Juanjo Cáceres
La vida, en ocasiones, te golpea fuerte. Otras veces no es la vida. Puede ser un señor alto, apuesto, con más medio siglo de vida a sus espaldas. Y que lo haga como reacción a un comentario. O a un escarnio, de hecho, realizado sobre un miembro de su núcleo familiar. Si ello sucediera en el interior de un bar y sus protagonistas fueran personas anónimas, la cosa apenas pasaría de anecdótica para los allí presentes. Que suceda, en cambio, ante las cámaras de todo el mundo y que el hombre apuesto sea un actor estadounidense de prestigio internacional, convierte la cuestión en un asunto de relevancia global.
El fenómeno tiene su interés antropológico. Ya de entrada, que en pleno conflicto armado entre Rusia y Ucrania, la violencia que más llame la atención sea la de un señor dando una bofetada a otro, resulta un tanto sorprendente. Que de repente el mundo se quede atrapado entre dos paradigmas moralizantes, también lo es. Por un lado, los que dicen que está mal; por el otro, los que aseguran que está bien. De fondo, discusiones nuevamente bizantinas sobre el género, la salud mental, los trastornos alopécicos, los roles familiares, la relación de pareja, el bullying…
Gracias a la velada hollywodiense hemos podido comprobar que un comportamiento tan inesperado como el de Will supone una verdadera prueba de fuego para ver como encajan todo esas consideraciones que hemos asimilado, aprendido, mimetizado e interiorizado, con los matices que sea menester subrayar. El hecho de que haya tanto desacuerdo permite que nos demos cuenta también de que una cosa es cómo pensamos en el plano teórico y otra cómo las aplicamos en la práctica. O también nos hace apreciar lo poco que a veces encaja lo que decimos que somos en lo que realmente decimos y hacemos.
No cabe duda alguna de que en la noche de los Oscars sucedió todo lo que nunca debería pasar en una gala que se retransmite a los cinco continentes. Los manifiestos problemas de autocontrol de Will generaron primero el caos, porque, ante un guantazo más que evidente, muchos fueron los que optaron por la negación, pensando que la cosa igual podía formar parte del espectáculo, como si los premios de la Academia fueran una sesión de Pressing Catch. Las dudas empezaron a despejarse cuando Will siguió gritando al agredido desde su asiento, pero aun así costó un buen rato que medios y audiencia comprendieran de forma unánime que el tipo que encarnaba al Príncipe de Bel-Air se había levantado a arrearle un tortazo al presentador de la gala.
Con la audiencia ya convencida de que los hechos acontecidos no solo eran verdaderos, sino que además eran ciertos, empezó el juicio global, donde fueron escrutados en papel de víctima y acusado, según el foro, tanto el agredido como el agresor. Porque esto no va solo de Will, sino también de Chris, cuyo nombre completo sería Chris Rock, persona que no goza, ni mucho menos, de la misma cantidad de fama que Will. Las propuestas de veredicto de los distintos jurados están siendo variopintas e incluyen desde la retirada del premio al galardonado Will, hasta realizarle un monumento en homenaje a su acción, en una muestra más de la heterogeneidad de interpretaciones que ha generado la situación y la conducta exhibida por el polifacético actor.
Pero en medio de tan absurdo contraste de pareceres, hay una posibilidad educativa. Podemos olvidarnos de Chris y de Will y pensar en ellos como personas anónimas. Reflexionar sobre qué alternativas tenía Will a levantarse de su asiento para arrearle a Chris. O que alternativas tenía Chris, más allá de disimular que le acababan de soltar una bofetada. O qué podría haber hecho Jada ante la alusión de Chris a su alopecia o ante los repentinos pasos que empezó a dar Will en dirección a Chris. También sobre si el humor debe tener límites o debemos contemplarlo siempre con una sonrisita, pese a que a menudo vehicula mensajes profundamente descalificantes. Y evidentemente podemos plantearnos si el contexto legitimaba de algún modo el uso de la violencia. O incluso si el uso de la violencia es legítimo alguna vez.
Esta oportunidad es realmente lo importante de todo esto, visto el grado de desconcierto, estupefacción y diversidad de reacciones que ha producido la escena. Toda esa pluralidad de manifestaciones han dejado meridianamente claro lo poco compartidas que están nuestras percepciones y también nuestra propensión a emitir juicios con ligereza desde diversos patrones morales, que además acaban siendo un tanto frágiles y precarios. A todos nos queda mucho por aprender, cosa que sin duda podremos lograr con algo más de introspección y de conversación sincera con nuestros iguales. También Will Smith lo necesita, porque Will Smith al final no es más que otro individuo más entre todos nosotros.
Lo mejor que he leído sobre el asunto hasta la fecha: sembrao! Amagando pero sin dar, sin juzgar. Excelente…
Para mí no deja de ser una anécdota, de las muchas generadas por diversos motivos en las galas de los Oscars a lo largo de los años, y que será recordada por lo chungo de la situación.
Pero hoy en día hay que recordar el dicho: más bofetadas da el hambre. La inflación desbocada va a generar graves problemas a muchas personas y no hay otra solución que una justa redistribución de los recursos y ayudas y un fuerte y eficaz control del DESPILFARRO. El gobierno tiene que ponerse a ello,
En la situación actual yo soy partidario de una reducción del IVA. Ello no va a repercutir mucho en los ingresos del gobierno, ya que con la escalada de precios existente se va a ahorrar poco y los consumidores van a ingresar la misma cantidad por IVA con un mayor consumo. Mantener el IVA actual solo incrementa los ingresos por consumo de los pudientes a costa de un menor consumo de los más necesitados. Hay que conseguir ingresos para el Estado por otras vías mas justas y que no incida tanto en el consumo de los más desfavorecidos, que pueden no tener ni para lo más básico en los precios inflados actuales.
En la inflación de precios actual también hay una inflación de IVA, Europa de debe ser flexible también en eso.
Sobre las Ostias que no están consagradas,creo que, al ver al Sr Smith ,lo que yo vi, es que no sólo se la pegó al Sr Rock,si no a todos los que se rieron,incluido el mismo.
Fernando,no hace falta que el Gobierno baje el IVA,ya se encargan los fontaneros de no cobrarlo ….jeje..
Fernando,decliname DESPILFARRO….o como dicen las lumbreras del PP » GASTOS SUPERFLUOS».
Y Por favor no me declines los 200000millones para la Igualdad….no me seas Ayusano no Voxero.
Gracias quiyo…..ejem.
Pedro Sánchez ayer «cruzó su Rubicón».
Recibió Ostias,puñetazos,puyas,patadas en las espinillas,en el trasero,agarrones para hacerle caer al estilo de Tejero con el vicepresidente, el general Gutiérrez Mellado en 23F…pero a mi me pareció verle con semblate bien afeitado ,guapo a rabiar ,como en aquellos anuncios de Gila para Filomatic.
“Más vale un buen afeitado que un puñetazo en el hígado”.
https://youtu.be/G2qcJeB850Y
“Y da un gustirrinín”….JAJAJA..que nervios.
Supongo que Feijóo no debe importarle lo que se escriba en Debate Callejero,incluso aunque estén Mr Mulligan y Fernando dándole Estopa al Gobierno de Sánchez…y lo que diga este humilde viajero espacial.
Pero no estaría de más de que se viera y estudiará con detenimiento el vídeo que les enlazo,para que aprenda lo que es tener sentido de la realidad ,sentido de estado, y lo que significa dialogar y acordar para solucionar los problemas que se están viviendo en La UE y en España.
Sabrán ustedes que el primer ministro de los Países Bajos ha sido «la bestia negra de Pedro Sánchez en muchas de sus negociaciones del Gobierno en la UE.
Pero no cabe duda que a pesar de ello siempre se han tenido un respeto institucional que ha dado buenos frutos.
Sr Feijóo tome nota,aprenda y enseñe a la bancada popular lo que es tener sentido de estado y darse cuenta de que no pueden seguir dando un espectáculo político tan deplorable.
Sin más dilación,pasen y vean y sobre todo escuchen..
https://youtu.be/ctfLQ5n14Do
Hombre , no , no todos somos Will Smith , afortunadamente diría yo en la parte que nos interesa de ese personaje . Ese somos descriptivo carece de la validez que para los tipos masculinos tiene la palabra testosterona , erección , barba , etc.
La ceremonia del glamour universal por antonomasia tuvo la sorpresa de la violencia contraria a su status. Como la proverbial falta de contención en el tenis de Novak Djokovic. Fue una agresión física y merece sin duda alguna un castigo , mayor por sus consecuencias en la proyección pública de la figura . De la misma manera que el tenista fue despedido sin contemplaciones por su falta de consideración hacia el personal de la pista o el país donde juega .
Por otra parte , el mal gusto barriobajero del que hizo gala el «humorista » solo recrea episodios de humillación pública que se observa mucho entre jóvenes , el más reciente e innoble una pretendida gracia sobre las habilidades eroticas de una persona con Down, cuyo autor merece nuestro desprecio y señalamiento pero deberá ser un juez , en su caso , quien determine responsabilidades.
Cierto que el contexto siempre es importante , pero no todos somos Will Smith.