Panorama para España tras el 9-N

Senyor_J

 A veces resulta complicado decidir cuánto tiempo es necesario para evaluar con cierta claridad las consecuencias de un evento trascendental, como el que vivió España el pasado día 9N, gracias a la consulta no vinculante sobre la independencia de Cataluña. Incluso cuesta encontrar las palabras para describirlo, dado el uso abusivo de metáforas y juegos de palabras utilizados para referirse a ella. Pero ya con cierta distancia temporal entre lo sucedido y el presente y, sobre todo, con las ventajas que ofrece el análisis post respecto a las percepciones previas, podemos apreciar con mayor claridad lo que sucedió y lo que significa para el futuro del país.

En primer lugar, en aras de la claridad, llamémosla consulta sobre la independencia, porque esa era la cuestión sobre la que deseaban consultar sus organizadores y reconozcamos que más allá de su legalidad, legitimidad u oportunidad, supone una aportación a la clarificación de ciertos debates políticos de la que se deben sacar conclusiones racionales y democráticamente aceptables. Dicho esto, la primera lectura evidente es que casi 2 millones de ciudadanos se tomaron la molestia de poner un papel en una urna donde declaraban querer constituir un estado propio y de manera independiente de España. A ellos hay que añadir los que optaron por las otras dos alternativas, elevando la cifra por encima de esos 2 millones. Todos ellos coincidieron en mostrar sus preferencias a través del voto y los primeros, los partidarios del Sí-Sí, se mostraron activamente independentistas.

Obviamente hubo mucha más gente que no votó, pero de ello no cabe extraer la conclusión de que el resto de la población no comparte esas demandas. Por el contrario, en ese grupo de no votantes se encuentran representadas todas las posturas, desde el independentista que no votó por las razones que fuesen (porque corrían ese día, por ejemplo), hasta el ciudadano que rechazaba la apropiación de la consulta por parte del soberanismo más independentista y en particular de Artur Mas, y obviamente el que ni quiere cambios en la forma de estado, ni la secesión de Cataluña o el que imagina otras posibles formas de sociedad. El peso de cada una de esas posiciones no puede ser cuantificado, pero lo que sí pudo medirse habría de ser lo bastante claro como para que se produzcan cambios en las percepciones de lo que sucede en Cataluña y en las relaciones entre dicho territorio y el resto de España.

Se midió la intensidad del independentismo activo y los resultados obtenidos fueron altísimos. Discútase ad nauseam si son mayoritarios o minoritarios respecto al conjunto de la sociedad o si en un escenario vinculante bastarían para asegurar una mayoría independentista, pero con ese volumen de ciudadanos pensando que lo mejor es abandonar España y crear un estado nuevo, y que además se toman la molestia de ir a decirlo en una urna, cualquier gobernante español haría bien en concluir que existe un espectro demasiado amplio de ciudadanos en Cataluña que han dejado de identificarse con el país en el que viven. Si bien también cabe contemplar entre los mismos posibles votos de protesta ante las actitudes del gobierno central en esta y otras materias, probablemente la mayor parte de los votantes del Sí-Sí ya han alcanzado un estado de desconexión total y carecen de identificación alguna con España: una desconexión política y/o sentimental completa y difícil de revertir.

Dicho 9N se enmarca, además, en una dinámica estratégica perfectamente ejecutada por los promotores de la consulta, consistente en ir alcanzando hitos, que si bien a veces se vuelven confusos, suelen tener dos virtudes: presentan una cronología clara y marcan un antes y un después. Hay que fijarse que aunque el 9N no se realizó la consulta que se había prometido que se haría, sí que se logró un evento político de gran magnitud y en la fecha prevista. Externamente pueden hacerse las lecturas que se prefieran del mismo, pero internamente supone un empuje de primer orden para que el independentismo siga quemando etapas con toda confianza. Y en esa misma lógica cabe enmarcar, pues, el mensaje emitido por Artur Mas el pasado 25 de noviembre, donde concreta pasos y fechas con el objetivo de formalizar la independencia de Cataluña. Fechas en las que se establece ya con total precisión cuál sería el punto de llegada y en qué momento se alcanzaría: 2016. Por lo tanto, no solo el independentismo acumula fuerzas, sino que se vuelve más claro en el lenguaje y preciso en los tiempos, y lo que es más importante: siendo el rival más débil, es en cambio amo y señor de la escena y del ritmo con que se interpreta la obra.

Otro aspecto que debe retenerse del discurso de Artur Mas del día 25 es un rasgo que hasta ahora solo estaba presente de manera clara en los mensajes de Oriol Junqueras: que a partir de este momento está dispuesto a obrar como si Cataluña fuera un espacio político en transición, no sometido a autoridad alguna emanada del Estado español, donde se elabore desde cero una nueva legalidad (lo que implica un Parlament convertido «informalmente» en Cortes Constituyentes, Constitución catalana y consulta refrendaria). El resto de partidos soberanistas catalanes se han mostrado muy suspicaces ante la propuesta de iniciar ese proceso con una lista electoral unitaria, pero parece imposible que no se pongan de acuerdo en el objetivo y en el itinerario, al menos CiU, ERC y las CUP, especialmente bajo la presión de la ANC. Por lo tanto, a pesar del abrazo del oso de Mas, parece que el camino que se va a seguir no ofrece demasiadas dudas.

Así está la cosa y nada de esto parece que remueva demasiados planteamientos en el ámbito del Estado. Desde allí tan solo llega el ninguneo de Rajoy al 9N, la intentona judicializante de la fiscalía y poco más. La inteligencia emocional y política brilla por su ausencia en el terreno político. Respecto a la primera, ningún gesto para desactivar la desafección catalana, que se extiende entre diversos sectores de la ciudadanía y es la base de todo. Tampoco ninguna inclinación a elevar el estatus político catalán de forma significativa, a fin de propiciar una mayoría catalana no rupturista. Los partidos del régimen ni están ni se les espera. El que gobierna en este turno anda desbordado por numerosas situaciones adversas y se encuentra fuera de juego en este terreno a causa de su trayectoria en la agitación cultural anticatalana. Por su parte, el PSOE vive amordazado por los temores de sus reinos de taifas a dejar de ser no se sabe muy bien qué, mientras el PSC se desubica y se descompone.

En el núcleo actual del poder hispano, todo parece fiarse a la mayoría silenciosa, a la legalidad y a la capacidad de imponerla. Y si alguna cosa se deja caer sobre las insuficiencias del marco territorial, rápidamente se alude a la necesidad de discutir entre todos y sobre todo de no desigualar, obviando con ello una cuestión clave: que solo en una comunidad española existe una dinámica institucional rupturista, debidamente acompañada por un sector muy importante de la ciudadanía y convenientemente estimulada desde la sociedad civil. Porque es cierto que vivimos en tiempos de crisis de régimen, de terremotos demoscópicos y de ganas de cambios en todas partes, pero en Cataluña ello toma cuerpo de forma distinta y con un alcance completamente diferente. Por lo tanto, no se trata de aquí de hallar soluciones comunes, sino de alcanzar una solución, tan medida como se quiera, pero exclusiva, porque se trata de un caso muy particular.  

Sin duda el inicio del ciclo electoral es el peor momento para esperar cambios en ese sentido, excepto los que se deriven de la irrupción electoral de Podemos, pero como mencionaba al principio, los tiempos se marcan desde Cataluña, y guste más o menos, el tema no es susceptible de ser negado o ignorado, excepto si se está dispuesto a asumir dos posibles consecuencias. La primera, una mayor percepción de deslegitimización entre la sociedad catalana de esa legalidad que tanto se aprecia, al tiempo que sigue avanzando el desanclaje. La segunda, el que un buen día el Estado español descubra que las únicas vías de actuación que le quedan son ya duras medidas represivas. Y lo que sería aun peor: que las utilice.

19 comentarios en “Panorama para España tras el 9-N

  1. Seamos claros. Existen pocas soluciones que ofrecer al órdago soberanista:
    1) ceder al capricho independentista, hacer una reforma constitucional que incluya el derecho a decidir de las actuales comunidades autónomas ó, al menos, las de Cataluña y País Vasco, concederle un concierto económico a Cataluña y crear un Senado donde las comunidades Autónomas tengan voz y voto (eso sí, Cataluña y el País Vasco tendrán derecho de veto a cualquier ley que les pueda afectar). En otras palabras: Estado Confederal, asimétrico si es posible.
    2) desarrollar la vía del PSOE, o sea, hacer una reforma constitucional «light», que recoja entre otras cosas, un Senado al estilo alemán.
    3) no hacer nada e intentar hacer pedagogía en Cataluña de lo bien que nos puede ir juntos.

    La opción 1) cabrearía (y mucho) a las Comunidades Autónomas que no desean un Estado Confederal, y menos aún, asimétrico.
    La opción 2) cabrearía (y mucho) a los independentistas por no colmar sus aspiraciones.
    Por tanto, me quedo con la opción 3) ya que el estado de cabreo ahora mismo está repartido en todas las regiones de España y, para que sufran más unos que otros, mejor lo dejamos como está.

  2. Se me olvidaba: si a alguien se le ocurre otras opciones que hagan que todas las partes salgan satisfechas, estoy dispuesto a escucharlas 🙂

  3. Estoy bastante de acuerdo con la primera parte del artículo, esa en la que describe el estado de la cuestión en el soberanismo catalán, pues lo que el 9N ha demostrado es que esos catalanes “han alcanzado un estado de desconexión total y carecen de identificación alguna con España: una desconexión política y/o sentimental completa y difícil de revertir”. De esa parte descriptiva no comparto la optimista ilusión de que aunque “hubo mucha más gente que no votó”, eso no quiera decir que el resto de la población no comparta esas demandas ya que “en ese grupo de no votantes se encuentran representadas todas las posturas”.

    Es bastante razonable suponer que, excepciones anecdóticas aparte, hoy no hay independentistas en esos dos tercios de ausentes de la performance del 9N. Si los habrá en un futuro –por empatía, ósmosis o temor a un descuelgue futuro- , está por ver; pero carece de lógica ignorar, me parece a mí, que esos dos tercios actuales reflejan a la Cataluña no soberanista. Otra cosa es que la minoría contraria, mucho más cohesionada y activa, sea suficiente para imponerse.

    También dudo que la desafección hacia España –esa “desconexión política y/o sentimental completa y difícil de revertir” a la que se alude-, alcance a todos los que participaron el 9N. Si miro a mi propia familia (amplia) en Cataluña, tengo buenas razones para dudar de tal previsión, aunque se hayan pronunciado hasta ahora de formas diferentes. Pero eso, en fin, no es ahora la importante.

    Estoy bastante en desacuerdo, por el contrario, con los tres últimos párrafos del post. El hecho de que no se responda en el sentido que querría el independentismo o una parte del mismo (pues otra hubiera preferido ver a la legión desfilando por las Ramblas) no demuestra que “la inteligencia emocional y política [en el Estado] brilla por su ausencia en el terreno político”. Es propio de ventajistas suponer que en un conflicto político, ante el desafío de una parte sólo es razonable ceder al chantaje y “elevar el estatus político catalán de forma significativa, a fin de propiciar una mayoría catalana no rupturista”. Algunos -en general, los nacionalistas- sólo conciben un diálogo en el que una de las partes ceda poco o mucho a sus pretensiones. Si no es así y dado que ni remotamente conciben que sean ellos los que han de ceder también (salvo para encontrar un supuesto término medio en el que igualmente salgan vencedores), dicen que no hay diálogo y que solo cabe imponer su voluntad unilateral.

    Por el contrario, me parece obvio que si la mayoría cede al chantaje de una parte (minoritaria, aunque sólida e hiperactivista) de una comunidad, por aquello de que esa comunidad es la única en la que “existe una dinámica institucional rupturista” (y tampoco eso es cierto, visto desde Euskadi) esa dinámica podría extenderse a otras. No, lo que la mayoría debe hacer es responder con sus propios planes –necesariamente plurales- al desafío.

    Claro que cabe la posibilidad de un arreglo particularizado para Cataluña. Pero ese solo puede venir de una pedagogía y una voluntad de acuerdo basada en el diálogo. Sin eso, -¡que no lo hay fundamentalmente porque no ha convenido a la estrategia del soberanismo!-, no hay arreglo posible. Y mientras no haya posibilidad de arreglo político, sólo queda aplicar la ley. Teme el autor que “un buen día el Estado español descubra que las únicas vías de actuación que le quedan son ya duras medidas represivas. Y lo que sería aún peor: que las utilice”. Para mí lo peor sería que el estado, en el supuesto –que hoy, afortunadamente, no se da-, de que sólo quedara la vía represiva, vacilara en utilizarla. Eso sí que sería su ruina y la de la democracia española.

  4. Senyor_g ¿gente que no votó porque corría aquel día por ejemplo? ¿qué día? Porque se podía votar casi casi todo el año. En mi vida vi una votación donde te pusieran tantas facilidades para votar. Lo único que no hicieron fue pasar con las urnas casa por casa. No, hombre, el que no votó fue porque no quiso.

  5. «otras formas posibles de sociedad» JODERT no he visto el vídeo y ya lo odio. Acordarse solo de los anarcos cuando nos conviene es el MAL.
    Hay que repetirlo más: Campaña por el NOSI
    http://www.no-si.cat/

    Un 1% de la población catalana és anarquista segun CEO. Los hay en CiU, ICV y CUP

    Por 17 eurillos comprese una estelada libertaria

    http://productesdelaterra.cat/banderes-i-estelada/11458-comprar-bandera-estelada-llibertaria-1562336231804.html
    Aunque a mí, me gustan más lo clásicos
    http://barcelona.indymedia.org/usermedia/image/9/ESTELA~1.JPG

  6. Buenos dias Senyor_J, caballeros callejeros y cabelleras al viento sin coletas y a lo loco….jeje
    Que me perdone Ziluminatius…. pero la culpa de todo la tiene Ziluminatius, dejen ya de meteerse con Arthur More Mushmore y con Rajopiyus Lecter «el Displicente», que son unos meros títeres al servicio de las maquiavélicas intenciones de desestabilizar el Estado español, para convertirlo en un puzzle al que le faltan piezas.
    Es duro para mi decir esto, pero si alguien pretende decir algo parecido a lo que les estoy diciendo, es que no han entendido mi carcajada nerviosa y por supuesto no oirán el jijiji…que hay en el fondo de mis entrelines.
    Por eso me confieso ante ustedes y les ruego me perdonen por usar el nombre de Ziluminatius en vano, ya que ni los que piensan que Ziluminatius es el culpable de todos los males pasados y por venir llegarán a bajarse del guindo intelectual en el que se han instalado.

    Rayopiyus, en su tancredismo pedestaleniano, siempre ha dicho que Ziluminatius traicionó a los españoles.
    Arthur More Mushmore quiso ser más que Ziluminatius y en su ego-endiosamiento considera que Ziluminatius no cumplió su palabra, permitiendo que el Tribunal Constitucional sentenciara en contra del Estatut de Catalunya, que habia sido refrendado en las urnas por los ciudadanos catalanes que fueron a votar con todas las de la ley, es decir: Ziluminatius traiciono a los catalanes.
    Si estos dos dirigentes políticos, que le tienen tanta envidia de roquefort intelectual a Ziluminatius, son incapaces de reconocer que Ziluminatius era la única solucion al problema catalán, es que no han aprendido nada de los «errores» de Ziluminatius…ejem…..y eso duele…..jiji.

    Ejem…..bueno….en fin, nadie es perfecto…..ni tan siquiera los más de dos millones de catalanes que fueron a votar el 9N sin percatarse que se estaban convirtiendo en «las monedas» que pone encima de la mesa un trilero en un reality show de cámara oculta.

    Moraleja:
    Cuánto daño a la inteligencia le han hecho aquellos que no supieron interiorizar las enseñanzas de Ziluminatius, un hombre bueno

    Ante mi doy fe.
    AC/DC
    firmado:…..JAJAJA….qué nervios.

  7. relacionado con lo de hoy…
    Cosas que pasan después del 9N, que es algo que no sirve para nada, no tiene validez pero,.. que vamos a empurar al President si o también:
    Acaba de crearse un partido político más, que se llama MES (Moviment d’ESquerres). Més = Más. Lo pillan? Vaya mierda!! Se trata de los ex del PSC, junto con los maragallistas, Ya se pueda dar por roto el PSC pues. En Girona el PSC se ha quedado con un regidor y los otros 5 se van con MES.
    Duran i Lleida acaba de darse de alta como abogado en BCN, dado que hsata ahora lo estab en Lleida. Segun la prensa propocrés y segun la contraria, al parecer, no estaría consiguiendo los apoyos necesarios para sacar a delante «Calatunya al centre». La gente de bien no quiere dar la cara por el dependentismo. (si ya pagan inpuesto para sufragar la Guardia Civil, no?) Mientras tanto UDC se pasa al independentismo día a día… (Suena Michel o Antoni Castella)
    ….
    ….

    Hola fondo norte!!! Hola Iniciativa…

  8. Lo de vaya mierda es por el nombre, eh? A mí Jordi Martí por ejemplo me cae superbien.

    Estamos todos muy entretenidos con el tema de las listas abiertas o separadas. Más allá de los grupies de Honorable, la gente coge calculadoras para ver qué maximza el voto y los escaños si juntos o separados con coletillas. Mi quiniela
    ** Llista de país (de país de MAS) — Llista per la independència
    ** Llista de la 4a República (+ Junqueras y – Junker) — Llista per la independència
    ** Crida Constituent (sigue la sandalia) — Llista per la independència

    Y veremos si no hay cuarta no reconocida

    SOM xanofags — Lllista per la independència i el racisme cultural

    Opcionalmente los diputados de ICV i Podem indepes se pueden poner un gorro frígio o algo en la cabeza (la mitad de los diputados de ICV votço SISI)
    Un gràfico para ver lo que hay.
    https://pbs.twimg.com/media/B3uLF1WIUAEpWcb.jpg

  9. Bien, el panorama es el siguiente: tenemos 1.8 millones de muchchada indepe, ahí sentado en la vía impidiendo el paso.
    Van a ganar en las municipales y es probable que tengan mayoría en el Parlament. Dominan las instituciones.
    1.8 millones son más que 1.35 que votaron a UPyD, C’s, PP y PSC. Incluyendo este último al cual se votó estando a favor del derecho a decidir. Por readjudicar los votantes de ICV-EUiA, PACMA, etc

    Son casi los mismos que votaron SI al Estatut.
    Con una participación igual a las elecciones de 2012, que fueron récord seguirían ganado. Aún sumando todos los votantes, más voto en blanco y voto nulo. Seguría ganando el SISI. Hace falta participaciones superiores al 70% y que el SISI no gane más votos.
    No es imposible, pero no es tan facil. Pensemos que habría que mobilizar voto abstencionista el cual no vota CASI NUNCA. Y del cual, por enquestas sabemos que está repartido (y simplificando) en tres tercios: SI, NO y no voy a ir a votar.
    Otros estudios indican que los indepes estan a 300.000 votos de ganar en cualquier escenario conocido.
    OJO, porque otros se han dado hostias con el tema de la abstención (C’s, UPyD, etc) Y en cualquier caso refugiarse o sumar los no a los que NO votan indicaría cierta debilidad.

    Es un poco como el gato aquel de la caja de los físicos. No sabemos si está vivo o muerto y si abrimos la caja igual lo matamos.
    Solo un referendum podría detener a los indepes y salvar la unidad de España, pero convocarlo es, precisamente, poner en peligro dicha unidad.
    Como dato curioso, ya a nadie le importa lo que diga el Tribunal Constitucional. El 9N fue al margen de ñel y ya es una victoria.
    Más metáforas: Con los convers no se sabe nunca. Yo aún dudo que hayamos ocupado la estación de Luxemburgo y cruzado la frontera belga.
    Pero los españolistas siguen convencidos que habrá taxis para transportar a todos los votantes en el Marne. No se yo… No se yo…

    Confien más en los holandeses-Podemos montando el pollo en medio de las lineas alemanas

  10. Por otra parte… el inmovilismo es algo perfectamente lógico en esta caso. Rajoy no puede hacer otra cosa. Esperar. Esperar que no den el paso… esperar que pierdan…
    Hasta que no esté lista la Agencia Tributaria Catalana. Entonces sí habrá hostias de verdad. Si se consigue cortar parte del flujo de la recaudación hacia España (lo verdaderamente importante) entonces sí se verá obligadi a actuar. O que suba la prima.
    Mientras tanto, los 1.8 millones siguen ahí des de 2010, más o menos

    https://pbs.twimg.com/media/B23_KWUIgAAAGAF.jpg

  11. De los creadores del 9N llega a las pantallas ‘cómo conseguir la independencia en 18 meses’. Otra patada a seguir para que la industria nacionalista siga manteniendo sus puestos de trabajo, muy numerosos y entregados, y la fiesta no decaiga. Dice hoy Feliz de Azua en El País que empieza a creer que Mas y sus mariachis no quieren la independencia, conocedores de que sería su ruina, sino dejar claro quién manda en el corral catalán. Es mas una lucha interna que externa. Mucho de eso hay. Ahora 18 meses de prórroga . Al final les vamos a dar la independencia por agotamiento.

  12. Pensaba que cuando mandaron al franquista Luis Pascual Estevill al CGPJ aprendieron la lección. Pero se ve que no fue un accidente sino norma de la casa. O igual es que para ser de CiU hay que tener cuenta en Andorra. Todo sea por la patria.

  13. ¿Cómo es posible que Cifuentes, o Cosidó, o alguien responsable de la seguridad en Madrid, no haya dimitido como consecuencia de la batalla campal del domingo en los alrededores del Calderón? Una batalla campal entre salvajes perfectamente planificada y organizada. Es esa mezcla de incompetencia e irresponsabilidad a la que por desgracia nos vamos acostumbrando poco a poco enestepaís.

  14. Buenas tardes a todo el mundo.

    Agradecer de antemano sus contribuciones. Mis comentarios:

    Sr Latinmunich: No creo que estemos en condiciones de hallar soluciones con las que queden satisfechas todas las partes. Más bien se trata de que los que están más insatisfechos y lo manifiestan con movilización y votaciones tengan ante sí una salida distinta a la que ellos mismos están dando forma. La opción de no hacer nada o limitarse a hacer pedagogía creo que ya no es una opción, lo que sea que el Estado tenga que ofrecer ha de ser distinto a eso. Quizás sería mejor que la pedagogía la hiciera a sí mismo imaginando una España un tanto distinta en cuanto a su composición y naturaleza. Por lo demás, ¿con cuántas cosas pueden legitimamente cabrearse otras CC.AA. respecto a lo que obtenga Cataluña, que no sean cuestiones de naturaleza económica y no todas? ¿Sobre competencias que no aquellas no reclaman? ¿Sobre el papel de la lengua catalana en Cataluña? Son muchas las cuestiones que escapan de lo estrictamente económico que no deberían «ofender». Y de las económicas también hay cosas a valorar, sin lugar a dudas.

    Sr Barañain: no le niego que la inmensa mayoría de independentistas fue a votar, de hecho insisto en que esos son los independentistas activos. Ahora bien, entre los que no fueron, la situación es tremendamente compleja, ya que se encuentra todo tipo de gente que no se sabe nada bien que piensa de todo esto e incluso puede haber un sector importante de lo que podríamos denominar «indecisos». Respecto a sus desacuerdos, insisto en que hay conceptos que hay que superar («chantaje») porque estamos en otra fase y además esto sigue adelante. En cuanto a las cesiones, por supuesto que hay que hacerlas, pero dentro de un diálogo integrativo: la fase actual no llega a eso porque no hay condiciones para ello y aun menos, negociadoras. No estoy de acuerdo sobre como se distribuyen las responsabilidades en cuanto a la ausencia del mismo: yo creo que cuando menos no se pueden ignorar ciertos gestos y decisiones políticas tomadas por parte del Gobierno de España.
    Sr Pablo_F: cierto es que se ha podido seguir votando pero el recuento inicial del 9N es el que ha servido de base de cálculo.
    Sr Pratxanda: siempre se puede hacer otra cosa. Lo que pasa es que el acomodo es lo fácil, lo inmediato, pero ciertas actitudes acaban trayendo resultados inevitables. Allá cada cual con ellas.
    Sr Amistad Civica: Ziluminatius, por las noches, canta pensando en Rayopiyus y Arhtur More Mushmore: «Se equivocó la paloma. Se equivocaba»
    Sr Polonio: El escenario catalán es confuso en lo interior, pero se proyecta hacia fuera, no le quepa duda.
    Sr Por mí que no quede: el futbol es el mal

    Conflcto político, conflicto civil, conflicto violento… Se puede ir de uno a otro fácilmente…

  15. He tenido la ocasión de ver en una de las primeras cadenas de la TV francesa un reportaje sobre la situación en Cataluña, su relación con los movimientos nacionalistas europeos de regiones prósperas y su acrítica posición disfrazada de objetivismo. Aparecía durante el reportaje una familia de clase media cuyos miembros eran preguntados intermitentemente sobre diversos aspectos de la narración periodística , siempre en clave tentativa de redención y como buscando la confirmación en cada respuesta a la inevitable conclusión : Cataluña está madura para la independencia. Una imagen de los cinco sentados en el sofá sonriendo y una estelada en el balcón, cerraban el reportaje. Todo esto ocurría en la cultísima Francia de la extrema derecha como primera fuerza electoral según sondeos solventes. No creo que los franceses mejoren su comprensión de los problemas españoles con ese reportaje pero estoy seguro de que a muchos de los espectadores se les habrá alegrado, aunque sea levemente ,el corazón , como casi siempre que se trata a España como problema. Las insidiosas y variables formas que puede adquirir la formación del espíritu nacional militante no evitaron en esta ocasión que desapareciera del todo el fuerte aroma de un capítulo de la serie “ Cuéntame «

  16. Panorama para España tras el 9-N, más madera, gracias Senyor_J por su pacífica comprensión.

    4ª opción: Dar la independencia a todas las comunidades autónomas y que cada una decida lo que quiere ser. A lo mejor resulta que todas deciden ser ellas mismas, menos una que decide ser España (por supuesto la más cabreada), o no.

    ¿De donde eres? no soy gallego, ni andaluz, ni vasco, ni extremeño, ni murciano, ni asturiano, ni valenciano, ni navarro, ni aragonés, ni castellano… Quizás haya alguien que crea que pueda sentirse de todas estas culturas a la vez, además de sentirse catalán, como partes de una pluri-culturalidad de ámbito nacional. Pues que me lo explique, con por favor.

    Me gustaría que, quienes se identifican con la unidad de España basada en la solidaridad de los pueblos y sus ciudadanos, se dieran cuenta de lo in-solidario de su tosca postura ya que se privan a si mismos y a los demás de decidir su propio destino y lo adscriben a una bandera monárquica, pseudo-democrática (como ha quedado demostrado en estos últimos años), que define un sistema corrupto, injusto, e in-solidario con los pueblos que pacíficamente quieren decidir su destino.

    No dejes que otros decidan por ti.

    Quiero ser gallego, INDEPENDIZATE, Europa te lo permite y tú te lo mereces
    Quiero ser andaluz, INDEPENDIZATE, Europa te lo permite y tú te lo mereces
    Quiero ser vasco, INDEPENDIZATE, Europa te lo permite y tú te lo mereces
    Quiero ser extremeño, INDEPENDIZATE, Europa te lo permite y tú te lo mereces
    Quiero ser murciano, INDEPENDIZATE, Europa te lo permite y tú te lo mereces
    Quiero ser asturiano, INDEPENDIZATE, Europa te lo permite y tú te lo mereces
    Quiero ser valenciano, INDEPENDIZATE, Europa te lo permite y tú te lo mereces
    Quiero ser navarro, INDEPENDIZATE, Europa te lo permite y tú te lo mereces
    Quiero ser aragonés, INDEPENDIZATE, Europa te lo permite y tú te lo mereces
    Quiero ser castellano, INDEPENDIZATE, Europa te lo permite y tú te lo mereces…
    etc.

    Por una Europa solidaria

    PD: «Allí donde hay libertad siempre hay alguien que la ejerce». (Anónimo)

    http://www.youtube.com/watch?v=uw2QvMTJRfo
    http://www.youtube.com/watch?v=6QuGHi1h9wY

  17. Siento llegar tan tarde, pero es lo que tiene la vida laboral y doméstica contemporánea. Parece que los 2 señores estamos preocupados por un salida violenta a este tema, https://www.debatecallejero.com/la-guerra-de-los-yayos/ o que le damos vueltas. Pero cabe como posibilidad… ¿porque los que dicen que van proclamar la independencia de forma unilateral saben que quiere decir eso? ¿Quien va a ir al final de la Rambla a derecha o izquierda a que le den las llaves y el último recibo de la luz y el gas del gobierno militar? ¿Y los que dicen que se aplicará la fuerza del estado saben que quieren decir? ¿Qué harán si les piden las llaves de los puestos de la aduana con Andorra?

    Para ambos lados yo creo que no queda más remedio que hablar, y contarnos no hay más. Otra cosa es lo que yo piense de los argumentos de uno y de otros y de como se estiran argumentos como democracia, legitimidad, legalidad, persecución, igualdad…

    El «estado» tiene todavía mucha fuerza de persuasión por utilizar que no usa, para empezar si tanta culpa es todo de TV3, ¿por que no usa y potencia el circuito catalán de RTVE en vez de minimizarlo? Además diría que la constitución dice algo de la obligación del estado de velar por todas sus lenguas.
    Esto solo se soluciona, razonando, hablando, proponiendo y votando que es lo que queremos.

    Mientras tanto yo hago lo posible para que no haya desconexión en Cataluña respecto a la Espanya.. y con Pratxanda parece que hay esperanza https://twitter.com/Senyor_G/status/539526623218135040

  18. Senyor_j: hablemos de las cosas de comer y dejémonos de discursos retóricos…

    La lista de supuestos «agravios» planteados por el nacionalismo se podrían agrupar en tres categorías: los referentes a la financiación autonómica, los referentes a la regresión del autogobierno y los referentes al maltrato de la lengua y cultura catalanas (he dejado a un lado los «agravios» históricos porque nos llevaría a un debate interminable).

    1) En cuanto a la financiación autonómica, recordar que todos los sistemas, incluido el actual, fueron negociados entre la Generalidad y el Gobierno español y posteriormente extendidos al resto de CCAA de régimen común. La posible solución a este capítulo es, a grandes rasgos, bastante sencilla: un nuevo sistema de financiación donde todos los ciudadanos paguen en función de su renta (independientemente del lugar donde residan) y las CCAA reciban el mismo nivel de financiación per cápita para sufragar los servicios públicos esenciales (educación, sanidad y servicios sociales). Evidentemente, en el caso de Cataluña deberían incluirse también la financiación de los gastos derivados de la policía autonómica y otros similares inexistentes en otras CCAA. El resto de gastos autonómicos (TV autonómicas, representaciones en el exterior, etc.) deberían ser financiados con impuestos o recargos autonómicos específicos para que los ciudadanos conozcan el coste de dichas políticas y puedan exigir responsabilidades a sus gobernantes. En este contexto, una solución (pero hay muchas otras posibles) podría ser que todos los impuestos de carácter personal (IRPF, Patrimonio, Sucesiones, etc.) fueran gestionados por las CCAA y que los impuestos con un impacto en la unidad de mercado (Sociedades, IVA, etc.) fueran gestionados por el Estado, con las correcciones que fueran necesarias. Se trataría de simplificar el sistema y hacerlo más transparente, asegurando el mantenimiento de la solidaridad con los ciudadanos y territorios de niveles de renta inferiores. Por definición, el problema de la «ordinalidad» quedaría resuelto.

    En este contexto, evidentemente, las comunidades forales deberían aportar también su parte a la solidaridad (que no es el caso actual); incluso diría más, lo verdaderamente importante no es tanto el sistema de concierto económico en sí mismo (que es fundamentalmente un modo de recaudación de impuestos), sino la forma de cálculo del cupo a pagar al Estado que debería incluir la parte correspondiente para asegurar la solidaridad con los otros ciudadanos del Estado. De hecho, yo soy de los que piensan que un sistema de concierto económico sería generalizable a todas las CCAA si el cálculo de los respectivos cupos se hiciera de una manera transparente y correcta en base a criterios económicos objetivos y bien determinados y no sobre la base de una negociación bilateral politizada.

    En cuanto a la financiación de las infraestructuras, la cuestión es más complicada pero no imposible, ya que dependería de aspectos tales como la existencia o no de las mismas en cada territorio, la necesidad de concentrar los esfuerzos en determinados puntos para mejorar la eficiencia de su utilización, la necesidad de asegurar las interconexiones entre infraestructuras situadas en diferentes territorios, la competencia internacional, etc.

    2) En cuanto a la supuesta «recentralización» o regresión del autogobierno, creo que hay una parte de razón en las reclamaciones del nacionalismo catalán, ya que el actual Gobierno de Rajoy ha utilizado las llamadas leyes de bases y otros mecanismos para proceder a una armonización en determinados sectores cuando no era estrictamente necesario. Pero, asimismo, también se han producido exageraciones, como por ejemplo con la Ley de Unidad de Mercado uno de cuyos objetivos fundamentales es el asegurar que una empresa que haya obtenido la autorización para operar o vender sus productos en una Comunidad Autónoma pueda hacerlo directamente en el resto de las CCAA sin tener que someterse a nuevas autorizaciones o procedimientos administrativos; en definitiva, es la aplicación en España del principio de «reconocimiento mutuo» que se aplica en la UE. Curioso que el nacionalismo catalán se queje de la aplicación de un sistema cuando proviene del Gobierno español y lo acepte cuando proviene de la UE; es decir, una empresa de un país europeo puede operar y vender sus productos en Cataluña directamente (filosofía del Mercado Único Europeo), pero debería someterse a los controles de la Generalidad si proviene de otra Comunidad.

    En cualquier caso, en esta cuestión la solución también es sencilla: delimitar de una forma clara las competencias del Gobierno central y de las CCAA. Si ello significa un cambio de la Constitución, hacia un sistema federal o de «perfeccionamiento» del actual Estado de las autonomías, pues adelante. Si, además, hubiere que cambiar el actual Senado hacia una cámara realmente territorial, donde las CCAA o los estados federados estuvieran representados directamente y pudieran debatir sobre las cuestiones y aprobar leyes que les atañen, también adelante. Pero, ello significaría con toda seguridad, asimismo, el «cierre» del sistema, lo que no estoy seguro sería del agrado del nacionalismo catalán.

    3) Finalmente, el supuesto maltrato a la lengua y la cultura catalanas, cuyo elemento de crítica fundamental son las sentencias de los tribunales de justicia en contra de la utilización del catalán como única lengua vehicular en las escuelas. Esta es una generalización que no aguanta un análisis objetivo. Primero, porque la situación de la lengua y culturas catalanas es la mejor de, al menos, los últimos cien años, tanto en número de hablantes como en difusión. Segundo, porque muchos ciudadanos tenemos la percepción de que están siendo utilizadas por el nacionalismo como instrumentos para su particular «construcción nacional». Y, tercero, porque se trata también de una cuestión de respeto de derechos individuales, es decir de los derechos de los ciudadanos de Cataluña a utilizar el castellano como lengua de comunicación con las administraciones catalanas, a utilizarla en sus actividades empresariales («rotulación» en castellano) y a que sus hijos puedan recibir una educación bilingüe, entre otras cosas para asegurar que adquieren el «registro culto» de la lengua que solo es posible en la escuela; en este sentido, por ejemplo, tildar de ataque a la lengua catalana la última sentencia del TSJC que impone que al menos un 25% de las asignaturas sean en castellano es insostenible.

    Asimismo, la solución podría ser un acuerdo por el cual el enfoque sobre la lengua catalana pasara de una actitud de «imposición» (incluso sobre la base de sanciones, como es el caso actual en demasiadas ocasiones) a una actitud de «promoción» (sobre la base de incentivos), incluyendo la aceptación del bilingüismo en las escuelas; por su lado, el Estado podría considerar el catalán y las otras lenguas de España como oficiales en todo su territorio, asumir el compromiso de proponer que lleguen a convertirse en lenguas oficiales también en la UE, promover la cultura catalana en el mundo con los mismos mecanismos e incentivos que actualmente se utilizan para la promoción del español (por ejemplo, el Instituto Cervantes), etc. Y si me apura, hasta incluso me atrevería a añadir la doble capitalidad del Estado en Madrid y Barcelona como elemento adicional de implicación de Cataluña en un futuro común, a la vez que de reconocimiento de su importancia dentro de España.

    Por tanto, si se abandonaran las actitudes identitarias de una vez por todas y se intentara buscar acuerdos para subsanar los posibles «agravios» existentes de una manera racional y sobre la base del interés general, sería un arma formidable desde el punto de vista político y ético. Y yo me apuntaría al carro. Uno ya está harto del otorgamiento de privilegios o concesiones que lo único que consiguen es «comprar tiempo» y crear nuevos problemas (como incentivos para futuras reclamaciones y como discriminación hacia otras CCAA).

    En cualquier caso, el nacionalismo nunca estará satisfecho, ya que si así fuera, desaparecería. Le va la subsistencia política en ello.

    Espero haber sido lo suficientemente claro.

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