José MarÃa Calleja
Ya lo sabÃamos, pero el general de la Guardia Civil Enrique RodrÃguez Galindo nos ha recordado en su reciente libro “Mi vida contra Etaâ€? (Planeta), las barbaridades que Pedro José decÃa a favor de la guerra sucia contra la banda terrorista. Hay párrafos del entonces director de Diario 16 –¿por que le sentará tan mal que le llamen por su nombre? — que llaman directamente al asesinato de etarras, que les tratan como animales y proponen rendir honores a los policÃas que los aniquilen.
En el último capÃtulo, a partir de la página 593, se pueden leer cosas como estas, escritas por Pedro José que, con tirantes o sin ellos, siempre ha sido un ultra:
«Ante los que han hecho del crimen todo un fin en sà mismo no cabe más que una contundente acción represiva que conlleve la eliminación de su presencia en la calle y su exterminio fÃsico si es preciso». (20 de marzo de 1981).
«¿Hasta dónde llegan los derechos humanos de las bestias?(.) A los policÃas que disparen contra ellos (los terroristas de Eta) se les recibirá como valientes» (23 de marzo de 1981).«La lucha contra Eta debe planearse como una campaña de “desratizaciónâ€? aplicando una serie de técnicas tan viejas como la historia del mundo…» (15 de abril de 181) (Nota: no se refiere a la prostitución).
«Para esos cómodos vigilantes de la doble moral serÃa bueno que la policÃa acabara POR TODOS LOS MEDIOS con el terrorismo, pero sin que la sociedad se enterara demasiado de la sangre, el sudor y las lágrimas que cuesta defenderla» (20 de abril de 1982) (Las mayúsculas son del original).
La lista de frases, todas del mismo jaez, es interminable y refleja hasta que punto Pedro José es un sujeto deleznable. Nos habla también de su falta de memoria y de la amnesia de tanta gente.
Años después se le metió entre ceja y ceja a Pedro José que tenÃa que entrevistar a la dirección de la banda terrorista.
Con motivo de las amenazas que sufrimos algunos periodistas en el PaÃs Vasco -a primeros de los noventa– elaboramos un comunicado, asaz moderado, para denunciar esas agresiones. Sus términos eran muy prudentes, se trataba de que firmara cuanta más gente mejor. Se decÃa que era necesaria la libertad para poder hacer periodismo y cosas de tamaña obviedad.
El manifiesto lo firmamos unos 300 periodistas de todos los medios excepto de Egin, Egunkaria –los entonces periódicos de Eta– y del Mundo del PaÃs Vasco. Recuerdo cómo Germán Yanke, entonces en aquel periódico, asistió a la rueda de prensa de presentación del manifiesto. Le comenté encantado que menos mal que habÃa un periodista del Mundo, le ofrecà el manifiesto para que lo firmara y me dijo que no podÃa; que él querÃa, pero que era imposible; que tenÃan orden de la dirección del periódico de no firmar ese manifiesto.
Hay un carretón de historias como esta que hablan de la catadura moral de Pedro José, del ultranacionalismo de alguna de sus redactoras –que ahora siguen siendo ultranacionalistas pero no vascas, españolas– y de cómo algunos elementos de la redacción del Mundo del PaÃs Vasco fueron fichados del Egin.
Cuando asesinaron a José LuÃs López de Lacalle, esos elementos tuvieron el cuajo de no bajar de la redacción a la calle para hacer un minuto de silencio en homenaje al periodista asesinado.