Arthur Mulligan
En este mundo de momentos inesperados y rodeados de medios de información intensivos, sostener la atención en cada nuevo foco es agotador y se multiplican los centros de estudios estratégicos, los “think tanks”, los clubs, los informes periódicos oficiales de big data, incluso la abundante documentación que nos proporciona aquí mismo en forma de amenas lecturas Lluis Camprubí; también la prensa especializada en formato de papel o digital, radios, televisiones, y una zarabanda de ruido difícil de clasificar.
Como casi todo el mundo, cada uno selecciona sus fuentes siempre dependiendo del tiempo disponible y con un poco de suerte conforman opiniones que tras cocinarse a fuego rápido se depositan en encuestas listas para su consumo.
Y entonces, inopinadamente, cuando uno se siente como un pescador en el lago Tiberiades, aparece un comunicador que te dice : «Deja todo lo que estás haciendo y mira hacia aquí, no, ahí no, un poco más arriba, sí, exacto, esa mancha es Bielorrusia que te suena familiar por la raíz de su nombre y que ahora mismo constituye una nueva amenaza para la estabilidad de la UE, tal y como te lo digo, ni más ni menos».
«¿Por qué? ¿Por qué es una amenaza?» te preguntas mientras estabas terminando de asumir que la mitad de los Gigawatios/h que consumirás en el resto de tu vida dependen de energías no renovables y que el Gobierno en defensa del mejor interés de los menores terminaba por indultar a Juana Rivas, aquella madre que según la Ministra de Igualdad del Reino de España fue injustamente condenada por una justicia – ¡con sesgos machistas! – después de retener contra derecho a sus hijos.
Pues por una sencilla razón, porque en los debates sobre inmigración Europa occidental solo debe presentar obligaciones morales, nunca objeciones susceptibles de ser interpretadas como xenofobia; en realidad se trata de hacer una transposición histórica, cargar una culpa por las injurias hacia otros pueblos cometidas por generaciones que nos precedieron dentro y fuera de lo que hoy es la UE y sobre la fantasía de que el contingente mayor lo forman licenciados perseguidos por sus ideas políticas que de ningún modo se corresponde con los lamentables sucesos que se produjeron en Colonia, cuya Oficina del fiscal denunció un total de 1.276 presuntas víctimas como resultado de los incidentes en la víspera de Año Nuevo en 2015, 497 de ellos por agresión sexual. Hubo 5 cargos de violación y 16 de intento de violación. De los 183 acusados, 55 eran marroquíes, 53 argelinos, 22 iraquíes, 14 sirios y 14 alemanes.
Y esto lo saben los enemigos de Europa, enemigos múltiples que sienten el cierre de acceso a sus mercados y al libre circular de las finanzas oscuras en nuestro espacio.
Cuando se trata de proteger a grupos nadie tiene derecho a establecer afirmaciones generales que puedan ser acusadas de culpabilidad por amalgama de circunstancias o simplemente por presentar un cliché xenófobo.
Y sin embargo, muchos de los que llegan son particularmente sensibles a ideologías hostiles a la libertad, que predican la violencia y que reúnen un cúmulo de circunstancias que comprometen su capacidad de convivencia en sociedades abiertas.
El Estado de derecho no puede ser la finalidad última de un gobierno, porque su misión principal es la de proteger una sociedad para que se prolongue en el tiempo. Cicerón lo expresó con mucha lucidez: un hombre, decía, puede morir por una idea, y por la virtud puede incluso suicidarse, porque de todas formas es mortal y único responsable de sí mismo; pero una sociedad no ve término a su vida, y todo lo contempla como si fuera inmortal, y no dispone del derecho a sacrificarse por una virtud o una idea : lo primero que debe de hacer es vivir, atravesar el tiempo, porque es responsable no solamente del presente, también del pasado y del futuro.
A pesar de todas las amenazas objetivas que se despliegan en nuestros entornos, todavía se impone un marbete que considera principal mantener la letra de las leyes que informan el Estado de derecho y el espíritu que le anima en cualquier circunstancia; que gracias a la inteligencia, pero sobre todo a la virtud de nuestros gobernantes, tendremos el máximo de seguridad y el máximo de respeto a las leyes.
Desgraciadamente no se conoce Estado que en algún momento de su historia no deba afrontar elecciones dolorosas, sacrificando la virtud para salvaguardar la seguridad. Toda la cuestión es saber cuándo y cuáles son los métodos que se pueden permitir en los momentos cruciales.
La historia de las ideas ha dado un nombre a ese momento: se llama situación excepcional. Se trata de una situación en la que todos los medios de seguridad utilizados por el poder político no son suficientes para contener un peligro concreto.
La noción de situación excepcional implica previamente la existencia de un Estado de derecho, y es así porque existe una antinomia entre el peligro y el Estado de derecho. Es la República romana, en sus primeros años de existencia, quien percibió con un discernimiento admirable las incapacidades del régimen republicano para responder a los grandes peligros, como la guerra, sea exterior o interior, y por eso inventaron la magistratura llamada dictadura, capaz de responder a los graves peligros suspendiendo el derecho por un breve espacio de tiempo. El estado de excepción en general, el estado de urgencia, el estado de guerra, el estado de sitio, son el resultado moderno de esa primera respuesta romana, a la vez qué comprendían hasta qué punto la idea misma de situación excepcional era peligrosa. Porque ¿quién la decreta ?
Basta observar el siglo XX para contar el número de dictadores que tomaron el poder en nombre casi siempre de una causa inventada para tal fin.
Ahora, la sociedades occidentales modernas tienen una tendencia a rehusar la excepción porque recusan la violencia en general y creen que toda la vida humana puede ser subsumida bajo el paraguas del derecho. Nada más incómodo, en consecuencia, que soportar el peso de los estados de excepción, lo que no deja de ser una forma de la tragedia de la existencia humana, imposible de abolir.
Todo esto se sabe, pero no gusta nada. Lo saben los centros de estudios estratégicos, los responsables políticos que se quieren validar ante los electores, los militares, y los predicadores en las ondas. También los que desayunamos tranquilamente y por eso lo único que nos interesa saber es si disponemos en el caso concreto que nos ocupa de algún tipo de bota malaya que retuerza las extremidades de Aleksandr Lukashenko, nuestro Tamerlán actual, sin que se agrave la situación.
Como también lo sabe Putin; no tiene nada mejor que hacer que enviar un par de bombarderos para vigilar las fronteras que no piensa bombardear, ya que al decir de un analista el otro día (cuya referencia lamentablemente he perdido), «la crisis desatada por el envío de migrantes a la frontera polaca orquestado por el régimen bielorruso es un nuevo ejemplo de un modelo de conflictividad entre países que busca alcanzar objetivos por medios que no son pacíficos pero tampoco cruzan el umbral de la violencia. Es conocida como la zona gris de la conflictividad, un área de competición agresiva que se sitúa entre paz y guerra; existe desde siempre pero, por razones geopolíticas y tecnológicas, está adquiriendo en el siglo XXI nuevas modalidades, nueva intensidad, nueva peligrosidad».
Personalmente encuentro más atractiva la parábola que improvisó Oscar Wilde a propósito del libre albedrío y que recogieron Borges y Adolfo Bioy Casares, que con su permiso me permito traer aquí :
«Había una vez un imán en el vecindario y en el vecindario vivían unas limaduras de acero. Un día, a dos limaduras se les ocurrió bruscamente visitar al imán y empezaron a hablar de lo agradable que sería la visita. Otras limaduras cercanas sorprendieron la conversación y las embargó el mismo deseo. Se agregaron otras y al fin todas las limaduras comenzaron a discutir el asunto y gradualmente el vago propósito se transformó en impulso. ¿Por qué no ir hoy?, dijeron algunas, pero otras opinaron que sería mejor ir al día siguiente. Mientras tanto, sin advertirlo, habían ido acercándose al imán, que estaba muy tranquilo, como si no se diera cuenta de nada. Así prosiguieron discutiendo, siempre acercándose al imán, y cuanto más hablaban más fuerte era el impulso, hasta que las más impacientes declararon que irían ese mismo día, hicieran lo que hicieran las otras. Se oyó decir a algunas que su deber era visitar al imán y que ya hacía tiempo que le debían la visita. Mientras hablaban, seguían inconscientemente acercándose.
Al fin, prevalecieron las impacientes, y en un impulso terrible la comunidad entera gritó:
-Inútil esperar. Iremos hoy. Iremos ahora. Iremos en el acto.
La masa unánime se precipitó y quedó pegada al imán por todos los lados. El imán sonrió, porque las limaduras de acero estaban convencidas de que su visita era voluntaria.
(Hesketh Pearson, The Life of Oscar Wilde (1946), capítulo XIII.)
Interesante aunque confieso que no he entendido la relación de la cita final con el tema central. Lo de Lukashenko es sencillamente intolerable. Empieza a recular por una mezcla de factores. La UE ha elevado el tono, Merkel está haciendo de poli buena y Putin le ha llamado a capítulo por su amenaza de paralizar el suministro de gas ruso a través de su territorio. Crimen político con víctimas (ya han muerto más de diez de hambre y frío) y desafío político por el que va a pagar caro, porque aunque no ha terminado todavía, si algo está claro es que va a acabar muy mal para Lukashenko. Al tiempo.
Lo más preocupante, sin embargo, es la que se viene encima en Ucrania. Queda algo de tiempo para comentarlo con más detalle.
La intención primera con este artículo era señalar la inquietante pobreza de contendidos puesta a disposición del público desde el cierre de CNN + como síntoma de la crisis general de medios que terminó, dentro de la sección de internacional, con excelentes profesionales de referencia , como Enrique Vázquez Domínguez.
La ausencia de corresponsalías solventes , la concentración específica en muy pocos medios – algunos de referencia y muy especializados – hace de la inmediatez del reporterismo voyeur y todoterreno un producto inacabado .
La liliputiense ETB por ejemplo , dispone de más de 1000 empleados que de preferencia miran hacia el menor movimiento del propio ombligo , excepcional siempre. Falta formación y habilidades para narrar lo complejo mientras mantienen verdaderos estudios de televisión emitiendo en intervalos insufribles que se mueven con la lava de un volcán , y con ser un hecho en sí mismo grave , debe compartir espacio de interés con otros que se presentan con la trompetería del Apocalipsis y con imágenes sin comentarios de vallas , soldados, columnas de civiles angustiados , nieblas fundidas con gases lacrimógenos y un ir y venir de políticos europeos de la UE sin discriminar sus declaraciones y la importancia que tiene carecer de una visión unitaria de la crisis.
Lo mismo puede ocurrir con el hecho significativo y extraño de que un país tan rico y riguroso como Austria confine a esta alturas del curso a toda su población por la nueva ola de Covid.
Claro que las acciones de Lukashenko son intolerables pero , a mi juicio, más intolerable es la falta de previsión de la UE que no se hace respetar como actor político mostrando sus contradicciones internas como una inmensa debilidad en el control y seguridad de sus fronteras sin que deba por ello mostrar actitudes agresivas o aislacionistas propias de extremistas identitarios.
En cuanto a la cita final en forma de parábola , no es un cambio de registro aunque pueda parecerlo ( y si es así pido disculpas ) , trataba de mostrar como el imán , en nuestro caso un problema X que se presenta de improviso ante una sociedad política que ignora el magnetismo , atrae a los más hacia el problema mientras piensan que son las instituciones las que derivan el problema hacia sus métodos racionales de resolución de conflictos.
No excluyo , en cualquier caso , un ataque otoñal de melancolía .
Más claro. Confieso que tampoco había percibido el punto central de la falta de medios de comunicación «válidos» para informarse seriamente. Lo que no me gusta en absoluto es la mención a los datos policiales de Colonia en… 2015. Dicho así, queda en anécdota. O es un problema serio, en cuyo caso se repetiría con frecuencia, o no lo es pero sirve como adalid para arremeter contra las minorías, de origen musulmán, y tratar al todo por la medida con la que se debe tratar a la parte problemática. Salvo que se piense que todo lo musulmán está esencialmente imbuido de maldad, violencia y dogmatismo y por tanto el problema es general y Europa debe adoptar medidas de excepción ante ello. Tesis con la que, como es lógico, discrepo radicalmente.
Su comentario es injusto y demagógico porque se mueve entre dos extremos de los que yo nada afirmo y, lo que es más grave , no guardan relación con lo esencial del artículo : la debilidad tangible de las políticas de seguridad y defensa de la UE y la timidez cuando no la torpeza de los medios para explicar cómo es posible que un país de 10 MM de habitantes se permita agredir a toda la UE .
No es como dice una elección entre lo uno o lo otro , entre la anécdota ( más abajo puede ver el testimonio de toda una Angela Merkel considerando que no se tratan de hechos aislados ) o un problema «serio» .
Lo importante , lo que sí es muy serio es como han tratado los medios un asunto incómodo , algo que en otro plano ya ocurrió anteriormente , un intento de censurar las noticias , porque tal y como se iba conociendo se temía un refuerzo de las posiciones xenófobas por el desastre de la actuación policial y el « marcaje etnico » de los agresores , algo que se recuerda tímidamente en la crónica de El País , pero que LBNL considera , contra Merkel , algo anecdótico . De hecho , durante los primeros días hubo un auténtico apagón informativo.
Más aún , toda la acción política de Merkel se mostró comprometida por un manejo muy torpe de la situación. No es inteligente ofrecer flancos a los enemigos de la democracia liberal por una sentimentalidad pervertida que logra influir de alguna manera en doblar los votos de partidos como AfD entre 2014 y 2017.
Pero lo que no es de recibo en nuestro caso y hasta un punto ofensivo , es ofrecer argumentos a lo que no se dice para relativizar o desdibujar lo que sí se dice y se
repite , esto es , que la política de defensa y seguridad de la UE – que comprende sus fronteras y las políticas de inmigración – son manifiestamente mejorables ; es más , que la ceguera voluntaria ante el poder de la tradición cristiana acumulada por la Iglesia Católica ha permitido que se oculten a la opinión pública en Francia – ¡ un país laico ! – unos 300.000 casos de abusos sexuales .
Si se duda de la buena fe de los intervinientes en los debates por quien se inviste con el manto de la justa interpretación de los hechos políticos – un vicio nacional – obligando a una constante aclaración de las palabras para que suenen verdaderas en el subtexto y en el contexto posible , pues nos vamos a pasear y a comer buñuelos , no con Otegi , sino con la madre que lo parió.
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El País 9/ 1/ 2016
En torno a un millar de hombres jóvenes y con apariencia “árabe o norteafricana”, según la policía, se concentraron en Nochevieja frente a la estación de trenes de Colonia. Con mucho alcohol en las venas, y ayudados por la oscuridad, el apoyo de unos a otros y petardos con los que atemorizaban a los viandantes, cometieron una oleada de agresiones sexuales y robos a mujeres. Se desconoce cuántos de los allí reunidos participaron directamente de los ataques o ayudaron a que otros los cometieran. Otras ciudades alemanas registraron hechos similares, aunque a más pequeña escala.
El goteo de denuncias por las agresiones masivas en Colonia en Nochevieja va en aumento. Ya supera las 120, entre ellas dos por violaciones. En Hamburgo también se han registrado medio centenar de denuncias, la mayoría relacionadas con agresiones sexuales. Además, poco a poco se van conociendo otros casos similares. Como Bielefeld, donde unos 150 hombres importunaron y besaron a varias mujeres. O ciudades como Berlín, Stuttgart o Fráncfort, donde también se registraron agresiones.
“Ambiente alegre. Las celebraciones discurrieron en su mayor parte pacíficas”. Una nota de prensa de la policía de Colonia describía así el viernes 1 de enero la situación en la ciudad. El goteo de denuncias explotó el lunes 4, cuando las autoridades informaron de una oleada de ataques “de dimensión desconocida”. Pero durante el fin de semana, en Alemania no se habló del caso. Algunos medios de comunicación, como el canal público ZDF, esperó al martes para informar de los hechos, una tardanza por la que se ha disculpado la cadena. Esta tardanza ha generado un debate sobre si la policía y los medios callaron por temor a dar pábulo a movimientos xenófobos, que en Internet difunden habitualmente noticias de supuestos ataques protagonizados por extranjeros, muchos de ellos sin demostrar o directamente inventados.
Horas antes del cambio de año, ya había denuncias de agresiones junto a la estación de trenes. Los agentes que acudieron al lugar de los hechos desalojaron una parte de la plaza, pero después volvieron a dejar a los criminales campar a sus anchas. Lo que sí hicieron los agentes es acompañar a algunas personas a través de la plaza, y dejarlas dentro de la estación. Testigos citados por el Süddeutsche Zeitung describen esta actuación como “una escolta hacia el infierno”. El ministro del Interior ha criticado la actuación de la policía regional. El jefe de la policía de Colonia ha sido destituido este viernes. Previamente había negado que estuviesen sobrepasados por la situación en la noche del 31, pero un informe interno filtrado a varios medios ponía en duda esta afirmación.
El Ministerio del Interior confirmó que entre los 32 investigados hay 22 refugiados. Nueve proceden de Argelia y ocho de Marruecos.
Las autoridades sospechan que sí. El ministro de Justicia, Heiko Maas, habló de “un nuevo tipo de criminalidad organizada”, y dijo que de alguna forma deberían haberse puesto de acuerdo para formar un grupo tan numeroso. El ministro del Interior regional, Ralf Jäger, también cree que se coordinaron a través de las redes sociales, aunque duda de que esta organización abarcara también a otras ciudades además de Colonia.
No se sabe a ciencia cierta. La policía y el Ayuntamiento de Colonia han insistido en que no disponen de pruebas que señalen a los culpables como refugiados. Pero en las últimas horas surgen versiones que pondrían en duda esta afirmación. Diversos medios informan de que la policía controló el 31 de diciembre a un centenar de personas, muchos de ellos sirios con papeles de las oficinas de asilo. “Soy sirio, tenéis que tratarme bien. La señora Merkel me ha invitado”, gritó uno de los concentrados, según recoge un informe policial confidencial publicado por el Spiegel online.
Por ahora, en Colonia se han presentado más de 170 denuncias. En tres cuartas partes de estas, las víctimas aseguran haber sufrido agresiones sexuales, y al menos dos de ellas violaciones. En Hamburgo, las denuncias rondan el centenar.
Con un mensaje de firmeza contra los criminales, y un intento de no estigmatizar a todo un colectivo por su aspecto. A medida que pasan los días y la indignación crece, el discurso se endurece. El Gobierno estudia una propuesta de los democristianos de agilizar las devoluciones; y los socialdemócratas admiten esta posibilidad en casos de agresiones sexuales. La canciller Angela Merkel dijo el jueves que no cree que lo ocurrido en Colonia sean “hechos aislados”.
Los sucesos de estos días parecen diseñados para confirmar una por una las tesis que llevan meses repitiendo el partido populista de derechas Alternativa para Alemania (AfD) o el movimiento islamófobo de Pegida. La líder de AfD ya ha responsabilizado de lo ocurrido a la política de puertas abiertas de la canciller. Y en las redes sociales abundan los mensajes de odio contra los musulmanes.
Es pronto para decirlo. Pero algunos se preguntan estos días si el espíritu de bienvenida que cristalizó en la imagen de la estación de trenes de Múnich —a la que en septiembre se dirigía una multitud de alemanes para llevar juguetes, ropa, comida o incluso dinero a los recién llegados— va a quedar sepultado por otra estación de trenes, en este caso la de Colonia. Lo que es evidente es que los sucesos de Nochevieja dejan una profunda huella en el país.
Tranquilidad, por favor, que yo no he afirmado que usted haya afirmado eso. Digo que ese dato, que es cierto pero de 2015 y no repetido, al menos que yo sepa, se usa, se ha usado, lo han usado otros, como prueba irrefutable de muchas cosas que no prueba en absoluto. Y que si se trata de criticar la inanidad de Europa para hacer frente a Lukashenko, por ejemplo, o a los medios por no informar bien, me parece no solo prescindible sino que es mucho mejor prescindir de él. No he dicho más