Senyor_G
En la época del tripartito en la Generalitat de Catalunya, otra vez vuelvo la época del tripartito, se intentó alguna medida para “obligar” a los propietarios de viviendas vacías a ponerlas “en el mercado”. Hablo de memoria, de la que me ha vuelto estos días. Por una parte ayudas a la rehabilitación y por otra “obligar” a alquilar si estaba vacía. De alguna época anterior, recuerdo también que nuestro concejal en el ayuntamiento de l’Hospitalet nos decía que no era tan fácil definir vivienda vacía. En cualquier caso, como ahora pasa con la oposición radical y extrema, vagamente recuerdo algún artículo del amigo de todos, Durán i Lleida, en contra de las expropiaciones socialistas o comunistas o del flower power. Que el derecho a la propiedad era sagrado y no se podía expropiar.
El democratacristiano Durán i Lleida, como ahora recientemente la Señora Ayuso y otros posicionándose contra las expropiaciones, mienten cuando nos quieren decir que la propiedad es para ellos sagrada y que ellos están en contra de expropiarla. Entre otras cosas porque aquel tripartito solo hablaba de expropiar el uso y por otra parte la misma constitución nos dice que “Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general”. A mí me parece que que no haya nadie en la puta calle cuando hay viviendas vacías es de interés general, no sé si porque soy de izquierdas, un buenista o simplemente me quedó alguna idea buena de la catequesis.
En una interesante historia que ahora no viene al caso, me comí con patatas mi piso de soltero en l’Hospitalet, y si por lo que fuese ahora no me diese la gana de alquilarlo y prefiriese dejarlo vacío las derechas de este país, con las siglas que sean, les parecería perfecto y no verían interés general ni derecho de otros para obligarme. Mira que yo tendría interés en que me expropiasen ese piso, pero no.
En otra interesante y más bonita historia que la anterior y relacionada con ella, me casé, pero no pude vender mi piso de soltero mientras me compraba otro cerca de la estación de Sants. Si un día fuese necesario ampliar esta estación o hacer más túneles, por bien de la economía y avalada la decisión por que no se cuantos informes de diversos organismos públicos, privados y público-privados barceloneses, catalanes, españoles y europeos, se haría. Es decir, sería de interés general que se incremente el PIB, o los beneficios de unos accionistas, o que se genere no sé cuánta mejora en la movilidad (para ir a trabajar y mover mercancías) o este tipo de cosas que se publican y no se contrastan tantas veces. Entonces todos esos que están en contra de expropiar no ya la propiedad sino el uso de bienes ociosos, estarían a favor de la expropiación de mi vivienda según marquen las leyes que hay para ellos, con el justiprecio o compensaciones necesarias. Y esa vez yo estaré en contra.
Porque en España se expropia propiedad privada, para hacer infraestructura por ejemplo, ¿o alguien se piensa que las carreteras estaban ya dibujadas desde el séptimo día del mundo? Otra cosa es que haya quien piense que hacer carreteras es mucho más importante que dar techo y cobijo a las personas o como dicen algunos a las familias.
Como se dice tantas veces, dinero hay, pero para unas cosas. Para unas expropiaciones, pero no para otras, para hacer cumplir unas leyes y no otras. Convendría recordar que los desahucios los pagamos todos y entonces no parece importar bombear dinero de las rentas bajas a las altas. Argumento que se ve que es importantísimo para no rebajar tasas en las universidades.
Aprovecho, como en Madrid habrá elecciones pronto y habrá un par de partidos que se harán los cristianos y herederos de un legado de dos mil años de historia y además vendrá lo de la cruz para la declaración de hacienda, les reto a que hagan suyas las propuestas que tenga Cáritas para vivienda y trabajo. Y no sólo se preocupen del nacimiento y la muerte de los españoles y otros cristianos, sino sobre todo por lo que pasa entre medio: educación, sanidad y techo.
Recuerde si se puede expropiar una propiedad privada para ampliar una estación, un aeropuerto o una carretera, también para dar techo a todos, y no sólo por navidad. Y sí con nuestros impuestos se desahucia con razón o incluso por mala fe del propietario, y se tienen los pisos vacíos del SAREB por ejemplo.
«Ada Colau ha reclamado este lunes suspender o rebajar el pago de los alquileres de los comercios de la ciudad para “mantener miles de empleos y facilitar la recuperación social y económica”. La alcaldesa de Barcelona también ha pedido a los propietarios inmobiliarios que faciliten rebajas, carencias y moratorias en el pago del alquiler de los inquilinos de viviendas durante este mes de marzo si existen dificultades de pago. La líder de Barcelona en Comú quiere que los arrendatarios sean «corresponsables» y asuman un impago de alquileres que, según ella, no son «culpa de nadie».
Asimismo, la alcaldesa también ha pedido al Gobierno de Pedro Sánchez que apruebe una moratoria en el pago de alquileres a nivel estatal. Según Colau, ha hecho la petición tanto en público como en privado, aunque hasta ahora el Ejecutivo en el que participa su socio de partido Pablo Iglesias ha hecho caso omiso a su petición. »
23/02/2021 12:37h
Vicenç Hernández Reche – TRIBUNA ABIERTABARCELONA Guardar
Dicen que quien no aprende de la historia está condenado a repetirla, y esto es lo que parece que nuestros dirigentes políticos padecen cuando toman decisiones de espaldas al aprendizaje de las consecuencias pasadas.
Mucho se ha escrito sobre las repercusiones de poner un tope a las rentas en el mercado de alquiler, pero aunque el sesgo político de cada uno desvirtúa la objetividad, no está de más que hagamos un pequeño repaso a lo que nos dice la historia sobre medidas de este tipo. Partimos de la base que se trata de un problema real, porque no hay discusión posible en el diagnóstico de la situación de inaccesibilidad a una vivienda digna por parte de ciertos colectivos de la sociedad. El problema existe y necesita de soluciones que garanticen la estabilidad social y económica del conjunto de la población.
Vaya por delante que la Administración ha tomado la decisión más favorable a sus intereses desde la óptica política ya que esta medida tiene para su favor tres grandes ventajas.
– Es de rápida implementación. Otras soluciones con historial más exitoso tardan más en poderse llevar a cabo y ver su efectiva aportación.
– Es populista. No se entienda el término desde el punto de vista peyorativo, pero está claro que hay decisiones que entran mejor por los ojos que otras. Si mañana nos dicen que van a subir los impuestos, a nadie le gusta esta medida. Si luego esa decisión se argumenta y se demuestra que el destino de la recaudación se aplica a fines positivos la decisión podría darse por buena, pero de entrada no es plato de buen gusto. En cambio, decir que se va a limitar el precio de las rentas para que la gente pague menos por una vivienda genera un impacto positivo a una gran mayoría de personas ya que en el corto plazo es fácil caer en el sesgo de no valorar las consecuencias futuras. Esto es algo bien conocido en marketing político y más adictivo que cualquier substancia psicotrópica.
– Transfiere la responsabilidad social y económica centrando la atención mediática y el punto de mira en un tercero que tiene que asumir el coste de la decisión.
Pero el gran contrapeso a estas ventajas es que las decisiones difícilmente son planteadas bajo el estudio de potenciales escenarios más allá del corto plazo. Lo podemos ver constantemente en el ámbito de la educación o la sanidad, por lo que la economía no escapa de esta falta de visualización estratégica política. Es por ello que conviene mirar atrás y ver qué ha pasado cuando otros países han querido hacer lo mismo.
Dicho esto, ¿es el establecimiento de límites a las rentas del alquiler la solución al problema?, veamos qué dice la historia. Esta regulación no es para nada novedosa ya que se empezó a llevar a cabo en Europa tras la primera guerra mundial y en Estados Unidos tras finalizar la segunda. La relocalización geográfica de los soldados que volvían de las guerras hizo que se produjera concentración de fuerza laboral y actividad industrial en determinadas zonas, provocando un alza de los precios en el mercado de alquiler residencial. Con el paso de los años diversas ciudades en todo el mundo han realizado experimentos similares de limitación de rentas obteniendo resultados comunes y bastante clarificadores.
La prueba histórica expone la aparición de efectos negativos cuando estas políticas se mantienen durante períodos de tiempo elevados ya que el mercado reacciona disminuyendo el número de viviendas disponibles, cambiando la composición de la vivienda ofertada con el objetivo de sortear la regulación y reduciendo los gastos de mantenimiento de las viviendas. De manera adicional, debido a que este tipo de medidas se focaliza en determinados colectivos se genera una segmentación en el mercado de la vivienda originando un mercado paralelo que separa por condiciones socioeconómicas de los hogares. Esto tiene una evidente repercusión en la movilidad laboral de los trabajadores que no quieran perder un alquiler inferior al precio del mercado, y de manera alternativa provoca una subida del alquiler en aquellos segmentos que queden fuera de la regulación.
La evidencia empírica ha demostrado que este tipo de medidas solo son efectivas cuando se hacen por un periodo de tiempo limitado y en combinación con otras medidas como el aumento de oferta de vivienda pública de alquiler y el incentivo de la oferta privada. De manera aislada, sin predeterminación limitativa en el tiempo y sin la correcta combinación de otras medidas, no han funcionado nunca.
Si algo ha demostrado la economía conductual es que se consiguen mejores resultados mediante la persuasión que mediante la obligación. Ofrecer soluciones que incentiven a la propiedad a no subir las rentas, incluso a reducirlas, mediante exenciones, desgravaciones y bonificaciones fiscales es una solución que no se ha planteado. Combinar estas medidas con la posibilidad de aplicar ayudas limitadas en el tiempo a los colectivos afectados para que puedan complementar sus ingresos y facilitar así el pago de sus obligaciones contractuales tampoco se ha llegado ni a debatir. Y es que ambas soluciones pasan porque la Administración se sacrifique económicamente asumiendo responsabilidades, pero siempre es más fácil que la fiesta la pague otro. La dificultad de acceso a la vivienda es un problema social con graves repercusiones económicas, por lo que es la Administración Pública quien debe responsabilizarse a la hora de tomar decisiones que solucionen este tipo de problemas. Si de manera adicional se establecen protocolos de colaboración público-privada e incentivos para que los agentes privados tengan interés en favorecer estas medidas, la combinación es sublime.
Por desgracia, en más ocasiones de las deseadas la falta de conocimiento y la necesidad de tomar decisiones que generen réditos electorales a corto plazo superan a la visión estratégica. Y es que hay pocas cosas que superen al peso de la historia, a excepción de la soberbia.
Y ahora los resultados de Colau
«Alquilar en Barcelona, un 24% más caro desde la llegada de Colau
El retorno de barceloneses ‘expulsados’ al área metropolitana encarece el precio del alquiler, un 24% más caro que a principio de mandato de Ada Colau.
Pisos vacíos, falta de suelo y presión turística son algunos de los ingredientes del cóctel que convierte a Barcelona en la ciudad española con el precio de la vivienda más elevado. Las viviendas a la venta en la capital catalana se encarecieron en enero hasta los 4.024 euros por metro cuadrado, según datos de Idealista, y superaron a San Sebastián, tradicionalmente la urbe más costosa.
Si adquirir una vivienda es una quimera para amplios sectores de la población, vivir de alquiler en Barcelona tampoco es una misión al alcance de cualquiera. Arrendar un piso en la ciudad costó de media 877,3 euros al mes en 2017, según el último informe de la Cambra de la Propietat Urbana, elaborado a partir de los datos de las fianzas depositadas de los nuevos contratos.
La cifra queda lejos de los 688,1 euros de renta que destinaban los inquilinos en 2014, cuando el mercado inmobiliario de la ciudad todavía se recuperaba de los estragos de la crisis, y es el resultado de una escalada de precios ante la que las administraciones no han sido capaces de hallar una solución.
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, asumió la vara de mando en junio de 2015, tras una campaña electoral en la que su formación, Barcelona en Comú (BeC), prometió paliar los problemas de acceso a la vivienda. 32 meses después, alquilar una vivienda en Barcelona es un 24% más caro. »
El artículo dice que hay efectos negativos cuando la medida se prolonga en el tiempo. Es decir, que no parece haberlos cuando es para una situación de emergencia.
El artículo dice lo que dice :
« La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, asumió la vara de mando en junio de 2015, tras una campaña electoral en la que su formación, Barcelona en Comú (BeC), prometió paliar los problemas de acceso a la vivienda. 32 meses después, alquilar una vivienda en Barcelona es un 24% más caro. »
No es la izquierda , tampoco la derecha , es simplemente Colau . Como diría Aragonés ¿ Se entiende o no se entiende ?