Senyor G
Yo ya les adelanto que estoy en modo campaña por Barcelona en Comú, podría decir directamente que estoy por Colau, porque al final no hay que andarse por zarandajas. Hace 20 años yo pensaba en una izquierda más colectiva en liderazgos, pero no voy a venir aquí y ahora a criticar a la dirección, no está el horno para bollos. Ya me gustaría poder criticar lo orgánico, pero sí, eso lo dejo para dentro y ya veremos cuándo, así está de cruda la cosa en la calle pública y publicada.
Sería de agradecer que el radical y extremado anti-colauismo de algunos fuese también claro. Por ejemplo, esos señores del partido del coche y del motor deberían aclarar si viven en Barcelona ciudad. Hasta me conformo si lo hacen en l’Hospitalet, Cornellà, Sant Adrià… o al contrario se fueron a vivir a las montañas en busca de aire puro y entornos pacíficos para sus hijos. O para un acceso a la vivienda más sencillo y colegios para todos ellos. Debería explicar su situación y explicar si el motivo de no vivir en Barcelona es uno de esos, que para que ellos sean felices los vecinos de Barcelona debemos estar condenados a la contaminación, tanto del aire como del ruido, y ya casi diría políticamente ambiental de la que ellos huyeron mucho antes de la llegada de Colau.
Sería de agradecer, ya digo, claridad, que nos permitiría conocer el punto de vista desde el que consideran los problemas de Barcelona. Del que vive y tiene problemas por los precios de la vivienda. Del que es inquilino en la ciudad o del que es propietario y la arrienda. Del que viene de compras y terrazas o del que las tiene debajo del balcón. O del que quiere llegar a la terraza o la tienda completamente en coche o moto, como si los de Barcelona no tuviésemos derechos en nuestra ciudad y deberes cuando salimos de ella. También reservamos y pagamos no solo en Barcelona sino al salir a la naturaleza. Voz para todos, para los barrios que no tienen quien les escriba, como sí tienen todos esos señores de urbanización alejada del mundanal ruido.
Que también hay críticos en la ciudad, y todo el derecho, y los admiro a algunos de ellos. Pero yo agradecería la explicitación de lo que digo. Sobre todo de esos que ahora nos ponen a Trías como el hombre de orden que nos liberará de la okupación ilegal, el desorden, la suciedad y el incivismo. Pero en mi viejo blog y rebuscando no mucho podríamos hablar durante su gobierno de los memes de la excavadora de la okupada Can Vies en Sants, de cuantos bares y terrazas abrieron en la plaza de Osca por ejemplo durante su mandato, de que ya entonces teníamos problemas con los perros en los parques y motos en las aceras, incluso como se arremangó para eliminarlas de la calle de la guardería de mi hijo, e incluso por las respuestas de propietarios de perros de entonces de falta de limpieza en parques… y bueno un hombre que tuvo que apechugar con el procés y no sabremos si tendrá que apoyarse en los del bueno de Turull o en los de la exaltada Borrás. No lo sabemos. Créate buena fama y échate a dormir, y que el grupo Godó guíe tu sueño.
A todo esto, Trías es un hombre que me cae bien, interesante en ese sentido el dermatólogo, en la columna de Joan Vehils, que dice dudar entre votar a su amigo Xavier Trías y las afortunadas políticas descontaminantes de Ada Colau: “Es a Pablo Umbert, el hijo mayor de Cecilia Millet Genové, viuda del doctor Enrique Umbert de Torrescasana. Una mujer fallecida hace unas semanas a los 104 años tras ser madre de 16 hijos, abuela de 62 nietos y bisabuela de 48 biznietos. No me la pierdo. Pablo Umbert explica cómo se organizaban los hermanos, los sacrificios de su madre o los rigurosos métodos de su padre. Pablo es un veterano dermatólogo que sigue en activo, en plena forma y habla claro. Tanto es así que se declaró amigo de Xavier Trías, pero le gusta lo que Ada Colau está haciendo por descontaminar la ciudad. Dice que todavía no tiene claro a quién votará…»
Gente así es muy interesante, y más como él dicen mucho y bueno de nuestra sociedad. Personas que dudan y hacen de puente. Porque ojo, el día después de las elecciones en Barcelona habrá que hacer muchos puentes entre diversos intereses y puntos de vista. Muchos problemas de la ciudad de Barcelona necesitan soluciones mucho más allá de ella. De hecho podríamos hacer una UTE articular con Carlos Hidalgo sobre quejas en Barcelona y Madrid, sigo algunas por twitter de Mauro Entrialgo y podría ser interesante si son las mismas (limpieza) y a quién se le echa la culpa.
Y pensando en Carlos Hidalgo, ¿qué escribiría sobre la fuga de Collboni? Si tiene sentido dejar el gobierno municipal y su mandato de concejal para hacer oposición y campaña para volver a ser concejal en unos meses. O quizás estemos más cerca de responder a mi pregunta de hace dos semanas sobre a qué se dedicará Jaume Collboni cuando se jubile de socialismo. Yo lo veo en un papel a lo Clos, pero en vez de lobista de los grandes propietarios del alquiler de portavoz de algún gremio de la restauración para desasosiego de los vecinos de los barrios, como reciente del Eixample que sufren el ruido y borracheras de las terrazas.
Pero a cada uno lo suyo, y a Collboni … pues las críticas que le han hecho tantas veces a Podemos en el gobierno de España cuanto menos.
Interesante lectura que pone el énfasis en las contradicciones discursivas y sobre la realidad que ya empezamos a vivir estos días en los mensajes de los principales candidatos a la alcaldía de Barcelona.
A mi me llama la atención la apuesta de las dos grandes fuerzas independentistas por figuras de edad muy avanzada: Trias (Junts) 76 años y Maragall (ERC) 80 años. No parecen estar en las mejores circunstancias para ejercer el liderazgo fuerte que sus candidaturas dan a entender. En cierta medida esas apuestas, o bien facilitan la renovación del cargo a Ada Colau, o bien refuerzan la capacidad de Collboni (PSC, 54 años) de situarse como alternativa plausible. Del vigor del eje nacional dependerá que la apuesta de los principales partidos independentistas no acabe en un sonoro batacazo.
El mandato municipal que está a punto de expirar (la medianoche del próximo jueves marcará el inicio de la campaña para las elecciones del día 26) ha sido el mandato de las minorías.
La tragedia en la Rambla y la inseguridad creciente
Por primera vez en décadas hay determinadas calles por las que ya no se puede caminar sin miedo. Barcelona ha dejado de ser el paradigma de la seguridad y, aunque las cifras de los delitos más graves, como los asesinatos, son mejores que la del resto de capitales europeas, existe una delincuencia de baja intensidad, pero reincidente, que ha hecho saltar por los aires la armonía.
Manteros sin control
La gestión del top manta es uno de los puntos más oscuros del gobierno de Colau. Los comunes sostienen que la solución es social, que el modo más efectivo de acabar con la venta ambulante ilegal es dar alternativas a los manteros. Pero sus medidas se revelaron insuficientes.
El manifestódromo
Este periodo políticamente convulso que ha acarreado el procés ha supuesto una alteración del equilibrio de la ciudad. Barcelona se ha convertido en un manifestódromo que ha bloqueado la movilidad, obligando a cortar las calles, modificando rutas de bus, taponando el metro, los trenes… y todo ello ha generado cierto hartazgo de los ejes comerciales
Poca vivienda y el 30%
Los comunes llegaron al Ayuntamiento acusando al gobierno de Xavier Trias de los desahucios, denunciando 80.000 pisos vacíos y prometiendo la construcción de 4.000 viviendas protegidas. Al poco se dieron de bruces con la realidad que ha mantenido el número de lanzamientos y les ha demostrado que se tarda seis años en construir una promoción pública.
Claroscuros urbanísticos
En estos cuatro años algunos proyectos se han visto paralizados, pero se ha conseguido desencallar otros. La Rambla no tendrá reforma este mandato por falta de acuerdo. Tampoco la avenida Paral.lel ha visto acabada su transformación. Con todo, el equipo de Urbanismo de Janet Sanz ha sacado adelante planes que llevaban enquistados varias décadas. Es el caso del Espai Barça o el histórico acuerdo para legalizar las obras de la Sagrada Família. También ha conseguido salvar las obras de la plaza de las Glòries tras rescindir el contrato de obras a las empresas contratistas y convocar una nueva licitación.
Mil personas en la calle
Barcelona no ha logrado reducir el número de personas que pasan la noche a la intemperie.
Pobreza estancada
Un 15,3% de los vecinos de Barcelona estaba en el 2017, el último año disponible, en riesgo de pobreza, 1,6 puntos menos que en el 2016. A pesar del lastre del coste de la vivienda, la situación económica ha mejorado en los últimos años aunque no se han recuperado los niveles de antes de la crisis. Así, casi el 53% de los ciudadanos residía en el 2017 en alguno de los 35 barrios de renta media, cinco puntos más que el año anterior, aunque en el 2009 este porcentaje era del 58,5%.
Freno a los hoteles
Una de las medidas más controvertidas del mandato que ahora acaba es la prohibición de apertura de nuevos hoteles en una amplia zona de la ciudad y fija un crecimiento máximo de 11.500 plazas (actualmente tiene 74.000). El objetivo de la medida, enmarcada en el plan especial urbanístico de alojamientos turísticos (Peuat) , aprobado definitivamente en enero del 2017 después de año y medio de suspensión total de licencias, es descentralizar la oferta para reducir la presión en los barrios con más visitantes. Pero en la práctica ha frenado la actividad. Los hoteleros han recurrido esta decisión a los tribunales, que a partir de junio podrían empezar a fallar las primeras sentencias. Es el caso del hotel Praktik, en el Raval, cuyos promotores reclaman una indemnización de 70 millones
La guerra de las terrazas
El 1 de enero del 2015 Barcelona sumaba 4.442 terrazas con unas 5 mesas cada una. A principios del 2019 el total de veladores es de 5.330, con unas 4 mesas. Es uno de los saldos de la guerra de las terrazas, uno de los grandes conflictos del mandato. El gobierno de Colau heredó una ordenanza del ejecutivo de Trias, una norma que tildó de chapuza pero que aplicó del modo más estricto. Así se hacía eco de las quejas de parte de sus bases, que veían en la proliferación de terrazas una mercantilización del espacio público a favor de la industria turística. Ello provocó miles de recortes en veladores. Pero los restauradores reaccionaron, y reunieron el apoyo político y ciudadano necesario para flexibilizar la norma. Desde hace meses centenares de negocios están recuperando muchas mesas perdidas.
La turismofobia
La presión del turismo, con grandes concentraciones en las zonas de mayor atracción, ha provocado protestas, desde pintadas en su contra hasta, la más radical, el ataque, en julio del 2017, de un autobús turístico, reivindicado por la organización juvenil Arran, que provocó una fuerte controversia social y política. La oposición municipal y el sector turístico acusaron a Ada Colau de tibieza en la respuesta a estos hechos e incluso de connivencia. En el fondo de la cuestión hay un cuestionamiento por parte de algunos colectivos y asociaciones vecinales del modelo turístico, que, en su opinión, está transformando algunos barrios, encareciéndolos y expulsando a sus vecinos, algo en lo que la ciudad no es un caso único.
La sombra de los recortes
Los ajustes derivados de una supuesta mala previsión económica han marcado el final de un mandato en el que Colau consiguió aprobar los presupuestos durante su primer año, pero los siguientes los tuvo que vincular a mociones de confianza. Una fórmula vetada en año electoral, los del 2019 ni siquiera se han debatido. La oposición ha culpado al gobierno de no prever acertadamente ingresos y gastos a la hora de elaborar las cuentas municipales y de ahí lo que BComú ha asumido como “reprogramaciones”, el retraso de un alto número de proyectos previstos para el final de mandato y que ahora están paralizados.
«Tenemos que bajar el tono en general, incluso cuando calificamos declaraciones que se producen en el marco de los partidos políticos, en las que no voy a entrar», ha respondido Calviño al ser preguntada por los ataques de la líder de Podemos a Roig. La ministra de Economía, en declaraciones a Antena 3, ha subrayado que las empresas «son el corazón» de la economía española y que el Gobierno «de ninguna manera» puede trabajar sin contar con ellos, «colaborando y apoyándoles» y también «llamándoles a que ayuden en este momento a contener y bajar el precio de los alimentos».
( Ministra Calviño a propósito de las declaraciones de la inflamada Belarra )
Cada palo aguanta su vela .
¿ Se acuerdan ustedes , cuando una cadena comercial -EROSKI – grabó las imágenes sonrojantes de Cifuentes ?
Superpuesto al político había un componente ético , saber si el supermercado había actuado correctamente . Y no , no lo hizo y por eso ha sido condenado .
Ella dimitió pero EROSKI debe pagar 30.000 € . Es es decir NO SE VA DE ROSITAS .