¿Arrebatándolo todo?

José D. Roselló

300, pelí­cula basada en el cómic de Frank Miller que recrea con una provocadora estética hiperviolenta la batalla de las Termópilas, es la que aporta el título a este post. En una de las escenas, el rey Leónidas exhorta a sus tropas momentos antes del primer choque con los persas con estas palabras: «No les deis nada, arrebatádselo todo».

Igualmente barbado pero con menos abdominales, y también con una mayor reticencia a encabezar las tropas, este parece ser el espí­ritu que marca los primeros meses del Gobierno Rajoy.

Si la dureza de las medidas de recorte en servicios esenciales, inversión pública, investigación y becas puede ampararse en la necesidad de reducir a toda costa el desfase presupuestario, no pude decirse lo mismo de otras medidas igualmente espectaculares adoptadas en los últimos meses. Entre el polvo, o por debajo de la superficie, se han ido sumando, una tras otra, decisiones de un calado no tanto ya ideológico, sino más similares a un deseo de atender las reclamaciones del sector más radicalizado de la derecha española.

Uno por uno, como en diez negritos, han ido cayendo la asignatura de Educación para la ciudadaní­a, se anticipa la revisión de la Ley de Plazos que rige el derecho a la interrupción del embarazo, se indulta a los condenados por el caso Yak-42, se realiza una pirueta absurda en un intento de reabrir parte del caso 11-M y ahora, como última cuenta en el collar, se retrocede, indefendiblemente, en el sistema de control parlamentario que mayor independencia y credibilidad había proporcionado a la televisión pública.

La suma de estas acciones ha sorprendido a la inmensa mayoría de lo que podría denominarse el “centro” político -si es que este existe-. Fuera de las zonas más calientes del debate, y haciendo abstracción del clima preelectoral, la existencia de un programa oculto de política económica podía anticiparse, aunque solo fuera por el conocimiento de la situación económica internacional. No ha sido así con la sucesión de gestos hacia los sectores más implacables de la derecha nacional.

Desde una óptica lo más desapasionada posible, sorprende este curso de acción. Las acciones impopulares de política económica pueden tener un respaldo dialécticamente sencillo y defenderse con una relativa comodidad. Usando una analogía militar, se asemejan a una “posición elevada”, el argumento de “la necesidad” o del “es lo que hay que hacer” -por mucho que pueda discurse en profundidad si realmente son estas u otras medidas posibles las óptimas-, proporcionarían la altura sobre el llano.

Ocurre justo al contrario con las acciones contrarreformistas. No suponen ninguna mejora objetiva sobre la situación presente, es más, en el caso de la Ley de Plazos o de la reforma de la ordenación de la televisión pública, implican retroceder a situaciones anteriores mayoritariamente reconocidas como peores. En cuanto a la Educación para la ciudadanía -análoga a decenas de asignaturas similares en el resto del mundo- resulta suficiente ejemplo la sonrojante defensa que hizo el ministro Wert recurriendo a párrafos falsos para anclar el supuesto contenido ideológico inaceptable. El indulto a los condenados por el Yak 42 hay pocas formas de contemplarlo adicionales a un intento de borrar lo más que se pueda de aquel episodio vergonzoso, aunque sea a costa de la humillación de los familiares de las víctimas. Usando otro símil militar, suena a una acción de saqueo sobre una ciudad tomada. Dejad a las tropas de choque el derecho al botín. ¿”Vae victis” (ay de los vencidos), que decían los romanos?

En el inicio de una etapa que se adivina muy dura, donde un escenario bastante probable es que pueda haber necesidad de acuerdos muy amplios entre todas las fuerzas políticas y sociales del país, estas decisiones son torpes, desafortunadas y no ya miopes, sino directamente mirando al retrovisor. Inútiles, inadecuadas, innecesarias, molestas. Otro factor a sumar al balance del ambiguo inicio del gobierno Rajoy, el que más soporte parlamentario ha tenido en los últimos veinte años, a todas las críticas sobre actitudes y aptitudes sumadas hasta la fecha, se añade la muy justificada de ausencia total de sentido de estado. ¿A qué puerta va a llamar, si la situación económica empeora, con semejantes credenciales?

Un gobierno de un país en crisis se ve enfrentado a decisiones difíciles, necesita liderazgos, a ser posible inteligentes. No necesita, nunca, actos de venganza.

9 comentarios en “¿Arrebatándolo todo?

  1. Contrariamente a lo que opina el articulista, yo creo que son las medidas económicas las que más discrepan de lo defendido por el PP antes de entrar en el gobierno, aunque ya se sabía que tendría que tomarlas, esas, u otras del estilo. El resto de medidas a las que el articulista se refiere, era conocido que se tomarían ya que han sido defendidas desde siempre como contestación a las en su día tomada por el gobierno de Rodriguez Zapatero. No veo que puedan cojer de sorperesa el que se tomen. Otra cosa es que gusten, o no.

  2. ¡Feliz dia del Libro!…¡¡Una Rosa Socialista para todas vosotras!!.

    España en recesión y la bolsa por debajo de los 7.000

    El Banco de España destaca que el empleo cae con intesidad.

    ¡¡¡Vivan las cadenas!!!…. en esta España gobernada por Rajoyibus Lecter «El Displicente»…..¡¡¡¡La Madre que los pario os manda güevos!!!.

  3. 1 y 5

    Gracias por las rosas!! Son preciosas

    En cuanto al artículo de hoy, me reafirmo en el deseo de exiliarme una temporadita. Por lo demás, nada que añadir ni objetar…

    Por lo demás, veo que el tema del Rey ha continuado durante el fin de semana a raíz del artículo de Millán. Mi postura va en la
    línea de Pratxanda, Sarah, y por supuesto Polonio (creo que a partir de ahora, esperaré a que Polonio comente sobre la actualidad
    y luego iré, y mostraré mi acuerdo). Eso sí, quisiera precisar que en ningún momento me olvido del papel que el rey desempeñó
    en su momento, en los años de la transición. Pero eso no justifica sus errores actuales. Y como estamos en un Estado democrático,
    tendrá que aguantar que se le critique. Y no creo que haya que descalificar esas críticas sin más ni más, sin ofrecer argumentos e
    incluso, insultando en algún momento.

    En cuanto a que se cuestione que se identifique a la república con la izquierda reformista… pues en nuestro país, el talante modernizador
    y reformista y el republicanismo han ido de la mano hasta no hace tanto. Esto es verdad que ha empezado a cambiar con el actual Rey
    y ahí sí que hay que reconocer que ha sabido contribuir a la idea de que para que haya democracia en España no es imprescindible
    que haya una república. Aún así y todo, la Corona siempre tendrá el reto de justificar su existencia, basada en un funcionamiento no
    democrático (no es un cargo electo) dentro de una democracia.

  4. Totalmente de acuerdo con el articulista aunque creo que se equivoca con el título que, a mi juicio, debería haber sido ¡Qué fachas!
    Y en desacuerdo con Fernando. Puedo entender por qué se hace la reforma del aborto. No estoy de acuerdo pero es coherente con un postulado ideológico conocido y una ley de plazos puede ser considerada, o no, como más eficaz y mejor. Pero la vuelta al pasado en RTVE es inconcebible.

  5. Felicidades al articulista y sólo comentarle que se queda corto. No es que las medidas sean contrarreformistas es que van en gran medida contra el consenso europeo que se utiliza como gran argumento para suministrar la recete económica. No vale decir que Europa nos exige la «consolidación» del gasto público (por qué lo llamarán amor cuando quieren decir sexo) y luego decir que la ley de plazos que nos iguala con europa no vale. ES TRAMPA … una vez más.

    Lo de las tv no refleja la poca credibilidad del pp cuando en su relación con los mass media sino más bien su mandíbula de cristal. Para los argumentos, adjetivos y epítetos varios que utilizan luego revelan una piel muy sensible, digna de la princicesa y el guisante, cuando los argumento van a su conta. Claro que si en Genova lo primero que leen es la razon, ABC o escuchan ESradio no me extraña que RTVE les parezca poco independiente….

    Ay q pais.

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