Horarios escolares y jornada laboral

David Rodríguez

En Catalunya tenemos desde hace semanas el debate sobre el inicio del curso escolar, que la Conselleria d’Educació quiere adelantar del 12 al 5 de septiembre, alegando que de este modo se permite una mejor conciliación de la vida laboral y familiar. Como suele ser habitual, la concepción de la escuela como guardería se impone sobre cualquier criterio de carácter pedagógico. En un momento de discusión como el actual, es bueno fijarse en los datos internacionales para ver cómo estamos nosotros, evitando prejuicios y declaraciones que no tienen rigor alguno.

Lo primero que quiero señalar es que las vacaciones de verano en España tienen la misma duración que en el resto de países mediterráneos y son un poco más largas que en el resto de Europa. Sin embargo, los períodos de vacaciones en primavera e invierno son inferiores a la media europea, hecho que compensa lo anterior y sitúa unas vacaciones totales alrededor de la media de los países de nuestro entorno. Por tanto, es falsa la aseveración de que España dispone de más vacaciones escolares.

Otro elemento determinante a la hora de comenzar el curso académico es el clima. La última ola de calor que hubo en Catalunya se inició el 7 de septiembre de 2021, justo en el momento en que la Conselleria propone que el curso escolar esté en activo. Obviamente, ni existe ni se espera ninguna medida para mejorar el confort térmico y la calidad del aire en las aulas. Y todos los que hemos dado clase sabemos que a más de 27 grados en el interior no hay forma humana de concentrarse, aparte de que la Ley de Prevención de Riesgos Laborales prohíbe superar esta temperatura. Pero parece que lo que rige para las personas trabajadoras no vale para el alumnado, ante el silencio clamoroso de la mayoría de asociaciones de familias.

Si bien las vacaciones españolas duran más o menos lo mismo que las de otros países, no ocurre lo mismo con las horas anuales realizadas por el alumnado, que superan en un 16% a la media de la UE22 (los 22 países de la UE que a la vez forman parte de la OCDE) en la ESO. Esto representa una sobrecarga más que evidente para nuestra infancia y adolescencia, sin contar además el peso de los deberes en casa, los exámenes y las actividades extraescolares.

En cuanto al profesorado, las horas efectivas trabajadas también superan a la media de la UE22. En el caso de primaria llegan a estar un 15% por encima. Esto desmiente el falso mito del excesivo tiempo libre de las docentes en nuestro país, hecho que no es obstáculo para que en una sociedad como la nuestra siga repitiéndose hasta la saciedad un mantra que queda totalmente refutado por la evidencia empírica.

En el conjunto de España, la jornada continuada se ha ido extendiendo durante los últimos años en casi todas las Comunidades Autónomas excepto en Catalunya (que además va en retroceso), País Vasco y Navarra, que siguen apostando por la jornada partida. Llama la atención el hecho de que estos tres territorios se hallan entre los que tienen un mayor peso de la enseñanza concertada, cuyo número de horas está por encima de la pública y no permite la jornada continua.

De todos modos, el debate entre jornada continua y jornada partida sigue existiendo, y no hay una evidencia clara de cuál es la mejor desde el punto de vista del rendimiento académico. El problema de España (y sobre todo el de Catalunya) no radica tanto en el tipo de jornada, sino en el excesivo número de horas (que ya hemos visto), combinado con el tiempo destinado a la comida (el más largo del continente). La conjunción de estos factores hace que en Catalunya la hora de salida del alumnado es la más tardía de Europa, llegando en algunos centros concertados a las 18 horas, cuando la media del resto de países se sitúa entre las 13 y las 15 horas (y en la mayoría de casos con una breve pausa para comer).

Como no podía ser de otra manera, la jornada laboral española está entre las más largas de Europa, aunque su rasgo más diferencial es precisamente la hora de finalización, que supera en prácticamente tres horas la media de los países de nuestro entorno. Como puede observarse, nuestras escuelas replican el modelo laboral y se convierten en aparcamientos de nuestras criaturas.

Debido a estos horarios, tanto escolares como laborales, la calidad de la conciliación se encuentra francamente deteriorada en Catalunya y España. No es extraño que además la productividad del trabajo sea inferior, debido a nuestro modelo horario y a otros factores que tienen que ver con la baja calidad de la educación, que pese a ser más cuantiosa en horas obtiene peores resultados en términos de calidad.

Finalmente, otro de los mitos que ha circulado durante estos últimos meses es que España ha sido de los países que más ha cerrado los centros educativos durante la pandemia. Nuevamente, los datos de la OCDE demuestran exactamente lo contrario. Además, nadie de los que ha llegado a hablar incluso de una generación perdida ha abierto la boca para solicitar la presencialidad parcial del alumnado más vulnerable socialmente durante su confinamiento, como tampoco lo han hecho para solicitar la opción telemática para los más vulnerables desde el punto de vista sanitario.

En definitiva, si atendemos a los datos[1] vemos que es falso que tengamos más vacaciones, e incluso podemos comprobar que en España se realizan más horas de clase. La salida de los centros educativos y de los centros laborales es la más tardía, hecho que dificulta enormemente la conciliación familiar y laboral. Carece totalmente de sentido pedagógico convertir a las escuelas en el aparcamiento de las empresas, más bien el debate debería centrarse en qué ocurre con los horarios laborales en España, y a continuación hablar de la jornada escolar.

[1] Todos los datos que aparecen en el presente artículo están extraídos de un trabajo más largo (en catalán): Horaris escolars, jornada laboral i resultats educatius (1) – La Realitat

3 comentarios en “Horarios escolares y jornada laboral

  1. Opinar que las escuelas se convierten en el aparcamiento de las empresas es como si yo opino que cuando el articulista habla sobre la modificación de los horarios escolares lo que pretende es que le quiten a los niños de en medio.

  2. La competitividad y productividad de las empresas es medible y comparable con las de otros países estableciéndose un renting en el que no somos de los más eficaces pero en mejor nivel que el educativo, que es aún más bajo. Los países asiáticos van en esto último a la cabeza, habrá que copiar algo de ellos.
    En cuanto a conciliación y vacaciones solo hay que oír a las madres hablando entre ellas empujando el carro de la compra y deseando que vuelvan las clases.

  3. Hoy por hoy el trabajo es un derecho y la escuela una obligación. Conciliar es coordinar el derecho con la obligación.

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