Carlos Hidalgo
Cuando el decepcionante presidente López Obrador se levantó un día y tuvo la ocurrencia de pedir al Rey de España que se disculpara por carta con el pueblo de México por la conquista, pensé que era una cosa pasajera. Una de las múltiples ideas que AMLO tiene para encubrir las chapuzas de su gobierno y los preocupantes avances de los narcos en el territorio de su país, algo que cuesta vidas, recursos y que no parece importar excesivamente al jefe de Estado mexicano. Ya es raro, porque a cualquier jefe de Estado electo le debería preocupar que el Estado que preside no tenga control efectivo sobre su propio territorio. No le di más vueltas, bromeé con mis amigos mexicanos acerca de que la verdadera ofensa vigente con el pueblo mexicano eran las rancheras de Bertín Osborne y me dediqué a seguir la política española, que es un no parar de dramas.
Ahora resulta que eso no cayó en el olvido. Y que mientras Sinaloa tiene ciudades enteras abandonadas, con población desplazada porque los narcos se encuentran en plena guerra civil, la sucesora de AMLO, Claudia Sheinbaum, ha rechazado invitar al Rey a su toma de posesión porque no ha cumplido con el capricho de su antecesor y mentor.
¿Y por qué digo capricho? Porque una declaración así no se hace por una mera ocurrencia personal. Seguramente España pueda y deba pedir perdón a México por algunos de nuestros peores episodios de la historia. Y también podría agradecerle otras cosas: México fue el país que más españoles acogió durante la guerra civil y que se negó sistemáticamente a reconocer al régimen de Franco. Pero la España de hoy no es la de hace 500 años, ni tampoco la del franquismo. Y AMLO no es, ni mucho menos, Lázaro Cárdenas.
López Obrador parece creer que el rey de una monarquía parlamentaria tiene el mismo margen de acción que él y que la no respuesta a su petición se debe a que el Rey Felipe es tan caprichoso y arrogante como él. Lo cierto es que la petición debería haber ido dirigida a las Cortes Generales, las que son, según la Constitución, las soberanas actuales del país. Y la petición de disculpas se debiera de dialogar y pactar por los respectivos parlamentos, por diplomáticos y a través de diálogos discretos y respetuosos, no como respuesta a la machada de un cargo electo que no olvida lo sucedido hace 500 años mientras parece no ver los problemas actuales de su país, tras más de 200 años de independencia de España.
Y no es que sea un tema de orgullo patrio, es que las faltas de educación de AMLO no deben de ser contestadas, como tampoco las de Milei. Se entiende la fascinación de nuestros hermanos latinoamericanos con la figura del Rey -y que les resulte difícil de comprender- pero también habría que reflexionar que mientras que al monarca en España no le elige nadie, no puede hacer nada sin permiso de los cargos elegidos democráticamente. Y los presidentes latinoamericanos son monarcas electos que actúan con enorme arbitrariedad y con controles tremendamente tenues, en versiones mal transplantadas del sistema político estadounidense (lo cual se ha traducido en los innumerables problemas que arrastran desde que empezaron a funcionar).
Quizá AMLO y Sheinbaum crean estar dirigiendo sus dardos a una única figura, que es la del Rey Felipe, pero su deliberado desconocimiento del sistema político de nuestro país y la muy poco cortés omisión de nuestras instituciones democráticas es un desprecio que va más allá de las hipersensibilidades nacionalistas y que se extiende a la voluntad democrática de los españoles, que desde que participan en una sociedad libre, han logrado el mayor periodo de paz y de prosperidad que ha vivido España en toda su historia. Un país en el que, por cierto, no hay mafias que controlen áreas enteras de su territorio nacional.
Ya lo siento por México, que a lo mejor merece una ceremonia de disculpas como la que se reclama, pero que tal vez debería mirar qué día y qué año es para pedir perdón a su propia ciudadanía.
España debería pedir perdón por los muchos desmanes de la conquista de Latino América, desde luego. Pero nunca pedir perdón a los descendientes de los criollos que los cometieron. AMLO es indígena o descendiente de criollo que se hartaron de desviar recursos a la metrópoli absolutista? Populismo nunca, aunque venga de los supuestos descendientes de las víctimas del colonialismo.
Ejem…ya hay quienes describen la historia con unos y otros argumentos.
Yo me plantearía pedirle al gobierno de Méjico que pidiera perdón,por permitir que Paulina Rubio se suba a los escenarios..no tengo nada contra la libertad de expresión…pero…no quiero pasar nunca más vergüenza ajena.
No , no y no , mil veces no a la majadería de pedir perdón a esa pareja de baile anual de los majaderos ; los Fred Astaire y Ginger Rogers del mambo .
Ni se puede , ni se debe hacer semejante ridículo .
Antes deberían venir los dos a Santa Gadea del Cid y jurar que descienden de las tribus oprimidas y no de las liberadas por el Gran Estratega Hernán Cortes y sus doscientos caballos , y prometer eterna devoción a la figura de la bella Malinche .
En penitencia recorrerán de la mano diversos países europeos , no sin antes recibir una lección magistral sobre la influencia de la Escuela de Salamanca .
Embarcarán en Barcelona como los Tercios y recorrerán el Camino Español hasta los Países Bajos y en Ámsterdam visitarán la Sinagoga Portuguesa para firmar un manifiesto para la rehabilitación del inmenso filósofo y mejor persona Baruch Spinoza .
Ya iluminados por la luz de occidente dejarán de bailar y mascar peyote para anunciar a los pueblos indígenas su redención hispana y la visita del buen Rey Felipe VI .
Es difícil creer que López Obrador desconozca la Constitución española. Que mandara la carta a Felipe VI y no al gobierno o al parlamento, es la prueba de que solo le interesa el escándalo, sin duda para tapar su nefasta gestión. Un López Obrador que nos debe una explicación sobre su relación con el narcotráfico y que no tiene problemas en señalar públicamente a los periodistas que le critican en un país donde van más de 37 periodistas asesinados durante su mandato. Un personaje impresentable. Lo de su sucesora tiene toda la pinta del típico tiro en el pie del recién llegado. Habrá que darle el beneficio de la duda. Veremos.
Lo que me interesa de la Historia es la verdad, cuya investigación y difusión está en manos de los historiadores. Esta gilipollez judeocristiana del perdón que se la pidan al cura del pueblo.