Piñeira de Arcos también existió

Verlitas

Me levanté, aunque temprano, con mal pie, por éstas que son cruces: no es cierto eso de que a quien madruga Dios le ayuda. Al objeto de matar el tiempo hasta la hora de misa, viajé al panfleto de Pedro Jota y Abadillo, por cierto, las corbatas del primero han perdido empaque y el segundo ya no luce pajarita, será que cuando uno está en plan ácido bórico hay que ponerse en traje de faena, como quien anda a setas. Abadillo, con esa cara de pan de pueblo que Dios le dio, la pajarita lo vestía de carnaval o del payaso que recibe las hostias. En El Mundo están nerviosos, desesperados, el ácido bórico no da para más y ahora se han metido en Ibiza, el imperio bancario y urbanístico de Matutes, pero resulta que la culpa es de José Blanco. (Me tomo dos Tranxilium 10). No sé por qué, pero me da que El Mundo estrena conspiración, esta vez ibicenca, nada me extrañaría que el ácido bórico apareciera en el bolsillo izquierdo de la chaqueta de Blanco y la mochila, en el derecho. Ya de perdidos al río y dado que lo tenía cerca, busqué en la hemeroteca el último libelo de Rosa de España de hace un par de días y logré leerlo, si bien tapándome las narices. (Otro Tranxilium 10). Rosa de España, cuyo cinismo sólo es comparable en cantidad y calidad al del músico Buesa, que ahora está muy ocupado en la elaboración de un nuevo himno nacional, en su libelo invita a que salgan del armario los millones de socialistas de buena fe que en privado se le quejan de los desastres de Zapatero, les pide que deserten. Que ella misma los saque del armario, coño, si tiene valor, que es una cobarde y una mentirosa, así sabríamos cuántos son los desertores, apuesto a que caben en la furgoneta Cancun (¿se escribe así?) del 11-M. Rosa de España es una mamachicho sin complejos y con usura, y digo sin complejos porque la vi bailar en el parlamento europeo y añado que con usura porque no devuelve el salario de Estrasburgo, lo mismo que Zaplana no devuelve las chocolatinas y que el Reino Unido no nos devuelve Gibraltar.

Un momento, ¿aló?

(Aquí una pausa de dos minutos.)

Gracias. Me ha llamado Jorge para recordarme que tenemos barbacoa, “por tus muertos, Verlitas, no me faltes��?. Para arreglar el día nada menos que una barbacoa, esa horterada que hasta fue canción del verano. Decía D´Ors que en Madrid a las ocho de la tarde o te dan una conferencia o la das. Ahora, en primavera, los sábados o das una barbacoa o te la dan, aunque no lo haya dicho D´Ors, tampoco el hombre tenía que estar en todo.

– Te esperamos. A las tres de la tarde.

– ¿Y si llueve?

– Tranquilo, hemos comprado una pérgola portatil, preciosa, una maravilla, ya está instalada.

– Bueno -me rendí-, ¿tengo que llevar algo?

– Con tu presencia nos sentiremos más que honrados.

A pesar de la moral por los suelos y la depresión de corbata, otro Tranxilium, no, por favor, que me conozco. Las marquesonas ociosas y demás damas abolengadas del barrio de Salamanca cuando están depres se van a comprar trapos en Loewe y así curan la neura.

Yo, no.

Confieso que mi vocación verdadera, aunque frustrada, ha sido y es la de carpintero, o más bien eso que ahora denominan bricolajista. Al entrarme el bajón como a las marquesonas, yo acudo a una ferretería y me compro media docena de tornillos y si me hallo rumboso otra media de alcayatas, pero para ferretarías fetén las de antes, cuando el ferretero con un mandilón gris, boina y un lápiz en la oreja, vaciaba la caja de tornillos sobre la mesa, con el empaque y el estilo propios de quien le da al cubilete para echar los dados del póker. ¡Oh las ferreterías antañonas con las páginas del Ya o del ABC para envolverte el género! Si te envolvían los tornillos en una página del ABC, al llegar a casa te enterabas de los ecos de sociedad y, por las esquelas, de los muertos ilustres. Si te los envolvían en el Ya, te enterabas de las misas del día. Eran muy educativos los ferreteros antañones. Luego acudía a los almacenistas de madera, que como eran menos educativos que los ferreteros, no te envolvían el contrachapado, pero se lo perdono.

Y ahora me pregunto, ¿qué es un intelectual, quién es intelectual? ¿Lo serán la Sebastián, la Rosa de España, el Buesa o el Alcaraz? Según la regla de medir intelectuales que se gasta la FAES de Aznar, por supuesto. Para mí, no. Incluso el paria que suscribe firmó algún manifiesto de intelectuales, ¿intelectual yo?, amos, anda. Un intelectual es…, es, por ejemplo, un carpintero. Unos familiares guardan en su casa un sillón de dentista diseñado y construida por un carpintero del lugar a principios del XX. Me imagino al artista con una mano en el mentón cubicando las tablas y los listones que han de ser sillón con veintitantas posiciones y haciendo con el intelecto cálculos y proyectos. Eso sí que es discurrir, infinitamente más y mejor que Buesa componiendo el himno nacional o Acebes defendiendo a García de Mera.

Hogaño, desaparecidas las viejas ferreterías, curo mis angustias y desánimos en el Leroy Merlin. Al llegar me dirijo directamente a la sección de maderas, como un autómata, acaricio las tablas, tablones y molduras, los huelo y si no me ve nadie hasta los beso. Respiro los olores infinitos de las maderas diversas, y de los pegamentos, y de las  pinturas y de la mezcla y el revuelto de todo esto surge un perfume incierto que me retrocede a la niñez, concretamente a la tienda del señor Mamede y su jarabe de olores, a saber: los higos pasos, el óxido de azadones y arados vertedera, la canela en rama, los lingotes de jabón portugués, la lejía a granel, en el molinillo restos de café malteado, el esparto de las alpargatas, la gata preñada orinando en una caja de botellas de vino quinado, los cuarterones de tabaco picadura, un ratón reventado por empacho que se pudre en el saco del azúcar blanquilla, las alpargatas de esparto, los arseniatos de fulminar el escarabajo de la patata y otras pestes agropecuarias, tripas de vacuno para la chacinería de la matanza, pimentones de Murcia, garbanzos de Fuentesaúco, hojas de bacalao de Terranova curado en la estepa soriana, el cemento desconchado y encharcado sobre el que han germinado hongos y mohos, el cardenillo de las pesas de la báscula, profusión de vaharadas al abrirse la puerta y entrar una vieja sudada y el viento o la solanera, las medidas del aceite de soja, las latas de escabeche abombadas y las cucarachas aplastadas en los rieles del cajón de los cuartos, ¡ah, los olores!, así que pletórico de optimismo y gana encaminé mi coche hacia Navacerrada, para la barbacoa. Por si acaso, evité la M-30, que desde que la enterró Gallardón me da claustrofobia, y además temo la amenaza de que lluevan dos gotas de nada y sucumbas arroyado por la torrentera e igual acabas desembocando en el Atlántico, como el Tajo. El colosalismo y los disparates de Gallardón le tocará remediarlos a Miguel Sebastián, eso espero y en eso confío. La M-30 va a darnos muchos miedos, permanezcan atentos a la pantalla con un casco protector sobre el cráneo y una UVI al lado.

He llegado a Navacerrada, toco el timbre y me recibe quien se me antoja la madre de mi amigo Jorge, “eres Verlitas, ¿verdad?, te estábamos esperando, pasa, considérate en tu casa, ah, que cabeza la mía, soy Pepita, la madre de Jorge��?. Querían que conociera el adosado de la sierra y, sobre todo, la pérgola, tirada de precio y a mayores portátil. En tanto que las costillas de cerdo, las chuletillas de cordero, los criollos, la morcilla de Burgos, los morunos y la panceta se churruscababn vuelta y vuelta, “ésta es la pérgola de que te hablé, la mar de barata y la mar de maja, ¡y portátil!, de ésas de quita y pon que al terminar la temporada la recoges y la metes en el garaje, la estrenamos hoy en homenaje a ti��?, me informó Jorge.

Me tumbé panza arriba sobre una hamaca carrefour con un vaso de whisky en la mano y sin nada mejor que hacer observé que la pérgola era como un paraguas hexagonal, con seis varillas que se expandían por arriba desde la barra central que por abajo remataba en cuatro pies como pezuñas de elefante, y héteme aquí que de súbito el cielo se ennegrece y se desata una ventolera de tal categoría que más bien habría que hablar de un tornado, mas el marido de Pepita que está a los fogones dice que tranquilos todos, es una nube de verano y pasa pronto, y quizás pasara si en esto el vendaval no se hubiera enfurecido, cual Rajoy en las cortes interpelando al Anticristo, para arramblar con los manteles y los platos y los vasos de papel que, maldita sea, en buena parte se paran en la barbacoa con lo que las brasas se transforman en llamarada incontrolable propensa a incendiar el bosque, el viento va in crescendo, la tremolina se agiganta, es el fin del mundo, la desesperación de Espronceda, el apocalipsis, y yo sujetando inútilmente la pérgola que empieza a moverse arastrándome y a saltos en un intento de levantar vuelo igual que un pájaro malherido al que le cuesta arrancar, así que me monto a horcajadas de los cuatro pies del paraguas y aun así la pérgola logró situarse sobre la barbacoa en llamas, de lo cual que la humareda hubiese hinchado el telamen hasta convertir la pérgola en un globo aerostático y acto seguido un nuevo tornado nos dispara en vertical y dando vueltas como una peonza hasta alcanzar una altura de dos mil pies, por lo menos, mientras el bosque empezaba a arder y el fuego a propalarse, si caigo me escoño o ardo como un ánima del purgatorio en el incendio forestal.Ya la barbacoa había alcanzado varias hectáreas de monte bajo y yo veo planeando al ras de terrazas, azoteas, otras barbacoas, antenas de televisión y otros incendios forestales, por un instante me siento Mary Poppins y me encontraba cantando supercalifragilísticoespiralidoso cuando dos mysteres del Ejército del Aire se me aproximan para por un altavoz ordenarme que aterrice o disparan, más quisiera yo que aterrizar, pero como son ultrasónicos pasan de largo sin tiempo a disparar, joder con la armamentística española, y al PP aún le parece poca, desde lo de las torres gemelas y el 11-M hay mucha sensibilidad y te fulminan por cualquier tontería, ¿qué quiere el PP, que compremos el Pentágono entero?, al PP siempre le gustó hacer la guerra y mientras los pancarteros de la izquierda piden la paz al grito de NO A LA GUERRA, los pancarteros de la derechona piden MUERA DE JUANA y que el Anticristo se vaya con su abuelo, qué bien.Por favor, no me distraigan, estoy sobrevolando las agujas de una catedral seguramente gótica pero desde arriba no capto si es la de León o la de Burgos o la de Oviedo, esperen que me sitúe, me sitúo y enseguida me percato de que estoy sobre Sevilla porque las calles tienen toldo y todas las mujeres visten faralaes y van cantando sevillanas, si fueran vestidas de mañas y cantando jotas sería el Pilar de Zaragoza, ¿pero la catedral de Sevilla es gótica?, da igual, a estas alturas no está uno para andar con tiquismiquis, jolines, pilla doña Espe la catedral la hace solar y vaya campo de golf que se marca la presi para solaz de los madrileños de Sevilla.Vuelo a mi aire y el aire sevillano me traslada a Murcia, frondosas las huertas de melocotón tempranero e inacabable el terciopelo verde de los campos de golf y después aún dicen que el agua es cara por poca, en lo que a mí atañe de Galicia ni una gota para los huertos de melocotón tempranero ni para los campos de gol, si Murcia por no tener agua deja de ser un vergel, que se joda, mi Galicia se jode por no tener sol, hasta que se pueda cambiar sol por agua ni una gota, repito, a no ser para consumo de boca. Reclaman el trasvase del Ebro y gran catástrofe ecológica fuera hacerlo, está comprobado que alterar los planes de la naturaleza acaba en venganza, ¿recuerdan el camping de Biescas? Mi pueblo, que se llama Piñeira de Arcos, estaba a la vera de la Laguna de Antela, que algunos veteranos como Landa y otros habrán estudiado en las geografías de primaria, pero la han desecado, y el clima cambió, y el planeta se calienta, luego una fábrica de parquet en Xinzo de Limia gobernada por el PP arrasó con robles centenarios, no, ya en mi pueblo no llueve, hasta desaparecieron lo pájaros, ni nieva, ¿qué pasaría si al Ebro le tergiversan el cauce para regarle a Zaplana la parcela?, Dios nos pille confesados, planeo encima de Puerto Banús, obra de don José Banús que compró el mar para especular, un puerto deportivo es mucho más que la piscina de Pedro Jota, ni punto de comparación, ahora esto de abajo debe de ser Benidorm, lo digo por la estatua a don Pedro Zaragoza, aquel alcalde precursor y maestro de Zaplana y demás tierras míticas y campos de golf, cómo sería que hasta doña Espe puso uno dentro de Madrid city, las ovejas de la cañada real se van a poner las botas paciendo, y cómo progresa Seseña, lo estoy analizando desde las alturas, desde el vértigo, qué grande es el pocero, artífice de la nueva ciudad y propietario del yate más grande de Epaña, y después aun quieren que no haya fracaso escolar, entre el pocero y un triunfito de Gran Hermano, dígame usted si merece la pena romperse los codos en un pupitre para con mucho sacrificio tuyo y de tus progenitores llegar a la Universidad que te imparte lección Buesa, ay, empieza a llover, como se me empapa la tela del paraguas caemos en picado, lo presiento, perdemos altura y distingo perfectamente la estatua del torico y me digo ¡coño, esto es Teruel, ¿será?, es, el letrero TERUEL TAMBIÉN EXISTE me lo confirma, ha escampado, recuerdo cuando el ministro Fraga se plantaba en Barajas, aeropuerto internacional, para recibir al turista once millones, mérito que, aunque fuera haciendo trampa, siempre recaía en una sueca, pues una rubicunda con tetas y minifalda es mucho mejor propaganda turística que un charcutero hamburgués en bermudas, sandalias y calcetines blancos, el señor ministro le condecoraba los pechos, a la rubicunda, no al charcutero, le imponía una banda y le decía que España es diferente, pase usted, señorita, y siéntese, oréese, póngase cómoda y morena, sea bienvenida y que folle mucho, porque las suecas…, ¡oh, las suecas…!, llegaron por miles…, venían del frío sedientas de sol y una vez instaladas en primera línea de playa acabaron fundando el país de las tentaciones, una Sodoma de ingles y culos…, ¡qué garbo las gachises al pasarse por el arco de triunfo de sus tetas descomunales la añeja y celtibérica moral vigente!, así que tras ellas nos fuimos, más que nada por conocer otras culturas y practicar lenguas vivas, eso que llaman el diálogo Norte-Sur, vamos, fue un alabar a Dios y nunca pegar gatillazo, las suecas eran muy buenas, tenías hambre y enseguida te daban de mamar.Como once millones de suecas son una barbaridad de suecas haciendo cola en las fronteras, dándose la vez y pasando sin llamar, hubo que a toda leche buscarles alojamiento, el triunfalismo de la época, la usura de constructores gandules y la complicidad de alcaldes sospechosos se confabulaban para llenar el litoral de rascacielos en la primera línea de playa, con lo que los especuladores no sólo nos han hurtado la playa a los parias, nos han hurtado, también, las suecas. Lo que narro sucedió algo después de que a la sombra de El Pardo emergiera la figura prócer de don José Banús, cubierta la pechera por una chatarrería de medallones, padre de muchos Banús venideros y de la piscina de Pedro Jota inclusive, ese Pedro Jota ahora alarmado por el urbanismo salvaje de la Ibiza socialista manejada por el ex ministro Matutes y familia.

Las ciudades fueron llenándose de colmenas con alicatados hasta el techo y chabolas sin techo, y el gentío abandonó las aldeas y en los pueblos ya no hay ropa tendida en las balconadas, ni golondrinas anidando en los aleros de las casas antañonas, ni algarabía de niños jugando en las eras, pues han emigrado a la ciudad, el PP está muy preocupado por la fractura de España debido al Estatut de marras, mas no por la España desarticulada y fracturada por los pueblos vacíos. El gobierno de Franco había promulgado en 1937 un decreto que regulaba la explotación de los presos republicanos, operación que duró hasta 1970 cuando el último destacamento penitenciario construyó los chalés de lujo de Mirasierra, en Madrid, por cuenta del constructor José Banús, inmensamente rico, inmensamente franquista, y la cosa sigue, sólo que los explotados de hoy no llegan desde la cárcel sino desde una patera.

Lenin, a lo mejor no fue Lenin, es igual, dijo que era más delito fundar un banco que atracarlo, y no lo dijo Lenin pero yo creo que es más delito hacer un piso que atracarlo, yo es que tengo un constructor delante y echo mano a la cartera. Debido a su no simulado alto tren de vida muchos delincuentes de la droga resultaron primero sospechosos y luego presidiarios, ¿por qué el tren de vida de los constructores a nadie los hace sospechosos, no siendo al Roca marbellí, que no era precisamente constructor, sino asesor y conseguidor? Y mientras me pierdo en estas disquisiciones recupero el guión y pongo rumbo a mi pueblo, ya he aprendiendo a guiar la nave, basta con inclinar y mover el mástil central a modo de timón, o sea, cualquiera es piloto, los pilotos son unos conductores con idiomas, pero que por creerse Dios más ganan aún que Rajoy. Al hallarme sobre la vertical de mi pueblo cierro lentamente el paraguas al objeto de aterrizar prudentemente y me recibe el vecindario en pleno, una treintena de viejales con una pancarta que pone PIÑEIRA DE ARCOS TAMBIÉN EXISTIÓ.

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