Señor_j
Las últimas elecciones gallegas y vascas han confirmado el proceso de retroceso electoral que el PSOE experimenta desde los últimos comicios generales y le confirman cada vez más como un actor secundario en una escena institucional española, dominada por partidos de centro-derecha. Este proceso de retroceso al que no se observa un cambio de tendencia ni en las muy cercanas elecciones catalanas ni tampoco a medio plazo, está suscitando una crisis de confianza entre dirigentes, bases, simpatizantes y electores del partido, en cuanto a la capacidad de sus dirigentes de superar este bache, mientras que buena parte de su antiguo electorado se encuentra ya instalado en otras opciones políticas.
Por este motivo, se suceden las voces que piden una respuesta, alguna clase de cambio, alguna respuesta capaz de superar el escollo, devolverle credibilidad y capacidad de ser la segunda fuerza política española y alternativa de gobierno. Sin embargo, tales planteamientos, aunque comprensibles en sus intenciones, eluden la pregunta más importante: ¿es el PSOE lo que la izquierda española necesita? O dicho de otro modo: ¿Ha llegado el momento de dejar que el PSOE muera en un proceso de “pasokización” y que otro tipo de izquierda asuma su lugar como segunda fuerza? Cabe reflexionar sobre ello porque hay bastantes elementos que podrían aconsejar esto último.
En primer lugar, hay una crisis mayor que la del PSOE, que es la crisis de la socialdemocracia. Crisis que a su vez es consecuencia hoy día de la crisis económica, pero que no tiene en ésta su origen. Su origen es más lejano: se encuentra en propuestas como la Tercera Vía de Giddens&Blair, el Tratado de Maastricht y todos aquellos procesos que han supuesto una aceptación de las tesis y las política de corte neoliberal, sobre las que se ha fraguado en los últimos veinte años una economía financiera desbocada y como consecuencia de la misma, esta crisis. Contrariamente a lo que la retórica de los dirigentes del PSOE afirma, el partido no dispone de alternativa alguna para salir de la crisis, porque no es capaz de romper con los dogmas ni en la oposición, ni mucho menos cuando está en los gobiernos. Y porque ha participado del diseño de un modelo institucional pésimamente estructurado, que priva de soberanía a los estados y que necesariamente debe revisarse, cuando otros países imponen políticas que en momentos críticos conducen al mayor de los desastres económicos. Ni la socialdemocracia europea ni la española disponen de voluntad o de capacidad de enfrentarse políticamente a la hegemonía neoliberal y desreguladora, como las leves apelaciones al estímulo económico y la oposición blanda no hacen más que demostrar.
En segundo lugar, el PSOE sufre una crisis política y de liderazgo difícilmente subsanable. En el último congreso hubieron dos únicas candidaturas a la secretaría general del partido, con unos elementos en común ciertamente preocupantes: ambas eran copartícipes de las decisiones proliberales del gobierno de Rodríguez Zapatero, en tanto que estaban lideradas por antiguos ministros, y en ninguna de ellas existían propuestas de fondo distintas para afrontar los retos económicos, sociales y nacionales de este tiempo. La demanda de cambio de caras al frente del partido no debería ignorar que las personas que suenan como alternativa se adaptan fielmente a lo de los “mismos perros con distintos collares” y que sus proyectos no introducen los cambios de posición radicales que necesariamente necesitan hoy en día las izquierdas para erigirse como alternativa real. En nada ayudan a ello el predicamento que las viejas voces de siempre tienen todavía en el partido y lo alargado de su sombra, mientras que otros líderes regionales más jóvenes abandonan su cargo por la fuerza de los votos, sin transmitir señal alguna de evocar otra cosa. Podemos concluir de ello que la capacidad de renovación interna en lo político es inexistente y en lo personal limitadísima.
Finalmente, la tercera crisis viene dada por su ausencia manifiesta de todos los debates importantes, pero particularmente el de estado y soberanía. Ni el PSOE está en condiciones de proponer una fórmula de aumento de soberanía en aquellos territorios que reivindican más autogobierno, como quedó patente en el proceso de reforma estatutaria u ahora en el descoloque ante el reto independentista, ni tampoco lo está para replantear la autonomía de los estados respecto a la Unión Europea o para proponer una democratización de la misma, como se evidencia en el presente pero también hace unos años durante el proceso de referéndum de la Constitución europea. Ni siquiera la reorientación de la política europea, desde su apoyo a los eslabones débiles vía grandes transferencias de recursos económicos, hasta a su acoso y derribo actual, le ha permitido a este partido superar el discurso ingenuo que todo lo arregla con “más Europa”.
En definitiva, todo esfuerzo de realismo conduce a concluir que el PSOE, un partido ideal para ocupar un amplio espacio en las primeras décadas de la democracia, no está en condiciones para llenarlo en la gran crisis. Sus problemas son del presente pero arraigan en el pasado. Con Rodríguez Zapatero el PSOE perdió una oportunidad de oro de ser otra izquierda en los dos ejes de la política del presente, el económico y el territorial, pero primero se bajaron los impuestos porque también era de izquierdas, después se cercenaron las aspiraciones de autogobierno de “la periferia” y, finalmente, se agachó la cabeza ante la doctrina de la austeridad. Se alcanzaron ciertos éxitos en materia de derechos sociales o de ampliación temporal (muy temporal) del estado del bienestar, pero se renunció a dar las batallas más importantes y las consecuencias de ello han sido gravísimas para la sociedad española y para el futuro de la izquierda.
Tras estos acontecimientos, el PSOE se ha convertido en un partido lastrado por su historia, en el centinela encallecido de una constitución aparentemente inalterable e inviolable pero que fue violada cuando así lo exigieron los poderes de más allá del Pirineo. Y también en el servidor de estos últimos, así como de una tradición de partidos socialdemócratas nada regenerable. Ha llegado, pues, el momento de intentar que otra izquierda afronte los retos actuales y que ésta se constituya cuanto antes como un polo alternativo poderoso a las políticas y los discursos que nos toca sufrir. La historia demuestra que tras los partidos históricos de centro-izquierda, como el PSI o el PASOK, surgen sucesores como el PDI o Syriza. Anímense, pues, los electores, afiliados y cuadros del PSOE en trabajar para abrir un camino distinto que recupere el sentido histórico de sus siglas principales, socialista y obrero, en un momento en que ya no valen disimulos y que los retos son enormemente difíciles de superar con éxito.
Buenos días a todos!! Gracias por el artículo D. Señor_j, hace muy bien en especificar entre paréntesis que el que tiene crisis porque juega con contradicciones es el PSOE……… 🙂
Sábado, 27 de octubre:
TALLER: “Los Derechos de los Animales – Una nueva ética del siglo XXI’
LUGAR: Local ‘Embajadores con Provisiones’. C/ Embajadores con C/ Provisiones.
HORA: de 11:00h a 13:00h
DESCRIPCIÓN: Una ética global para un mundo total, que ya no puede pretender dignidad para la vida humana sin extenderla para el resto de los animales.
http://equomadrid.org/ai1ec_event/taller-de-derechos-de-los-animales/?instance_id=
Muchas gracias por el artículo. Aunque coincido con alguna valoración sobre la situación interna del PSOE no comparto ni los planteamientos de partida ni sus conclusiones.
Señor_j parte de un dato que, como seguramente no ignora, es bastante dudoso: “buena parte de su antiguo electorado (el socialista) se encuentra ya instalado en otras opciones políticas”. Sin ir más lejos, lo que demuestran los resultados recientes en Euskadi (lo de Galicia lo conozco mucho menos) es que los exvotantes socialistas se han quedado en su casa. No creo que nadie sea capaz de identificar a votantes de Patxi López de hace cuatro años que ahora se hayan decantado por nacionalistas -en sus dos versiones-, por izquierda hundida, por UPyD o por el PP. Y sospecho que la cosa tiene a repetirse en otros lugares.
Puede que ese error esconda una ilusión que explica la propuesta del autor. Quienes creen que la solución está – simplifico para no extenderme-, “a la izquierda” del PSOE necesitan imaginar que hay una izquierda extramuros del PSOE que puede relanzarse como alternativa si dejamos morir al viejo PSOE, y electores, afiliados y cuadros del PSOE se ponen a “trabajar para abrir un camino distinto que recupere el sentido histórico de sus siglas principales, socialista y obrero”. ¿Que le permite suponer que esa enorme fracción del electorado ahora ausente, lo está porque eche en falta precisamente ese tipo de recuperación que insinúa?
Señor_j se refiere a la crisis de la socialdemocracia, como primera explicación de la debacle del PSOE. “Crisis que a su vez es consecuencia hoy día de la crisis económica, pero que no tiene en ésta su origen”. El pecado original de la socialdemocracia estaría en “propuestas como la Tercera Vía de Giddens&Blair, el Tratado de Maastricht y todos aquellos procesos que han supuesto una aceptación de las tesis y las política de corte neoliberal”. A partir de ahí, no hay alternativa frente a la crisis porque no se es capaz de romper con los dogmas y “ni la socialdemocracia europea ni la española disponen de voluntad o de capacidad de enfrentarse políticamente a la hegemonía neoliberal y desreguladora”.
La pregunta clave que Señor_j elude es por qué parece tan difícil (que lo es realmente) enfrentarse a esa hegemonía. ¿Será por masoquismo? ¿Por cobardía? ¿Por estupidez? Esa hegemonía existe porque la derecha neoliberal se ha adaptado mejor a los cambios sociales de las últimas décadas que han hecho irreconocibles las identidades de clase y las expectativas sociales en las que basaba su fuerza la socialdemocracia. Existe porque la derecha neoliberal entendió bien pronto lo que suponía la globalización mientras una parte de la vieja izquierda sigue aún en el alucinante debate de si aceptar la globalización o luchar contra ella. Existe porque la ideología de la derecha, que se ha adaptado mejor al individualismo imperante, ha mantenido incólume la voluntad de poder y no ha sufrido la degradación del discurso propio y el despiste que para la izquierda se inició en los años sesenta (y no sigo que esto daría para mucho).
Al mencionar respuestas fallidas como la de la “tercera vía” de Blair, creo que Señor_j confunde causas y efectos. Esas respuestas -todo lo fallidas que se quiera-, surjen al constatarse el enorme cambio social producido en las últimas décadas del siglo pasado. Esas propuestas no son causa sino consecuencia del problema. La otra, la izquierda revolucionaria (ahora dirían “transformadora” porque hasta a ellos el término “revolucionario” les asusta, que el siglo XX no ha pasado en balde) aunque le costó su tiempo, al fin cayó en la cuenta de que el mundo había cambiado y que ya no pintaban nada.
Señor_j está en su derecho de considerar “nada regenerable” la tradición de los partidos socialdemócratas, aunque sería valioso conocer qué valoración le merece entonces el resto de tradiciones políticas. Creo deducir que ve “regenerable” la izquierda radical. Pero se equivoca cuando define al PDI italiano o a Syriza como “sucesores” del PSI o del Pasok. La socialdemocracia, cierto, sigue sin acertar a definir su papel. Pero la cuestión no es “recuperar el sentido histórico” de las definiciones de “socialista” y “obrero” como si de algo lamentablemente perdido se tratara sino ver qué sentido pueden tener hoy tales conotaciones para el mundo actual, el realmente existente, ese que se queda en su casa porque nada espera ya de la política.
Tal vez sea cierto que ya no hay futuro para la socialdemocracia. Desde luego, para la otra izquierda dejó de haberlo hace muchas décadas. Tal vez la socialdemocracia no sea capaz de reinventarse y se confirme, simplemente, que la izquierda como tal es un cadáver político, sin resurrección posible. Pero si hemos de intentar demostrar que no es así, conviene no perder el tiempo alimentando fantasías que ya deberíamos saber que no conducen a ningún sitio. Y no confundir el resplandor de ciertos fuegos artificiales con el amanecer.
Un artículo de ayer de Francisco G Basterra en El País, sobre las elecciones USA, ilustraba bien los dilemas del progresismo vistos en otro escenario, bien distinto del europeo.
«Obama pide cuatro años más para hacer lo que no sido capaz de realizar en los últimos cuatro y recurre a la fe: “Creo en vosotros y necesito que creáis en mi.” Mientras, Romney ha conseguido ocupar una posición central que no hubiera soñado hace solo un par de meses…. Esto explicaría que a finales de octubre afrontemos, con la contestación en el aire, esta doble pregunta:¿cómo es posible que Obama pierda? y ¿cómo es posible que Romney gane? … Esta cesión del centro que Obama le ha permitido a Romney quizá acabe demostrándose el error estratégico más serio que el presidente ha cometido en esta campaña. Ha preferido ser un progresista fallido que un centrista convincente, al revés de Clinton que irritó a su partido pero logró la reelección.»
http://internacional.elpais.com/internacional/2012/10/26/actualidad/1351265825_129617.html
Gracias por tu articulo, documentado y acertadamente en tus reflexiones, el problema de la izquierda española, reside en que nunca hemos sabido andar en la misma dirección y por tanto en vez de sumar hemos restado votos unos a los otros. La derecha ha sabido acumular los votos en la dirección derecha, ultraderecha y de centro, con sus diferencias, pero siempre todos a una. La izquierda española fragmentada y a veces agresiva, unos contra otros han conseguido que el voto de la izquierda haya sido inútil. El PSOE en estos últimos años ha conseguido hasta que sus propios militantes estén dudando de él y eso se traduce en que no van a votar a nadie. En cambio la derecha todos a una como Fuenteobejuna. Después de los batacazos electorales el Partido Socialista no ha sabido reaccionar con la suficiente cordura y se han aferrado a no mover ficha. La desconfianza del electorado hacia Rubalcaba es normal, Rubalcaba ha participado directamente en los Gobiernos de PSOE y ha tomado decisiones y otras que debió tomarlas y no lo hicieron, ahora es lógico que el desgaste sea notorio, pero ahí está como piedra monolítica si percatarse que el partido hace aguas por todos lados. La izquierda española o dirige su rumbo o quedará como testimonial en poco tiempo. Muchos socialista de base como yo nos estamos preguntando ¿Qué tiene que pasar para que racionen? Es tanto el deterioro de los servicios públicos que la gente no comprende la tibieza y la falta de iniciativa del Partido Socialista a la hora de tomar decisiones, que hagan dimitir y dejar que entre gente nueva que sea capaz de dar un poco de ilusión a un electorado que no entiende lo que está pasando.
Hay una mala gestión en los últimos años de Zapatero, más por omisión que acción. No supieron poner a la Iglesia en su sitio, a los bancos tampoco y en definitiva no han sabido hacer política de izquierda y hacer cumplir la Constitución, y haber reformado para que el obrero pierda derechos los están pagando caro y Rubalcaba fue quien dio lugar a esta reforma constitucional y no supo defender al trabajador. Ahí están las consecuencias, de que tengamos un gobierno de derechas con vía libre para hacer las políticas para que la sociedad se convierta en ricos y pobres y que los ricos sean ellos. Tiempo al Tiempo.
¿A que se dedica un afiliado al PSOE?¿Qué peso tiene?
Y sí, Maastrich No, Maastrichi NO,….
Señor G. Un afiliado a un partido político tiene que entender que su peso electoral es de orden interno y no externo, que se diluye entre el resto de la población, por lo que su actuación, si quiere que sirva para algo, tiene que ir dirigida, fundamentalmente, a labores de control de eficacia en la gestión del propio partido cuando éste gobierna, y no dedicarse tanto a fiscalizar y a criticar a la oposición como única actividad. Si hay que escoger cuernos, para ellos deben tener más peso aquellos con los que su gobierno está arando, que los que haya que torear, porque la población vive y come de la siembra y pasa de aplausos a faenas folclóricas.
«Si hay que escoger cuernos, para ellos deben tener más peso aquellos con los que su gobierno está arando, que los que haya que torear, porque la población vive y come de la siembra y pasa de aplausos a faenas folclóricas.»
¿¡Mande!?….
Ostras! llego tarde al debut del Senyor_j en DC.
Y lo hace por la puerta grande, hablando de la crisis del PSOE en este antro de zapaterismo y perdidión. Con un par!
Nihil Obstat