El Estado de Derecho

Ignacio Sánchez-Cuenca 

Sí, el Estado de Derecho. En cuanto se pronuncia esa expresión, todos nos ponemos solemnes. La derecha se llena la boca a todas horas con el Estado de Derecho. El Gobierno y el PSOE, como en esta última etapa han decidido copiar la retórica del PP, recurren a los mismos lugares comunes. El imperio del gobierno; un gobierno de leyes, no de hombres. El Estado de Derecho como arma suprema en la lucha contra el terrorismo.

 

Para rebajar un poco el entusiasmo reinante sobre nuestro «Estado de Derecho», me gustaría señalar algunos de sus más descarados incumplimientos por parte de aquellos que con mayor vehemencia lo enarbolan.

* Primero, con respecto al terrorismo, la verdad es que hay motivos para la preocupación. El terrorismo produce tanta rabia, dolor y desesperación en la sociedad, que mucha gente es partidaria de luchar contra ETA pasando por encima de algunas garantías que se suponen fundamentales en el Estado de Derecho. Por partes:

* El Tribunal Supremo cambió la aplicación de la ley de forma ad hoc y arbitraria para evitar que Henry Parot saliera de la cárcel. Pero la aplicación de la ley debería ser universal e imparcial en un Estado de Derecho.

 

* Por iniciativa del entonces ministro de justicia, Juan Fernando López Aguilar, se actuó sin fundamento jurídico alguno contra Ignacio De Juana para acallar a los medios de comunicación más vociferantes, que decidieron hacer toda la demagogia posible de este caso. El episodio es bien conocido. Por unos artículos en una revista en los que se vertían unas amenazas vagas (amenazas realizadas por un presidiario, desde la cárcel), se le pidió una condena desmesurada desde cualquier punto de vista. El sujeto, un asesino en serio, viendo la oportunidad que se le abría, inició una huelga de hambre sabiendo que la gente sensata tenía mala conciencia por la forma en que se había evitado su paso al tercer grado.

 

* Arnaldo Otegi está en la cárcel por un homenaje a un etarra muerto. Yo entiendo que se prohíba una organización política si está orgánicamente vinculada a una organización terrorista. Pero no puedo entender que en una democracia un ciudadano pueda acabar en la cárcel por hacer un homenaje a un muerto, por muy asesino que fuera el muerto. Como si el Estado y la sociedad no hubieran consentido toda clase de homenajes a Franco y los franquistas sin que aquí no haya pasado nada. A mi me parece muy bien que se homenajee a Franco o a un etarra. Son derechos fundamentales de los ciudadanos en una democracia bien asentada.

 

* Desde el primer momento apoyé la Ley de Partidos. Me parece razonable prohibir un partido si actúa al servicio de una organización terrorista. Pero la verdad es que el desarrollo y aplicación de la ley resulta inquietante. Las exigencias de condena de los atentados me parecen algo infantil. «Condena o te prohibo». Y los criterios para determinar si un partido nuevo, o un partido ya existente, reemplaza al partido ilegalizado, están en el límite de lo que es admisible en una democracia. Dejan demasiado margen a la arbitrariedad.

 

* A todo esto hay que sumar las críticas que año tras año viene haciendo una organización como Amnistía Internacional sobre las reglas que se siguen en las detenciones que se rigen por la ley antiterrorista. Son muy poco garantistas. Bastaría con poner cámaras en las comisarías y con permitir la presencia de un agente externo que vigilara el proceso para que desterraran de una vez los abusos policiales que sabemos que existen pero de los que no queremos hablar por pura hipocresía. Entiendo que miremos para otro lado, pero no que nos jactemos de la razón que nos asiste por actuar desde el Estado de Derecho.

 

No todo lo que falla en nuestro Estado de Derecho tiene que ver con el terrorismo. El Partido Popular se ha especializado en defender un ideal que incumple de forma sistemática. Pondré unos cuantos ejemplos adicionales.

 

* El Partido Popular se permite el lujo de incumplir abiertamente las leyes que aprueba el Gobierno de España. Sin duda quien lleva más ventaja en este terreno es Esperanza Aguirre en la Comunidad de Madrid. Ha renunciado a ejecutar la Ley Antitabaco, las ayudas a la vivienda para jóvenes, o, más recientemente, la Ley de Dependencia. Cuando los nacionalistas vascos anuncian su desacuerdo con la aplicación de alguna ley, los periódicos se llenan de editoriales enfáticos sobre el valor del Estado de Derecho. Y me parece muy bien que sea así. Cuando lo hace el PP, todos sabemos que no es tan grave. Sobre todo lo saben los familiares que tienen a alguna persona dependiente a su cargo.

 

* El Partido Popular pidió la convocatoria de un referéndum tan inconstitucional como el de Ibarretxe sobre el estatuto catalán. Cuando se dieron cuenta del error, cambiaron y hablaron de una consulta genérica basada en una pregunta más absurda que la mayor tontería que se le pueda ocurrir a Ibarretxe. No contentos con eso, pidieron firmas por toda España. Rajoy llegó al Congreso con 400 millones de firmas (las que calculó Telemadrid). La prensa dijo que eran las cosas de Mariano y del PP. Por supuesto, no tenía mayor trascendencia. La rabia y el insulto hay que reservarlos para el lehendakari.

 

* El Partido Popular ha entrado a saco en el Tribunal Constitucional, desequilibrando su precario funcionamiento. Ha intentado imponer su punto de vista a base de recusar por motivos espurios a los magistrados que no comparten su punto de vista.

 

* El Partido Popular, en una maniobra insólita, ha impedido la renovación del Consejo General del Poder Judicial para no perder la mayoría que tiene en ese órgano. Zaplana, con el descaro al que nos tiene acostumbrados, se ha jactado de vetar cualquier acuerdo hasta que no hayan pasado las elecciones. 

 

Este es nuestro Estado de Derecho y estas son las estrategias de su principal defensor. El panorama es bastante desolador. Por eso resulta tan incomprensible que en este fin de legislatura el PSOE haya decidido no distinguirse del PP en materia de política antiterrorista, alineándose con el discurso de que con ETA se acaba mediante el Estado de Derecho. Nos merecíamos algo mejor.  

 

 

64 comentarios en “El Estado de Derecho

  1. Fernando, no sé cuantas veces usted ha estado de un lado u otro de una pistola. O del lado del percutor o del lado del cañón, pero lo que le puedo asegurar es que sacar una pistola y encañonar a una persona no es una respuesta defensiva, es cuanto menos intimidación. Es un delito. Y el decir lo tan manido de «usted no sabe con quien está hablando» que soy juez del constitucional, cuando menos es un uso bastante indebido de su cargo que si tuviese la más mínima decencia, no ya como juez, sino como persona, le tendría que llevar a la inmediata dimisión.

    Y se lo dice alguien que de pistolas sabe algo, por desgracia.

  2. 49 Por mi que no quede

    ¿Supongo que querrás decir que me ponga en el caso en el que, Conde Pumpido o Perez Tremp, fuesen los que dijesen que era falso eso de que que hubiesen sacado un arma no? Esta es la situación que la información plantea hoy. Mañana no se.
    Me imagino que yo no hubiese dicho nada, ya que la noticia no se habría comentado en el blog. No suelo ser yo quien lance noticias. Generalmente respondo a comentarios que salen. Caso de comentarse esa supuesta noticia, presumo que el comentario de los asiduos al blog no sería inculpatoria, en principio, y defenderían la presunción de inocencia de Perez Tremp o de Conde Pumpido. Yo, previsiblemente y dependiendo de la información, me la tomaría a cachondeo y escribiría algo en ese camino. Pero, como digo, no creo que saliese como comentario por parte de los asiduos. Se suelen dar de lado esas situaciones que compromenten a la familia.

  3. ….y no será que venía (con la venia) del Toy’S’Toermundo arsuelo, con la toga recien planchá y almidoná.

  4. No sé si usted me considera asiduo del blog o no, pero esté seguro, Fernando, de que si yo hubiera leído esta mañana la noticia de que alguno de los dos señores a los que menciono habían sacado una pistola en un incidente de tráfco, la habría comentado indignado en el blog. Hoy, en cambio, no lo hice, pero simplemente porque se me adelantaron otros. Cualquier persona que saque una pistola en un incidente de tráfico me pareceque no debe ostentar un cargo de responsabilidad. No digamos ya si, como dice Pablo Franco, recurre al «no sabe usted con quién está hablando». Da igual que esa persona sea afín al PP, al PSOE o a la ORT, pongamos por caso.

  5. En fin tambien en nuestro estado de derecho tenemos que asumir que un juez con mentalidad franquista este en el Constitucional y haga de su arma un sayo…..debe de ser un jues justisiero…inmerso en su bucle melancolico colico melan bucle.

  6. Amistá, a lo mejó er juez llevaba un ordenata en el coche y escribió en er Google «Discusión de tráfico». Lo que leyó lo debió acojoná. Haz tu la prueba y pregúntalo.
    Pero yo lo que creo que pasó fué lo siguiente: Perdone usted, señor, ¿se ha dado usted cuenta que ha tenido un pequeño despiste y casi me saca usted de la carretera? ¿No me diga? lo siento en el alma. Nada, nada, no ha sido nada. ¿Tiene usted fuego? si, hombre tenga uted. ¡Vaya!, ¡que pistolita mechero más bonita!. Ya ve usted, regalo de mi nieto. Pues nada hombre, vaya usted con Dios, y preste algo más de atención. Adios ….. un amigo.

  7. Yo no tengo claro si el 56 intenta ser gracioso, irónico, sarcástico o cáustico. Pero por si acaso le voy a llamar NaOH.

    Mire tal como yo lo veo y como me he contagiado de los «queremo de sabé», voy a seguir su método empírico.
    El señorío dice que fue el chico quien casi le saca de la carretera a su todo terreno de 2000 kilos. Fale, aceptamos barco. Pero hasta ahí, si le soy sincero me da un poco igual quien cometió la infracción al volante. Lo que empieza a importarme es el momento en el que los dos se bajan de los coches.
    Una posibilidad es que el chaval este, que es cerrajero y con no demasiadas luces, por lo que parece, sea un importante jurista de incógnito y por eso conozca la identidad del juez en cuanto lo ve delante. Puede ser, pero vamos, yo estudio Derecho y le aseguro que si veo a este señor delante no lo conozco de nada.
    Al conocer al juez, da la casualidad de que se sabe toda su biografía y por eso se sabe (lo sabemos todos, claro) que tiene una licencia de armas tipo B que le faculta a llevar una pistola para autodefensa.
    Entonces el cerrajero-jurista-de-incógnito, aleccionado por Rub-al Quaba dice… Tate, como este es el juez García Calvo, y tiene licencia de armas y además es peperufo y yo estoy a sueldo de moncloa como Ignacio Sanchez Cuenca, Calleja y Suso del Toro, entonces me voy a un cuartel de la guardia civil, de esos del 11-M y le denuncio y así le dejo quedar mal.

    No digo que no, es una opción y es posible, claro.
    Ahora, la otra opción es que un cerrajero medio golfillo con el muebleuve de su papi va por la carretera, le hace una rara al juez o el juez se la hace a él, me da lo mismo y todo termina bajándose los dos, que además el cerrajero va con la chavala y se le sube la bilirrubina.
    Cuando se bajan del coche, le suelta frases educadas del palo de… «viejo de mierda, te voy a romper la cara» y otras fórmulas corteses por el estilo, a lo que el juez le contesta algo así como «niñato tu no sabes con quien estás hablando, que soy juez del tribunal constitucional» el niñato se calienta le amenaza con aplaudirle las orejas y el señor juez, que es como mínimo igual de chulo que el niñato, pero con más pasta le saca el fusco y le dice algo así como…. «vamos a llevarnos bien……».

    Ahora que cada uno piense que versión le parece más probable.

  8. En alguna ocasión truje a este bendito lugar la biografía del ínclito magistrado Roberto García Calvo, que en mi no menos bendita Almería fue gobernador civil franquista y jefe provincial del Movimiento. Todo un personaje mimado por el PP. De ahí que me extrañe poco esa tendencia natural al «usted no sabe con quién está hablando» o tener una pipa para asustar.

    En el más tóxico de los blogs existentes, el de SG (donde hoy ha causado sensación el artículo en DC de Sánchez-Cuenca), el patrón del lugar hace chanza con el episodio del magistrado destapado por «El País». Me juego una cena a que de tratarse el implicado de alguno de los magistrados progresistas citados más arriba, la respuesta del pseudoperiodista y de sus fanáticos sería de órdago.

  9. 57 Pablo Franco

    Pues mira. Yo casi diría, que de las dos versiones que me dás, la segunda es la que considero más probable. ¿Y yo me pregunto? ¿Que tiene que hacer el juez tras la denuncia? ¿Reconocer que sacó el arma? ¿Y que consigue con eso? Por lo pronto lo primero que no hace es no ampararse en lo que el estado de derecho permite, en el sentido al derecho de no autoinculparse como postura de propia defensa. Caso de hacerlo, lo único que consigue es demostrar su culpabilidad, en el hecho de haber hecho uso de su arma, sin posibilidad de demostrar que la situación lo podía haber requerido, cosa quenunca se podría demostrar. ¿Que un juez debe dar ejemplo en ese tipo de situaciones? pues yo diría que, en este caso, no lo veo ni necesario ni conveniente, porque autoinmolarse, sin posibilidad de conseguir, por el otro lado, ningun reconocimiento de ningun tipo de culpabilidad, que tampoco sabemos en que hubiese derivado, caso de no haberse desarrollado como se desarrolló, ni aporta nada ni resuelve tampoco nada. Que el estado de derecho funcione y delimite las responsabilidades y culpabilidades que puedan existir, sin que para ello tengan ninguno de los afectados que renunciar a su derecho de no testificar en contra de si mismo. ¿Cuantos casos sabemos que se dan en el que existen fuerzas del orden presuntamente implicadas en asuntos de abuso de autoridad, en muchos casos con lesiones, que no pasan más allá de la denuncia? Y los testigos si están obligados a declarar la verdad …. y ya se sabe que suelen hacer los compañeros.
    Yo no le doy mayor importancia al hecho ni me meto a valorar si el juez abusó o salvó su vida, que nunca se sabe como pueden terminar etas historias.
    Lo relevante es que fué quien fué, no lo que pasó y de ahí el cubrimiento informativo que la noticia tiene.
    Que actue el estado de derecho con sus recursos y si se demuestra que el juez es culpable, que lo pague.

  10. Pablo, tú que eres gallego de pro, ¿es cierto que el buen rollito entre PSOE y BNG puede llegar a algo más que a acuerdo de gobierno autonómico o a apoyos parlamentarios en Madrid?.

  11. Empiezo por el final.
    No, Jon, no se tragan.

    Para Fernando.
    Pongamos por ejemplo que no es un juez que ha encañonado a un pringao. Pongamos por ejemplo que es un violador que ha violado y estrangulado a una mujer.
    Por supuesto aquí estaríamos cagandonos en sus muertos si él dijera que no es cierto, que la víctima se dejó e incluso lo disfrutó.
    Quizás usted contestaría lo que sigue:
    ¿Y yo me pregunto? ¿Que tiene que hacer el sujeto tras la denuncia? ¿Reconocer que la violó? ¿Y que consigue con eso? Por lo pronto lo primero que no hace es no ampararse en lo que el estado de derecho permite, en el sentido al derecho de no autoinculparse como postura de propia defensa. Caso de hacerlo, lo único que consigue es demostrar su culpabilidad, en el hecho de haberla violado, sin posibilidad de demostrar que la víctima lo podía haber querido, cosa quenunca se podría demostrar.

    ¿a que cambia el cuento?
    No, oiga, que no estamos hablando de los derechos del indivíduo-denunciado-detenido. Estamos hablando de lo que ha hecho. De si ha hecho una macarrada o si el cerrajero se lo ha inventado todo. Y nadie está diciendo que se dé latigazos en la plaza pública, lo que estamos diciendo es que ese señor no es digno de ostentar el cargo que ostenta.
    ¿o tampoco podemos?

  12. 62 Pablo Franco

    Claro que puedes, nadie te puede impedir que digas lo que se te antoje. De hecho lo haces, igual que yo. En cuanto a la opinión de que ese señor no es digno de ostentar el cargo que ocupa, me parece perfecto que opines así. No voy a ser yo quien rompa más lanza en su favor que las que le correspondan como perceptor de todas las garantías que le correspondan como ciudadano en un estado de derecho. Ya anticipaba en mi primer comentario las carencias que nuestro estado de derecho tiene y los malos usos y abusos que en él se dan. Repito que no tengo ni idea de lo que pasó y solo conozco las versiones que los dos afectados han dado, contradictorias entre ellas y que han sido recogidas en la noticia. De las versiones ni puedo saber quien dice la verdad, ni quien no. Pero repito que el estado de dercho está obligado a depurar las posibles responsabilidades, sin que ello conlleve la negación del derecho a no testificar en contra de si mismo. Aparentemente tu ya tienes claro que el que dice la verdad es el cerrajero. pues muy bien. Es tu opinión y puede que estés acertado. Yo no lo se.

  13. Lo que da de si ,un juez con un arma en la mano gritando :
    “no sabe usted con quién está hablando”….»To er mundo ar suelo»…en fin me voy a ver como esta el Azar en la pagina siguiente.

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