Carlos Hidalgo
En el día de ayer el diario “El Mundo” publicó un reportaje acerca de las actividades de Pablo González / Pável Alekséivich Rubtsov, el periodista que fue detenido por las autoridades polacas acusado de ser un espía del GRU (el servicio secreto militar ruso) y que, presuntamente, habría elaborado para esa agencia un informe detallando los movimientos del fallecido Aleksei Navalny en España, especialmente el tratamiento que tuvo que seguir para recuperarse de un intento de envenenamiento con dioxinas en varios hospitales españoles.
Pese a que muchos periodistas y políticos a la izquierda del PSOE defendieron la inocencia de González/Rubtsov, los que han coincidido con él, ya fuera como corresponsales de guerra o como periodistas especializados en Europa del Este, no lo consideraban trigo limpio. Para empezar por los numerosos medios técnicos y abundante dinero del que disponía. Quien conozca la profesión de periodista sabe de sobra que dinero precisamente es de lo que no disponemos y menos si eres un periodista “freelance”, como afirmaba ser Pablo González. Para que ustedes, amables lectores, se hagan una idea: la mayor parte de los corresponsales de guerra que ven, escuchan y leen ustedes, son autónomos o falsos autónomos, que están en las zonas de riesgo sin seguro, que se pagan desde el chaleco antibalas (mucho más caros desde la Guerra de Ucrania porque hay escasez) y el casco hasta al guía local o “fixer” (que en una zona de guerra puede salir por unos 600 euros diarios), más los gastos de comida, combustible, alquiler de vehículos, alojamiento y, los más afortunados, el carísimo seguro que puedes contratar para que tus afligidos familiares puedan repatriar tu cadáver, o que una compañía privada te saque de la zona de guerra, o que alguien se haga cargo de la situación si eres secuestrado. Todo ello para que un periódico tenga la desfachatez de ofrecerte entre 30 y 80 euros por artículo en zona de guerra, o que una televisión use tu material por la cara porque lo ha visto colgado en tus redes sociales. Sigue leyendo →