Juanjo Cáceres
Palabras claves: futbol, España, Cataluña, xenofobia
Aristóteles y sus seguidores reflexionaron abundantemente sobre la potencia, es decir, sobre la posibilidad de ser algo diferente de lo que un ser es. Ciertamente resulta propio del ser humano el querer ser algo distinto y el pensar que puede serlo, lo que le invita a explorar o intentar nuevas posibilidades y también a preocuparse cuando lo que se le viene encima solo puede ser peor. La cultura popular refleja esto último mediante la célebre frase “virgencita, que me quede como estoy”.
La potencia es individual pero también podemos mirarla en lo colectivo. Precisamente, por su voluntad de ser y sus grandes potencialidades, España ha alcanzado varios hitos: al menos, en el terreno futbolístico. Su combinado español masculino se ha proclamado este mismo año campeón de la Eurocopa y medalla de oro en los juegos olímpicos. Lo logró, además, con la participación de una singular combinación de jugadores procedentes de clubes de territorios periféricos, los cuales adquirieron un enorme protagonismo. Por su parte, el Real Madrid se alzó una vez más con el principal título continental del mundo, la Liga de Campeones. Últimamente, en Barcelona, el electrizante inicio de su principal club en la nueva temporada liguera, está mostrando una vez más que en esa ciudad se encuentra el mejor centro de preparación de jugadores de elite, no solo de Europa, sino del mundo. No nos olvidemos tampoco del futbol femenino, pues España es la vigente campeona del mundo (en este caso, 2023) y el FC Barcelona el vigente ganador de la Liga de Campeonas (2024). Sigue leyendo