Lobisón
La saña con la que los austericidas insisten en la reducción del déficit tiene dos razones. La primera es armonizar la política fiscal de los países de la Eurozona, para evitar asimetrías frente a choques externos. Esta es una debilidad del diseño del euro: una única política monetaria con políticas fiscales divergentes sólo puede conducir a situaciones como la de comienzos de la década pasada, en la que la laxitud del BCE era necesaria para Alemania y Francia, pero alimentó las burbujas de Irlanda y España.
La segunda razón es la preocupación por los factores estructurales que amenazan el futuro de la economía europea: el envejecimiento de la población y el aumento paralelo de la esperanza de vida, la competencia con países de bajos salarios que implica una caída del mercado interno para los productos europeos de coste superior, la pérdida de competitividad debida a crecimientos salariales sin un crecimiento paralelo de la productividad.
Las dos razones tienen sentido, lo que no significa que se deban aceptar sin más los diagnósticos de la Comisión y su peculiar visión de las reformas estructurales que se requieren para que Europa recupere competitividad. En el caso español es bastante fácil ver que hay algo profundamente equivocado en unas medidas que abaratan los salarios pero a la vez recortan la inversión en I+D, lo que significa en la práctica apostar exclusivamente por competir en salarios y no por el avance hacia una economía con mayor valor agregado.
Ahora bien, la cuestión más crucial es que, incluso si aceptamos las dos razones de la Comisión para promover la consolidación fiscal y la llamada devaluación interna, los tiempos elegidos no parecen en absoluto racionales. Sin crecimiento es muy improbable que las reformas tengan éxito —como señalaban recientemente Schroeder y Delors—, y los plazos fijados por la Comisión han implicado una caída en recesión de la Eurozona, muy evidente en el sur, que amenaza los objetivos de consolidación fiscal, además tener costes humanos inasumibles por la destrucción de empleo, la caída de los salarios y el recorte de los derechos sociales.
Hay un tiempo para cada cosa, como bien se dice en el Eclesiastés —el libro ateo curiosamente infiltrado en la Biblia—, y tratar de resolverlo todo a la vez no sólo tiene muy graves consecuencias sociales y políticas —el descrédito de la democracia— sino que puede conducir a un fracaso en todos los frentes. Por eso es importante que la Comisión haya comenzado a relativizar la ortodoxia de Berlín y Fráncfort, por eso en cambio la propuesta de los sabios sobre la reforma de las pensiones parece, en este momento, un disparate sin paliativos.
Lo de que los sacrificios sangrientos sirven para devolver la confianza a los mercados ya ha demostrado su falsedad. Para frenar la crisis de la deuda y restaurar la confianza hacen falta actuaciones del BCE contra la especulación y políticas europeas para restablecer el crecimiento y volver a crear empleo. Lo demás es ideología, confusión de los tiempos e insistencia en el error.
En efecto, actuar es la clave, aunque debe hacerse en la dirección correcta.
«El que mira al viento no sembrará, el que mira las nubes no segará» (Eclesiastés, 11,4, libro nada ateista a mi entender)
Más sobre Quero:
http://www.infolibre.es/noticias/opinion/2013/05/28/ideas_para_salir_del_agujero_4147_1023.html
Muy buen artículo de Lobisón. En efecto, hay un tiempo para cada cosa y si en los primeros años en que se disparó la relación Deuda/PIB era necesario poner fin a déficit publicos excesivos, a partir de 2012 era necesario volver al crecimiento mediante una política monetaria expansiva y no mas recortes. Pero Lobisón se equivoca si cree que la CE » ha comenzado a relativizar la ortodoxia de Berlín. Hay un Torquemada en la Comisión de nombre Olli Rehn que exige mas reformas, sobre todo a las pensiones. Hay todo un equipo de expertos en España dedicados a ver como satisfacer las ansias torturadoras del inquisidor para que nos concedan 2 años mas para gradualizar el objetivo de 3% de déficit. Por el contrario, ahora llega de Berlín cierta «compasión» por la elevada tasa de desempleo juvenil. Hoy, en Paris, Holande hará de portavoz del foro del Instituto Berggruen donde se han reunido para poner fin a tan altas tasas de desempleo juvenil. Van a enunciar un New Deal europeo – solo para jovenes – con la ministra alemana de trabajo dando lecciones sobre como compaginar estudios con empleo. Pero lo importante es que también exigen que el Banco Europeo de Inversiones conceda préstamos a Pymes, estudiantes y no estudiantes(jovenes) y que la CE libere fondos estructurales ociosos que atesora. Por supuesto que lo que prima es la grave desafección de los jovenes al proyecto europeo. Eso es lo que mas temen los políticos; en efecto, cuando haya elecciones al parlamento europeo en 2014, temen una debacle de unas elecciones que tienen que revalidar al nuevo ejecutivo de la UE.
Hay un error en el artículo de Lobisón: dice » hacen falta actuaciones del BCE contra la especulación» .Creo que debe decir que hacen falta actuaciones de compra masiva de deuda pública por parte del BCE.
Esto es precisamente lo que están haciendo la Reserva Federal, el Bank of England y el Banco Central de Japón.De los tres a los que mejor les ha ido es a EEUU y Japón, que han conseguido crecer en los últimos trimestres y reducir su tasa de paro. Mientras la zona euro ha decrecido y su tasa de paro ha aumentado en el primer trimestre del año. Cuando al Gobernador de la Reserva Federal le preguntaron en el Congreso en forma un tanto crítica que hasta cuando iba a seguir comprando deuda publica, contestó que hemos conseguido bajar la tasa de paro hasta el 7%, pero seguiremos comprando deuda pública con el mismo vigor hasta conseguir que baje al 6%. Nada pudieron objetar los congresistas opuestos a ello, pues uno de los objetivos institucionales de la Reserva Federal es mantener el desempleo en cifras bajas. Y mientras la inflación no se dispare, el primer objetivo puede seguir trabajandolo. Algunos han puesto el grito en el cielo diciendo que las cotizaciones de la bolsa de Nueva York se han disparado y que eso es especulativo. él ha contestado que la subida de la bolsa ha sido positiva para mejorar el crédito a las empresas.
Lobisón debería aclarar de donde saca que el Eclesiastés fue escrito por un ateo o ateos. Nos deja a todos con una incognita mas en nuestras vidas.
‘El hombre y la bestia tienen la misma suerte: muere el uno como la otra, y ambos tienen el mismo aliento de vida. En nada aventaja el hombre a la bestia, pues todo es vanidad’. No sé, pero a mi el autor del Eclesiastés no me parece que creyera en el alma inmortal del hombre, y todo eso. Un día le podemos preguntar a Gallardón.
Que el BCE comprara masivamente deuda estaría muy, muy bien, pero yo sólo hablo de las compras en el mercado secundario para disuadir a los especuladores en corto.
Gracias por el artículo a Lobisón, con el cual no puedo mas que coincidir. En cuanto al acierto de los diagnostcos de la Comisión, a los hechos nos podemos remitir sin más. Nunca ha sido tan fácil discutir algo.
Lobisón, pues va a ser que Eclesiastes era animalista… 🙂