Relatos de verano

Melinda 

3. La  rutina de Don Elías 

Don Elías decía que no soñaba. Se levantaba todos los días igual de despierto, o eso parecía. Subía la persiana y dejaba que el aire fresco le diera en la cara al abrir de par en par las dos hojas de la ventana de su cuarto. Se tiraba al cuarto de baño y salía hecho una rosa: limpio, afeitado y bien oliente. Cuando se sentaba a desayunar con su mujer, Doña María, en el cuarto de estar, ya estaba trajeado y con corbata. Eran las 8:30 y la sirvienta les traía el café y las tostadas.

– ¡Qué periódicos más indecentes! – murmuraba  entre sorbo y sorbo.

-A ver si de leerlos y releerlos, entre líneas, puede uno enterarse de algo-, podía oírsele refunfuñar poco antes de descender las escaleras que le separaban de su oficina. Eran las 9:15 cuando, como todos los días, después de haber ojeado la prensa, entraba en la oficina con los periódicos bajo el brazo. No obstante la corbata, Don Elías iba a la oficina en zapatillas.  

-Buenos días, Don Elías- le saludaba Lola, la contable, con una gran sonrisa y especie de media reverencia, enfundada en su bata azul, dejando entrever en aquel saludo la gran admiración y el afecto que le profesaba.  

Encima del sillón de Don Elías había un cuadrito sin pretensión estética alguna en el que se podía leer: EL TIEMPO ES ORO. Y aquella máxima impregnaba el aire del pequeño recinto que conectaba con la fábrica y en el que Don Elías y pocos más despachaban los asuntos del día.

A las 2:00 de la tarde, Don Elías subía a su casa. En la mesa no faltaban los buenos guisos y postres -cocinados o dirigidos por su mujer, Doña María-, rematados con café, copa y puro. Después de la comida, siempre un rato de tertulia a la que acudía puntualmente su hija favorita, y, a menudo, también, alguna otra de sus hijas o algún yerno o nieto.

Tan importante como el trabajo o la familia eran para Don Elías sus horas de lectura diaria por la tarde: Ortega y Gasset, Voltaire, Don Pío Baroja… Frecuentemente, se veía a Don Elías enfrascado en Los Episodios Nacionales.  

En abril, Don Elías y Doña María hacían una escapada a la feria de Sevilla. A principios de verano, pasaban una semana en la playa de Gijón y continuaban, después, el período estival en la montaña, su tierra natal. En el otoño, se iban una temporadita a Madrid para acudir al teatro y  la zarzuela, gran afición de Don Elías.  

En aquella sociedad de Don Elías todo eran rumores, dimes y diretes. Pero digamos que versaban, por lo general, sobre cosas pequeñas, lo cotidiano, ya que el espacio que había para expresarse de cualquier forma era escaso: todo o casi todo estaba prohibido. Se sabía, no obstante, que fulano, casado y con familia, frecuentaba El Lisboa, un cabaret céntrico. También, que citano se había ido de la ciudad, después de haber cometido un desfalco. Que perengano, dentista, se había escapado con una sobrina de 18 años y no se sabía su paradero. 

Cuando llegaban a sus oídos, Don Elías algunas veces despachaba los rumores con un comentario muy suyo: 

– Ése siempre fue un sinvergüenza y un mequetrefe-, y dicho esto se daba media vuelta sin mostrar la menor curiosidad por conocer los detalles de la historia, salvo en los casos en que podía añadir alguna anécdota que solo él conocía, y que revelaba algún aspecto más del lado oscuro del personaje. Algo quizás relacionado con una fechoría que hubiese cometido en la impunidad de la guerra –y de la posguerra para los vencedores-, que fueron tiempos idóneos para que muchos amasaran fortunas, robando a manos llenas. La rabia e indignación de Don Elías ante dichos episodios era tremenda, pero consiguió no amargarse la vida.

Dos de los hijos varones de Don Elías tampoco encajaban en sus esquemas. Habían nacido ricos y, a pesar de las enseñanzas del padre –empresario imbuido de ética protestante donde los hubiera-,  no disfrutaban trabajando con él y trataron más bien de dedicarse a vivir a todo plan y a no dar golpe. Uno, con vena artística,  pintaba cuadros,  y el otro, más bien la mona, paseándose por la ciudad en un cadillac rojo con una mujer muy llamativa a su lado. La bonanza duró un tiempo hasta que Don Elías tomó conciencia de que quizás hasta le estuvieran robando: los echó del negocio para siempre y los desheredó. 

 

4. La carta

Un día a Don Elías le llegó una carta de Francia. En el remite había una calle de París. Don Elías  había estado en Francia, pero nunca había llegado tan al norte. La carta no tenía ningún membrete oficial ni parecía tener que ver con el negocio, lo cual no era extraño en la España de la autarquía en la que el extranjero y los negocios estaban reñidos. ¿A quién conocía él en Francia? Don Elías sintió una punzada de curiosidad mientras abría el sobre.

 

Sr. D. Elías Olive                                                                  París 4 de marzo de 1950

C/ Suero de Quiñones s/n                                                    

___________________

Estimado D. Elías:

Me he acordado muchas veces de Ud. desde que salí  de España.., pero solo ahora, cuando las cosas se han ido calmando y uno puede empezar a situarse,  disfruto de suficiente tranquilidad para poder evocar  los recuerdos del tiempo que compartimos en la cárcel. Soy Julián González, el hijo del alcalde de San Emiliano, a quien fusilaron los falangistas.  ¿Se acuerda ahora de mi?

Estoy en deuda con Ud. y hace mucho que quería decírselo. Su presencia de ánimo, su valentía y su fuerza fue algo que llevé conmigo cuando logré salir de España, y no  exagero si le digo que fue lo que más me ayudó a sobrevivir en los angustiosos años sucesivos.

Ud  se acordará de que tanto yo como los otros presos le admirábamos. Ud. solía animarnos diciéndonos que de allí íbamos a salir seguro y que sería más pronto que tarde;  que iban a perder la guerra, que eran unos miserables y unos inútiles y que no podían durar. Gracias a esos ánimos, a veces lográbamos recuperar nuestro ser perdido y la dignidad y, así,  también ahuyentábamos aquel miedo espantoso al paseo, al paredón, a recibir palizas.

Espero que después de haber salido de la cárcel haya podido rehacer su vida y su empresa, aún en medio de todo aquello. Difícil tiene que haber sido, quedándose en su ciudad. Pero también lo es, y mucho, para los que como yo nos encontramos lejos de todo y de todos.

Estoy convencido de que habrá  podido conservar su ejemplar entereza. Me despido con los mejores deseos para Ud. y su familia. 

Reciba todo mi afecto,

Julián González

 Don Elías releyó la carta varias veces. Se resistía a dejarla a un lado y ponerse con los asuntos del día. Se quitó las gafas, sacó un gran pañuelo blanco del bolsillo superior de la chaqueta y se lo llevó a sus ojos, humedecidos por un instante. Finalmente, la dobló cuidadosamente y la guardó en un bolsillo lateral de la chaqueta. Ese día y algunos más, la mirada de Don Elías estuvo algo ausente y en su interior se sentía enormemente reconfortado. Sí, aquella misma tarde contestaría a Julián González, de quien se acordaba perfectamente.

 

5. Celso

Celso, el hijo pequeño de Don Elías, contaba solo nueve años cuando acompañó a sus padres a la despedida de un íntimo amigo de su padre, Félix Gordón-Ordás, que había sido nombrado embajador en México por el Gobierno de la República, a principios de 1936. El futuro embajador, prestigioso catedrático de Universidad y militante de Unión Republicana, iba a viajar en un trasatlántico que salía de Vigo, y allí tuvo lugar la cena de despedida, con un numeroso grupo de amigos, en un hotel de la ciudad. Antes de la cena, Celso presenció cómo el Sr. Gordón-Ordás intentó convencer a su padre de que se decidiera a abandonar España, advirtiéndole de la probable inminencia de un golpe de Estado contra la República. Le animaba a marcharse a México, ya que él, -decía-, podría ayudarle a establecerse allí. Pero Don Elías fue rotundo en su respuesta al amigo, expresando su deseo de no moverse de España, aunque le agradecía encarecidamente su ayuda.

 Celso estudió la carrera de derecho en Madrid y resultó ser un muchacho de gran sensibilidad, inteligente y estudioso. Pero nunca demostró el menor interés por la empresa familiar ni por el trabajo de su padre en la misma. Más bien parecía aborrecerlo. Cuando, en 1951, acabó su carrera, sabía perfectamente que no tenía muchas opciones: o trabajaba con su padre o rompía con él para siempre, como había ocurrido con sus dos hermanos mayores. Y como la última alternativa no se le ofrecía a Celso nada atractiva, optó por intentar adaptarse a aquello como fuera.

– Pero si es que con Franco no se vive tan mal. Ustedes  exageran y sacan las cosas de quicio. No es para tanto, en absoluto-, se atrevió un día Celso a decir a sus padres en un tono hasta insolente, en un acto de osadía impensable. Don Elías tuvo que controlarse para no levantarse y abofetearlo. Dio un puñetazo en la mesa y con voz de trueno le increpó:

– ¿Cómo te atreves a decirme eso a mi? ¿Es que acaso has perdido el juicio?  Vete de aquí y no te atrevas a repetir semejante disparate en mi presencia. Aunque solo sea por respeto a mi persona–.

Fue una época difícil, en la que la afición de Celso por la bebida podía haberse apoderado de él  sin posibilidad de rescate, pero, por fortuna, no fue así. Celso siguió trabajando con su padre hasta su muerte, cuando el hijo contaba 38 años. Entonces, se trasladó definitivamente a Madrid, abandonando para siempre la sociedad provinciana que lo venía asfixiando y en la que no había cabida para sus aspiraciones. En la capital, pudo dedicarse con éxito a una actividad artística empresarial que le permitió trabajar en lo que le gustaba y rodearse, al fin, de su gente.

28 comentarios en “Relatos de verano

  1. No es justo, queremos más. Melinda no nos puede dejar así, sin saber más de Celso y de su padre.

  2. Otra vez un bonito relato veraniego.
    Duda que se me presenta, ¿es don Elías el abuelo de Melinda?

  3. Celso tiene espçiritu de marino de larga milla, mirada siempre al horizonte, boca de labios finos cuarteados por la sal y el sol de poniente, Celso tiene espíruto de ingeniero eléctrico…no hay chisme con chispa, averiadoo no, que no trate de manipular con fortuna diversa. Celso es unn poco brujo, conoce y disfruta de distintos tipos de hierbas que mezcla a su antojo bien para lograr infusiones curativas, bien para que el aroma del fuego sagrado se eleve a los cielos. Celso lo mismo se ensimisma en un horizonte inalcanzable que charla incontinente de sus múltiples aventuras. Celso tiene que regresar hoy al hospital psiquiátrico…volveremos a recogerlo la próxima semana. Querido Celso.

  4. Celso tiene labios finos, sí, y nariz un poco aguileña. Ojos azules oscuro y mirada inteligente. Quizás tienda a mirar al horizonte. Siempre ha sido algo excéntrico. En su juventud, cuando trabajaba con su padre y vivía en su ciudad, podía pasarse una semana comiendo solo naranjas, por ejemplo, y otra solo lechuga. En su juventud, cuando aún trabajaba con su padre, fue sonora alguna de sus grandes juergas, corrida con sus amigos venidos de fuera, que acabaron en situaciones difíciles de explicar a las estrictas autoridades competentes, tanto institucionales como familiares. Pero, en fin, no dejaba de ser todo bastante inocente, al fin y al cabo.
    Celso siempre se recorrió las ciudades andando de punta a punta.
    Buenos días Amistad.
    Salud a todos

  5. Pero lo que le caracteriza de verdad es su extravagante sentido del humor: puede pulverizar a su oponente con enormes carcajadas y demoledoras frases, pero no es cínico en absoluto.

  6. Con el permiso de Melinda, de ayer…

    AMISTAD NO TIENE JUICIO???? …jajajajajajajaj

  7. Oye Melinda, muy bien!

    ¿Pero Celso al final recupera el juicio o no?? Cuentanos el final…

  8. Trigo Limpio (de ayer otra vez), es verdad… el pueblo no perdona a los que roban y tampoco a los que perdonan a los que roban… no sé cuál es peor… Amistad, ¿tú qué crees?

  9. Me gustaría mencionar la impresionante historia de Béla Király, húngaro nacido en 1912 y muy activo en 1956, cuyo obituario aparece en el País de hoy: víctima del estalinismo, que le tuvo incomunicado durante cuatro años, consiguió escapar del tren que le conducía a Siberia, huyendo a pie y atravesando los Cárpatos. Después fue perseguido por el KGB por su activa participacón en 1956, pero logra huir con éxito de nuevo y vivió en Nueva York siendo profesor universitario de Historia Militar. Tras la caída de la URSS vuelve a Hungría y ocupa un puesto de Independiente en el Parlamento. El obituario termina con la siguiente frase: «Király siempre pensó que tuvo en la vida «una suerte tremenda»».

  10. Otras noticias interesantes hoy: el discurso y viaje de Obama a Ghana. Eso se llama romper una lanza y lo demás son bobadas.

    Un poco repugnante la forma en que El País comenta su encuesta demoscópica, galopando por delante en el más puro estilo Montoril (cuando asegura los 5 millones como si ya estuvieran ahí). Parece como si les quemara a algunos de éstos de El País. Pero ¿qué prisa tienen? ¿No se dan cuenta de que tenemos el mejor Gobierno de los últimos 15 años? Ellos quieren a Gallardón, no doubt; pero no creo que sea un buen camino para conseguirlo repetir a bombo y platillo, y sin el menor comentario crítico, que ya ganan y ganan, cuando están implicados en corrupción o implicados en ignorarla. ¡Qué bochorno!
    Es interesante lo que dice Javier Marías en El Semanal sobre los electorados y la corrupción. Sin embargo, no es igual. La corrupción en el PSOE en la última década se viene castigando con suspensión de militancia sistemáticamente. Y las dimisiones políticas están a la orden del día.
    Y espero no ser acusada de sectaria por decir esto (acusación muy de moda hoy en día, en cuanto que un@ defiende a Ziluminatus).

  11. Melinda (13), la encuesta de El País y el PP: sobre todo teniendo en cuenta que el candidato no es Gallardón sino Rajoy, que faltan dos años y que esos tres puntos hablan más de desánimo de los electores de izquierda que de avance real del PP. A ver si escampa.

    Pero en lo de la corrupción creo que El País se está portando, seamos justos.

  12. Melinda dice. ¿que prisa tienen?…lo que tienen es Prisa, o MediaPrisa.

    Celso, amiga, mi querido Celso, es tan único como cualquier otro Celso.

  13. Me llama mucho la atención que don Elías fuera a su oficina en zapatillas. Seguro que de paño y de cuadros. De eso no me cabe la menor duda. Y que tuviera la oficina debajo de su casa. ¡Qué cómodo! Debajo de casa y en zapatillas.

  14. Confirmado:
    Tenemos un Gobierno de España que desarma todo el catastrofismo Rajoyano .
    Se afirmar,que es un tonto de los cojones quien diga que Zapatero no da todo lo que tiene….que es mucho mas que dialogo y estado de derecho.
    Ziluminatius es impecable con nuestra democracia e implacable con los que la atacan.
    Que lecciones tan magistrales esta dando.
    El tiempo siempre pone a cada uno en su sitio.

  15. Esta es la clase de expertos que aporta al debate ,en nuestro parlamento ,el Partido Popular de Mariano Rajoy.

    «Los disparates del doctor Coullaut-Valera»

    http://www.elpais.com/articulo/sociedad/disparates/doctor/Coullaut-Valera/elpepusoc/20090712elpepisoc_3/Tes

    No es de extrañar que acierte «Ãngel Luna, portavoz socialista en las Cortes Valencianas,catedrático de psicología ,cuando ve en Camps a una persona «entregada a una causa, consistente en salvar Valencia, hacerla más honesta y más auténtica. Pero sus creencias, más que sociales o políticas, son religiosas. Cuanto más duro sea el camino, más valioso será el esfuerzo. Camps se ve a sí mismo como un bon xic que tiene un gran destino por delante que debe cumplir. Salvo que se rompa por el camino».

    Dos formas diametralemente opuestas de analizar al ser humano….¿con cual se quedan?…..jeje.

  16. Gracias, Melinda, por tu artículo.

    Felicidades a Pablo por su boda. Que seais muy felices. Me alegro por ti.

  17. Confieso que me altera un poco la vehemencia que suscita mi Celso en Lezo. No se si acabo de comprenderlo. Veo que se pone muy nervioso y que ataca a Celso o lo defiende o como que lo mordisquea. Habrá que intentar desentrañar esto.
    PMQNQ: efectivamente D. Elías bajaba a la oficina en zapatillas, que cada uno es libre de imaginar como quiera, pero lo importante es la combinación zapatillas y traje y corbata, con camisa blanquísima, por supuesto.
    Pues sí, Lobison, seamos justos; pero es que se les ve el plumero. Y además es que, si no la sacaran a la luz, pues… estaríamos en Italia. Y lo cortés no quita lo valiente.
    Me uno en felicitaciones al aclamado novio.

  18. Lo que no era lo de D. Elías eran deportivas. Con eso imposible imaginar a mi personaje.

  19. El president de la Generalitat, José Montilla, ha afirmado hoy que el acuerdo de financiación autonómica es «la victoria de la justicia» porque «no era legítimo penalizar a los que más aportan», en referencia a Catalunya, a la vez que ha sostenido que el acuerdo es «escrupulosamente estatutario desde el primer día».

    En una declaración institucional desde el Palau de la Generalitat, Montilla ha dicho que el nuevo modelo «hará grande a Catalunya, a su gente y a los valores» y ha confiado en que «algún día, la historia juzgue como se merecen a los que no han tenido escrúpulos» para intentar «minar el acuerdo con mentiras y calumnias».

    Al inicio de su alocución, el president ha pedido disculpas por «el ruido y la incertidumbre» durante las negociaciones y ha remarcado que ha sido un proceso demasiado largo, difícil e incomprensible porque negociar una cifra es «fácil», pero cambiar un modelo de financiación es «más complicado». «Catalunya sabe decir no cuando toca y sabe decir sí cuando es justo y estatutario», ha explicado.
    (extraido de el Peridico de Catalunya)

    Mientras tanto El portavoz económico del PP, Cristóbal Montoro, aseguró estar acostumbrado a un Gobierno «que no cumple la legalidad de las normas económicas de nuestro país» y que «depende de las necesidades políticas del tripartito catalán», anteponiendo así los intereses partidistas al Gobierno del Estado de las Autonomías. A este respecto, recordó a los socialstas que «hay que saber compatibilizar las demandas de financiación con hacer una distribución de forma equitativa».
    El nuevo modelo que, según Montoro, es un «monumento a la improvsación» supondrá un «retroceso en el estado de bienestar porque pone en riesgo la igualdad de los españoles a la hora de acceder a los servicios públicos», como la sanidad, la educación y las prestaciones sociales. «El modelo puede agravar la crisis y atraer injusticia social», añadió.
    (extraido de Publico)

    En fin que quieren que les diga…lo de siempre ¿verdad?:

    ….JAJAJA….que nervios.

  20. Y hasta peor que lo de siempre porque es que lo de este Montoro es…. como lo del otro (montoro). Para echarse a temblar. Pero parace que Prisa tiene prisa, como apunta Lezo, porque Montoro es muyyyyyyy respetado en los medios. como si de un oráculo de tratara. ¿No es increíble?

  21. Y después de bajar en zapatillas a la oficina, encontrarse el saludo reverencial de la fiel Lola con su bata azul…. Lo veo todo muy curioso.

  22. Muy buenos días a todos y en especial a Melinda, que gracias a sus relatos de verano me ha devuelto recuerdos muy queridos un tanto olvidados.
    El primero tiene que ver con su relato de Babia. Me invadió de golpe el recuerdo de un viaje que hice por esa zona y que lo que más se quedó en mi memoria fueron los limpios olores y la impresionante luz que se mezclan a última hora de la tarde por la carretera que bordea el río Luna y que da entrada al Valle de Babia, desde el desvío del pantano. Sencillamente bello.

    El segundo recuerdo tiene que ver con el relato de Don Elías. De pronto recordé cuando veraneaba con mis padres en Fuenterrabía y no tendría mas de doce o trece años. A veces nos acompañaban algunos tíos y primos y mi abuelo.

    Un día apareció mi abuelo con un amigo de juventud, un tal Celso, propniendo ir a comer a un Chateau al otro lado de la frontera y aunque el plan para los mayores, sin duda, tenía una pinta bárbara, a mí se me hacía cuesta arriba. Entre otras cosas porque había quedado a media tarde con una de mis primeras novias de juventud y temía no llegar.

    El caso es que la comida fue de bueno a mejor, el tal Celso no callaba, contando historias sin parar, que mi abuelo jaleaba o al revés. Se pedía de todo y por su orden, vino, champange, aperitivos y otras muchas cosas de las que hasta entonces no había oído hablar. Mis padres ríendo y siguiendo las bromas y mi abuelo, al que yo tenía por hombre cabal, sereno y juicioso, parecía el peor. Yo ya intuía las excentricidades de mi abuelo, pero hasta ese día no tomé plena conciencia. Disfrutaba de toda esa comida, de mi primera borrachera, que por supuesto pasaba desapercibida entre tanto disparate, por momentos se me olvidaba la cita de la tarde y me dejaba llevar de esa diversión familiar.

    Para mí ese día marcó un antes y un después. Descubrí alguna cosa que en aquel momento cobró mucha fuerza y siempre que lo recuerdo aparece con la msima intensidad.

    La primera, es que los padres, tíos, abuelos… se emborrachaban. Hasta ese día, eso para mi era algo inaudito.
    La segunda, es que ese amigo de mi abuelo, en un momento se levantó de la mesa y sin decir nada «resolvió tremendo asunto», eso me pareció el sumun de la elegancia, y de veras me impactó.
    La tercera, sentirme muy cerca de mi abuelo.

  23. Qué bonito tu comentario, Sivertsen. Lo agradezco mucho porque de veras enlazas con el espíritu de la trama. Sigue participando. Me gusta tu mirada.

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