategia 15-20 estimó en unas 33.275 las personas sin hogar en 2015. Cifra que se vio aumentada a 40.000 en un estudio de Caritas de 2018.
Empadronamiento de sintecho
Vivir en la calle acorta la vida. Un mínimo de 2 personas sin hogar ha fallecido en nuestro país en la semana anterior a la publicación del de este artículo, a un año escaso del plazo marcado The European End Street Homelessness campaign para radicar el sinhogarismo crónico.
«Fallece otro sintecho que dormía en la zona del Campo del Príncpe» www.granadahoy.com
Hay muchas iniciativas que están trabajando en la línea de errradicar el sinhogarismo crónico, pero ahora que se acercan elecciones generales y municipales es un buen momento para recordar a los candidatos que pueden asumir compromisos y llevar a cabo acciones se han comprobado que funcionan como la renta garantizada a la ciudadanía cuyo paso previo es el empadronamiento de los sin hogar. Aunque parezca sorprendente, los municipios no tienen una normativa unificada en los criterios de empadronamiento a pesar de que existe una obligación legal de que toda persona que viva en España debe estar inscrita en el Padrón del municipio donde resida habitualmente.
Pero antes de continuar vamos a fijar los siguientes conceptos extraídos del anuario de población de Sant Adrià de Besòs 2016
Habitante: Persona física que reside de forma habitual en un territorio
Población: Conjunto de personas inscritas en el Padrón Municipal.
Padrón de Habitantes: Registro administrativo dónde constan los vecinos del municipio.
Vecino: Persona física inscrita en el Padrón de habitantes de un municipio
Como reza en el Anuario estadístico, vecino sería prácticamente sinónimo de habitante del municipio dada la obligación legal antes mencionada pero no siempre es así.
El estar o no empadronado supone poder tener acceso o no a una serie de derechos que supuestamente en España eran universales como la sanidad, la escolarización de hijos, servicios sociales básicos, acceso a comedores sociales…
A pesar de ello, hay municipios que no empadronan a personas sin domicilio fijo. Otros tienen a los sin hogar en una lista aparte, hay los que limitan el número de personas empadronadas en una dirección (Arrels Fundació tiene unas 150 personas empadronadas en su sede) entre otras variaciones. Como en muchas otras cosas, el empadronamiento de personas sin hogar en modalidad sin domicilio fijo a la sede de la oficina del Padrón se trata de una «voluntad política». Como siempre, el principal argumento esgrimido para justificar el no tener esta «voluntad» es el famoso efecto llamada. Un clásico mantra populista de los que se jactan de no serlo empleado para todo tipo de suertes relacionadas con los derechos universales a inmigrantes o desfavorecidos… Y que como en otras ocasiones el desmentido no cala con la misma intensidad. La movilidad de las personas sin hogar es relativamente baja puesto que son reacios a dejar sus escasos enseres expuestos a los servicios de limpieza etc.. Al punto que se cuestiona incluso la efectividad de la creación de macroalbergues ante la eventual creación de recursos de alojamiento más pequeños pero más repartidos.
El empadronamiento de los sintecho abre la puerta al seguimiento por parte de servicios sociales, seguimiento mediante el cual se pueden atender las necesidades más básicas y poder tener una nueva oportunidad fuera de la calle. Mucha gente con las pequeñas oportunidades que les ha podido ofrecer el empadronamiento logra abandonar la calle y encontrar un lugar «adecuado» para vivir. Pero claro para eso hacen falta recursos y sobretodo «voluntad política» para hacer visible lo invisible.