Paco Martínez-Soria versus Rafael Azcona

La Abeja Maya

Aprovecho que hoy es domingo para cambiar de tercio y referirme a cuestiones ajenas a la recién inaugurada legislatura. Ahora que ningún adicto a la actualidad política más rabiosa está mirando, dedicaré las siguientes líneas a revolotear sobre el panorama del cine español.

La muerte de uno de los guionistas con más talento del cine español, Rafael Azcona, ha llevado a más de uno y a más de dos a reflexionar (muy sesudamente, por cierto) sobre la calidad de las películas realizadas en España. El que mejor resume la situación es Manuel Rivas en un artículo publicado ayer: “ha sido necesario que muriese un guionista genial para que se hable bien durante unas horas del cine español.”

Lo admito: soy de las que se mete de continuo con las películas españolas. Cuando evocamos la historia del séptimo arte en este país, parece inevitable pensar en Cine de Barrio, toda una institución de TVE, aunque sólo sea por la cantidad de años que lleva en antena. Con su primer presentador, Juan Manuel Parada, el asunto tenía un toque cutre-surrealista, y con Carmen Sevilla, el asunto no ha mejorado mucho.

 

Si una persona tuviera que juzgar la calidad del cine patrio con las retransmisiones del mencionado programa, el panorama no podría ser más desolador, tanto por la calidad de las películas, como por el hecho de mostrar continuamente un país que ya no existe.

 

Con Cine de Barrio, da la sensación de que no salimos de la España del desarrollismo, con películas marcadas por la dictadura, con unos aires patrioteros indescriptibles (cómo en España no se come en ningún sitio, y otras cosillas por el estilo), un costumbrismo facilón, aunque al mismo tiempo con una ingenuidad que desarma.

 

En la actualidad, las cosas deberían haber cambiado mucho. Pero las críticas se suceden ante las distintas películas que se estrenan a lo largo de los años, al tiempo que se suceden las voces de alarma ante el descenso del número de espectadores que van a ver películas españolas.

 

Es cierto que muchas películas actuales son malas, por decirlo con suavidad. Se las podría criticar por numerosos conceptos, aunque yo suelo pensar en que fallan por el guión y por la locución. Aquí es muy habitual el uso del sonido directo, algo que redunda en contra de la calidad de las películas. Si a esto añadimos la locución de actores como Jorge Sanz, apaga y vámonos.

 

Sin embargo, ¿de verdad es todo tan terrible? Es cierto, abundan las películas tipo La ciudad no es para mí, pero la muerte de Rafael Azcona nos ha ayudado a recordar que existe otro cine español de una calidad más que notable. Personalmente, debo a Azcona estupendos ratos gracias a películas como El bosque animado o La lengua de las mariposas.

 

Eso nos lleva, asimismo, a evocar otros grandes nombres del cine español, desde directores como Luis Buñuel o Luis García Berlanga, a una más que digna lista de actores, como Fernando Rey, Fernando Fernán Gómez o Paco Rabal, por no hablar del enorme plantel de secundarios, pues es apreciable la capacidad de muchos guionistas para la elaboración de películas corales, como la divertidísima La corte del Faraón (adivinen quien era el guionista, una vez más).

 

Incluso de los últimos años se pueden rescatar obras más que interesantes, directores de prestigio, y guionistas y actores con talento (por ejemplo, Adriana Ozores). Todo ello lleva a pensar que los agoreros de turno tal vez deban matizar sus afirmaciones a la hora de clamar ante el erial del cine español.

 

Es posible que detrás de tanta crítica (en ocasiones muy fundadas, todo hay que decirlo) exista un cierto revanchismo político. Así, se ha hablado más de una vez de cómo el rechazo por parte de gran parte de directores, guionistas o actores a la Guerra de Irak no sentó nada bien dentro de la derecha española.

 

Ese resquemor se habría puesto de manifiesto en más de una ocasión, como en el caso de la muerte de Fernando Fernán Gómez, a cuyo velatorio apenas acudieron representantes del PP, pese a la indiscutible categoría del personaje. No hay que olvidar que el actor estuvo en la tarima de oradores de la gran manifestación que se celebró en Madrid en febrero de 2003 para mostrar el rechazo ante la entonces inminente invasión del país del Golfo Pérsico.

 

En definitiva, es indudable que el cine español pasa por problemas, y muchas veces no ofrece tantas películas de calidad como sería deseable. Sin embargo, no debemos olvidar que sus problemas y tribulaciones son, en general, los propios de otros países europeos, y que el debate sobre aspectos como la fuerza de la industria americana también se plantea de continuo en lugares como Francia.

 

Y para cuando piensen que el cine español es poco más que las películas de Paco Martínez-Soria, pueden ver cualquier de las películas en las que Rafael Azcona trabajó como guionista y sentirse, así un poco más reconciliados con lo que aquí se hace.

33 comentarios en “Paco Martínez-Soria versus Rafael Azcona

  1. La verdad es que es una pena que gente tan valiosa, tan creativa y tan discreta, tenga que irse. Afortunadamente el cine español cuenta con talento más que suficiente para renovarse pero por supuesto no todo lo que es cine español reluce. Soy de los que piensa que lo mejor que se podría hacer por el cine español es asegurarse de que las distribuidoras yankis no abusan de su posición dominante. Y punto: cero subvenciones, como no las hay a la musica espaañola o a la pintura o a la esculturas españolas. Todo lo más organización de premios dotados económicamente, como a los literatos. Y así la calidad media mejoraría y seguramente habría menos resquemores entre la audiencia que estaría menos escaldada de puros infumables que jamás habrían visto pantalla de no haber mediado la subvención correspondiente.

  2. El cine español de hoy y con motivo del tema de las subvenciones, la mala calidad general de sus productos, el rechazo que en una parte de la ciudadanía provoca, motivado por su beligerante apoyo político más basado en el contra que en el pro, y la imagen de estar manejado por una élite que se aprovecha, mientras una gran mayoría no se beneficia de nada, ha generado en una parte de la sociedad, que la rechaza, un sentimiento similar al de vivirse nuevamente, y por parte de un grupo de privilegiados, situaciones más propias de los abusos y prevendas que se daban en la dictadura franquista.

  3. Gracias, En un País Multicolor, por tu artículo.

    Yo tengo que decir que el cine español me gusta. Lo siento, porque sé que lo suyo es abominar de las películas españolas y crucificar a los paniaguados que producen bodrios sin cuento. Pues no; a mí me interesa lo que me cuentan los que me son próximos. Veo con predisposción favorable las propuestas de nuestros directores. Cada año hay media docena de películas que, a mi juicio, valen la pena de verdad.

    Para más inri, tengo que decir que le encuentro su aquél incluso a las películas casposas de Martínez Soria y Gracita Morales (pura arqueología contemporánea), a los panfletos anticondón tipo «La Gran Familia» y a las inolvidables cintas que protagonizó Marisol, a quien tantas erecciones primerizas debo. El único período que me parece lamentable fue el del destape y el de Pajares-Esteso; para eso ya no tengo estómago.

    No soy un especialista en esta cuestión, sino un mero usuario, así que mi opinión vale lo que vale. No voy a hacer como los tertulianos al uso (o como nuestro infatigable Fernando), anatematizando, diagnosticando sin fundamento y proclamando la necesidad de refundaciones radicales. No. Yo simplemente intuyo que tentemos un cine a la altura del país, más o menos mediocre y con algunos buenos momentos. Y en cuanto a las subvenciones, me declaro partidario; mejor gastar el dinero en cine que en tapar agujeros financieros o en financiar con dinero público la difusión de la superstición católica en las escuelas.

    Abrazos para todos.

  4. A nivel industrial (a nivel industrial: el cine es, en primer lugar, una industria) ¿qué les ha hecho el cine a todos esos que piden que se le deje de subvencionar? Sería interesante que lo aclararan. O qué le ha hecho más el cine que la industria del algodón. Comprendo que a la caterva de cretinos integrales de nuestra derecha española (CCI, d), tan parecida a la caterva de cretinos integrales de nuestra izquierda (CCI,i ) les sea imposible diferenciar la calidad artística de las opiniones políticas, dado su natural sectarismo intelectual, y por ello piden que a “los” Bardem se les trate como a cuatreros (como si Bardem necesitara de subvenciones para trabajar), pero me sorprende que algunos (¿cómo llamarlos?) “sublimes sin interrupción” se sumen a los mismos argumentos que esa pandilla de reconocidos CCI del imperio español. ¿Le quitamos las subvenciones sólo al “cine español” o quitamos todas las subvenciones que existen actualmente en el panorama imperial patrio? ¿O lo hacemos poquito a poco y según qué y cuando nos lo pida el cuerpo machote?

    Es muy divertido leer a algunos de nuestros críticos cinematográficos pedir el final de las subvenciones al cine español en un “papel prensa” subvencionado por el Estado, cuya crítica habrá sido impresa en una rotativa comprada con un préstamo ICO cuyos intereses estarán subvencionados (además de la propia compra de la rotativa) y cuyo manejo lo habrán efectuado unos operarios cuyos seguros sociales, y puede que el propio puesto de trabajo, también estarán, en parte, subvencionados. ¿También piden el final de estas subvenciones o en este caso vale todo por la patria y la pasta gansa?

    Y final

    a)Es falso que el cine que nos llega fuera de nuestras fronteras no esté subvencionado. En España lo está con la mejor y mayor subvención: el idioma. Ya veríamos a dónde llegaban en recaudación algunos dibujos animados yanquis si tuvieran la voz de origen de sus flautistas actores de doblaje en las 350 salas de estreno españolas. Y se lo hemos entregado el idioma por cuatro perras (aprendamos de los portugueses, please).

    b)Es falso que otras artes no estén subvencionadas. Existen numerosas becas a la creación artística a nivel nacional, autonómico o local. Es evidente que no se necesita lo mismo para pintar un cuadro, o escribir un libro, (1º de EGB) que para hacer una película, donde intervienen numerosos sectores industriales. Pero también están subvencionadas las numerosas orquestas sinfónicas que en España son y han nacido en los últimos años, tanto a nivel autonómico como local (y que no falten). Estoy seguro que la suma del déficit de todas ellas haría de las subvenciones al cine español el chocolate del loro de las subvenciones imperiales. Y no veo polémica en este sentido (gracias a Bach). O los numerosos museos de arte contemporáneo que exponen las obras de nuestros creadores (y que no falten tampoco). O las compras que hacen nuestros organismo públicos del arte contemporáneo (en ARCO es uno de los mayores compradores el propio Estado). Y me parece muy bien. Supongo que a todos esos que a esta hora hacen cola en el “sofidú” también les parecerá muy bien. Nunca agradeceremos lo suficiente a las monarquías patrias que no sólo se gastaran en putas el presupuesto patrio, sino que además dieran una oportunidad a un tipo llamado Velázquez.

    ¿Qué el cine español es malo? Yo no lo creo. Me gusta el cine español. me gusta el cine español que me gusta. Como todo en la vida. Pero si la cosa va de gustos, y por los gustos jodemos una industria, yo pido que se quiten todas las subvenciones (directas e indirectas, y hasta las corruptas) a la prensa española. A toda la prensa española. ¿Por qué? Pues porque no me gusta. ¿O no es razón suficiente?

  5. El cine español no gusta al publico en general, ahí están los porcentajes de taquilla. Personalmente disfruto viendo algunos películas españolas , independientemente de su calidad, como las de Paco Martínez Soria, pero a pesar de ello no comprendo porque la producción cinematográfica debe ser considerada una excepción cultural y recibir un importante apoyo económico del Estado. No veo nada de cultura ni española ni de ningún sitio en muchas películas que se hacen. El mundo del cine español , productores, directores, actores, etc., quieren equipararse en cuanto a ingresos al americano y eso es, además de injusto, imposible. Si no son competitivos deben bajar sus beneficios o cerrar, como cualquier empresa, nunca he comprendido porque se debe de pagar por una película de muy baja calidad lo mismo que por otras que son verdaderas obras de arte y que además han necesitado presupuestos mayores, no ocurre con ningún otro sector económico.
    Hace tiempo que he decidido no ir al cine.
    http://larefineia.blogspot.com

  6. A mi todo lo que no sea version original con subtitulos me parece una bazofia…jeje.

  7. Queridos amigos y amigas, a mí me gusta el cine español tanto que hasta me atrevo a defender a Paco Martínez Soria. Don Paco, que así le recuerdan sus incondicionales, llevaba ya una trayectoria larga de actor teatral cuando la fama le encasilló en los papeles típicos-tópicos de abuelo paleto baturrico, de maduro madrileño y castizo o de cura «chapao» a la antigua y temeroso de las novedades del Concilio Vaticano II. Pero desde 1922, con sólo veinte años, cuando se galardonó su primera obra como director («Artesano») hasta su fallecimiento en 1981, Don Paco fue una persona de amplísimo bagaje en el mundo de la interpretación, dirección y producción teatral. Su carrera cinematográfica, siempre con el «antifaz de la risa» puesto, estaba delimitada por la coordenadas de ese «cine de barrio» de la época: ausencia de matices o de componentes críticos de lo político, reflejo de los cánones morales de la época, excepticismo ante las novedades que llegaban a la España del desarrollismo desde el entorno europeo gracias fundamentalmente al boom turístico, mucha incidencia en el folclorismo más rancio, etc …. Don Paco murió en 1981 y la edad no le permitió adaptarse a los nuevos derroteros que el séptimo arte tomó ya en plena democracia. Pero no olvidemos que muchos intérpretes de la misma época que Don Paco, por razones biológicas, desde luego, pudieron desarrollar nuevos registros libres ya de los corsés de los 50, 60 y primeros 70. Así, uno de los que precisamente dio nombre a un subgénero de películas en la época de los sesenta (el «landismo»), Alfredo Landa, demostró con creces ser uno de los más grandes actores de la historia del cine español. ¿Quién no recuerda su papel de «Paco el Bajo» en «Los Santos Inocentes»?. José Luís López Vázquez, otro rostro habitual y prolífico de los 50-60, ha demostrado su amplitud de registros entre lo cómico y lo dramático en todos los terrenos. Y María Isbert, hija del inolvidable Pepe Isbert, o Juan Luís Galiardo, o una de las habituales con Martínez-Soria, Florinda Chico (increíble, grande e inconmensurable su papel de «La Poncia» en «La casa de Bernarda Alba», sobre la inmortal obra de Lorca y dirigida por Mario Camus); o Terele Pávez y su hermana Enma Penella; o Conchita Velasco (Santa Teresa de Jesús para la eternidad artística); o Andrés Pajares (desde las infumables pelis de destape supo llegar a insuperables interpretaciones incluso dramáticas como «Ay, Carmela», con guión del desaparecido Rafael Azcona, o «Bwana» de Imanol Uribe); ¿y que me dicen sus señorías de ese otro rostro habitual de tantas cutrerías de los 60 que atiende al nombre de Pepe Sacristán?: una de mis debilidades. Y eso sin traer a colación a ese monstruo de la historia cultural de España en el siglo XX que fue Fernando Fernán Gómez.

    Y así, sucesivamente …….

    Sí, hasta ese punto me gusta el cine español. Hasta las figuras de aquel «cine de barrio» (que han presentado Parada al estilo más freak y Carmen Sevilla de modo más españolísimo y convencional), dentro de las circunstancias de su época, tienen trayectorias y ejecutorias admirables y valiosísimas. Imaginaos ya si nos ponemos a hablar de las nuevas generaciones (no del PP) del mundo de la interpretación que surgen con la Transición y con la «Movida». Creo que el acervo cinematográfico español no tiene nada que envidiar (salvo los medios económicos) al de otros lares, que nos envían sus productos lujósamente empaquetados, con lacito, y que degustamos gustosamente de modo acrítico.

    Posdatilla: ¿subvenciones al sector?. Sin entrar en disputas con otros sectores del mundo de la cultura y de la creación (como el sector editorial), sin lugar a dudas, SÍ. Por razones de interés público, de difusión de la cultura, de higiene democrática y de buen gusto. En mi humilde opinión.

  8. Otrosí digo: hace ya algún tiempo que no voy al cine. No por haberlo decidido ansí cono ECO, sino por motivos de fuerza mayor. Esto es, tener un chavalín de casi dos añitos y no tener con quién dejarle para esos menesteres. Añoro los tiempos en que era consumidor de cine a destajo. Ahora sigo siéndolo, pero en pantalla pequeña y en casa. Las guardia tranquilas, por ejemplo, son una buena ocasión para ello.

  9. Yo ya he dicho aquí alguna vez que me gusta mucho el cine y que no soporto a los que denostan al cine español por sistema. Yo veo mucho cine español y me gustan muchas de sus películas. Sin ir más, lejos, «El menor de los males» del otro día, de Antonio Hernández, con una espléndida Carmen Maura, y «Soledad», que vi hace poco.

    Y hablando de Azcona, yo le relaciono con el cine no sólo por lo que le relacionamos todos, es decir por su condición de magnífico guionista, sino porque también era asiduo de los cines de versión original los sábados y domingos a las cuatro, como yo. Y por eso, he tenido varias veces la suerte de encontrarlo y charlar con él. De todas las cosas que he oído y leído sobre él estos días, lo que más me gustó fue algo que creo que escribió Manuel Vicent, que para tener un rato de sobremesa con él, merecía la pena pagar entrada. Pues para tener un rato de charla a la entrada o a la salida del cine también, doy fe. Era un tipo extraordinario, con una ausencia total de vanidad o engreimiento. Nunca demostraba tener prisa cuando se metía en una conversación y era una pura delicia oírle hablar de cualquier cosa.

    Por cierto, estos días vi tres entrevistas televisivas a Azcona grabadas de hace tiempo. Una en un debate de Calleja hace 8 años, una delicia. Otra, una entrevista que le había hecho David Trueba hace cinco años, también muy buena. Y ayer en Localia, una hecha por Juan Cruz no sé cuando. Si Juan Cruz me parece un personajillo insoportable cuyo protagonismo en todos los medios del Grupo Prisa nunca entenderé, en esta entrevista que le hacía a Azcona era áun más notable su mediocridad, por el contraste con el entrevistado. Penoso su papel de entrevistador.

  10. De las tres entrevistas citadas con Rafael Azcona, tan sólo he podido disfrutar de la de Trueba. No conozco la de Calleja ni la de Juan Cruz. Y sí, la impresión (sin haber tenido la fortuna de departir con él personalmente) que he podido extraer es la de genio accesible para todos y con la humildad por bandera. Admiro a ese tipo de gentes doblemente. Recuerdo una entrevista reciente a Teodulfo Lagunero, empresario y militante comunista en la clandestinidad, uno de los amigos más íntimos de Carrillo y artífice de su entrada clandestina (el episodio famoso de la peluca) en España. Pues bien, Teodulfo comentaba que «se puede escribir «La Divina Comedia» y ser un infame», en referencia a su experiencia personal con Camilo José Cela. Pues éste es justo uno de los ejemplos adversos: se puede escribir el guión de «El vedugo» y ser tan accesible y humilde como cualquier persona cotidiana.

  11. La Abeja Maya

    Gracias, Abeja Maya, por tu artículo.

    No tengo duda de que Azcona no sólo es el mejor guionista del cine español, también posiblemente la mejor persona, difícil encontrar un genio más humilde. Por profesión me tocó conocer a multitud de «egregios» imbéciles y presuntuosos, sin embargo siento no haber conocido a Azcona.
    Es cuioso observar cómo los películas con Azcona dentro envejecen estupendamente, cosa, por otra parte, que no sucede con sus novelas. Quizás porque, como guionista, Azcona se adelantó a su tiempo, fue un innovador total. ¡Con qué placer vuelvo a ver películas como El Pisito, Plácido o El verdugo! No me ha pasado los mismo con las novelas «El repelente niño Vicente» o «Los europeos», recientemente reeditada.

    A propósito de «La ciudad no es para mí»: se trata de una película basada en una obra de teatro de mismo título firmada por un tal, creo, Ángel Lázaro. Triunfo total en los escenarios y en las pantallas, hizo rico no sólo a Martínez Soria, también a Ángel Lázaro. ¿Sabéis quién se ocultaba bajo el pseudónimo Ángel Lázaro? Nada menos que Lázaro Carreter.

  12. Perdón a los blogueros, pero aquí el menda fue el primero en reivindicar la figura de Paco Martínez Soria, gran actor de grandes películas. La mejor, a mi juicio, «Don Erre que Erre», un clásico de nuestra cinematografía. Veo que algunos, espoleados por el título injurioso y ofensivo del artículo de la Abeja Maya, a quien no puedo felicitar ni dar la bienvenida, han salido en defensa de Martínez Soria. Perdonen que les diga: nadie me ganará a la hora de defender la talla artística del genial actor aragonés.

    Voy a hacer un comentario que quizá sea del gusto de Teoura: el cine español ha sabido reflejar mejor la sociedad, el estilo de vida, los complejos, las ilusiones de los españoles que cualquier estudio sociológico o histórico. Y creo que también mejor que cualquier novela de la época. Con sus excesos, su casticismo y su tono a veces zafio, ha conseguido ser un reflejo bastante fiel de lo que es y ha sido nuestro país, o al menos yo no puedo dejar de ver el pasado de nuestro país a través de las películas.

    No entiendo la necesidad de hacer distinciones superficiales que tranquilicen la conciencia del gafoso. Lo digo con total sinceridad: prefiero ver la Gran Familia que el Espíritu de la Colmena. Y tampoco es cuestión de alabar por alabar el cine que muchos consideran simplista o malo. Dentro de la tradición de nuestro cine, la cumbre, para mi, son precisamente las películas con guión de Azcona, no los experimentos de Erice o tantos otros. Azcona era para mi la quintaesencia (¿cuáles son las otras cuatro?) del buen cine español: nada pretencioso, con un punto grotesco, popular, con un humor genial, diálogos realistas a la vez que disparatados, etc., etc,. etc.

    Finalmente, quisiera decir que comparto con Por mi que no quede el hartazgo de Juan Cruz, un tipo que te encuentras en todo lo que huela a PRISA.

  13. 1 Mimo Titos

    Gracias, Mimo Titos, por tu artículo con el qe no estoy de acuerdo. Las subvenciones al arte en ciertos casos no sólo me parecen necesarias, sino imprescindible. ¿Cómo que no hay subvenciones para la música? La Orquesta de RTVE está subvencionada y me parece muy bien.
    El teatro y el cine son dos industrias caras y, sin embargo, extraordinarios medios de difusión artística. Sin dinero público amparándolos, España sería un páramo cultural.
    Lo que me parece realmente fatal es que el Estado subvencione la enseñanza religiosa.

  14. 4 Teoura

    Gracias, Teoura, por tu artículo, con el que estoy de acuerdo.
    Hasta Cine de Barrio, donde abundan los bodrios, me sirven de documental sociológico/historico: cómo eran los coches, cómo vestía y se divertía la gente, cómo eran las calles, los tranvías, las fábricas. los trajes de los labriegos tan remendados que no se sabía cuál era la tela original…

  15. 5 Little Nemo

    Gracias, Little Nemo, por tu artículo, pero no creo que nuestra izquierda se oponga a las subvenciones, al contrario. Te contradices al poner a los izquierdosos Bardem como ejemplo de atacados por ser subvencionados. Atacados, sí, pero por los cretinos de la derecha. La izquierda, a no ser que se trate de algún cretino, que tambien los hay en sus filas, no ataca a la izquierda por la lógica de que perro no come carne de perro.

  16. 11 Jon Salaberria

    Gracias, Jon, por tu artículo, a mí tambien me gusta el cine español. O me disgusta, pero no en mayor propoprción que el cine extranjero.

  17. 13 Por mi que no quede

    Gracias, PMQNQ, por tu artículo, a mí tambien me gusta el cine español. O me disgusta, pero no en mayor propoprción que el cine extranjero.

  18. 14 Jon Salaberria

    Gracias, Jon, por tu artículo.
    Hoy me siento abuelo cebolleta, así que permíteme, a propósito de Teodulfo Lagunero, una anécdota que con el susodicho compartí. Mi primer empleo (era aún alumno de periodismo) lo desempeñé en el departamento de reportajes especiales (léase publirreportajes) de La Actualidad Española. A la sazón Teodulfo Lagunero era el propietario de “Nueva Sierra de Madrid” (que en los anuncios se subtitulaba “La mayor urbanización del mundo”) y contrató con LAE unas páginas de promoción. Me enviaron con un fotógrafo a la sierra, sector lago de Bolarque, a cubrir el «publi». Nos pasamos el día con Lagunero y regresamos con notas y fotos. Dado que quien paga manda, previamente a su publicación Lagunero leyó el texto, vio las fotos y dio el visto bueno. Una vez confeccionado el “publi” y, según lo convenido, titulado NUEVA SIERRA DE MADRID. LA MAYOR URBANIZACIÓN DEL MUNDO se le envió una prueba a Lagunero, quien sobre el titular, a la altura de la palabra MAYOR, con un lápiz rojo marcó “MAS GRUESA”, se refería a la letra, que la quería más gruesa, vamos. Bueno, el material entró en máquinas y salió impreso el siguiente titular: NUEVA SIERRA DE MADRID. LA MAYOR Y MÁS GRUESA URBANIZACIÓN DEL MUNDO. Alguien de talleres se dio cuenta del error cuando ya iban tirados varios miles de ejemplares que, naturalmente, fueron tirados, esta vez, a la basura. La pifia le costó a LAE unos milloncejos de nada.

  19. Pues yo lo que añoro del cine son los cines de verano. ¡Qué maravilla! ¡Qué lujo! Ver una película comiendo pecaito frito y tomando cañitas. Eso sí que estado de bienestar. En Triana (república independiente), donde yo viví una temporada antes de mi exilio voluntario a Venecia, eran varios los cines de verano. Algún verano eran más de diez cines y podías elegir sin problemas. Eso sí que era un cine forum y no aquellos de los jesuitas (coñazo de tíos, que los vuelvan a expulsar).
    Es curioso que en Venecia también haya un cine de verano, al aire libre, donde yo acudo cara verano con mi nostalgia de español apátrida. Ya sin pescaito frito ni cañitas. parece igual, pero no es lo mismo.

  20. 24 Polonio

    Gracias, Polonio, por tu artículo.
    Yo lo que añoro son los autocines. ¡Qué maravilla! ¡Qué lujo no ver una película porque estás dentro del coche, comiendo pezones y follando…

  21. 24 Polonio

    Gracias, Polonio, por tu artículo.
    Yo lo que añoro son los autocines. ¡Qué maravilla! ¡Qué lujo no ver una película porque estás dentro del coche, comiendo pezones y follando…

  22. 24 Polonio

    Gracias, Polonio, por tu artículo.
    Yo lo que añoro son los autocines. ¡Qué maravilla! ¡Qué lujo no ver una película porque estás dentro del coche, comiendo pezones y follando…

  23. 27 A verlas venir

    Ese es el gran dilema de la humanidad, amigo averlas: ver o no ver.

  24. Yo creo que lo de Juan Cruz es un problema de bilocación. Lo que no sé es si es un problema de bilocación suyo o nuestro. Ahí pido ayuda.

    Ayer Pratxanda inventó el «post manta».

    Yo creo que a este blog le falta sexo y le sobra método amburgués. ¿No follan los economistas?

  25. Teodulfo Lagunero… ¡qué magnífico nombre para un personaje de cómic! (dicho sea con todos los respetos que merecía el señor).

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