11-M(entiras) (I)

Aitor Riveiro

Nos acercamos a la veintena de sesiones del juicio por los atentados del 11-M. Durante el mes que ya dura la vista, hemos sacado muchas cosas en claro. Por ejemplo, la indecencia de algunos abogados de la acusación, que se dedican a deslegitimar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, enmarañando el juicio con preguntas capciosas y tratando de presentar pruebas falsas. Que el juez Bermúdez es un déspota, pero que lleva el juicio por los derroteros por los que debe ir. Que la mayoría de los abogados de la defensa están para cumplir la papeleta que les tocó merced al turno de oficio. Que un juicio de estas características se hace aburrido y tedioso.

Sin embargo, también nos está sirviendo para saber qué ocurrió antes, durante y después de aquel fatídico jueves de marzo en el que un grupo de terroristas segó la vida de 191 trabajadores y estudiantes. Tenemos conciencia de 11 mentiras que, antes o después, deberían ser anotadas en el ‘debe’ de más de uno.

Mentira #1: No sabemos qué explotó en los trenes

Uno de los primeros ‘agujeros negros’ del 11-M que algunos políticos, periodistas e ingenieros industriales de este país descubrieron fue el de la ausencia de certeza en el explosivo que los terroristas utilizaron en los atentados. Según los ‘agujerólogos’, nunca antes había sucedido tal cosa, pues todo el mundo sabe lo sencillo que resulta para un químico, un tedax o un ingeniero de minas dirimir el tipo de explosivo utilizado en una bomba. De momento, esto es mentira.

Además, tampoco es verdad que se desconozca el explosivo que utilizaron los terroristas. Desde las 14.00 del mismo día 11 los investigadores eran perfectamente conscientes de que el atentado se perpetró con dinamita Goma2 Eco, lo que se puso en conocimiento de sus superiores.

Por cierto. Las bombas que nunca estallaron en las vías del AVE también contenían Goma2 Eco.

Mentira #2: La ‘mochila de Vallecas’ es una prueba falsa

Para que la teoría de la conspiración se tenga en pié, es imprescindible deshabilitar las pruebas de la Fiscalía. Así, centrarse en la prueba de cargo, la más importante de todas las halladas en los escenarios de la masacre se hace indispensable. Otra de las grandes mentiras del 11-M se refiere, pues, a la mochila encontrada en la estación de El Pozo y que, tras ser desactivada por el Tedax ‘Pedro’ ‘Paco’, condujo a las primeras detenciones, entre ellas la de Jamal Zougam, uno de los presuntos autores materiales.

Según la teoría de la conspiración, alguien (nunca se indica quién), colocó esa bolsa entre los bultos sacados de las estaciones para “dirigir��? la investigación hacia los “pelanas de Lavapiés��?. Según los ‘agujerólogos’, la bomba estaba montada con la intención de que no estallara.

Durante el juicio, sin embargo, se ha demostrado que no sólo fue la mochila ‘número 13’ la que se negó a estallar, sino que otras dos no lo hicieron. Todas ellas eran iguales: un teléfono móvil, una tartera, una maraña de cables (enlace de pago). También hemos sabido porqué la ‘número 13’ apareció donde no debía y, en contra de lo que defienden los conspiranoicos, que la cadena de custodia de la ‘mochila de Vallecas’ nunca fue rota.

El juicio, además, nos ha deparado grandes momentos, instantes que deberían pasar a la posteridad. Uno de esos momentos fue la declaración del Tedax ‘Paco’, el encargado de desactivar aquella madrugada del 12 de marzo, curtido en la desactivación de bombas en el País Vasco, relató cómo fue la más importante de sus actuaciones.

‘Paco’ lo tiene claro: el artefacto no se correspondía con las que fabrican «otros grupos terroristas de carácter autóctono», pero sí con las que se fabrican en «Oriente Medio». Además, el Tedax resalta una incongruencia en la fabricación de la bomba: el sistema de activación “de confección sencilla» era «muy ingenioso», pero nunca pudo explotar porque los cables no estaban “encintados��?.

Mentira #3: La Kangoo nunca fue utilizada por los terroristas

Otra de las pruebas de cargo contra los terroristas acusados. Otra vez, el intento de arremeter contra la Fiscalía, el juez instructor y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Dicen los ‘agujerólogos’ que, al igual que la ‘número 13’, la Renault Kangoo es una pista falsa, inducida. Dicen, además, que estaba vacía cuando la encontraron y que la “rellenaron��? en la comisaría central de Canillas. Dicen, en definitiva, que los policías que la revisaron, los que la trasladaron y los que la custodiaron en Canillas son culpables de colaboración con banda armada y de un delito de conspiración para cometer un atentado terrorista, así como de cómplices de ocultar a los verdaderos autores de la muerte de 191 personas. Ahí es nada.

Pues bien, los testimonios de los diferentes implicados en esta supuesta trama son clarificadores. El agente que revisó en un primer momento la furgoneta aseguró en el juicio que «había muchas cosas, y que estaban revueltas». Además, el agente dejó claro que sabía lo que hacía cuando buscaba alguna pista que relacionara la Kangoo con ETA: «Busqué un elemento de entidad, un artefacto explosivo para borrar huellas, si estaba forzada la puerta o si las matrículas estaban dobladas», es decir, falsificadas. Como nada de eso existía, concluyó que «no se daban los elementos exteriores de ETA» (enlace de pago).

En la Renault Kangoo se encontraron los detonadores que llevaron a los investigadores a la ‘trama asturiana’ de los explosivos; a Suárez Trashorras; a Mina Conchita; a más Goma2 Eco. Además, se hallaron huellas y restos de ADN de algunos de los encausados.

(Continuará…)

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