Marc Alloza
Este año he tenido la suerte de ir de vacaciones a la Selva de Negra, una región del estado de Baden-Württemberg en Alemania. Siempre que salgo fuera de casa intento comparar un poco el modo de vida, costumbres, tiendas y otras “fricadas” que surgen aleatoriamente como por ejemplo en una escapada anterior a Viena, nos dio por contar coches Citroën (sólo turismos, los vehículos comerciales no valían) vs Porsche quedando en un ajustado 23-22 a favor de la marca francesa; más o menos como en mi barrio…
Volviendo a Alemania, a las primeras de cambio entramos en una autopista de tres carriles y, a pesar de circular a unos 120Km/h, nos empezaron a pasar vehículos como exhalaciones. Es bien sabido que en Alemania existen autopistas (autobahn) sin límites de velocidad, pero no caímos en la cuenta hasta que nos empezaron a arrancar las pegatinas del coche. Nos sorprendió la licencia que se llegan a tomar alemanes y también suizos. En el carril de la derecha los camiones circulan a buen ritmo, en central a menos de 130 era casi ir pisando huevos como se dice popularmente. En un momento determinado se presentó posibilidad y cometí la osadía de incorporarme en el carril de la izquierda. Allí a 150 Km/h estorbas, así que en el primer hueco disponible retorné al carril central para terminar en la zona de confort del carril de la derecha detrás de un “Primafrio” paisano. Sigue leyendo