Vivir de hacer felices a los demás

Julio Embid
En 1933 dos adolescentes de la ciudad de Cleveland, Jerry Siegler y Joe Shuster, crearon al personaje de cómic más conocido del mundo llamado Superman. Cinco años después, en 1938, vendieron la propiedad intelectual de dicho personaje (y de todo su universo) a una empresa neoyorquina llamada Detective Comics por 130 dólares. Desde entonces, y ya han pasado más de 80 años, primero Detective Comics, luego DC Comics y posteriormente el grupo WarnerMedia, propietarias de los derechos, han facturado miles de millones de euros en cómics, películas, series, videojuegos, tazas, gorras, muñecos y mochilas de Superman.
Esta semana nos enteramos que en la competencia, en Marvel, una de sus principales actrices desde hace más de diez años, Scarlett Johansson, ha decidido denunciar a la empresa matriz Disney por no respetar sus derechos. Su salario como protagonista y productora de la película “Viuda Negra” habría quedado muy reducido tras la decisión de Disney de estrenar esta cinta a la vez en cines y en la plataforma de streaming “Disney +”. Puesto que menos espectadores fueron al cine a ver “Viuda Negra”, Johansson ganó menos dinero de lo esperado. Desde Disney han dicho que su otrora heroína es una “insensible pesetera que no ha tenido en cuenta la pandemia” y solamente mira por sus intereses. Lo dice una multinacional como Disney que factura 65.000 millones de euros al año y que ya ha logrado en un tan solo un año 73 millones de subscriptores en su plataforma de streaming.

Este mismo verano el Gobierno de España puso en marcha la Comisión Interministerial para el desarrollo del Estatuto del Artista cuyo objetivo es regular la fiscalidad del sector, la protección laboral y de Seguridad Social de los creadores de contenidos, además de la compatibilidad entre prestaciones por jubilación e ingresos por derechos de autor. Un sector, el cultural, donde cada vez más gente trabaja y donde muy probablemente vaya a más conforme se automatice la producción agraria e industrial. Cada vez va a haber más gente que trabaje en el cine, en la televisión, en el teatro, la literatura, el circo, la música o la danza porque es un trabajo que no se puede deslocalizar y no se puede automatizar. Dice la Unión Europea que en 2020 el sector de la cultura suponía en España el 3,5% de los puestos de trabajo. Pues bien, resulta imprescindible que la gente que crea contenidos para que los demás lo pasen bien y se entretengan, puedan vivir de ello.
Siegler y Shuster, los autores de Superman, murieron en la indigencia aunque fueran ellos los autores de la gallina de los huevos de oro. A Miguel de Cervantes, autor de “El Quijote”, le pasó lo mismo. Nadie le premió nunca con un Premio Cervantes ni pudo vivir cómodamente gracias a su obra por la que alguno se enriqueció. Necesitamos regular el sector y proteger al trabajador frente a las multinacionales porque sin la persona que se enfrenta a la página en blanco nunca tendremos nuevos libros que leer, nuevas series y películas que ver y nuevas canciones que escuchar. Debemos permitir vivir de su trabajo a aquellos que nos hacen felices con su obra.

Un comentario en «Vivir de hacer felices a los demás»

  1. Estoy muy de acuerdo con el fondo y con la forma.
    Ahora bien cuando se habla de derechos de propiedad intelectual, o sobre su obra, o su ejecución de los autores se habla de la gestion coelctiva .
    SGAE (o la que quieras que no se llame asi pero que haga lo mismo) y te empiezan a caer mas palos que aun estera. Tambíen sucede con cualquier cosa que suponga favorecer al colectivo de los artistas, en sentido amplio, tradicionalmente alienado a la zquierda y contra el que basicamente hay licencia de caza.
    Buena suerte,

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