Holocausto: la lucha contra el olvido

Marta

El próximo domingo 27 de enero se celebra el Día Internacional en Memoria de las víctimas del Holocausto, establecido así por la ONU hace tres años. Precisamente el 27 de enero de 1945, el ejército soviético liberó el mayor campo de concentración nazi: Auschwitz-Birkenau, situado en la actual Polonia. El objetivo de esta conmemoración es el de no olvidar uno de los mayores horrores de la historia de la humanidad, e intentar que no se vuelva a repetir nunca más.

Los hechos que subyacen bajo esta conmemoración deberían ser conocidos por todos. En 1933, Hitler accedió al poder en Alemania, y apoyado por un potente partido nazi, desmanteló la frágil República de Weimar y en su lugar creó un Estado totalitario, que entre otros rasgos, se caracterizaba por la creencia en la superioridad de la raza aria, al mismo tiempo que se basaba en un atroz antisemitismo, que, por lo demás, no era patrimonio exclusivo alemán, por desgracia.

Sin embargo, ese odio hacia los judíos se llevó en Alemania mucho más lejos que en ninguna otra parte del mundo. Se les persiguió desde un primer momento, se les aisló socialmente, se buscó su ruina económica (léase la Noche de los Cristales Rotos), y, una vez decidida la tétrica Solución Final, se procedió a su exterminio sistemático en lugares como Auschwitz-Birkenau, definido por Primo Levi (que permaneció allí casi un año) como el infierno en la tierra.

Como en todos los casos de persecuciones, guerras y matanzas, hay un baile de cifras de los muertos en los campos de concentración nazis, aunque se suele manejar la cifra de 6 millones de judíos asesinados. Otros ejemplos ofrecen una idea más precisa de la brutalidad del Holocausto. Así, sólo el 5 por ciento de los judíos italianos deportados pudo regresar a sus casas. En el caso del grupo de 650 personas con el que fue deportado Primo Levi, sobrevivieron dos o tres.

Han pasado algo más de 70 años desde el final de la Segunda Guerra Mundial, y por tanto, del fin de esta locura sin límites. El paso del tiempo hace que se difumine la magnitud del espanto, del que quedan, por razones biológicas, cada vez menos testigos supervivientes. Evidentemente, se ha escrito mucho y se han realizado todo tipo de trabajos en todos los formatos inimaginables sobre esta cuestión. Sin embargo, existe el riesgo de que se olvide qué fue el Holocausto, o por lo menos, se deforme lo que realmente sucedió.

El caso más extremo es, sin duda, el llamado negacionismo, que consiste en negar, con demostraciones presuntamente históricas y científicas, que haya existido el genocidio judío. En algunos países, entre ellos, Alemania, el negacionismo está tipificado como delito. Aquí se plantea un claro debate en torno a los límites de la libertad de la expresión, y muchas voces, incluso opuestas a las ideas profesadas por los negacionistas, consideran contraproducente que se tipifique como delito.

Existen otras vías por las que se puede correr el riesgo de relativizar o incluso, frivolizar con el Holocausto. Pienso, por ejemplo, en la puesta en marcha, en España, de un musical basado en el famoso Diario de Ana Frank, ya saben, esa chica judía que se escondió con su familia y con una familia amiga en un desván de un edificio de Ámsterdam hasta que los nazis descubrieron el escondite y los deportaron a todos. De las dos familias, sólo sobrevivió el padre de Ana Frank, quien se encargó de publicar el diario y de velar por su memoria. De esta labor se ocupa, en la actualidad, una Fundación gestionada por los herederos.

Precisamente, la Fundación ha autorizado la realización de este musical. Sin embargo, personalmente no veo muy claro que sea el género más idóneo para relatar una tragedia de este calibre, pues la historia de Ana Frank termina muy mal. Creo que se corre el riesgo de frivolizar con un asunto tan grave, aunque tal vez también quepa plantearse si de ese manera, mucha gente, sobre todo joven, puede empezar a conocer qué fue el Holocausto. Aún así, tengo serias dudas.

La lucha por mantener viva la memoria del holocausto se encuentra también con farsantes que puede perjudicar tan delicada labor. En concreto, me acuerdo, con cierto bochorno, del caso de Enric Marco, uno de los principales representantes del Amical de Mauthausen. A este campo austriaco, donde murieron unas 100.000 personas, fueron a parar numerosos prisioneros españoles, por lo general republicanos exiliados.

Marco estaba considerado como un símbolo de aquel horror, y por ese motivo se le invitó a un acto que se celebró, en enero de 2005, en el Congreso de los Diputados, en recuerdo de las víctimas del genocidio. Era la primera vez que se hacía algo así en España, y fue un acto solemne y emocionante, con el Presidente del Congreso, el Defensor del Pueblo (de madre judía) o el Embajador de Israel en España, entre otros. También estaba Marco, en un lugar de honor. Un tiempo después se supo que era un farsante y que no había estado en su vida en campo alguno.

Farsantes aparte, todavía quedan supervivientes que nos pueden ayudar en esa labor de recordar el espanto. Sin embargo, su realidad es, en ocasiones, bastante triste. En Israel viven unos 280.000, muchos en situación de miseria económica. Esa situación generó toda una polémica en el Estado israelí, y los supervivientes llegaron incluso a manifestarse el verano pasado, exigiendo una mejora de sus ingresos.

El Gobierno de Olmert ofreció, en un primer momento, un suplemento de 90 shekels mensuales a las pensiones más bajas. Parece que 90 shekels equivalen a 15 euros, algo que muchos consideraron una verdadera tomadura de pelo. Finalmente, el Ejecutivo israelí decidió incrementar las ayudas en 207 euros para todos aquellos que estuvieron en campos de concentración. Por supuesto, sigue sin ser una gran ayuda.

De todos modos, se suceden las iniciativas positivas en esa constante lucha contra el olvido. Así podríamos mencionar algunas, sin olvidar la conmemoración del día 27 de enero. Entre ellas, se encuentra la concesión, en el año 2007, del Premio Príncipe de Asturias de la Concordia al Museo del Holocausto de Israel.

Muchos observadores coinciden en que uno de los momentos más emocionantes de la entrega de los Premios Príncipe de Asturias del año pasado (ceremonia un tanto plúmbea en muchas ocasiones) fue el momento en el que se entregó el de la Concordia, pues junto al presidente del Museo estaban unos cuantos supervivientes de los campos de exterminio.

El presidente del Museo, Avner Shalev, afirmaba lo siguiente en su discurso de aceptación del Premio: “En este premio hallamos la victoria de la tolerancia sobre el racismo, del amor sobre el odio, del bien sobre el mal. No sólo la maldad nazi histórica, específica y única, sino también la maldad que sobrevive y se renueva en nuestros tiempos del antisemitismo, el racismo y la xenofobia, en todo el mundo”.

Por eso, “la lucha contra los que siguen el camino de los nazis no compete únicamente a un organismo, a un pueblo o a una religión. Se trata de una lucha conjunta de toda la humanidad.”

13 comentarios en “Holocausto: la lucha contra el olvido

  1. Gracias Marta por esta pieza tan bien escrita y tan bien informada. Sólo es posible estar de acuerdo en que es necesario conservar el recuerdo y honrar a las víctimas, y la persuasión de textos como el tuyo es una parte muy importante en esa tarea.

    De todas formas, me llama la atención cómo mucha gente insiste (no en este caso) en la necesidad de crear un emblema para la memoria que impida que algo como el holocausto vuelva a suceder, al tiempo que subrayan la singularidad del holocausto judío y hacen todo lo posible para desestimar su comparación con otras atrocidades. Esto lo digo porque me parece que la polémica viene siempre, de una u otra forma, del intento de medir y comparar, y algunas discrepancias sobre el casi axioma de unicidad del holocausto bordean la ilegalidad en algunos países.

    En este orden de cosas, perdona si aprovecho tu conmemoración para sugerir, aunque sea para un futuro debate, una revisión del para mí nada aceptable apartado 2 del artículo 607del Código Penal (y, de paso, del discutible apartado 2 del 510). Sería bueno que un jurista nos aclarara cómo se puede prohibir “la difusión por cualquier medio de ideas o doctrinas que nieguen o justifiquen los delitos tipificados en el apartado anterior de este artículo [que define de forma convencional y genérica el genocidio], o pretendan la rehabilitación de regímenes o instituciones que amparen prácticas generadoras de los mismos”.

    Si la historia es una ciencia que busca la verdad en datos ¿puede haber dogmas innegables? Y la ley de un estado democrático ¿está para amparar dogmas o certificar verdades de ningún tipo? Y si el genocidio se establece jurídicamente, me pregunto, suponiendo que a Pinochet le hubieran condenado por genocidio, como quiso hacer Garzón, ¿estaría prohibido quitarle la razón? ¿sería delito difundir el escrito de su defensa?

    La ley se mete en un rosal por no querer llamar al negacionismo nazi por su nombre, y cualquiera puede cometer un delito, en teoría, poniendo en duda los crímenes genocidas de Ataturk (supongo que el embajador de Turquía en España está avisado, porque su gobierno los niega). Por no hablar de otros.

    A quien sí se metió en la carcel por delitos de opinión fue al líder nazi y librero barcelonés Pedro Varela, incautándose la policía de miles de libros y material de archivo de su propiedad. Posiblemente fuera un criminal por otros motivos (le cayeron tres años por incitar al odio y la violencia, cosa bastante discutible, pero menos), pero se le condenó a otros dos años por el 607.2, por difundir ideas falsas sobre el holocausto judío y poner bajo la mejor luz posible, con mentiras, al régimen nazi. Creo que pasó tres años en la carcel. A mí me asusta.

    Defiéndase la memoria del holocausto con ceremonias, con museos, con monumentos, con investigación, pero la ley está para otra cosa, y las penas de carcel son una cosa muy seria.

  2. Por cierto, que el genocidio se incluyera en el código penal es algo que sí celebro mucho. Venga aquí mi pequeño homenaje a su primer impulsor, de cierto posible interés para los madrileños que no lo conozcan.

    Rafal Lemkin (1900-1959) definió y defendió por primera vez la tipificación del delito de genocidio, entonces bajo el nombre provisional de Actos de Barbarie, en la V-me Conférence pour l’Unification du Droit Penal, celebrada en Madrid en 1933, auspiciada por la Liga de Naciones. En un momento memorable, las delegaciones soviética y alemana se marcharon de la reunión cuando Lemkin leyó su propuesta. Vyshinsky, que fue fiscal general soviético durante las purgas de 1936-38, escribió que perseguir los llamados actos de barbarie bajo el derecho internacional era un intento de interferencia capitalista (aunque luego, con su lógica propia, los soviéticos ratificaron la convención internacional de 1948 contra el genocidio).

    Parece que los crímenes que le movieron a pensar en la necesidad de definir el delito habían sucedido en oriente medio: las masacres y deportaciones de armenios por el gobierno turco; y las matanzas se siriacos (cristianos caldeos) en Irak ese mismo 1933. La Shoah estaba todavía por llegar, llevándose a 49 de sus familiares. Cabe añadir que a su hermano y su familia los tuvo que rescatar, desde EEUU, de un campo de trabajo soviético.

    Es interesante que Lemkin considerara y rechazara en su propuesta de 1933 el término coloquial “terrorismo” como posible neologismo jurídico. Dio con el nombre de genocidio en algún momento de los años 40.

    Además de jurista, Lemkin fue filólogo (dicen que con 14 años ya hablaba 9 idiomas) y, ya a una edad madura, soldado. Defendió Varsovia con las armas en 1939 y se llevó un tiro en la cadera.

  3. Perdona, Martita, que me salte el protocolo para, lo primero, felicitar a aquéllos que, como Don Cicuta, celebraron como muy acertado que ZP hubiese concedido una entrevista de ocho horas, almuerzo incluido, al más, para mí, deleznable periodista de los tiempos presentes. Alguien señalaba, ayer y aquí, a propósito de la crissis del PP, que el que ríe ultimo ríe dos veces. Ya puestos refraneros, señalemos también que el que pega último pega dos veces, y hoy el deleznable le arrea duro a ZP, que paga traidores que le quitan los ojos. Fui incapaz de concluir la homilía del deleznable porque la nausea me cortó en seco a mitad de camino. Gracias, Don Cicuta, por tu clara visión de la jugada.

  4. Es difícil entender cómo Martita, veintipocos años, haya tenido tiempo para doctorarse en tantos y tan diversos saberes y contarlos tan bien. Claro que hay que divulgar el Holocausto, expandirlo, contárselo a chicos y grandes para que sepan que el lobo es el hombre del lobo, bienvenidos pues los musicales, que no tienen por qué ser frivolidad, sino amenidad. Acabo de leer «El niño del pijama a rayas» y aparte de algunos aciertos (como el ritmo de las páginas iniciales -que casi son las finales, pues la novela es cortita-, el clima que el autor crea, incluso recrea…) tiene carencias notables, la fundamental para mí, que sólo es inteleigible por quienes, más que la «macroeconomía» del holacausto, de antemano conocen su «microeconomía», es decir, la letra pequeña de los hornos crematorios, de los niños (y los mayores) con pijama a rayas, de las escaleras de piedra de mil peldaños construidas (y subidas y bajadas) con sangre y sudor… El Holocausto es una lección que antes que estudiada en la asignatura de Historia debiera serlo en la de Educación patra la Ciudadanía. Gracias, Martita.

  5. Buenas, gélidas y nieblosas mañanas, y disculpas por adelantado por acaparar, aunque bien pensado el día en que Mimo Titos publicaba más post solía ser el día en que escribía artículos, así que…
    Quería ponerme al día, comentando el interesante artículo de Ricardo Parellada y el lúcido análisis de Millán Gómez, como siempre, pegado al suelo y a la actualidad.

    TEMA ABORTO
    Creo que se olvida con facilidad un aspecto de la cuestión: abortar no es obligatorio, en ningún caso. En principio, si una mujer no quiere abortar, no se la debería obligar. Eso es importante tenerlo en cuenta, en cualquier caso.
    En segundo lugar, en cuanto a los criterios de cuándo un feto se le considera una persona con derechos, es un asunto resbaladizo, desde luego, aunque el criterio de la viabilidad del feto fuera del utero materno me parece que suena razonable…
    En tercer lugar, no puedo por menos de insistir en poner los medios para evitar las situaciones de embarazos no deseados. Me refiero, sobre todo a la educación sexual y la planificación familiar. Y ya no es sólo por los embarazos no deseados, es también por el serio problema de las enfermedades de transmisión sexual, como el SIDA.
    Por lo demás, no puedo evitar acordarme de los terribles casos en que han tirado a niños recien nacidos a un contenedor de basura. Me parece tremendo.
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    ASUNTO GALLARDÓN

    Me ha gustado el artículo de Millán porque insiste en el hecho de que ni el propio Gallardón ni Aguirre muestran mucho interés en sus actuales cargos políticos.
    Por lo demás, quiero insistir que, aunque para muchos por aquí Gallardón no es el centrista que aparenta ser, hay muchos que sí lo consideran como tal, votantes del PSOE incluidos. De ahí el daño que su exclusión en las listas puede hacer al PP.

  6. A.TAREQ
    Gracias por tus comentarios. He leído algunas de tus intervenciones en estos días y creo que estoy de acuerdo contigo en casi todo.
    Efectivamente, el Holocausto no es el único genocidio que ha tenido lugar en la historia de la humanidad. Puede que en el caso del nazismo, lo que lo diferencia en otros casos es la forma tan metódica y sistemática en que se procedió, con una frialdad estremecedora. Se detenía a la gente, se la metía en trenes y se los trasladaba los campos. Los útiles sobrevivían por un tiempo, y los demás eran gaseados. Si un útil se volvía inútil, también era su fin.
    Pero ha habido y hay otros genocidios y el recuerdo del Holocausto tiene que servir, creo yo, para ser conscientes de ello y poner los medios para prevenirlos. De ahí que me parezcan tan interesantes las palabras del presidente del Museo del Holocausto.

    VERLITAS
    Gracias por tu comentario!! No he leído El niño en pijama de rayas aunque tiene mucha fama, pero me fiaré de tu criterio.Un besito
    (PD: No tengo ventipocos, de ahí que haya tenido algo más de tiempo para leer más cosas…)

  7. Es cierto, Martita, rectifico: tienes casi treinta años.

    En mi comentario creo que me expresé mal, insuficientemente: Según los editores/distribuidores/críticos y otros peritos, El pijama es un libro (también) juvenil, incluso infantil. Dudo mucho de que los adolescentes españoles que lo leyeron se hayan enterado, por ignorar el Holocausto, de lo que el autor quería decir.
    La carcunda pepera, civil y eclesiártica, que consagra dogma de fe la desmemoria de Pío Moa o de Mayor Oreja o de Rouco, que niegan las atrocidades del Franquismo, muestra escaso interés en difundir los genocidios perpetrados por las tiranías de derechas. Poco les importan lo que digan los códigos penales, les preocupa más lo que al respecto puedan decir los textos de Educación para la Ciudadanía.

  8. Gracias Marta por tu escrito y dado que los que me han precedido han dicho cosas con las que estoy de acuerdo no añadire nada mas.
    Por otro lado:
    Hoy en un mitin sobre la educacion ,Rajoy ha dicho que si consigue la presidencia del gobierno defenestrara la asignatura de Educacion para la ciudadania…y el publico presente ha aplaudido sonoramente…en fin …la derecha siempre sera la derecha…el centro no existe para ellos…por mucho que se empeñen en hacernos crer que pueden llegar a ser moderados…pues no lo han sido nunca.

  9. Querida Marta: gracias por tu artículo dominical. Texto que es de aquellos que despiertan «el alma domida» y «avivan el seso». El recuerdo de la Shoá debe se run revulsivo para la defensa radical y la plena vigencia (a todos los efectos) de los derechos humanos, y desde 1945 esto no ha sido así. No tenemos que remontarnos más de una década para comprobar la existencia de procesos de genocidio, sistemáticos y deliberados, en los «eurpeísimos» Balcanes. Y qué decir del impresionante conflicto utu-tutsi en Ruanda, con más de un millón de muertos en operaciones de limpieza étnica que nada tienen que envidiar a las que aquí se conmemoran. Por lo tanto, lejos de un redundante homenaje, lejos de un obligado recuerdo del horror, el artículo que nos traes es de plena actualidad, y no menos que las gallardonadas y que las vísperas electorales.

    La importancia del tema justifica igualmente la observación de A Verlas sobre la labor de determinados historiadores y/o comunicadores. Son los denominados «revisionistas», entre los cuales destaca en España esa luminaria del saber que atiende al nombre de Pío Moa (a la sazón, terrorista rehabilitado). Yo, siguiendo a A Verlas, les denomino, lisa y llanamente, propagandistas del fascismo y de la muerte, de la intransigencia y de la barbárie: como dice mi admirado Alberto Reig Tápia, todo historiador que se precie es revisionista, ya que la Historia, como ciencia social que es, revisa contínuamente sus conclusiones cuando encuentra nuevas evidencias, nuevas fuentes, nueva documentación, etc….. Pero eso es una cosa y otra la difusión, políticamente intencionada, de la mentira.

    Posdatilla: en tanto en cuanto el personaje aquí citado (Moa)da cierta vidilla y lanza elógios a la tránsfuga, es muy apreciado en el entorno upedo, lo que da la medida moral, una vez más, del colectivo en torno a la sátrapa.
    Feliz resto del dominguete a todos y todas.

  10. Primero respondo a Verlitas. Espoleado por su comentario, me he tomado la molestia de leer la vomitiva carta dominical de Pedro J. a la que hace referencia. La verdad, hacía mucho tiempo que no leía nada tan ridículo. Pedro J. se da mucha importancia a propósito de su relación con ZP: como éste le invitó a que revisara las gilipolleces que hábía escrito sobre el 11-M, Pedro J. recoge el guante y reconoce algunos errores. Por ejemplo, que las declaraciones del tal Trashorras deberían haber ido a cuatro y no a cinco columnas. El caso es que nunca había visto tan mal y tan perdido a Pedro J. Da la risa floja leer su «autocrítica». Lo cual me lleva, lo siento Averlas, a ratificarme en que al final ZP está sacando más del tonto de Pedro J. que al revés. ZP sabe que la vanidad es el punto débil del necio este y lo explota con extraordinaria habilidad.

    Sobre el tema del día: muy interesantes el artículo de Marta y los comentarios eruditos y elegantes de Tareq (qué gran fichaje para este blog). No sé si Tareq es hombre o mujer, que me perdone si supongo que es varón. El caso es que estoy de acuerdo con él en protestar por la tesis que defiende la «unicidad» del Holocausto. Ha hábido otros crímenes en la historia de magnitud y perversión comparables (el genocidio armenio).

    Por lo demás, me parece que la memoria del Holocausto no peligra. Al revés, puede haber un efecto de saturación. Y luego está el problema de la explotación interesada por parte de ciertos lobbies sionistas de este tema, como denunció con gran valentía y clarividencia Finkelstein en su libro La industria del holocausto (el autor es judío e hijo de víctimas del nazismo).

  11. Al hilo de lo que exponia A.Tareq

    «Se le imputan los delitos de injurias a España y desórdenes públicos»

    Un año de prisión por izar la bandera republicana

    ELPLURAL.COM

    La Fiscalía pide un año de prisión para un joven que izó una bandera republicana en la fachada de un edificio público de Madrid en una manifestación no autorizada que se celebró en mayo de 2006.
    Según publica el diario El País, la Fiscalía mantiene su petición de un año de prisión para un joven que izó la bandera republicana en la fachada de un edificio público de Madrid en una manifestación no autorizada que se celebró el 14 de mayo de 2006.

    Un año de cárcel y 4000 euros
    En la vista oral del juicio, celebrada el viernes en los Juzgados de lo Penal de Madrid, el Ministerio Público solicita 12 meses de cárcel y 4.000 euros de multa para Jaume D’Urgell, según informa el diario mencionado. Los delitos que se le imputan al joven que arrió la bandera española para izar la republicana son los de injurias a España y desórdenes públicos.
    ………………………..

    La justicia es lo que tiene…las leyes.

  12. Buenas y tardías noches.

    Lástima no haberme asomado a lo largo del día (que ha estado muy soleado por aquí) para leer el interesante artículo y los comentarios de algún bloguero.

    Tendré que dejar la discusión para otro momento. Dejaré constancia, eso sí, de mi convicción sobre la «singularidad» del holocausto (lo de la «unicidad» que critica Cicuta suena equivoco). Y del caso armenio, ….hummm….me lo pensaré mucho antes de asumir que sea una evidencia lo de ese genocidio.

    A propósito de ese asunto, memorable pedorrez la ocurrencia con la que concluye su artículo a toda página Rafel Arguyol en El País, con lo que, según él, debería haber hecho el presidente Zapatero con su coelga Erdogan. ¿Lo habrá escrito en serio?

  13. Excelente el artículo de Marta y el de Tarek que nos introduce a la figura de Lemkin y su lucha contra los genocidios. Muchos de sus familiares mueren en el holocausto y otos tantos tiene que ser rescatados de un campo de concentración sovietico, mostrandonos la gran tragedia que vivió Europa infligida por el nazismo y el comunismo. El exterminio de los indios Sioux despues de la batalla de Little Horn ya fue un genocidio.Se calcula que un millón de armenios por lo menos murieron de manos del ejercito imperial turco(fue antes de Kemal Ataturk). Iba a empezar la primera guerra mundial y pensaban que los armenios turcos en connivencia con los armenios rusos ayudarían a Rusia en guerra con Turquia. Despues de la Revolución Rusa, los rusos blancos que emigraron a Europa occidental, acusaron a los rusos judios de ser los principales responsables del triunfo de los bolcheviques(Trotsky y muchos otros eran de familias judias). Aparte del tradicional antisemitismo que se remonta al origen de Europa, esta acusación tambien influyó en la sistematica persecusión de los judios por los nazis y por que no decirlo, por polacos,franceses,hungaros,etc. que colaboraron activamente en el cumplimiento de las ordenes.
    Pero, ¿de que sirvió la memoria del holocausto para evitar la matanza del pueblo bosnio de Shevreninska? 7000 jovenes fueron asesinados en 3 dias en los alrededores. Desde el comienzo de la guerra de los balcanes Francia, Inglaterra y Alemania y por tanto la UE, fueron incapaces de ponerse de acuerdo, para dar un ultimatum a Servia. Desgraciadamente tuvo que ser EEUU el que bombardeara al ejercito servio-bosnio para llevar a Milosevik a la paz de Dayton. Otro tanto puede decirse del genocidio de Ruanda Burundi, donde incluso se dice que Francia estaba del lado de los genocidas. Y, por último, que pocos israelies, ven el Holocausto como una tragedia de la humanidad, sino como un ataque de otros humanos al siempre perseguido pueblo judio. Que pocos se averg¨uenzan de haber sistematicamente extendido sus colonias en cisjordania en terrenos propiedad de palestinos, de haber separado olivares de sus propietarios mediante el muro, de haber usado como escudos humanos a niños palestinos, etc. .

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