Mientras tanto, en Francia…

 Ariamsita

Hace algo más de mes y medio, os hablaba por aquí del nuevo gobierno de Francia presidido por Manuel Valls, de sus objetivos, proyectos y de los principales nombres que componían el mismo. Aprovecharé hoy este espacio para hacer un análisis rápido sobre el inicio de curso de este nuevo gobierno, y de hacia dónde caminan las reformas prometidas. Esta semana se comienzan a debatir en la Asamblea Nacional los Presupuestos Generales de 2015, con la izquierda aún agitada por la entrevista ofrecida este domingo por Emmanuel Macron, ministro de economía en la que habló de una posible reforma del sistema de prestaciones por desempleo.

Valls y Macron, Macron y Valls, siguen adelante con sus objetivos reformistas.Frente a quienes piden resultados inmediatos, recuerdan que se trata de reformas estructurales que no comenzarán a dar resultado hasta dentro de dos o tres años, y que habrá que esperar hasta diez para ver su pleno efecto. ¿Es esto sostenible en un marco político como el actual, en el que es difícil ver más allá de las próximas elecciones? Las esperanzas del Gobierno residen en que el impulso de cambio haga recuperar la confianza a hogares y empresas, proporcionando así algo de aire a la ahogada economía francesa. En este sentido, Macron afirma darse “6 meses para cambiar la tendencia de la economía francesa”.

Modernizar, liberalizar, eliminar obstáculos. Expresiones que se repiten una y otra vez y que buscan dejar claros los objetivos del Gobierno: es hora de flexibilizar la actividad empresarial y apostar por la innovación como medio para maximizar las oportunidades de jóvenes y parados. Facilitar trámites, simplificar leyes, legalizar de una vez por todas la ampliación de los horarios comerciales, o quitar poder a intereses corporativos que van en contra del interés general son algunos de los puntos clave que destaca Macron en las acciones inmediatas que recogerá la futura loi pour l’activité, cuyo primer proyecto fue presentado el miércoles . En sus propias palabras:“la solución no pasa por echar las culpas a Berlín o a Bruselas. La solución está (…) en nuestra capacidad de modernizar y desbloquear el país, liberar y simplificar la economía”.

Se cierra en banda, sin embargo, cuando se le pregunta por aumentar la jornada laboral o la edad de jubilación: “nuestro país progresará liberándose de regulaciones obsoletas, no disminuyendo derechos”: La protección social sigue siendo algo intocable, más allá de debates ideológicos. ¿De izquierdas, de derechas? El ministro pone sobre la mesa sus tres consignas: justicia, progreso y eficacia. Deja claro también que el calendario de reformas que plantea el gobierno será llevado a cabo de manera progresiva, nada de terapias de choque, a la vez que critica la brutalidad de las medidas de la época Sarkozy, a las que culpa en parte de la situación actual en el país galo.

Desde el Partido Socialista francés, en el que algunos sectores desconfían del proyecto económico de Valls y Macron, han saltado las alarmas al poner tanto el uno como el otro sobre la mesa el debate sobre las prestaciones de desempleo. Ante las insinuaciones de Valls sobre una nueva reforma con el fin de atajar el déficit actual de 4 millones de euros que arrastra la Unédic (organismo que gestiona el paro en Francia), Hollande dejaba caer a su primer ministro que “hay suficientes temas sobre la mesa para que estemos ocupados”, y que no existe necesidad de reformar por reformar. Sin embargo, el asunto se resiste a ser zanjado. En la entrevista que vengo citando, Macron deja claro que no existen temas tabú, que la última reforma fue insuficiente y que el Estado podría volver a gestionar directamente el paro si esto fuese necesario. Las reacciones han sido inmediatas: hay quien no ha tardado en comparar este gesto del ministro de economía con las salidas de tono de Montebourg: “cuando un presidente habla, los ministros aplican”, declaraba Jean-Christophe Cambadélis, primer secretario del PS. Voces entre los sectores más descontentos del partido han llegado a hablar de falta moral, e incluso desde el propio gobierno Ségolène Royal afirmaba que sería un gran error tocar al paro en pleno período de crisis. El Elíseo trataba de matizar las declaraciones del ministro el mismo domingo, afirmando que se refería a la negociación colectiva prevista para 2016, pero…¿por qué habría decidido Valls entonces repetir el martes que ningún tema está prohibido, y que esto incluía el paro?

Tan cierto como que las prestaciones por desempleo son uno de los pilares básicos del Estado del Bienestar lo es el hecho de que el sistema francés es uno de los más generosos de Europa.Si hablamos del tiempo que es necesario trabajar para tener derecho a percibir estas prestaciones, nos encontramos con una cotización de 4 meses de los últimos 28 en Francia, por 12 de los últimos 24 en Alemania, o un año completo de los últimos 6 en España. Respecto a la duración del mismo, la prestación puede puede durar hasta tres años en Francia, por un máximo de dos en Alemania o tan solo 6 meses en el Reino Unido. Francia es también uno de los países mejor parados también en la cuantía de la prestación, que oscila entre el 60 y el 75% del salario de referencia, pudiendo alcanzar hasta 12.000€, mientras en Alemania la cuantía varía entre el 60 y el 67% del salario con un máximo de 5800€, y en el Reino Unido se reciben entre 70 y 88€ semanales. Cabría pensar, por lo tanto, que existe aún margen para reformar el sistema. La pregunta es, ¿a qué precio?

Y mientras Francia trata de operarse a corazón abierto sin perder por ello el control de sus funciones vitales, Europa clava los ojos sobre el proyecto de ley de presupuestos para 2015, del que Jeroen Dijsselbloem, presidente del Eurogrupo, ha afirmado que parece estar lejos del objetivo previsto. La contrarreloj continua, y el encaje de bolillos entre la reducción del déficit, la necesidad de reformar, las tensiones dentro del propio partido del gobierno y la situación económica que se resiste a mejorar prometen un final de 2014 agitado. En manos de Valls y Macron, de Macron y Valls está el saber gestionarlo.

2 comentarios en “Mientras tanto, en Francia…

  1. Ojala sea cierto que ninguna reforma necesaria sea descartada a priori por miedo a su difícil gestión política y se atrevan a hincar el diente a las prestaciones por desempleo vigentes en Francia (y comunes en su esquema, en esencia, a las del resto de Europa), un sistema que es un claro ejemplo de la evolución perversa de algunos conceptos esenciales del estado del bienestar, que lo han convertido en algo desproporcionado, injusto y desincentivador del empleo.

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