Ignacio Sánchez-Cuenca
La aprobación de la ley de dependencia ayer jueves en medio de la indiferencia social revela hasta qué punto el debate público en España está contaminado por los intereses reaccionarios de la derecha en volver a conseguir el poder.
La ley de dependencia es sin duda el proyecto más ambicioso de la legislatura y uno de los más importantes en la historia de la democracia. En un contexto internacional muy poco propicio para este tipo de reformas, el Gobierno ha apoyado una ley que amplÃa decisivamente el Estado de Bienestar en España y que no sólo aliviará la carga y la angustia de las familias que hoy por hoy apenas cuentan con ayudas públicas para cuidar y mantener a personas que no se valen por sà mismas, sino que además dinamizará la economÃa al liberar a muchas mujeres de la pesada carga de cuidar permanentemente de familiares con problemas de autonomÃa. Es una ley que va a introducir mayor justicia social, que va a dar más oportunidades a las mujeres, y que además va a mejorar la tasa de actividad femenina, creando nuevos puestos de trabajo. Se trata de que una actividad no remunerada en el presente pase a formar parte de los flujos de la actividad económica gracias a la inyección dinamizadora del gobierno, con un aumento de la justicia social.
Varios millones de personas en España van a notar cambios muy sustanciales en los próximos años como consecuencia de la ley de dependencia. El PP, consciente de la magnitud del cambio que se avecina, y del difuso apoyo social que tienen este tipo de actividades, se ha apresurado a votar sà a esta ley. En algunos casos, como en la Comunidad de Madrid, la derecha no ha tardado un segundo en imitar y apropiarse de la idea de la ley de dependencia, hasta el punto de que la tramposa y dilapidadora campaña institucional de la CAM parece indicar que es el Gobierno de Esperanza Aguirre el que ha puesto en funcionamiento esta ley.
El PP sabe que si la sociedad estuviera pendiente de estas reformas progresistas del Gobierno del PSOE, no tendrÃa oportunidad alguna de recuperar el poder tras las próximas elecciones. Las encuestas demuestran una y otra vez que la inmensa mayorÃa de la sociedad española está a favor de polÃticas de igualdad y bienestar social.
El Gobierno ha subido los salarios mÃnimos, ha subido las pensiones más bajas, ha incrementado el gasto en educación, sobre todo en materia de investigación y desarrollo, ha puesto los medios para empezar a resolver el problema de la deuda sanitaria de las CCAA, ha incentivado la contratación indefinida frente a la contratación precaria, ha impulsado la vivienda protegida, pero de todo esto no se habla apenas en España. No, en España se habla de otras cosas: del robo de 350 pistolas en el sur de Francia, de la detención de tres etarras, del ácido bórico, de la realidad nacional, de la unidad de la patria, de corrupción urbanÃstica.
El PP sabe que para tener alguna posibilidad de ganar las elecciones, ha de inundar la agenda polÃtica con cuestiones que ensombrezcan los logros sociales y económicos del Gobierno. El PP se afana en ello con la ayuda inestimable de unos medios de comunicación amarillistas y derechistas que odian a los socialistas. Pero también con la ayuda de intelectuales y comentaristas que no tienen otro tema del que hablar que no sea el nacionalismo, el terrorismo y los problemas territoriales. El otro dÃa lo explicaba muy bien José Andrés Torres Mora en un artÃculo en el PaÃs en el que criticaba con dureza y con razón a esos articulistas que, siendo presuntamente gente progresista y escorada a la izquierda, como Santos Juliá o Antonio Elorza (y podrÃamos añadir a algún santo patrón de ¡Basta Ya!), no reconocen los logros del Gobierno en esta materia, logros que minimizan o consideran irrelevantes, dedicándose a insistir en la agenda que le conviene al PP. Para estos intelectuales, lo único que parece importar es la supuesta irresponsabilidad y ligereza del PSOE en las reformas territoriales, el peligro de balcanización, etc.
¿Cómo corregir esta situación? ¿Cómo conseguir que se hable mucho más de los avances de España en materia económica y de bienestar?