Las Venas abiertas de Latinoamérica

Melinda 

Era el verano de 1976. Mochila a la espalda, recorría con mi novio parte de las Américas: de Nueva York a Denver, Arizona, luego San Francisco; de allí a San Diego y, por fin, nos adentrábamos en la península de Baja California por la siniestra Tijuana. El autobús se detuvo en Loreto a las 2 de la madrugada y de repente nos invadió un calor húmedo tremendo que casi te impedía respirar. Descansamos unos días y continuamos, vía La Paz, hasta llegar al bellísimo Cabo San Lucas, en la costa del Pacífico, desde donde, después, atravesamos en un ferry hasta Puerto Vallarta, y, así, entramos de nuevo en el continente por el oeste de México. 

 

Aquel viaje duró dos meses y medio y, desde San Francisco, siempre transcurrió en transporte público: primero, los Greyhound y después los autobuses mexicanos, que eran claramente de dos tipos: los que recorrían largas distancias, bastante buenos y eficientes, por cierto, y los que se dedicaban al transporte local de los indígenas, a los que ni siquiera se podía llamar autobuses: los llevaban desde los pueblos o ciudades hasta sus habitáculos, dispersos por el monte. De allí bajaban, supongo, para vender los artículos que ellos mismos producían o para comprar los que necesitaran para su subsistencia. Nos subimos a estas pequeñas camionetas, absolutamente destartaladas y con grandes agujeros en el suelo, que puede que tardaran una hora en recorrer una distancia en cuesta arriba de 15 ó 20 kilómetros. El vehículo se detenía cada poco y los iba soltando como con cuentagotas; ellos desaparecían en silencio por aquellos vericuetos, dirigiéndose con certeza a sus hogares, invisibles para nosotros, a través del monte. En estas pequeñas camionetas el silencio reinante era absoluto y no creo que se debiera a nuestra presencia. Una vez, en San Cristóbal Las Casas, vimos un pequeño camión con la caja abierta y llena de indígenas dentro, engalanados con sus preciosos y coloridos trajes de bajar a la ciudad, de pie, apretados y quietos, como si de ganado se tratara, absolutamente silenciosos, esperando bajo la lluvia a que el conductor apareciera y decidiera emprender el regreso de vuelta a casa. Fue una escena  impresionante y que tuve presente, cómo no, cuando muchos años después, estalló la rebelión indígena en Chiapas.

 

Nos encontramos, por lo demás, con un país extremadamente complejo, en plena campaña electoral de Luís Portillo –pocos años después de la matanza de Tlatelolco-, que combinaba perfectamente aquel ostracismo real de la población indígena con un DF mareante por los extremados contrastes de enormes barrios de millonarios en los que, entre otras cosas, los baños lucían, al parecer, griferías de oro, con otros igualmente extensos, o quizás más, de población paupérrima, las tristemente famosas “ciudades perdidas”, en las que no osaba entrar ni la policía. Con todo, y aquí estaba la complejidad para nosotros, en la capital existía un clima político muy abierto y de un alto nivel cultural crítico, en el que la izquierda gozaba de auténtica libertad de expresión y la utilizaba, entre otras cosas, para editar algún periódico excelente –creo recordar que era El Excelsior-  así como  interesantes revistas de sociología política que leíamos admirados  sin poder comprender cómo era posible gozar de aquella maravillosa libertad, a la que no nos tenía acostumbrados España, desde luego, y asistir al mismo tiempo a un despliegue inaudito de ostentosa injusticia social.

 

Para hacer aquel viaje, mi pareja y yo decidimos imbuirnos de cultura latinoamericana. Yo recuerdo estar devorando Rayuela con verdadero placer una mañana soleada, mientras esperaba sentada a que mi ropa estuviese lista en una lavandería del luminoso San Francisco. El otro libro de la época, cuya lectura nos absorbió absolutamente en nuestro tránsito por tierras mexicanas, fue el del uruguayo Eduardo Galeano sobre la historia de América Latina: Las venas abiertas de Latinoamérica. Hoy, curiosamente, no recuerdo nada sobre Rayuela, pero sí tengo una idea muy clara de la tesis defendida por Galeano y de su ritmo trepidante; los vertiginosos ascensos y descensos que describe, en diversas zonas y capitales del continente latinoamericano: del desarrollo más rampante y exquisito -propiciado por la explotación imperial de minas u otro monocultivo- a la decadencia más absoluta que solía seguir después de que al imperio ya no le interesara el negocio o se hubiesen agotado los recursos. Visitamos Guanajuato, que se nos representó, entonces, como un posible caso práctico de lo que contaba Galeano de la decadencia subsiguiente al agotamiento estéril de los recursos ya exhaustos. Otro San Luís de Potosí, éste sí analizado por Galeano.

 

En aquel análisis, bien es verdad, y aunque yo entonces no reparé en ello, desde luego, no había espacio para la esfera de la política, que no existía como tal sino como un efecto colateral o burda expresión directa de los intereses económicos, que además eran exclusivamente imperiales. Esta ausencia estaba, sin duda, más justificada en 1971, cuando se publicó el libro; pero no deja de ser una carencia teórica importante, ya que la política es una importante mediación, cuando menos, en la expresión de otro tipo de intereses. Es cierto que, entre los análisis marxistas, en aquella época abundaba mucho este tipo de reduccionismo; reduccionismo que posteriormente fue muy criticado y subsanado por otros teóricos de corte neoweberiano y neomarxista, situando la esfera de la política en el lugar que se merece, que es muy alto.     

 

En la última y V Cumbre de las Américas, el presidente Hugo Chavez le regaló a Obama el citado libro de Galeano. Como siempre, el venezolano, que ya sabemos que no puede callarse cuando debería, ni perder una sola oportunidad de mostrar al mundo su demagogia populista y su mal gusto –qué poco se parece en eso a los verdaderos indígenas- parece que entendió que él podía dar lecciones al presidente estadounidense, haciéndole entrega en  público de aquel regalo.

 

A propósito de ese regalo, Antonio Caño, mi articulista favorito de El País, publicaba el pasado domingo, 19 de abril, un artículo titulado El fin de la coartada del antiamericanismo. Qué buen título por cierto, para señalar con él a algunos políticos de la “periferia”, empeñados en eludir su propia responsabilidad, mientras se refugian en ese antiamericanismo tan cómodo para ellos. Está claro que Hugo Chavez (además) no se entera: regala este libro, publicado en 1971, y lo hace en 2009, precisamente al único Presidente estadounidense al que realmente no creo que le haga falta leerlo. Es el propio Hugo Chavez, en cambio, al mando de la política en su país, y con una enorme responsabilidad por ello, el que tendría mucho que aprender de Obama –o de su vecino Lula Da Silva, si tanto le repugna el país norteño. Pero, por desgracia,  la democracia no parece estar, ni se la espera, en la agenda del Presidente de Venezuela.

25 comentarios en “Las Venas abiertas de Latinoamérica

  1. Me ha gustado mucho el texto de Melinda, y además me ha recordado la primera vez que yo viajé a México, en 1978, ya con López Portillo en Los Pinos. Qué tiempos. Ahora, a vueltas con la gripe A, siguen chocando los aspectos más positivos del país con la realidad de la desigualdad, que en el terreno sanitario también se ha cobrado un precio. A Manuel (Camacho) le diagnostican y la tratan rápido, al niño Oscar no le admiten ni le diagnostican y muere:

    http://www.elpais.com/articulo/sociedad/servicio/salud/complice/virus/elpepusoc/20090503elpepisoc_4/Tes

    El periodista dice que el presidente Calderón está irritable y encerrado en Los Pinos. Pues no le culpo.

  2. A mí también me ha gustado mucho el artículo de Melinda, a quien doy la bienvenida como nueva articulista.

    Me parece interesante lo que cuenta y me parece que lo cuenta muy bien. Se me han quedado especialmente grabadas dos imágenes: la de la propia Melinda leyendo Rayuela sentada al sol mientras espera a que su ropa está lista en la lavandería del luminoso San Francisco, y la del pequeño camión en San Cristóbal Las Casas, «con la caja abierta y llena de indígenas dentro, engalanados con sus preciosos y coloridos trajes de bajar a la ciudad, de pie, apretados y quietos, como si de ganado se tratara, absolutamente silenciosos, esperando bajo la lluvia a que el conductor apareciera y decidiera emprender el regreso de vuelta a casa». ¡Cómo no recordar esa escena al estallar la revolución de Chiapas!

    También me ha gustado que resalte el poco parecido entre la demagogia populista y el mal gusto de Chávez, y los verdaderos indígenas, tan bien retratados en la descripción de esa escena de la camioneta, y a quién ese zafio presidente dice representar.

    Yo también acabo de leer, como Lobisón, el artículo de El País dónde cuenta las diferencias de trato, en el México actual, a los dos enfermos de gripe: a Oscarito, el niño pobre que murió después de un calvario de hospital en hospital, y a Manuel, el hombre influyente que no tuvo ningún problema. Se ve que las desigualdades, aunque no sean tan extremas como las que relata Melinda del año 76, siguen siendo grandes.

  3. Me uno a PdF en su felicitación al viejo Peete Seeger. Ya comenté aquí la emoción que me produjo verle en el concierto de homenaje a Obama. Impresiona ver a alguien que a los 90 años sigue siendo el luchador por un mundo mejor que fue desde su juventud. NO es fácil encontrar ejemplares así.

  4. Ahora sí, Melinda, precioso artículo, a medias costumbrista y de acerada crítica política conociendo bien de lo que se habla: esa es la clave, le regala un libro viejo y sobrepasado por los acontecimientos al que menos lo necesita…

  5. Precioso Melinda, anímate y escríbelo mas largo, me ha sabido a poco, seguro que te has dejado la mayor parte de la historia en el tintero o en el teclado.
    No sabía que fuese tu cumple, pero me sumo ¡Felicidades!

  6. Una acalaración a Suerte PF: No tengo ni idea de si hoy es el cumpleaños de Melinda o no, pero me parece que Suerte PF se ha hecho un lío. Aquí se ha hablado de un cumpleaños, el de Peete Seeger, que cumple 90. No puede ser el de Melinda, porque si esta cumpliera 90, hubiera hecho el viaje que cuenta, en el 76, a los 57. ¿Con su novio, a los 57, mochila al hombro 2 meses y medio? Me parece un poco excesivo. No sé.

  7. Muy emotivo el relato personal de Melinda. Quizás lo más parecido que habían conocido en España a esos buses o guaguas de Méjico eran los vagones de trenes de tercera.

    La explotación de America Latina no es menor que la de otras partes del mundo, sobre todo de Africa. La independencia de España y Portugal de América Latina y de las potencias coloniales de Africa no solucionó el problema. Las oligarquías de todos estos países que celebran con tanto bombo sus fiestas de independencia siguieron explotando a los indígenas o a los descendientes de los esclavos africanos y malvendiendo sus minerales a los países desarrollados. Claro que era para comprar muchos bienes indispensables que sólo producían los segundos.

    El modelo castrista que inicialmente pretendía convertir a Cuba en un pais desarrollado, acabó rindiéndose a los consejos de los expertos rusos y checos de que debían especializarse más en lo que siempre habían hecho. En el cono sur, los economistas como Raúl Prebisch and company, se dedicaron a montar muchas industrias en Argentina y Brasil. Después de muchas penurias, Brasil acabó siendo una potencia industrial, pero Argentina fracasó. En Chile, Allende quiso seguir el mismo camino -recordemos la fábrica de camiones pegaso- pero no sabemos si hubiera triunfado o no, ya que Pinochet cortó el experimento. Los Chicago boys recomendaron la agricultura especializada en productos como frutas y hortalizas de temporada y exportables con beneficio y este proyecto salió adelante.

    El modelo Chavez es el que está abocado al fracaso: generar bienestar social a base de exportar petróleo, controlar los precios de bienes indispensables a base de decretos y tiendas públicas, todo ello les llevará a la cubanización, otro modelo que dejó de funcionar en cuanto dejó de recibir cuantiosos subsidios rusos. Se daba la circumstancia de que mientras en Siberia no había escuelas dignas de tal nombre, en Cuba eran muy buenas. No olvidaré la carta que recibí de un economista del Banco Central de Cuba escrita a lapiz, ya que no tenían bolígrafos.

    El caso de Méjico es muy distinto. El gigantesco mercado estadounidense de cocaína, marihuana y heroína, de camareros, obreros de todo tipo, etc. han hecho de este pais la despensa de EEUU. Méjico importa de EEUU todo lo demás y depende de las remesas que envian los que están del otro lado del Rio Grande. No le veo solución.

  8. Yo me uno a Suerte PF en lo de pedir a Melinda que nos cuente más cosas de aquel viaje (siento algo así como envidia «retrospectiva»). No en el lío que parece haberse hecho con el cumpleaños de marras.

  9. Está bien releer «Las Venas abierttas de Latinoamérica»; mejor aún, releerlo en paralelo al «Manual del pefecto idiota latinoamericano», de Montaner y Alvaro Vargas llosa que en su despiadada crítica, excesiva a ratos y lúcida a menudo, dedicaron uno de sus capítulos a los diez libros que habían encandilado a la izquierda latinoamericana entre los que encontraba, claro está, el de Galeano (junto con obras de Castro, Guevara, Fanon, y otros). Ahora, hace unos días, a propósito de regalo de Chavez a Obama, Vargas Llosa jr. (que también podría ser merecedor, por cierto, de un «manual del perfecto imbécil ultraliberal») escribía etsa artículo:

    LA BIBLIA DEL IDIOTA

    Washington, DC—El obsequio que Hugo Chávez le hizo al Presidente Obama en la reciente Cumbre de las Américas —un ejemplar de “Las Venas Abiertas de América Latina” de Eduardo Galeano— ha hecho que algunos se pregunten por qué tanto alboroto.

    Hace una década, los coautores de “El manual del perfecto idiota latinoamericano” dedicamos un capítulo a refutar las falacias históricas e ideológicas contenidas en la obra de Galeano, la “biblia del idiota”. Todo lo que ha acontecido en el hemisferio occidental desde su publicación en 1971 ha desmentido sin piedad sus argumentos y predicciones. Pero como el regalo de Chávez le ha otorgado nuevos bríos y la prensa norteamericana me asedia con preguntas, aquí vuelvo al ataque.

    El autor sostiene que las relaciones entre América Latina y los países ricos han sido tan perniciosas que “todo se ha trasmutado siempre en capital europeo o, más tarde, norteamericano”. En verdad, durante años esa relación ha transmutado en exactamente lo opuesto: capital latinoamericano. En los últimos siete años, América Latina se ha beneficiado con 300 mil millones de dólares en transferencias netas de capital. Ingresó mucho más capital del que salió.

    El libro blasfema contra la división internacional del trabajo, en la que “unos países se especializan en ganar y otros en perder”, entre éstos los de América Latina. Esa división del trabajo no ha cambiado en el hemisferio occidental —América Latina sigue exportando “commodities”— y, sin embargo, en los últimos seis años la pobreza en esa parte del mundo se ha reducido a alrededor de un tercio de la población después de que cuarenta millones de personas abandonaran esa terrible condición. Para no mencionar a los cuatrocientos millones de seres que salieron de la pobreza en otras naciones “perdedoras” en las dos últimas décadas.

    El autor pontifica acerca de “las materias primas y los alimentos con destino a los países ricos, que ganan consumiéndolos mucho más de lo que América Latina gana produciéndolos”. Lo siento, amigo, pero la historia de esta década demuestra que América Latina ha hecho su agosto enviando exportaciones al exterior: la región ha tenido un superávit de cuenta corriente durante varios años. Los países ricos están tan molestos con el hecho de que los países pobres les exportan tanto que están pidiéndoles a sus gobiernos que los “protejan” de ellos…¡en nombre del comercio justo! La cláusula “compre americano” en el paquete de estímulo fiscal aprobado por el Congreso norteamericano hace pocas semanas es un claro ejemplo. Estados Unidos tuvo un déficit comercial de más de $600 mil millones el año pasado. Los pobres, si se me permite remedar al hemofílico Galeano, ¡están chupándoles la sangre a los ricos!

    El libro afirma que durante años “se ha hecho infinita la cadena de las dependencias sucesivas”. Pero resulta que cada vez más los ricos dependen de los pobres. A ello se debe que los chinos posean ¡1 billón (trillón en inglés) de dólares en bonos del Tesoro de Estados Unidos! La jeremiada literaria continúa diciendo que “el bienestar de nuestras clases dominantes… es la maldición de nuestras multitudes condenadas a una vida de bestias de carga”. Uno de los pocos países que ejemplifican esa maldición es Cuba, amada por el autor, donde una empresa extranjera no puede pagarle al trabajador directamente, pues el dinero es abonado al gobierno, que a su vez paga al trabajador la décima parte del salario……¡en moneda local no convertible!

    Las matemáticas de Galeano son enternecedoras. Señala que “el ingreso promedio de un ciudadano norteamericano es siete veces mayor que el de un latinoamericano y aumenta a un ritmo diez veces más intenso”. La brecha se ha reducido, camarada. En la actualidad, muchos países “pobres” han visto su diferencia de ingresos con Estados Unidos disminuir de manera espectacular. Tailandia e Indonesia han visto la suya reducirse casi a la mitad en tres décadas.

    Las predicciones maltusianas del libro despiertan no menos compasión que sus pronósticos económicos. La sobrepoblación, sostiene, implicará que “en el año 2000 habrá seiscientos cincuenta millones de latinoamericanos”, queriendo vaticinar con ello que la región se morirá de hambre. En el año 2000, la población del continente fue un 30 por ciento menor que la que el autor predijo.

    Como guinda del pastel, la musa literaria de Chávez destaca que “cuanta más libertad se otorga a los negocios, más cárceles se hace necesario construir para quienes padecen los negocios”. En realidad, la mayor (aunque todavía insuficiente) libertad concedida a los negocios en la era de la globalización ha dado lugar a un aumento de la prosperidad en la naciones retrasadas. En esta década, el ritmo del crecimiento económico por persona ha sido cuatro veces más alto en las naciones subdesarrolladas que en las ricas.

    Pagaría en oro por ser una mosca en la pared cuando el presidente Obama abra la primera página de la biblia del idiota.

    Alvaro Vargas Llosa es Académico Senior del Centro Para la Prosperidad Global en el Independent Institute y editor de “Lessons from the Poor”.

    (c) 2009, The Washington Post Writers Group

  10. Hola compañeros blogueros, muchas gracias a todos. Me alegra mucho que mi articulillo haya gustado y me congratula que no surja alguna crítica en defensa de Hugo (porque yo me las ha tenido que ver, algunas veces, en discusiones con defensores apasionados). Me gusta haberle recordado a Lobisón su primer viaje a Mexico y es oportuna su referencia a la sociedad mexicana actual, que yo personalmente creo que sigue estando marcada por unas desigualdades vertiginosas; he estado en DF en 2005, y todavía se ve demasiada pobreza y extremada riqueza y una bastante escasa clase media. Agradezco a Magallanes sus observaciones sobre los diferentes modelos económicos en America Latina, aunque me desazona que diga que no le ve solución al caso de Mexico. Barañain, ¡qué interesante! colgar el artículo de Álvaro V.LL. Desde luego que «La biblia del idiota» resulta casi tan bíblico y tan idiota como el propio «Manual del perfecto idiota latinoamericano», no es por nada. Y lo siento por Álvaro, quien me cae estupendamente como comentarista semanal en un programa de La Ser, que suelo escuchar alguna tarde. Pero este artículo me parece que no hay por donde cogerlo.
    No, Suerte PF, no es mi cumpleaños. Pete Seeger me lleva varias décadas (dejémoslo ahí).
    A PMQNQ: veo que has captado esos dos momentos que me he deleitado en contar, recordándolos como algo muy precioso en mi memoria. Efectivamente, aún recuerdo lo mucho que disfruté con la lectura de Rayuela por S. Francisco y -¿no es asombroso-, que hoy no recuerde ni por asomo de qué trata? La imagen de los indígenas en San Cristobal, en cambio, era tremendamente triste, casi dolorosa, al situarte como mero espectador de un trato tan vejatorio a aquellas personas, que rezumaban dignidad y belleza. Sin duda, habría otras cosas que contar de aquel viaje: nuestro encuentro con exiliados españoles, por ejemplo, que también eran de dos tipos muy diferenciados (como los autobuses). Algunos, personas muy cultas y de extraordinaria sensibilidad, que fueron los que nos introdujeron en esos círculos sofisticados de la izquierda mexicana, pero también topamos con algún otro, que provenía del PCE, por cierto, que no dudaba en referirse a los indígenas con un racismo bochornoso. Sucedía que estábamos alojados en su casa y lo pasábamos mal.
    Nuestro viaje no tuvo desde luego, las características de un viaje de turismo. Queríamos mezclarnos al máximo y ni siquiera llevábamos cámara fotográfica para poder disimular mejor nuestra intromisión y observación de todo aquello. Creo que mereció la pena. Por lo demás, sigue hoy día sin gustarme viajar como turista, y menos aún a países del tercer mundo. Aunque ya sé que los ingresos del turismo son importantísimos para ellos.
    Hasta otro día.

  11. Precioso Melinda, gracias.

    Creo recordar que leí Rayuela -entonces empecé a apreciar a Cortazar- allá por los estertores de los sesenta. Recuerdo vagamente una trama compleja en la que, a través de Horacio Oliveira, se nos va mostando todo un universo relacionado con los temas eternos: amor , muerte…que Don Julio describía con su personalísimo estilo.

  12. Me uno, aunque sea tarde, a las felicitaciones a Melinda por su estupendo artículo. Advierto, no sé por qué, un cierto aire de familia entre el artículo de hoy y algunos de los comentarios que le han seguido, como si hubiera un hilo invisible de vivencias que unen a Magallanes, Por mi que no quede, Padre de Familia y Lobisón con la autora, la cual, si mi memoria no me falla, participó en este blog y resucita ahora entre los espíritus virtuales del internet.

    Por lo que cuenta en su texto, me parecía raro que llegara a su 90 cumpleaños. Es verdad que el tiempo pasa muy deprisa, pero aun así 90 son demasiados.

    Leí en mi época de estudiante el libro de Galeano. Me impresionó mucho. Después lo fui olvidando, porque a finales de los ochenta y principios de los noventa se puso de moda hacer escarnio de la izquierda, muchas veces en nombre de la misma. Muchos de ellos se pasaron de rosca y se fueron a la derecha más liberal, sin darse cuenta de que habían dejado de ser izquierdas y dando lecciones de moralidad al resto de los humanos. Todavía los estamos sufriendo hoy. De Muñoz Molina al Alvaro Vargas Llosa este, son una panda de pelmazos sentenciosos y ególatras. El artículo que trae Barañain me resulta especialmente irritante: casi toda la reducción de la pobreza en Latinoamerica se debe al efecto de Lula en Brasil. En los otros países apenas se ha avanzado nada. Qué tipo más tramposo.

    El caso es que con la crisis a mi me resulta inevitable volver a pensar en el libro de Galeano. y sobre todo en que los Estados son, a la hora de la verdad, el consejo de administración del capitalismo, por decirlo alto y claro. Cada día se revela con mayor contundencia la enorme hipocresía de nuestros regímenes liberales. UNa farsa. Quizá acabe releyendo no sólo las Venas Abiertas, quizá incluso vuelva al manual de materialismo histórico de Marta Harnecker…

    Gracias, Melinda.

  13. No, por favor, al estructuralismo postalthuseriano de Marta Harnecker, no…¡¡mamma mia!!

  14. Cambio de tercio.
    Vayamos a la columna de Santos Juliá en El País de hoy. Tiene todo el derecho del mundo, faltaría más, este señor a ser catastrofista. A practicar el sadismo-cenicismo (desde que lo definió Sicilia en este blog, cada vez encuentro más casos) en su versión extrema. A culpabilizar al Gobierno y a su ignorante presidente (bobo solemne, ya sabemos) de todos los males que nos afligen. Y como tiene todo el derecho, pues lo hace, vaya si lo hace.

    Pero a lo que no le encuentro explicación ni justificación es a que, en esa descripción de catástrofes patrias, deslice la siguiente frase: «… nuestra tasa de paro avanza hacia las alturas de los años setenta, con el agravante de una recesión».

    Varias puntualizaciones:
    1. Nuestra tasa de paro es el 17,36% en estos momentos. ¿Qué quiere decir que avanzamos hacia tasas de los años setenta? En 1979 era el 8,3%. ¿Querrá decir hacia tasas de los años ochenta? En el 83 era el 16,7% y el 84 el 19,31%. Si quiere decir que avanzamos hacia tasas de los años ochenta debería decirlo, en lugar de lo que dice.

    2. ¿Cómo que «con el agravante» de una recesión? Tener una tasa de paro del 17,36% ES una recesión. La recesión no es un agravante, es la CAUSA de la alta tasa de paro. Es como si alguien dice que el PIB tiene crecimiento negativo, con el agravante de una recesión; o que fulano tiene cáncer, con el agravante de que está enfermo.

    3. ¿Qué quiere decir este señor con lo del «agravante» de la recesión» ¿Querrá decir quizás deflación en lugar de recesión (no se me ocurre otra explicación de la frase, sinceramente)? Pero en ese caso (y suponiendo que estemos en deflación, que es mucho suponer), ¿por qué dice que es un agravante? ¿Preferiría que la elevada tasa de paro estuviera combinada con una tasa de inflación elevada, como por ejemplo, del 15,7% como en el 79, o del 11,3% en el 84? ¿Debemos añorar la estanflación? Afortunadamente la inflación es en este momento bajísima, incluso negativa, con lo que nuestra competitividad mejora, la capacidad adquisitiva de los trabajadores aumenta, y tenemos margen para aplicar políticas expansivas de demanda sin riesgos inflacionistas.

    ¿Por qué no se limita la gente a escribir de lo que sabe y se abstiene de escribir sobre lo que ignora?

  15. No, D. Cicuta. Estoy con Lezo. Lo de volver a Marta Harnecker, JAMÁS. Ni siquiera volver a Las venas…., al menos por mi parte. Gracias, Lezo por recordarme a Horacio Oliveira.

    Qué razón tienes PMQNQ. Yo no he leído ese artículo de S. Juliá, pero se me han quitado las ganas después de tu análisis, que me parece brillante. Y, por cierto, lo que ninguno de ese grupo critica es que el PP hasta ahora no haya dicho esta boca es mía a la hora de dar medidas para salir de la crisis. Parece que su medida principal sea quitar de en medio a ZP.

  16. Después de mi comentario anterior, he leído en El País Negocios el artículo «Inflación, desinflación, deflación», de Guillermo de la Dehesa que, a diferencia de Santos Juliá en este tema, sí sabe de lo que habla.

    Copio párrafos de él porque explica claramente lo que es deflación y aclara que España no se encuentra en situación de deflación. Y lo copio porque la única explicación para mí de la estupidez de decir que el paro actual tiene como agravante la recesión, reside en que Santos Juliá quería decir deflación. Pues no, no estamos en deflación. Lean (las mayúsculas son mías):

    «Es especialmente importante en estos momentos comprender el concepto y significado de cada uno de los movimientos de precios, ya que España, por primera vez en muchas décadas, está teniendo una tasa de inflación negativa.

    La inflación es un aumento generalizado de todos los precios de los productos y servicios que se incluyen en la cesta que compone el índice de precios al consumo (IPC). Si no es general, sino que afecta sólo a alguno de ellos, no es inflación.
    ……
    La des-inflación es un descenso generalizado de la tasa de crecimiento de todos los precios de los bienes y servicios de dicha cesta. Tanto la inflación como la des-inflación pueden ser el resultado de cambios en la oferta y demanda de los productos o servicios o de la política monetaria a través de sus decisiones sobre los tipos de interés de intervención, pero lo normal es que los bancos centrales intenten mantener en todo momento la estabilidad de precios evitando que ambas sean excesivas y acercando sus tasas a su objetivo.

    La deflación es una tasa de inflación negativa generalizada en todos los bienes y servicios QUE SE PROLONGA DURANTE VARIOS AÑOS Si no es generalizada y sólo afecta a algunos productos o servicios, no es deflación. Suele producirse por una caída drástica y sostenida de la demanda de bienes y servicios, dado que los consumidores no están dispuestos a comprarlos a los precios existentes, lo que acontece en situaciones de recesión profunda y larga en la que los consumidores prefieren esperar a que los precios caigan en mayor medida, lo que produce una mayor recesión, que a su vez reduce en mayor medida la demanda. Al caer sus ventas, los productores y distribuidores dejan de invertir, y al caer la inversión, la actividad económica deviene todavía más negativa, lo que reduce de nuevo el consumo, con lo que la deflación se agrava entrando en una espiral de la que es muy difícil salir (como también ocurre, en sentido opuesto, en situaciones de hiperinflación).
    ………

    Los cambios en los precios relativos no tienen nada que ver con la inflación o la deflación. Ocurren cuando no existe un aumento o una reducción generalizados de los precios de los bienes y servicios de la cesta del IPC, sino sólo de uno o varios de ellos, lo que puede provocar también un aumento o un decremento del IPC, dependiendo de si sus subidas o bajadas han sido muy fuertes y de si su peso relativo en dicha cesta es elevado….
    ……

    Los precios de los alimentos casi se duplicaron, en parte por la mayor demanda de China e India, y en parte porque su oferta sufrió la pérdida de varias cosechas por problemas climatológicos, porque una parte de dicha oferta se utilizó para producir biocombustibles y porque algunos países exportadores prohibieron exportar para mantener bajos sus precios internos. Los precios del petróleo se duplicaron en pocos meses, en parte por la mayor demanda de los países emergentes, en parte porque parte de su oferta está controlada por un cartel de grandes países exportadores (OPEP), y en parte porque la inversión en nuevos yacimientos, refinerías, transporte y distribución no había previsto tal aumento de la demanda. El peso de todos los alimentos y la energía en el IPC representa el 23%.
    …….

    Lo lógico era que, con la recesión, ambos precios cayeran tanto como habían subido en 2008, como así ha ocurrido, haciendo que hoy la inflación sea muy baja o negativa.

    Esto explica que el IPC español sea ahora negativo y que pueda seguir siéndolo unos cuantos meses más, porque fue muy elevado en los mismos meses de 2008. Es decir, al comparar un mes con un IPC muy alto del año anterior con otro bajo de este año, por la recesión, la tasa de inflación tiene que ser negativa, ya que es el resultado del efecto estadístico derivado de su base comparativa y, por tanto, no tiene nada que ver con una deflación. Es más, con una recesión de alrededor del -3%, la inflación podría llegar a ser cero o negativa en el conjunto del año 2009, SIN QUE POR ELLO EXISTA UNA VERDADERA DEFLACIÓN.»

    Me reitero en mi recomendación del final de mi comentario anterior: conviene escribir de lo que se sabe y abstenerse de escribir sobre lo que se ignora.

  17. Bienvenido Amistad, creí que habías desaparecido en Almería, después de un atracón de pescaítos.

  18. Suerte PF va por mí o es una manifestación de egocentrismo mía sentirme aludido? Lo digo porque algo de suerte me vendría bien en general, como a todos, pero por qué lo dice en particular?
    Que el capitalismo neoliberal fuera mentira no quiere decir que las economías centralizadas y estatistas sean buenas.
    Gracias PMQNQ por confirmarme que Santos Juliá es un indocumentado, le tengo manía desde hace tiempo y ahora veo que había razones sólidas para ello.

  19. Abundando en lo de Santos Julía, podría alguien hacerme un pequeño resumen sobre la tesis central del artículo infra que he leído hace un momento, acelerando el ritmo de lectura a medida que se acrecentaba mi aburrimiento y confusión, hasta no enterarme de nada concreto, más allá de que los políticos de Europa no hacen lo correcto que es lo que haría Felipe si estuviera al mando. Qué es lo correcto? Coordinarse, ser ágiles, trabajar mejor, ser buenos, mirar a largo plazo, etc. No sé, igual es un peazo artículo y el problema es que yo no doy. A lo peor, en cambio, el amigo de Juanli es un pesao convencido de que está por encima del resto de los mortales. Por cierto, es demasiado cruel la analogía pero saben quién salía hoy en el Inmundo diciendo que él lo arreglaría todo en un pis pas? No, no era Felipe, pero tiene en común con él su condición de ex.

  20. Veo, ya muy tarde, que don Cicuta atribuye casi toda la reducción de la pobreza en América Latina a los avances de Brasil con Lula. No hay que exagerar, porque ha habido avances en otros países, y los de Chile han sido realmente espectaculares. Otra cosa es la desigualdad, pero ahí sí que nos las vemos con el modelo de crecimiento y la muy baja fiscalidad de la región (con la notable excepción brasileña, por cierto, que tiene impuestos altos pero un sistema fiscal bastante irracional).

  21. No había leído hasta esta tarde el Babelia de ayer. Trae un artículo de Jorge Volpi sobre lo del regalo de Chavez a Obama. Su planteamiento sobre el libro de Galeano es ¡nteresante. Y más aún eso que cuenta sobre lo que le gustaría que ocurriera: que Obama le correspondiera a Chavez con el libro que reseña, de Michael Reid (Forgotten continet: The battle for Latin America´s soul) en luigar del Manual del perfecto idiota que define como y «malograda imitación de la derecha» y «réplica visceral».

    http://www.elpais.com/articulo/ensayo/alma/America/Latina/elpepuculbab/20090502elpbabens_2/Tes/

  22. Queridos amigos y amigas: hoy por la mañana, en el trabajo, pude ojear el diario de Pedro oJt Ramírez, ya que un compañero de guardia lo compra puntualmente todos los domingos. Servidor, gastándose la pelas, sólo lo ha comprado una vez, porque regalaban «JFK», la peli de Oliver Stone sobre el magnicidio de Dallas. Pues bien, he podido ver la entrevista a Cosa recién salido de la tumba. No sé que me produce más estupor, si la recurrencia a las fórmulas neoliberales que tanta fortuna han deparado en los USA de su amigo Bush, o la galería de fotos en primer plano que brinda el diario. Si fuere verdad lo de la cara y el espejo del alma y tal ….. La multiplicación de las apariciones de este espectro de un tiempo a esta parte no sé si obedecen a las ganas del sector cavernario de los media de joderle la vida a Marianico, ya que má apariciones y más protagonismo de este tipo sacan a no pocos abstencionistas de izquierda del sopor y de la apatía, o si en verdad es que pretende un retonno a la política activa en detrimento de su sucesor.

    Buen artículo el de Melinda. Enhorabuena por él. Este estilo que implica, a la par que poner de manifiesto un determinado tema, desnudar el alma y las experiencias vitales, ha dado desde su aparición momentos memorables y emotivos en DC. Hace que me acuerde de A Verlas, qué se le va a hacer.

    Posdatilla: quiero romper, si no una lanza, aunque sea una flechita, por Marta Harnecker. Yo tampoco quiero volver al dogmatismo de sus textos, pero reconozco que sus «Los conceptos elementales del materialismo histórico» ha sido un instrumento magnífico y asequible de conocimiento del marxismo como gran sistema de pensamiento para afines al comunismo y no afines. No sé de ella, pero creo que andaba por Venezuela asesorando al populista Hugo Chávez.

  23. ¡Saludos a todos!

    Después de unas semanas alejado, compruebo que DC sigue en plena forma, con nuevos articulistas y comentaristas.

    Me ha gustado gustó mucho el artículo de hoy. Me quedo con la descripción de los indígenas en la caja del camión, esperando bajo la lluvia a que se decidieran llevarlos a casa. Creo que esa imagen, que podría ser de nuestro días, según lo que vi el año pasado en esa misma zona, muestra la vigencia del libro de Galeano.

    A mí sí me gustó el regalo de Chávez a Obama. Leí “Las venas abiertas de América Latina” a una edad demasiado temprana como para entender algo. Lo leí de la misma forma que mi abuela lee la Biblia y se convirtió en uno de mis referentes intelectuales. En las discusiones que tenía con mis compañeros de instituto solía servirme de algunos datos y de las argumentaciones contenidas en el libro para sostener algunas de mis posturas. Y durante un tiempo consideré que era un libro muy necesario.

    Las pasadas navidades decidí volver a leer el libro, que aparecía bastante difuso en mi memoria. Con un sentido de la crítica un poco más desarrollado que en mi adolescencia, descubrí una obra totalmente distinta. Quiero pensar que esta vez sí lo entendí. Descubrí algunas argumentaciones más que discutibles y también observé cómo muchas de las predicciones del libro no se habían cumplido.

    Sin embargo creo que la esencia del libro sigue vigente. Los pueblos de América Latina, como los de tantos otros lugares del mundo, siguen presos de la explotación del hombre por el hombre. Primero fue el colonialismo español y portugués. Después vino el imperialismo británico. Más tarde llegó el intervencionismo estadounidense. Todo eso se presenta en nuestros días como si estuviera superado, pero Latinoamérica sigue padeciendo la dominación de una clase dirigente sobre la clases populares. Los pobres de América Latina siguen siendo esos hijos de la Malinche que aceptan con resignación la dominación por parte de una casta superior que antes venía de fuera, pero que ahora oprime desde dentro con la misma eficacia.

    Es difícil ser optimista sobre las Américas. Personajes como Chávez, aparentemente comprometido con la causa de las personas damnificadas por esta opresión del siglo XXI, son el ejemplo perfecto de cómo puede volver a imponerse el populismo, aunque sea escondido tras otro disfraz. La alternativa a estos gobernantes parecen ser otro tipo de fantoches, como los que defienden los autores de “El manual del perfecto idiota latinoamericano”, cuyo titulo invita a encabezar cualquier compilación de escritos de Álvaro Vargas Llosa.

    Como Melinda, que sigue recordándolo tantos años después, tengo muy presente las tesis de Eduardo Galeano. Su artículo nos ha traído al debate un ensayo que, si bien ha quedado un tanto pasado de moda en los planteamiento, sigue vigente en el problema de fondo que describe. El gesto de Chávez ha situado el libro entre los más vendidos del momento, lo que supone una gran noticia. Quizás algún día el propio Chávez pueda darse cuenta de que esos explotadores de los que habla el libro que regaló a Obama han ido siendo sustituidos de forma sigilosa por otro tipo de personajes, tan dañinos como los anteriores, de los que él es el principal exponente.

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