Millán Gómez
La organización terrorista eta anunció el pasado 22 de marzo un “alto el fuego permanenteâ€?. Ocho meses después, el proceso de fin del terrorismo vive su peor momento tras el rebrote del llamado terrorismo callejero o kale borroka y sucesos como el presunto robo a cargo de eta de 350 armas en el sur de Francia. Esta violencia en las calles de Euskadi ha provocado que en la opinión pública vasca y española en su conjunto surja el temor a que el proceso de paz se rompa y las esperanzas de paz y libertad de miles de españoles se trunquen una vez más. Desde un principio se sabÃa que el proceso iba a ser duro y largo y que nos Ãbamos a encontrar en situaciones complicadas de las que deberÃamos salir fortalecidos. Nadie dijo que esto fuera fácil. La ilusión ciudadana por la paz vencerá a los obstáculos que nos encontremos por el camino.
Esta situación de preocupación en la ciudadanÃa se traslada evidentemente al ámbito polÃtico. De hecho, el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, expresó este lunes su preocupación por la situación del proceso de fin del terrorismo, al mismo tiempo que consideró como legÃtimas y fundadas las dudas que esta preocupante situación pueda suscitar en la sociedad española.
Estamos ante la mejor oportunidad para acabar con la lacra del terrorismo etarra ya que eta lleva sin atentar con vÃctimas mortales desde hace tres años y medio y se encuentra en la mayor situación de marginación social y polÃtica desde su fundación allá por el año 1959. El gobierno ha manifestado por activa y por pasiva que no va a ceder al chantaje de los terroristas y que el Estado de Derecho no está en tregua. Por eso resultan irresponsables e injustas las crÃticas que el principal partido de la oposición, el Partido Popular (PP), y diversas asociaciones como la AVT y el Foro de Ermua realizan sistemáticamente contra el Gobierno. Precisamente, la AVT y el Foro de Ermua no enviaron a un solo dirigente a darle el más mÃnimo apoyo y calor a una vÃctima del terrorismo como es el socialista Eduardo Madina. Parece ser que para determinadas asociaciones, las vÃctimas de la violencia etarra son única y exclusivamente aquellos con los que coinciden ideológicamente y en su punto de vista sobre el proceso de paz.
La actual falta de consenso en materia antiterrorista es también uno de los factores negativos y que complican el proceso. SerÃa mucho mejor que el PSOE y el PP fuesen de la mano en este asunto porque cuanta mayor unidad polÃtica y social, más posibilidades tendremos de conseguir la paz. La derecha española está manteniendo una actitud de acoso y derribo al gobierno en este y otros temas de un modo absolutamente despreciable. El PP tiene que ser consciente de que es responsabilidad de un presidente del gobierno como es José Luis RodrÃguez Zapatero dar una oportunidad a la paz y resolver el mayor problema que sufre la sociedad española en las últimas décadas.
El 14 de noviembre de 2004, la ilegalizada Batasuna anunció en el Velódromo de Anoeta de San Sebastián, en boca de Arnaldo Otegi, su voluntad de “sacar el conflicto de las calles y apostar por vÃas pacÃficas y democráticasâ€? y reconoció por vez primera la evidencia de que la sociedad vasca es plural desde el punto de vista ideológico. Dos años después, estas esperanzadoras declaraciones han defraudado a una gran parte de la sociedad al no demostrar Batasuna una apuesta decidida por la paz. En este momento, la pelota está sobre el tejado de eta y es la izquierda abertzale la que tiene que condenar la violencia y actuar como una fuerza polÃtica verdaderamente democrática que defiende sus ideas por vÃas pacÃficas y democráticas. La palabra tiene que ganar a las armas.
Primero la paz, después la polÃtica. Lo prioritario en estos momentos es que cese todo tipo de acto violento en Euskadi y que la izquierda abertzale abandone la violencia. Es ahà donde Batasuna tiene que demostrar con hechos y no con palabras que sus deseos de paz son reales y no meros juegos de palabras. Ha llegado la hora de la verdad. Eta y Batasuna tienen que posicionarse si quieren o no la paz en Euskadi.