Juanjo Cáceres
“¡Aléjese de la política!”, grita una voz que llama mi atención al despedirse: “Lo pasado, pasado está. Céntrese en el presente, en su presente real, el que le afecta de veras”. Sin nada más que añadir nos alejamos uno del otro a nuestros respectivos trabajos. Una ruta conocida que se repite día tras día, con unas vivencias encapsuladas que también se repiten día tras día. Hubo un tiempo que trabajar podía ser para algunos vivir el mundo de fuera y en cambio, ahora, tan solo podemos vivir el mundo de dentro, sea lo que sea lo que haya dentro. Así pensado, se entiende mejor que la política aun tire de nosotros y que lo haga con más fuerza de la que cabría esperar en algunos casos, porque nos acerca a una realidad mayor que nos distrae de nuestra realidad real.
“Deja de escribir lo de Debate Callejero en el tren con el móvil”, dice otra voz desde el fondo de un vagón, pero es que muchas veces esas son las condiciones en que la contribución se desarrolla. Un breve viaje de poco más de veinte minutos, que a veces puede servir para dar forma a un texto legible que deberá ser rematado y otras para dar forma a un texto desechable. Recientemente deseché dos, uno sobre abstencionismos y otro sobre pedros, aunque este último previsiblemente lo dignifique y le haga ver la luz. Ya que he decidido a echar tierra sobre el primero, les obsequio con el párrafo inicial pertrechado, por si les inspira:
“La abstención electoral ha gozado tradicionalmente de muy mala fama, al asociarse a la indiferencia hacia los procesos electorales y los asuntos públicos. No obstante, esa connotación negativa debería revisarse a la luz de los elevados volúmenes de abstencionismo existentes en algunas elecciones y de los equívocos que a veces se han formulado sobre su significado”. Sigue leyendo