Millán Gómez
¿Cómo ves la situación actual de la inmigración en España?
La inmigración es la cuestión más importante que está transformando cultural, social, económica y demográficamente a nuestro paÃs. Es una oportunidad de enriquecimiento para todos y, como tal, deberÃa ser tratada pero si hacemos las cosas mal puede ser una fuente de conflictos. El que la extrema derecha y los sectores más radicales puedan hacer caldo de cultivo para hacer una especie de jerarquÃa de ciudadanos de primera (los españoles nacidos en España) y ciudadanos de segunda (los nacidos fuera de España).
En tu libro «Â¿Qué hacemos con los inmigrantes?» criticas que los polÃticos no dedican a la inmigración el tiempo necesario. ¿Por qué piensas que la inmigración no es una prioridad para nuestros polÃticos?
Porque suelen carecer de visión de futuro y de perspectiva amplia. Entonces, aquà estamos «dale que te dale vueltas» al asunto del terrorismo por ejemplo y, si se dedicaran la mitad de horas que se dedican al terrorismo, se dedicaran a la inmigración, a ver cómo lo han hecho otros paÃses, a ver qué problemas han tenido otros paÃses, a ver cómo está siendo la integración para aprender de los errores de esos otros paÃses, las cosas nos irÃan infinitamente mejor. Lo que pasa es que aquà la gente está tan marcada por la vida polÃtica diaria, por el terrorismo en este caso, por el debate digamos electoral, que se olvida que algo que tiene menos presencia en los medios pero que tiene mucho mayor desarrollo futuro porque la inmigración ha venido aquà a quedarse y nos va a exigir más talento, más capacidad de pensar las cosas que el asunto del terrorismo, incluso. Pero hay una especie de hinchazón informativo del terrorismo y una reducción informativa de la inmigración.
¿Qué riesgos de conflicto entraña la inmigración?
Hay un primer riesgo que es el que se haga una segregación fÃsica de la inmigración. Afortunadamente, en España todavÃa los inmigrantes están integrados con el resto de ciudadanos. No hay barrios de inmigrantes, pero empieza a haber sÃntomas de que puede haber barrios de inmigrantes. En la medida en la que haya una segregación fÃsica en la que los inmigrantes vivan separados de los no inmigrantes, eso va a ser fuente de conflicto, lo hemos visto en la experiencia francesa, la «banlieue», el área metropolitana de ParÃs. El problema fundamental es que están segregados fÃsicamente y espacialmente. Ése puede ser un primer problema. El otro problema es cuando puede haber algún tipo de crisis económica en España, y entonces, los inmigrantes que ahora son una fuerza de trabajo fundamental y decisiva para el desarrollo del paÃs se conviertan en competidores a la hora de entrar en un puesto de trabajo. Puede haber un discurso que diga: «hasta que no tengan trabajo todos los españoles, no tendrá trabajo nadie que no sea español». La tercera cuestión es que los inmigrantes disputan con los sectores más desfavorecidos de la sociedad española las ventajas del Estado de Bienestar. Los inmigrantes no afectan, digamos, a los ricos que los tienen contratados en su servicio doméstico, incluso cuidándoles el jardÃn, digamos. Los inmigrantes entran en el debate de la educación pública, de la sanidad pública, del transporte, de la plaza de las guarderÃas y, como su situación económica es mucho peor que la de muchos de los nacidos en España, pues alguien puede decir que «yo necesito ser más pobre para que me den lo que le dan a este hijo de inmigrante», o que «este hijo de inmigrante me ha quitado el puesto de la guarderÃa, a mà que soy español». Ése es el riesgo y que, entonces, en vez de proyectar el enfado contra la administración para que haga más guarderÃas o que haga más centros, o que haga más hospitales, se proyecte el enfado contra los otros inmigrantes. Ése es el bloque de tensión. Lo que nos demuestra la experiencia es que, en Francia por ejemplo, el Partido Comunista Francés perdió muchos votos que se fueron luego Le Pen, al Frente Nacional, porque era la gente que vivÃa en las áreas más marginales de la ciudad de ParÃs, el nivel social más bajo que entraba en choque con los inmigrantes. Entonces, la forma reactiva que tenÃan de ese conflicto era votar a la extrema derecha, que decÃa «Francia para los franceses». Ojalá no ocurra algo asà en España.
¿Qué medidas deberÃan adoptar los polÃticos en materia de inmigración?
De momento, dedicarle más tiempo del que le dedican, pensar lo que puede estar haciéndose mal, aprender de la experiencia de otros paÃses, ver lo que estamos haciendo, en qué estamos fallando, en qué estamos haciéndolo bien. TendrÃa que haber gente pensando sobre este problema, dedicándole horas, dedicándole tiempo o analizando las experiencias de otros paÃses. Siendo muy rápidos a la hora de atajar estos brotes de confrontación, no puede ser que el debate sea «si hay o no hay plazas de guarderÃa». En una sociedad como la española, que teóricamente vivimos en un nivel económico tan opulento tendrÃa que haber plazas de guarderÃas para todos y no puede haber disputa por una plaza de guarderÃa ni por el transporte público ni por la sanidad. Tenemos una sociedad suficientemente opulenta económicamente como para que esos conflictos no estallen ahora.
¿Qué te parece la postura del Gobierno socialista en esta materia tras la crisis de los cayucos?
Yo creo que el Gobierno ha hecho bien la regularización porque regularizar a la gente es una forma de convertirles en ciudadanos. Aquà hay gente que piensa que los inmigrantes tienen que venir a trabajar y callarse. Los inmigrantes vienen a trabajar, se ponen malos, tienen que llevar a sus hijos al colegio, tienen que coger el transporte, deben trabajar en condiciones civilizadas y humanas. Regularizarles es convertirlos en ciudadanos. Los cayucos es algo que nos impacta, desde el punto de vista informativo pero es la vÃa por la que menos inmigrantes entran en España. Por la vÃa que más entran es a través del avión procedentes de los paÃses de Latinoamérica y en autobús procedentes de otros paÃses de Europa. Resulta sangrante que a estas alturas del curso no haya una fluidez de relación con los paÃses de origen. TendrÃa que haber un pacto con esos paÃses de origen para evitar que la gente que venga se juegue la vida, no puede ser que haya empresarios que dicen que necesitan gente, haya gente que venga aquà a trabajar y se pueden morir en el tránsito. Eso parece un disparate ¿no? TendrÃa que haber acuerdos con los paÃses de origen para decir: «yo me ocupo de los dos mil o tres mil inmigrantes pero que vengan con papeles regularizados en condiciones». Me parece antiguo, sangrante, desolador que a estas alturas haya gente que se juegue la vida y se muera por buscarse la vida.
¿Y la de la oposición, el Partido Popular (PP)?
Bueno, la actitud de la oposición, como en todo, es una actitud de cuanto peor, mejor, de crispar la situación lo más posible, de tensar las cosas, de echar la culpa al Gobierno del problema de la inmigración como si fuera un problema exclusivo de España. En Estados Unidos, que es un gobierno de derechas conservador, con un presidente del Gobierno muy alejado del nuestro, está construyendo un muro para separar México de Estados Unidos. Algún problema con la inmigración tienen, y es una sociedad en el que hace cuatro dÃas se han manifestado millones de personas latinoamericanos exigiendo papeles. La inmigración es la cuestión clave de la sociedad contemporánea, siempre ha sido un elemento importantÃsimo en la vida. Toda la historia de la humanidad es la historia de las migraciones, la historia de los movimientos de población y ahora, pues, me parece injusto intentar entender que la culpa de lo que está pasando la tiene el Gobierno. Esto es un asunto complejÃsimo que no se puede despachar diciendo «la culpa la tiene el Gobierno y cuando llegue yo, yo lo arreglo», porque no es asÃ. Cuando ellos han estado en el Gobierno, no lo han arreglado tampoco.
¿Qué opinión te merecen las medidas adoptadas por partidos nacionalistas que existen en España en este tema?
Los nacionalistas quieren impedir que la inmigración les deje sin discurso. Saben perfectamente que en la medida que lleguen los ciudadanos inmigrantes de otros paÃses, el discurso nacionalista se resquebraja porque, claro, vienen a ser ciudadanos de un paÃs, no de una secta. Entonces, quieren ellos tener un poder sobre esos inmigrantes para convertirlos en buenos nacionalistas vascos o catalanes. Una vez más, hacen de la polÃtica su sistema clientelar, que el que venga se haga muy nacionalista vasco o catalán, más que un ciudadano con derechos y obligaciones. Proyectan en la inmigración lo mismo que hacen en otras cuestiones y están reflejando el miedo que les da la inmigración porque puede acabar con el discurso nacionalista. Gente que ha venido de Pakistán, como hay por ejemplo en Catalunya, o gente que ha venido de Ecuador como hay en Madrid no va a venir a un debate sobre etnias u orÃgenes, va a venir a trabajar y a vivir civilizadamente. Entonces, el nacionalismo es posible que le aburra, los inmigrantes quieren evitar ese aburrimiento.
¿Cómo crees que se podrÃa erradicar esa teorÃa de que la inmigración es sinónimo de delincuencia y de noticias negativas? ¿Qué rol crees que deben desempeñar los periodistas para crear un ambiente en los medios de comunicación que favorezca y repercuta en una imagen social más receptiva hacia la inmigración?
Los medios de comunicación tendrÃamos que cumplir nuestro papel, contar la verdad, que es lo que tenemos que hacer siempre, y la verdad nos dice que establecer una vinculación entre inmigración y delincuencia, primero, es falso. Que entre los inmigrantes hay delincuentes, por supuesto, igual que también hay españoles delincuentes. Cuando no habÃa inmigrantes, las cárceles españolas estaban llenas. La inmigración no inventa la delincuencia, la delincuencia existe y, de cien inmigrantes que vengan, uno o dos cometan delitos, por supuesto. No hay que mezclar inmigración con mafias, son dos cosas muy diferentes. La inmigración puede tener más o menos problemas de delincuencia como puede tener la población autóctona. Otra cosa es que haya grupos de extranjeros que se dediquen a actuar como una mafia que actúa en España, pero eso no son inmigrantes, son mafias. No podemos establecer una vinculación. La mafia rusa no son inmigrantes rusos que vienen a trabajar. En términos generales, los inmigrantes son personas honradas que vienen a trabajar, que están creando riquezas, que están haciendo un desarrollo económico espectacular. El desarrollo económico actual de España no se podrÃa entender sin la inmigración. Provincias como AlmerÃa o Murcia tienen un desarrollo económico que han pasado prácticamente de ser subdesarrolladas a ser de las provincias españolas con más desarrollo gracias a la inmigración. Los periódicos tendrÃamos que contar la verdad y al contar la verdad darnos cuenta que hay infinidad de casos de inmigrantes que trabajan, que crean riqueza, que cumplen con sus obligaciones… frente a una porción Ãnfima que comete delitos.
¿Qué influencia tiene la elección de las palabras en la creación de esa imagen?
Como todo lo que hacemos en la profesión es decisivo. Si tú pones inmigración al lado de delincuencia, pues la has armado. Ahora, si haces un poco el esfuerzo mental de decir: una cosa es que sean delincuentes que son extranjeros, que es distinto a que sean inmigrantes. Solamente haciendo ese esfuerzo intelectual, ya has resuelto el problema. Tú puedes decir que las mafias que pueden operar en España no son mafias de inmigrantes, son mafias de otros paÃses, pero hay que romper esa vinculación, los inmigrantes son ciudadanos españoles. Son los otros españoles, españoles con un valor añadido, que es la riqueza que están creando. TendrÃamos que hacer muchos reportajes en los que habláramos de cómo el desarrollo económico de este paÃs se está basando, en muchos casos, en la figura de los inmigrantes.
Por último, ¿a qué sectores sociales afecta más la inmigración?
A los sectores sociales menos desarrollados económicamente. La experiencia en otros paÃses demuestra que el choque no se produce entre los inmigrantes y los ricos sino entre los inmigrantes y los que están más abajo en la pirámide social en los paÃses a los que llegan. Como ya os he dicho antes, la disputa de los hospitales públicos, de los centros de educación públicos… La gente rica lleva a sus hijos a colegios privados y ahà no entra ningún inmigrante. Los inmigrantes están entrando en los colegios públicos, que tienen la obligación de aceptarlos a todos. El riesgo que puede haber es que los padres de los chavales españoles digan: «yo no llevo a mi hijo a ese centro público porque se ha convertido en un gueto de inmigrantes». A partir del 20 % de alumnos de otros paÃses, digamos que la escuela corre riesgo de convertirse en eso, en un gueto. Hay escuelas que tienen un 40, un 50 o un 60 % o escuelas en los que los españoles son minorÃa. De manera que contestando estrictamente a la pregunta, los sectores más afectados, donde más roce o choque puede haber son los sectores de menos capacidad adquisitiva, de menor desarrollo económico, que son los que coinciden en el autobús, en el metro, disputando la plaza de la guarderÃa o en la sanidad pública. Los ricos, digamos, no van en metro. Los sectores más asentados económicamente tienen en la inmigración una fuente de trabajo más barato, gente que trabaja en tu casa por menos dinero, para el servicio doméstico, para limpiarles la casa o para cuidarles el jardÃn. Ésa es la relación del rico con el inmigrante que es completamente distinta con el señor que está currando hombro con hombro con él, que puede tener también el problema de decir a muchos trabajadores que estos señores nos están bajando, trabajando por menos dinero. Nos echan para atrás en lo que han sido conquistas sociales y salariales de los trabajadores durante años.
Muchas gracias.
Muchas gracias a tÃ.