Navarra me la robaron anoche mientras dormía

 Permafrost

Este fin de semana han tenido lugar dos manifestaciones con objetos muy diversos: una para insistir en que “Navarra no es negociable��? (sea esto lo que sea) y otra en repulsa por la guerra de Irak. Aunque mi intención dentro de mi proyectada serie sobre el desasosiego moral era detenerme en la cuestión de la guerra que acaba de cumplir su cuarto aniversario, creo que el asunto de Navarra merece una momentánea digresión. No puedo evitarlo, mi vocación de notario de la patraña me impele a ello. En la película “Luz de Invierno��? (también conocida como “Los comulgantes��?), de Ingmar Bergman, un pescador de un solitario y grisáceo pueblo nórdico se obsesiona por los supuestos planes atómicos de la China comunista. A miles de kilómetros de dicho país, rodeado de nieve y en la crudeza del invierno norteño, su ansiedad por el imaginado peligro chino es tal, que acaba quitándose la vida. Como ese pescador en un pueblo perdido de escandinavia, la derecha española lleva mucho tiempo agitada e inquieta por gigantes quijotescos que pueblan su fértil imaginario de la amenaza rojiprogre.

En el día de hoy, cautivo y desarmado el más elemental sentido de la mesura, el sarpullido de esencialismo ibérico se centra en la Comunidad Foral de Navarra. Pero, como ya apunté en un comentario al artículo de ISC del viernes pasado, no es la primera vez que algo así ocurre en la presente legislatura. Ya sé que la documentación del despropósito es un trabajo sucio, pero alguien tiene que hacerlo. Pasen y vean.

Hacia el último trimestre de 2005 y hasta principios de 2006, los “españoles de bien��?, los de verdad, ya experimentaron otro brote de patriotismo análogo al presente. A finales de septiembre de 2005, Libertad Digital (LD) informaba de que Ceuta y Melilla (con gobiernos del PP) estaban “decepcionadas con Zapatero por no defender la soberanía ante el ministro marroqu�?. Al parecer, Rodríguez Zapatero, en presencia del primer ministro del país vecino, había eludido contestar a una pregunta sobre cosoberanía entre España y Marruecos de las ciudades de Ceuta y Melilla. «Que quede claro que no hay posibilidad alguna de cambiar el estatus de ambas ciudades españolas», decía el dirigente popular de Melilla. En el mismo sentido, la portavoz del gobierno ceutí, subrayaba que “la españolidad de Ceuta no puede ponerse en cuestión��?. Esta fiebre norteafricana se extendió rápidamente entre la avanzadilla mediática habitual. Uno de los primeros en observar la supuesta genuflexión moruna del presidente fue Pío Moa, que, con su fino olfato de historiador hecho a sí mismo, había detectado ya a principios de agosto que “no faltan indicios de que [ZP] se prepara bajo cuerda a entregarle [al tirano de Rabat] las ciudades españolas Ceuta y Melilla��? (LD, 5.8.05). En el mismo medio, Ignacio Villa clamaba más tarde (28.9.05) contra “la renuncia formal que hace Zapatero de Ceuta y Melilla��?: “a Zapatero le avergüenza la españolidad de Ceuta y Melilla. Una actitud –por cierto– de la que ya teníamos noticia; puesto que todos recordamos que en una visita a Rabat, cuando era el líder de la oposición, se dejó fotografiar delante de un mapa de Marruecos en el que aparecían las dos ciudades autónomas��?. Qué barbaridad. Inadmisible. “El Gobierno español vuelve a claudicar; en este caso, es con nuestros vecinos del sur��?, añadía, “a Zapatero le molestan Ceuta y Melilla��?. “¿De qué lado está Zapatero?��?, se preguntaba dos días más tarde el editorial de LD: “Para Zapatero […] Ceuta y Melilla no son más que dos chinas en el zapato que estorban su idílico romance con la dictadura alauita. […] Mohamed VI […] sabe que la obra magna de su reinado ha de ser anexionarse Ceuta y Melilla. Si Zapatero sigue al frente de los destinos de España lo tendrá fácil��?. La situación se hacía insostenible; en la sesión de control del 5 de octubre de 2005, �?ngel Acebes sentenciaba en el Congreso: “El señor Rodríguez Zapatero es el primer presidente del Gobierno que para su vergüenza calla la españolidad de Ceuta y Melilla […]. Señorías, ¿están ustedes dispuestos a seguir firmando una de las páginas más lamentables y bochornosas del debilitamiento y ruptura de España ante el descrédito general? Es urgente un cambio de rumbo y una política […] que defienda con firmeza que Cataluña, el País Vasco y Ceuta y Melilla son España. Si no quieren o no saben, den la palabra a los ciudadanos y convoquen elecciones generales��?. El 18.10.05 se discutió y votó en el Congreso una moción del PP sobre el mismo asunto. El representante popular, Antonio González Pérez, dio cuenta de “la sensación de indefensión que tienen los ciudadanos de Ceuta y Melilla con respecto a las políticas que está desarrollando este Gobierno […]. Ustedes no quieren que en esta Cámara se hable de algo tan incuestionable como es la españolidad de Ceuta y Melilla��?. Entonces, al igual que ocurre ahora, a la oposición no le servían las “obviedades��?: “Y no me vayan a decir ustedes que es algo tan claro y concreto que viene reflejado en la Constitución. Eso ya lo sabemos nosotros […], lo que pedimos es que ustedes […] tranquilicen a los ciudadanos��?. En fin, para aliviar tamaña ansiedad, sus señorías aprobaron la dichosa moción, cuyo punto primero rezaba así: “El Congreso de los Diputados manifiesta que las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla forman parte de forma incuestionable de la nación española y rechaza solemnemente cualquier petición de soberanía por parte del Reino de Marruecos��?. No me resisto a referir el titular con el que Libertad Digital informó del evento: “El PSOE, obligado a manifestar que Ceuta y Melilla son España tras el silencio de Zapatero��?. Para este diario, “aunque parezca obvio, el PP se vio obligado a llevar la cuestión al Congreso tras el silencio del presidente Zapatero��?. Pero Rodríguez Zapatero hizo algo más, algo que ningún otro presidente español había hecho en 26 años: viajar oficialmente a Ceuta y Melilla, a finales de enero de 2006. Claro que esto tampoco podía satisfacer a los maestros de la sospecha. Para empezar, el viaje llegaba tarde: “Zapatero inicia la esperada visita a Melilla y Ceuta a la que se comprometió hace tres meses��? (LD, 31.1.06); “Una promesa retrasada en varias ocasiones y que finalmente ha realizado��? (I. Villa, LD, 31.1.06). Sin embargo, lo peor es lo que el presidente español no dijo y todos necesitaban nuevamente oir: “[En Melilla] Zapatero no se refirió de forma explícita a la españolidad de la ciudad��? y “el Gobierno blinda la visita de Zapatero a Melilla y Ceuta para que no le pregunten sobre la españolidad de las ciudades��? (LD, 31.1.06). Qué decepción para Rajoy, que ese mismo día anunciaba: “Espero que [Zapatero] diga que Ceuta y Melilla son de España y que por tanto los atienda al igual que al resto de los ciudadanos españoles, porque todos somos iguales en derechos y obligaciones��?. Así pues, tras la reacción de Marruecos, que “deploró��? la “inoportuna��? visita del presidente español y ante la ausencia de respuesta de nuestro gobierno, el diputado nacional del PP por Ceuta, Antonio González, el mismo que defendió la moción del anterior mes de octubre, recriminó al Ejecutivo español que “con su silencio y con su ambigüedad diplomática lo único que consiguen es alimentar las reivindicaciones marroquíes��?. Y todo esto, aderezado con los ineludibles comentarios del siempre lúcido Sr. Villa: “Zapatero, al final, no logra ocultar nunca su falta de principios. […] El presidente del Gobierno, en una actitud ofensiva para todos los españoles y especialmente para los que viven en estas dos ciudades de soberanía española, ha omitido en su intervención institucional en Melilla cualquier referencia a la españolidad de ambas plazas. Algo que sólo se puede explicar como una actitud cobarde y sumisa ante las exigencias de Marruecos. […] Los miles de españoles que residen estas ciudades necesitan una reafirmación de su españolidad cuando ven como Marruecos, día tras día, reclama estas plazas y más cuando el actual Gobierno español vive sumiso ante las necesidades y peticiones de Rabat��? (LD, 31.1.06). El mismo Sr. Villa que este viernes escribía: “La intención de ceder la Comunidad Foral a las pretensiones nacionalistas resulta difícil de dudar. […] Zapatero va a por Navarra y es obligación de los españoles de bien ayudar a que la Comunidad Foral se convierta en un dique que nos proteja a todos de la marea secesionista que se nos viene encima��?.

Ya lo ven, nada nuevo bajo el sol. Y es que, en esta era de acciones preventivas, ser un español de bien se ha convertido en un continuo sinvivir. Pero, si es verdad eso de que hombre prevenido vale por dos, entonces nuestra derecha no tiene precio.
 
   

 

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