Guridi
Antes de que ni siquiera se plantease la elección directa a secretario general del PSOE, ya advertí en este blog que Pedro Sánchez se quería presentar, pero que no estaba a la altura. Esta opinión no se debe a que yo posea unas excepcionales dotes de observación, sino a lo observado en el trato directo con la persona. Lo mismo que vi yo, también lo veían otros; entre ellos, muchos de los barones regionales que se encargaron de que su elección fuera cosa segura.
Pasados unos meses, los que le apoyaron menean ahora la cabeza, descontentos con la superficialidad del Secretario General al que pusieron ellos mismos. Los que optaron por Sánchez pensaban que bastaba con una mera sustitución cosmética y que las cosas se irían solucionando por sí mismas, sin necesidad de retocar nada más. Para alguien externo al Partido Socialista puede parecer una sorpresa que alguien como Eduardo Madina pareciera una amenaza a los cuadros medios del partido, pero su programa de reformas internas llevaba una lista de cosas que había que hacer para evitar clientelas, cargos eternos y congresos demasiado previsibles. No digo que Madina hubiera supuesto una panacea, pero sí que hubiera supuesto un cambio en profundidad. Y Madina tiene ideas, ideología y proyecto. Pedro tenía a los barones y a Pepe Blanco.
Tan importante era frenar a Madina, que se produjo el milagro de la aparición de los avales de Tapias. Y sí; estoy menospreciando a Izquierda Socialista. Siempre han sido un grupo de gente próxima a la jubilación, que querían asegurarse un puesto en las listas y se ha apreciado el tamaño del “bluff” cuando se han deshinchado a toda prisa, tras la elección de Sánchez.
Pedro Sánchez no tiene la culpa de que el Secretario General del PSOE dé pena y vergüenza ajena al acudir a “Salvados”. Tampoco tiene la culpa de no haber dicho nada nuevo, más allá de las cosas acordadas en la Conferencia Política de Rubalcaba. Sánchez no tiene la culpa de no saber distinguir entre “clase trabajadora” y “clase media”, como hace tan a menudo. No tiene la culpa de creer que se puede envolver el vacío con una comunicación agresiva y haciendo bolos, como los que hizo para situarse en la carrera por la Secretaría General. No tiene la culpa de balbucear tecnicismos cada vez que un ciudadano le aborda con un tema complejo. No tiene la culpa de comportarse como un famoso televisivo en lugar de como el máximo dirigente de un partido de 135 años de historia.
La culpa la tienen quienes le apoyaron, porque sabían perfectamente cómo es él y prefirieron poner a alguien a quien consideraban hueco y manejable, antes que permitir que alguien capaz y con ideas les sacudiera la silla antes de tiempo. La culpa la tiene gente como Susana Díaz, que valoró alargar la agonía del PSOE antes que someterse a las urnas, como es su deber. Gente como Javier Lambán, que dice venir a regenerar la política, cuando lleva en un cargo público desde antes de que nacieran los miembros de Juventudes Socialistas.
La culpa es de gente como Óscar López y Antonio Hernando, productos y guardianes de un sistema que premia la burocracia, la conspiración y la mediocridad gris disfrazada de lealtad perruna, antes que los méritos y las ideas.
Los que han fabricado a Pedro Sánchez lo hicieron pensando que estaban reproduciendo el proceso de creación de Zapatero, lo cual dice muy poco de la opinión que esta gente tenía del secretario general que sacó al PSOE del hoyo. Hoyo al que ellos mismos se encargaron de que volviéramos ocho años después.
Cuando el PSOE sufra el siguiente golpe electoral, deberíamos recordar que la culpa no es de Pedro Sánchez, sino de quienes le pusieron ahí. Y como dará la casualidad de que serán los mismos que han perdido en las urnas, tal vez sea el momento de empezar la reacción en cadena que les saque de donde llevan demasiados años. Se nos acaba el tiempo, tiempo que ellos mismos han robado en su beneficio.
Rubalcaba en Bilbao ( febrero 2012 )
Quienes siguieron el interesante proceso congresual del PSOE deberían haberse extrañado de que el partido no ofreciera a esas alturas una explicación de los motivos de su más importante derrota. También resulta chocante que quien encabezó la derrota se presentara como candidato a Secretario General con un programa que ya había sido rechazado por los españoles. De lo primero debía ocuparse la ponencia política , pero los afiliados solo encontramos frases del tipo “ seguramente hemos hecho algunas cosas mal …” y respecto a su candidatura , esta solo se soporta en un cierre de filas de los así llamados barones y dentro de un esquema simbólico medieval y anti moderno. Resucitan las figuras del pasado, como Benegas, Borrell, etc; se fomentan listas con argumentos que apelan a lealtades y a la amistad y que a la mayoría de afiliados debería importar poco, pero que se resuelve en un intento de “ ni quito ni pongo rey pero ayudo a mi señor». Los dos candidatos hablan de Rajoy quien , desde luego, no está invitado al congreso, pero siguen sin darnos esa explicación de la derrota que nos deben. Ahora que se habla tanto de democracia interna, de nuevas formas organizativas , de las nuevas tecnologías ( ciberafiliados, decíamos en el 37 Congreso ), de aperturas sin cuento, de primarias, de listas abiertas, de limitación de mandatos, cabe recordar que el voto de los españoles en las últimas elecciones nada ha tenido que ver con estas cuestiones, y mucho menos con la crisis internacional de la socialdemocracia en su lucha contra la primacía de los mercados. Creo no equivocarme al decir que somos muchos los afiliados a los que no nos gustó nada la acción del gobierno en la última legislatura, ni el seguidismo del que han hecho gala senadores y diputados socialistas , abandonando el necesario control de su apoyo. Tampoco entendemos la pauperización andaluza , con tasas de desempleo del 30 %, la falta de control en grandes obras y el silencio ante el gigantismo del ladrillo, entre otras cosas. En nada eximen a éstas, consideraciones sobre los mismos hechos u otros reproches que se prodiguen a sus rivales, sobre todo del PP. Parece mentira que toda una organización se conforme con el pobrísimo mecanismo de las primarias Quien haya vivido el proceso interno sabe de lo que hablo. Este esquema medieval de feudos y amistades , de grave falta de orientación , de juventudes socialistas que parecen y actúan como sus ancianos , de concejales desconocidos y ramplones, hace aguas . No hay vida política en el PSOE ; y si quieren endogamia de sangre , vayan a Euskadi y comparen las fotos de , por ejemplo, 1992 y las de ahora. Vean la evolución del voto en Bilbao y lloren al ver la firma que presenta el partido para las próximas elecciones ( el marido de la Secretaria General ) Estoy de acuerdo con Guridi y no desespero de un vuelco interno para que vuelva la izquierda posible al gobierno.
Tétrica imagen, una vez más, la que se desprende de la persona al frente del PSOE y de los nobles versallescos que lo rodean. No obstante, a esa esperanza de aguardar el siguiente golpe para hacer que las cosas cambien a fondo igual no tiene tampoco demasiado recorrido, tras meses leyendo que en las estructuras falta la energía suficiente para impulsar cualquier tipo de cambio, amén.
Dice bien Senyor respecto al último sentido de esta crítica , de la falta de energía en las estructuras , y, en última instancia, de la esterilidad de cualquier acción que pretenda abrir fisuras en un bloque monolítico por mucho que se disponga de razones de peso repletas de lealtad a un ideal socialdemócrata. Parece que seamos prisioneros de un bucle, del conatus de Spinoza , el esfuerzo por perseverar en la existencia, que nos viene dado de forma inexorable y contra el cual no podemos oponer una resistencia transformadora. Bien , varios ejemplos en la historia reciente homólogable al caso que nos ocupa hablan de lo mismo. Recordemos la tangentópolis, que dio al traste con la I República en Italia y cuya sustitución supuso la aparición reforzada de movimientos de una derecha personalista estable y la incapacidad de una izquierda reformada para mantener un programa de cambio continuado. En mi opinión seguimos ese mismo derrotero con la diferencia respecto a Italia que el populismo se expresa por su ala izquierda, tal vez, entre otras razones, porque en Italia se descompuso antes la centralidad del PSI (arrastrando al PCI en su caída ) por su alto grado de corrupción. En todo caso me parece legítimo buscar consuelo en la comprensión de los procesos políticos mediante la racionalidad de un debate como el que pretende este foro.
Con Pedro Sánchez el FMI no se pondría nervioso y nuestros grandes socios estarían tranquilos y colaboradores. Las ideas y el proyecto de Madina no lo conozco pero como sea algo parecido al proyecto de Podemos, mal nos iría con nuestros socios.
Interesante, una vez mas, la visión de Guridi sobre el entorno del actual secretario general socialista, y cómo ven ahora a su criatura. No sé cuánto hay de real en ese “descontento” del que se habla últimamente. Y si es real -y hay que creerlo si lo confirma Guridi- no sé si está justificado; quiero decir, no sé si Pedro Sánchez se está desenvolviendo de manera muy diferente a como esperaban quienes le allanaron el camino a la secretaría general. Tampoco me parece evidente que las cosas le vayan a ir tan mal como parece que se temen. Y no porque me ofrezca garantías este PSOE o su líder (?). Pero es tan feo el panorama -lo que incluye a sus competidores, a izquierda y a derecha, con barbas o con coleta- que cualquier cosa puede ocurrir… hasta que le salga bien la jugada -o no demasiado mal, al menos-, a Sánchez. La gracia está en que antes de que salgamos de esa duda, en noviembre, alguno de esos dirigentes territoriales habrá comprobado, en mayo, que lo suyo no tiene remedio, que necesitaban otro ritmo, otro impulso en la secretaría general para que se notara en su comunidad o ayuntamiento.
Este Pedrito es muy televisivo. El domingo con Calleja al menos tuvo que pasar un poco de apuro.
Yo creo que el problema de este tipo de actuaciones viene dada por la costumbre de tener en plantilla a esos execrables asesores que pueden venir bien a otro tipo de personajes, pero a un candiidato lo falsean hasta convertirlo en un payaso muevemanos y fruncecejas.