Heddy Honigmann y sus mundos

Frans van den Broek

 

La directora peruano-holandesa Heddy Honigmann acaba de estrenar en Holanda su última película, ‘El Olvido’, la cual tuve oportunidad de ver hace unos días. No son muchas las ocasiones en que salgo del cine verdaderamente conmovido o en que he debido enjugar alguna lágrima durante la contemplación de una película, pero las obras de esta directora han sido el origen de más de una de aquellas ocasiones. En este caso último, el tema se prestaba a despertar mi sentí mentalidad, ya que la película transcurre en Lima, donde viví desde mis dos o tres años hasta que me fui a Europa dos décadas después, y es ciudad con la que es fácil tener una de esas relaciones de amor y odio que pueblan la literatura y el alma de muchos sudamericanos. La película, además, es un documental, como la mayoría de las películas de esta directora, y las personas que aparecen en ella son casi todas gente marginal, olvidada –de dónde procede el título, en parte-, que logra sobrevivir gracias a aquellas facultades humanas que distinguen al ser noble del ser bárbaro: la esperanza y la imaginación.

 

Aunque es considerada en su rama una de las mejores artistas en activo, hecho que se ha patentizado en numerosos premios y retrospectivas –entre ellas, una en Madrid y otra en el MOMA de New York- los documentales de Honigmann, por su propia naturaleza, no están destinados a grandes masas de espectadores y pocas veces llegan a los circuitos comerciales de distribución, y, cuando lo hacen, no suelen permanecer demasiado tiempo en cartelera. Esto es una pena, no tanto por el hecho, importante sin duda, pero secundario a fin de cuentas, de no tener éxito de taquilla, sino porque significa que muchos espectadores se pierden sin saberlo la oportunidad de ver documentales cuya estética y temática los sitúan fuera de lo común. Por ello mismo, ignoro en este momento si su última película será proyectada en España o se ha proyectado ya –sé que se pasó en el Festival de San Sebastián-, pero para remediar en mínima parte esta carencia de alcance, connatural a su obra, le dedico estas líneas de blog a mi compatriota –de dos nacionalidades, nada menos-, con el agradecimiento que le debo, además, por la magia de sus obras.

 

Heddy Honigmann nació en Perú en 1951, de padres exiliados, a saber, judíos de Austria a quienes la extrema locura que se apoderó de la civilizada Europa había obligado a emigrar. A su vez, Honigmann volvió a la vieja Europa en 1973, una vez asentado el polvo de la carnicería que la había abatido, y terminó estableciéndose en Amsterdam desde 1978. Esto la convierte, si se quiere, en una doble exiliada generacional, así como en una habitante inquieta de dos mundos, circunstancias que no son ajenas a su obra, como se verá. Si bien ha hecho varias películas de ficción, la crítica coincide en que es en el documental donde reside su genio. Es difícil, sino imposible, describir con palabras lo que sólo puede expresarse con imágenes, con música, con los delicados arte del montaje y la entrevista, pero un breve repaso de algunos de sus documentales dará una idea de la peculiaridad de su obra. Sus documentales son, sobre todo, conversaciones, antes que entrevistas, como ella misma dice, con gente de distintas procedencias, pero sobre todo con seres a los que la vida ha hecho marginales de algún modo, bien sea social o espiritualmente. Suelen concentrarse en algún tipo de tema o de personas, lo que contribuye a su intensidad poética y a su refinado estilo de montaje. No son, pues, documentales sobre temas más o menos abstractos, como la pobreza en Perú, digamos, o la política de los gobiernos, o el desastre ecológico de las mineras, por nombrar algunos. Son retratos íntimos y algunas veces ténuos de personas a las que Honigmann se ha aproximado con curiosidad y no poca ternura, para que respondan en su propio ritmo hablando sobre sus amores, sus fracasos, sus sueños, ritmo que la cámara y las suaves preguntas de su directora antes que interrumpir, promueven, y que el montaje y la música enhebran con la fidelidad del artilugio poético.

 

‘Metal y melancolía’, por ejemplo, es un viaje por el mundo del taxista en Lima. La cámara no sale casi nunca del automóvil y se circunscribe a escuchar al piloto contando sus historias personales, o callando mientras conduce. Todo viajero por Sudamérica sabe que los taxistas por nuestras tierras son el grupo más heterogéneo que uno pueda imaginarse, contando entre los suyos, por pura necesidad de poner pan sobre la mesa, desde ingenieros hasta profesores de colegio o ineducados inmigrantes de la sierra, sin dejar de pasar por casi ninguna capa de la sociedad, salvo las más solventes o las más miserables. A Honigmann, sin embargo, no es la heterogeneidad la que le interesa, ni siquiera el hecho socio-económico que pudo haber llevado a estas personas a escoger esta hasta cierto punto peligrosa forma de ganarse la vida –las calles de Lima, le aseguro al lector, no son precisamente de las más seguras del planeta-, sino las historias personales de las mismas, tangenciales a lo que en manos de otros documentalistas más ortodoxos hubiera formado quizá el meollo de la película. Este es un signo distintivo de los documentales de Honigmann, el explorar los mundos interiores de sus entrevistados y sólo a través de ellos o de la situación personal que representan referirse a las complejas dinámicas sociales e históricas de las que forman inevitablemente parte. Si bien es imposible substraerse a todo compromiso político o ideológico al hacer una obra de arte, sí que es posible y no pocas veces deseable abstenerse de las estridencias intrusivas del panfleto. En la obra de Honigmann no se encontrará ninguna estridencia, ninguna intrusión autorial de sesgo ideológico, como no fuera una evidente simpatía por las personas con las que conversa y, a través de ellas y de los vaivenes de sus voces y sus rostros, con una cierta visión del mundo que con ser menos tajante y explícita, se hace más universal, más simplemente humana. Allí está el taxista que habla con cariño fraternal de su harapiento coche, con el que conversa y en el que confía, a pesar de sus achaques, tras décadas de haberle sido fiel compañero de trabajo. Allí está la mujer de mediana edad que cuenta de sus amores perdidos, que llora recordando y que ríe al escuchar la música de sus recuerdos, desafiante en un mundo hecho, obviamente, para mejor gozo de los varones. Allí está también el taxista de humilde origen andino que cuenta de su aventura amorosa en Perú con una italiana, de quien se enamora y la cual responde a sus pasiones, pero a la que tiene que abandonar tras comprender, en un momento de lucidez o de cobardía, nunca lo sabremos, que las diferencias sociales y culturales son demasiado grandes, y que una relación como la suya estaría condenada al fracaso. Tiene que verla partir a su tierra para siempre, por tanto, y escucha aún entonces, muchos años después, la música que le evoca ese pasaje fulgiente de su pasado, mientras se fuma un cigarrillo en su taxi y escucha en silencio. Muchos personajes más pasan por este hermoso film, en el que el taxi adquiere el carácter de frágil microcosmos que separa a sus conductores de un destino incierto en la vastedad de una megalópolis sudamericana.

 

Otros documentales de Honigmann tienen un carácter más lúdico, más distendido, y ‘O amor natural’ es paradigmático en este sentido. La directora, como suele hacer siempre, pone en práctica un plan simple de filmación, que luego monta con agilidad para lograr un caleidoscopio armónico sobre su tema. En este caso, no hace otra cosa que recorrer Río de Janeiro premunida de un libro de poemas eróticos de Carlos Edmundo de Andrade, otrora famoso habitante de aquella ciudad, y hacer leer a distintos tipos de personas uno de los poemas contenidos en el libro y preguntar su reacción. Como adivinará el lector, no son intelectuales o académicos los principales entrevistados, sino gente del común, que está tomando el sol en una banca, o bebiendo una cerveza en un bar, o cortándose el pelo o sentada en su patio de las afueras con su familia. En correspondencia con el tema, las reacciones suelen ser más divertidas, pero no falta quien se pone serio y elucida sobre la belleza del poema, o la importancia del erotismo en la vida, o quien rememora al poeta paseando por las calles de aquella bella ciudad. Los poemas son verdaderas odas a la sensualidad, a las partes más erotogénicas del cuerpo femenino, como el culo, las caderas o los pechos, y los preguntados suelen haber oído hablar del autor, aunque no todos. Se me ha quedado en la memoria la escena de una mujer, ya algo mayor, de clase media baja, me parece, quien lee el poema en su casa, mientras que su hija, también ya madura, se entretiene con la preparación de la comida. Esta señora, en lugar de escandalizarse, como sería el caso en muchos otros lugares, se entrega a una excitada apología del amor sexual, recordando sus tiempos de muchacha ardiente, y recomendando a los jóvenes que hicieran el amor mientras pudieran y cuando pudieran, que luego sería demasiado tarde, como lo era ya para ella. En la cama, en el sillón, en el suelo, sobre la mesa, en el patio, en el servicio, ella lo había hecho en todas partes y con total entrega y pasión con su amado esposo ya fallecido, y entre lágrimas y risas exhorta a los demás a hacer lo mismo y a gozar del bien de la sensualidad mientras el cuerpo aguante y el amor inspire. A su hija, mientras tanto, no le queda sino sonreir ante los calcinantes recuerdos de su madre.

 

La música siempre ha sido uno de los principales elementos de sus películas, y esto se muestra tanto en la banda sonora cuanto en el mismo tema de las mismas. ‘La orquesta subterránea’, otro de sus documentales, está filmado esta vez en París, en el que busca a las orquestas de inmigrantes que se ganan la vida tocando en la calle o en el metro, personas muchas veces de educación musical exquisita, obtenida a menudo en Europa del este, a los que el pasaje desde los remanentes del imperio soviético y sus satélites al mundo de la prosperidad occidental no se ha realizado sin sacrificios personales. Otra película suya, ‘Dame la mano’ la lleva a Nueva York, donde visita la comunidad cubana en el exilio, que mantiene viva su identidad y sus esperanzas, con la ayuda de la música, a la que concede valor casi religioso. En otra película, sin embargo, la música tiene un valor más sutil y soterrado, y sirve como anclaje emocional a mundos internos distorsionados por la experiencia de la miseria humana en varios puntos del planeta. ‘Crazy’ tiene como entrevistados a militares holandeses enviados a misiones de paz bajo la égida de las Naciones Unidas. Honigmann conversa con el soldado y con el coronel por igual, y en determinado momento de la conversación les hace escuchar una pieza musical de su elección, alguna que tenga un especial significado para ellos o que evoque de alguna manera su experiencia militar en dichas misiones. En estos momentos la conversación se detiene y la cámara muestra tan sólo el efecto de la música en el rostro de las personas que la oyen. La música escogida es diversa, como variados son los destinos que han debido tener estos soldados. Alguno ha estado en Africa, otro en Camboya o en Srebrenica, y Honigmann les deja hablar, sin juicios sobre sus relatos, aun cuando estos rocen el cinismo, la locura o la autocompasión. Sus experiencias les han puesto en contacto con la muerte, la crueldad o el absurdo, pero estos son mostrados a través de sus efectos y sólo en parte a través de los relatos directos de los hechos. Entendemos el absurdo de la guerra, por ejemplo, no porque se nos cuente de violaciones o masacres, sino porque un soldado ha intentado quemar su casa y por la música que escoge.

 

En su película ‘Forever’ esta capacidad de evocación y rememoración indirecta se canaliza a través de personajes que a menudo no tienen nada que ver personalmente con los entrevistados, pero a los que se atribuye un valor simbólico. Con ella vuelve a París, pero no a sus metros y ebullientes calles, sino al cementerio de Père Lachaise, donde yacen enterrados varios artistas famosos, como Balzac, Chopin o Jim Morrison. La directora se dedica entonces a entrevistar a visitantes habituales de este cementerio, quienes vienen a ver las tumbas de los famosos, y también a quienes vienen a visitar familiares o simplemente a caminar por la tranquilidad y belleza de sus avenidas. Una señora de origen español ha venido a visitar a su padre republicano muerto, por ejemplo, y otro, de origen iraní, se pone a cantar una bella melodía de su país. Una señora atiende amorosamente la tumba de un famoso, y un hombre rememora su pasado ayudado por la paz del lugar. La música, de nuevo, está soberbiamente escogida y el conjunto deja al espectador reflexionando sobre el eterno tema de la transitoriedad de todo esfuerzo humano, pero también sobre la permanencia del arte en el espíritu de los hombres y la persistencia de la memoria y de la historia.

 

En su última obra, como ya señalé, retorna a la Lima donde creció, pero la ciudad misma es sólo el trasfondo en el que transcurren los difíciles destinos de sus entrevistados, la mayoría gente de las capas inferiores de la sociedad. La autora misma ha declarado que la ciudad filmada puede sin forzamientos representar cualquier ciudad sudamericana, y de hecho la cámara no muestra más que pocos signos distintivos de la capital de Perú. La plaza San Martín, por decir algo, le sirve sólo de escenario donde han de ir a trabajar los lustradores de zapatos con los que conversa. Uno de ellos llega a trabajar a las siete de la mañana, le oímos decir, y después de su jornada laboral tiene que atender colegio hasta las doce de la noche. De otro escuchamos que no tiene ningún recuerdo bonito, pero tampoco ningún recuerdo malo, mientras la cámara se mantiene en un rostro donde apreciamos una contienda de cuyas batallas, victorias y derrotas no tenemos ni idea. Honigmann entrevista también al barman de un hotel famoso, al que va la gente adinerada. Cuenta este señor de los presidentes que ha atendido, todos amables con él, pero irresponsables con su país, a los que reprocha los males que desde antaño han caracterizado al caudillo latinoamericano. Con uno de ellos tuvo la oportunidad de vengarse a su manera, de dar, como lo expresa el barman, un pequeño golpe de estado. Al pedírsele una bebida refrescante, el barman se la dio, pero alcoholizada en secreto, con lo que el presidente en cuestión, poco acostumbrado a bebidas fuertes y engañado por la dulzura del refresco, se emborrachó y se cayó más tarde durante algún acto oficial. También aparece un joven poblador de los barrios periféricos, estudiante de hostelería en el instituto donde el barman mencionado también da clases, pero malabarista callejero para sostenerse y pagarse sus estudios, quien es mostrado también junto a sus amigos que aprenden a lanzar bolas o  pararse de manos para contribuir al acto. Quizá lo más conmovedor sean una niñas que también tienen que hacer malabarismos en un semáforo para mendigar unas monedas de los automovilistas, niñas que, sin embargo, siempre están riéndose y abrazándose, como si estuvieran jugando todo el tiempo, despreocupadas y felices en medio de los cláxones, los pitos y los tubos de escape. Su madre se sienta, destituida de las riquezas del mundo, en una verma cercana, sin saber qué hacer, llorando la muerte de otra hija a la que, por estar en esos malabares, atropelló un coche al que probablemente se le había estropeado la dirección o algo así de puro viejo. Todas estas escenas, en verdad, pueden tener lugar en cualquier ciudad latinoamericana, y, cambiando el idioma, en cualquier ciudad del mundo donde aún vivir es un desafío diario, y donde, a pesar de todo, sobreviven los sueños y la dignidad.

 

Repito que es una lástima que las películas de esta directora no tengan más difusión, pero recomiendo al internauta o al experto coleccionista que se las busque en alguna parte y las disfrute. Se hará un favor a sí mismo y podrá disfrutar de otro artista peruano exiliado –pienso en los muchos que han seguido este camino, como Vargas Llosa, o Bryce Echenique, pero también en más desconocidos, como el poeta Carlos Oquendo de Amat, que murió en la guerra civil española- cuya misma condición de habitante de varios mundos le ha permitido construir una obra que por su variedad y singularidad merece considerarse entre las mejores del mundo cinematográfico actual.

81 comentarios en “Heddy Honigmann y sus mundos

  1. Veo que Nerva abandona la matraca sobre el CIS. Me acusa de llamar «populista» y «neofascista» a la UPD: perdón, sólo he utilizado el primer término, no el segundo. Luego pasa a la tontería de la «refundación del capitalismo», que es una ocurrencia de Sarkozy, no de ZP. Por supuesto, si ZP no acudiera a Washington, dirían que es un fracasado y que su política exterior nos aisla del mundo. Da igual todo. Pero lo mejor sigue siendo que alguien piense que Rosa Díaz, acompañada por algún fascista de manual como el tal Guzmi, y algún antietarra de discoteca, vayan a mejorar nuestra democracia. Eso sí que da risa, tanta como suponer que Pepiño va a sacarnos de la crisis. Lo que estaría bien es que estos regeneradores se pusieran manos a la obra y nos mostraran que la crisis política de la que hablan existe, no utilizando adjetivos, sino presentando datos.

  2. El post número 45 es, de todos los que ha habido en estos dos años de debate callejero, el más delirante, paranoico y asombrosamente desquiciado que he leído.

    Santo Dios, para él, quien propone el voto censitario es un demócrata y quienes creen en nuestra democracia son como Hitler.
    Y a Obama se le acusa ahora de coincidir en algo con Bush. ooooh dios mío que gran herejia, ahora parece que Obama, para ser puro tendrá que ducharse con gaseosa la casera, porque Bush se duchaba con agua (imagino).

    Son los peajes que tenemos que pagar por la libertad de expresión. Puede venir alguien y decir esas chorradas

  3. Entro en el blog ahora después de una jornada dura y leo a van den Broek. Como siempre, prosa buenísima, hipnótica, como dice Teoura. Y me entran unas ganas locas de encontrar y ver las películas-documentales de Heddy Honigmann.

    Sigo leyendo y encuentro enseguida esta frase escrita por Fernando: «Aquí razonar con argumentos solo se puede hacer si das el mínimo motivo, o alguien lo cree así, para censurar y retirar el comentario. Si usais argumentos y buenas maneras se cabrean, os atosigan con comentarios,», y antes de seguir, me gustaría saber si alguien entiende lo que quiere decir este hombre. Yo no lo entiendo en absoluto. No me parece una frase coherente, pero no sé si es un problema mío. Ya no es que no le pille la gracia, es que no le pillo la lógica de lo que dice, en el supuesto de que la tuviera.

  4. Pero lo mas delirante es que latinmunich le die a Nerva que «ríndase. Yo ya me he rendido muchas veces. Aparezco y desaparezco de este blog. Son demasiados los profesionales que llevan en este blog a raja tabla el guión preparado de Pepiño».

    ¿Nos esta sujiriendo un armisticio?…O…¿es incapaz de darse cuenta de que estamos a sueldo del «recontraespionaje»?.

  5. Sicilia,

    le admito que a mí me podrá leer planteamientos que para usted pertenecerán al pensamiento socialdemócrata, otros planteamientos del pensamiento liberal, y en otros a ninguno de los dos. Si de algo tengo medio claro, es de que soy bastante pragmático. El pragmatismo aplicado a mi vida personal y familiar me ha funcionado bastante, bastante bien.

    Y a continuación, le expongo como aperitivo y de forma muy resumida lo que representa un modelo eficiente de sistema sanitario público-privado. Es el de Alemania. El estado germano posee una de las redes sanitarias más amplias del mundo. Aquí cualquier paciente, cualquiera, puede ir al médico o centro (sea de titularidad pública o privada) que más le venga en gana, desde una consulta privada hasta cualquier hospital. La que paga es la Krankenkasse (o seguro médico) con quien se ha contratado el servicio. Cualquier Krankenkasse te cobra entre el 12% y el 14% de tu sueldo bruto anual, repartido en 12 mensualidades. Y con ello accedes a una cobertura completa en todo (incluído salud bucodental y óptica; con ciertos límites, claro). Si ganas por debajo de los 48 mil euros brutos/año, el Estado alemán te obliga a suscribir un seguro médico de titularidad pública. Si ganas por encima de ese límite, te da libertad para suscribirlo con quien quieras (normalmente, un poco más caro aunque con algún servicio más). De esta forma se garantiza lo siguiente:
    1.- Que toda la red sanitaria sea aprovechada al máximo, evitando que los usuarios esperen a ser atendidos. Si yo tengo una dolencia en la espalda, por ejemplo, y llamo a un especialista concreto que me da cita para la semana que viene, puedo rechazarlo, y llamar a otro que me puede dar cita para dentro de dos días. O incluso para dentro de unas horas.
    2.- Me evito ir al médico de atención primaria cuando creo conocer la causa de la dolencia y, por tanto, ir directamente al especialista.
    Creo que en España se debería hacer algo parecido. Y en USA también.
    Cuando quiera, debatimos sobre los detalles.

  6. Pablo Franco,

    no se ponga tremendista. Sólo he dicho que la progresía culpa con facilidad a Aznar, Bush y la guerra de Irak de casi todos los problemas; al igual que hacía Hitler con los judíos. Si en España aumenta el paro escandalosamente, la culpa es de Bush. Si sube el petróleo, la culpa es de la guerra de Irak; si en el informe Pisa, España sale mal parada, la culpa es de la gestión educativa de Aznar; si estalla una burbuja inmobiliaria, la culpa es de Aznar que él la empezó; si aumenta la pobreza en España, la culpa es de Aznar porque ha favorecido a sus amigos ricos. Eso sí, si la economía va bien (como ocurrió hasta hace poco), el mérito es de… ¡¡¡ZAPATEEEEEROOOOOO!!!
    Seamos serios!

  7. 56

    Hombre no me decepciones. Por el post con el que abrías el debate el viernes pasado pensaba que la teis era «USA fetén, Europa chunga» y que la sugerencia iba en la línea de privatizar hasta el cielo de la boca.

    Ahora resulta que me dices que el sistema Alemán te parece excelente en su concepción y funcionamiento, no me lo esperaba a tenor de lo anterior, pero oye, cosas veredes.

    No conozco los detalles del sistema alemán como para decir, «si, pero la puñeta está aquí o alla».

    En esto, entrego la cuchara.

  8. Yo prefiero el sistema americano…del Dr House…te mata poco a poco …mientras averigua cuantos dias te quedan…y en el ultimo momento se dan cuanta de que te habian dejado una gasa en la tripa….eso si tienes el seguro en toda regla.

  9. Oigan, amigos y amigas, antes de incorporarme a mi guardia (antes de lo cual debo bañar a mi chiquillo y preparar la cena), voy a dejarles sobre el tapete tres notas de actualidad y luego, sobre ellos, les dejo sobre el tapete una pregunta:

    – No vi anoche el 59″ de la semana. Peranzaguirre estuvo allá. Y viendo la entrevista y sus transcripciones, me encuentro con esta perla de Peranza: aseguró, cuando le preguntaron por el dictador Francisco Franco, que éste «era socialista». «Hacía políticas socialistas», agregó. En su opinión, el debate de ideas no está en «derechas e izquierdas» sino en «liberales y socialistas».

    – En la SER, Marianico. El digital de Fedeguico, Libertad Digital, asegura que Mariano tuvo que asegurar en antena que él «no es de izquierdas». Esto es, deduzco yo, si eso tuvo que hacer es que hay gentes que lo creen, que es un izquierdoso.

    – Por último, nuestro entrañable Mariscalazo irrumpió por teléfono en la tertulia de COPE, como él acostumbra, como un elefante en una cacharrería. A Marhuenda, director de «La Razón» le increpó de lo lindo y acusó a su empresario (Lara-Planeta) de ser un «felpudo» al servicio de los intereses políticos del Govern d’Entesa.

    Pregunta: en las cercanías de Madrid, ¿se ha incendiado, por ventura, una plantación de marihuana y las nubes de humo de la risa han llegado a la capital? Porque si no, no me lo explico.

    http://es.youtube.com/watch?v=AlVIPJD6p1U

  10. Y no me gusta el sistema britanico..en un viaje a Londres me entro un dolor de muelas espantoso despues de comerme unas burger kings,fui a un farmacia para que me dieran «something» y me pidieron receta medica.
    No hay nada como el sistema español,en las farmacias ,se pueden negar a venderte preservativos por motivos de conciencia,pero les pides algo para el dolor de muelas y te aseguras un colocón de campeonato….jeje.

  11. Jon Salaberria 61…tu deberias saber,mas que yo incluso que segun que medicaciones causan transtornos transitorios de la personalidad y diarreas hepaticas muy pronunciadas.
    Creo que mas que un incendio de material marijuanoso que haya producido un «Smog» permanete de risa continua ,creo que en ciertos ambientes de la capital del Reino ,se chutan demasiados esteroides mezclados con pentotal…jeje.

  12. Amistad, igual es la fraternal amistad con Johny Walker que algunos cultivan con esmero la que da lugar a estas efusiones.

  13. Aquí tienes a Peranza, ante un atónito Jose Mari Calleja:

    http://es.youtube.com/watch?v=sPv53bisLh0

    Ojo, que si nos quejamos del novel de Marianico, esta tía es la alternativa. No, si acabaremos diciendo: «Fraga, encuentra la fuente de la eterna juventud, date un agua y vuelve, por favor».

  14. Resaca del cumpleaños, artículo de Frans van den Broek y 66 comentarios. Vamos allá, que éste promete ser un gran día.

    La prosa del articulista disecciona con la delicadeza habitual la vida y la obra de Heddy Honigmann. Dan ganas de salir corriendo a la biblioteca de la ciudad, donde seguro guardan alguna copia polvorienta de «Metal y Melancolía» o de «La Orquesta Subterránea». Cuando llegue preguntaré también por la obra de un tal Frans van den Broek, deseando con avidez que tengan algo suyo. Gracias, Frans, por estos regalos que nos dejas.

    Al segundo comentario me rindo. Con todos mis respetos por los comentaristas, les deseo que lo sigan disfrutando, pero ocurre que me suele disgustar leer la misma cosa más de un par de veces. Lo hago de vez en cuando, en ocasiones por obligación, y en otras, como en el caso de lo que escribe Frans van den Broek, por gusto. Pero no es éste ninguno de los casos.

    Teoura comienza la segunda parte de su comentario avisando de que lo que viene es un cagajón (a mí me pasa lo que a las gentes de ciudad, que no diferenciamos la categoría de los excrementos). Después vienen las letanías de siempre, me imagino, porque sólo me detengo a leer las dos primeras frases de un comentarista del que siempre aprendo, aún desaprendiendo, salvo cuando le da por encharcarse. Hoy también me salto el resto de lo que ha escrito. Menos mal que por ahí asoma Pratxanda, con uno de sus cálculos. Un espejismo en el desierto. Qué cansino es seguir bajando para detenerse en el de otro comentarista, que todavía se sorprende intentando encontrar algún elemento de lógica en otros comentarios. Yo arrojé la toalla mucho antes. Será por la edad, que el cansancio se apodera de mí por poca cosa.

    Si tengo un rato me paso por aquí mañana. O pasado, ya veremos. Seguro que encontramos alguna discrepancia de nuevo cuño, ya verás que es así.

  15. Antesala 68 …No te preocupes ni por la edad ni porque el cansancio se apodere de ti por poca cosa,yo estoy aqui pasando el tiempo ,mientras espero ese «comentario del dia» que me llevara al punto mas algido del Extaxis perceptivo….pero no hay manera….y tu tampoco pones nada por tu parte…¡carajo!….jeje.

  16. Lamento haber contribuido, por la parte que me toca, al cansancio de Maese Antesala. Es cuestión de control de calidad, presiento.

  17. No te lamentes ,apreciado Jon 70,es lo normal cuando escribe el articulo de portada Frans van der Broek.
    Esos dias ,tal como hoy,hay que comenzar a leer por abajo donde se escriben los comentarios…tecnica muy bien desarrollada ,por cierto,por A verlas venir.
    Todos sabemos ya, que leer los articulos de Frans van der Broek empequeñecen a limites micoscropicos cualquier comentario del dia que podamos realizar cualquier simple mortal.

  18. Sicilia,

    cuando quiera debatimos en profundidad el sistema sanitario USA vs Europa. Pero entienda usted que dentro de Europa no hay un sistema sanitario igual en todos los Estados.
    Abramos boca: http://www.actibva.com/estudios/2008/10/06-la-cobertura-sanitaria-en-eeuu-una-vision-europea

    http://www.dw-world.de/dw/article/0,2144,2256404_page_1,00.html

    Jon Salaberria,

    Creo que Esperanza Aguirre y Jose María Calleja tienen algo de razón en lo que dijo cada uno. Si bien, a la Espe le faltó matizar en lo de socialista (yo hubiera dicho que el franquismo fue un régimen totalitario de corte nacionalcatolicista y con elementos fuertemente socialistas), también Calleja pecó de parco en palabras cuando dijo que era un régimen de derechas. ¡Hombre! es que la derecha engloba también -por oposición a la izquierda- a los liberales, que enfatizan el libre mercado por encima del intervencionismo de las administraciones públicas y busca potenciar valores y derechos individuales. Y claro, el franquismo, ni enfatizó el libre mercado, ni buscó potenciar derechos individuales. Pero es verdad que la derecha también engloba a ese segmento del espectro político asociado a posiciones conservadoras y religiosas. En eso, sí que el franquismo fue un experto. Por tanto, sí que creo que ambos tienen parte de razón, aunque les faltó matizar mucho.

  19. A mi lo que mas risa me da es que Esperanza Aguirre afirme con absoluta rotundidad que esta mas a la derecha que Francisco Franco Bahamontes «el Caudillo» de España ,por la gracia de Dios.

  20. Amistad Civica,

    bueno, también habría que decir que en los años sesenta, a partir del primer plan de estabilización económica, se liberalizó la economía, acabando con la autarquía y reduciendo el intervencionismo del Estado. Se recortó el gasto público, se abrió la economía al exterior, se devaluó la moneda y se facilitaron las inversiones extranjeras. Yo creo que por eso se sitúa la Espe más a la derecha que Franco (por la parte liberal, claro). La Espe reduciría aún más el intervencionismo del Estado.

  21. Buenas tardes Frans, desde que escribiste sobre Finlandia estaba esperando comentarte que me gustó mucho, que los de mi familia también tenemos mucha relación con aquel país porque mi madre trabajó 25 años en Finpapel y sigue manteniendo amistades (recuerdo el pueblo de Lamppeenranta…) y que mi «vajilla de lujo» siempre ha sido «iitala». Los 25 años posteriores mi señora madre trabajó en Holmen, empresa sueca, por lo que también tenemos mucho contacto con aquel país. Me imagino a tu hija como Sofia, la de «su mundo» aunque ella era sueca. Un saludo

  22. Bueno, esto es verdad que está cansino. Qué pesados se ponen estos que quieren regenerar la democracia. Que la regeneren, pero que no den la brasa tanto. Como el que dice que «Son demasiados los profesionales que llevan en este blog a raja tabla el guión preparado de Pepiño», no me acuerdo quién es, pero fijo que es o Fernando o Latinmunich. Qué pereza da leer tales gilipolleces. Pero como sigan así, DC se convierte en un blog en el que se discute bobada tras bobada. Y no precisamente de Pepiño. ¿No tienen ustedes otro foro donde discutir de esas cosas que «discuten»? No den la vara por favor, que aburren a las ovejas.

  23. La verdad sea dicha, claro que existen otros foros donde expresarse sobre la necesaria y perentoria regeneración que la Patria necesita. Pero el problema es que en esos foros, precisamente, no se discute. Se acata. Y algunos tienen mono de hacer lo que allí se les veta. Sólo por eso deberían estar agradecidos.

  24. 72 y 74

    «Amo» a ver. Muy en corto.

    Se que esto aprece un retuercano, pero abundando en lo que decia Amistad Civica, el plan de estabilización de 1959, no puede calificarse como un movimiento «a la derecha» economicamente hablando. Se trata de empezar a romper un sistema directamente demencial por otro simplemente aberrante. Causaria pasmo ahora ver que se consideraba entonces una medida liberalizadora, que solo podria definirse asi por comparación con de donde se salía.

    De la misma manera pasa con «una reduccion del gasto público» el estado tenia una capacidad recaudatoria risible comparado con hoy y a buen seguro, una estructura de gastos muy diferente.posiblmente de lo que estemos hablando sea de una mera reorganización administrativa (o militar) vaya usted a saber que así, sin ver ni un número es jodido.

    Franco no podia moverse más a la derecha. Si ahora Espe quiere definirlo como socialista, pues alla ella. Los normales vamos a quedarnos como estabamos y vamos a denominarlo fascista-autárquico y andando.Por tanto, cualquier movimiento de este fue, forzosamente hacia el centro político.

  25. No quisiera dejar pasar el día sin mostrar mi solidaridad con Luis García Montero. Resulta paradójico un país donde alguien es condenado por llamar “perturbado” a otro, mientras ese “otro” puede llamar fascista a Lorca con total impunidad. La estupidez en este caso (llamar fascista a Lorca, fusilado por los fascistas) es muy evidente, pero también es ridícula cuando se emplea el término fascista en otras tantas y diarias ocasiones. No sólo por su grosera falsedad, sino por convertir en banal algo tan deplorable como el fascismo.

    Aquí para mostrar la solidaridad con el magnífico poeta:

    http://www.festivaldepoesiadegranada.com/inicio.html

Deja una respuesta