Julio Embid
Ya estamos en mitad de la campaña de las Elecciones Autonómicas catalanas de 2021 y el domingo pudimos asistir al debate entre los nueve principales candidatos en RTVE a través del canal 24 horas. Se agradece que esta legislatura (la XII) haya sido un poco más larga que las anteriores, 3 años y dos meses. Las tres anteriores, la XI (2015), la X (2012) y la IX (2010) duraron respectivamente 2 años y 2 meses, 2 años y 10 meses y 2 años justos respectivamente. Resulta irrisorio que las legislaturas, en Cataluña sean de dos años y cada elección sea “única e histórica”.
Como puntos positivos del debate quiero destacar dos: No fue un debate bronco y a pesar de la dificultad con nueve candidatos, el moderador (X. Fortes) se defendió bastante bien.
Al candidato de Ciudadanos le falta bastante de la rasmia de su predecesora y con un partido en descomposición va a tener que gestionar un difícil derrumbe de al menos 2/3 de sus escaños. No creo que dimita y dirá que la culpa es del cha cha cha, la polarización y el no sabernos explicar. En Aragón, en seis meses (entre abril y noviembre del 19), Ciudadanos perdió 3 escaños en el congreso, 2 senadores, 100.000 votos y no dimitió ni el gato.
Los candidatos del PP y el PDCAT pasaron más desapercibidos que los camareros en una boda. Los primeros han renunciado a mejorar sus resultados en Cataluña y a siquiera optar a gobernar nada allí. Cuando mandan a Isabel Díaz Ayuso a hacer campaña allí, lo hacen pensando en los votantes del resto de España y en desgastar al PSOE, tal y como hacen los conservadores británicos en Escocia, donde hace mucho que ni pinchan ni cortan.
Mención aparte, la negativa por parte de los candidatos de Junts (L. Borrás), ERC (P. Aragonés) y CUP (C. Riera) a hablar ni una palabra de la lengua del 45,4% de los catalanes según el Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) en el debate de RTVE y la jautada por parte de RTVE de tener cuatro traductores de manera simultánea. Una nueva muestra más de supremacismo por parte del nacionalismo. Desde luego en Irlanda los nacionalistas irlandeses nunca renunciaron a la lengua principal de la mayoría de los irlandeses (el inglés) y no por ello eran menos irlandeses que los que hablaban en gaélico. Es infame que haya nacionalistas catalanes que no reconozcan como catalanes a escritores como Ruiz-Zafón o Marsé porque escribían en castellano. Vergonzoso. Yo hablo ambas lenguas y creo que son completamente comprensibles una con la otra. No es tan difícil. Cuando algún castellanoparlante dice que no entiende “bon día”, “evolució de la pandemia” o “els interessos de la salut pública” ofende mi inteligencia y ofende a los varios millones de catalanoparlantes de Cataluña, Valencia, Baleares y Aragón que, desde luego, no hablan en catalán con la intención de joderle a él el día.
Como recuerda en twitter mi amigo Thiago Ferrer: “En Canadá lo normal es que haya dos debates televisados: uno en inglés y otro en francés. Básicamente, uno no pierde la oportunidad de hablar al electorado en su idioma – abdicar voluntariamente de esa oportunidad deja claro qué clase de electorado buscas”.
De vez en cuando se presenta alguna nueva asociación de “Castellanoparlantes por la Independencia” que al igual que las de “cristianos socialistas” o las de “LGTB populares” pretenden decir: – Eh, que también estamos aquí. Que todos no somos iguales. Ya, ya, como dicen en mi pueblo: en pagar te lo diré.
En este debate Illa le dijo a Laura Borrás: “Eso no te lo crees ni tú” cuando esta habló de reanudar la Declaración Unilateral de Independencia en cuanto ganase. Y en algún punto le vi demasiado sobrado (A mí no me gustan las frases tipo “lecciones de usted ninguna”) pero creo que es el único que puede hacer que acabe “el día de la marmota de gobierno convergente” de jugadas maestras, momentos históricos y ahora sí que sí, la tenemos a tocar y a los dos años nuevas elecciones como en la última década. Mucho me temo, como dice mi amigo Pau, que estas elecciones generen la misma ilusión entre la ciudadanía que la final de la Copa Catalunya entre los aficionados de un equipo de fútbol y que vayamos a una abstención récord y ganen los de siempre y en Cataluña vuelva a ser el día de la marmota.
Tremendo. Es muy posible que así sea y la situación siga enquistada. Tremendo