La identidad europea y sus descuentos

Frans van den Broek 

Como casi todas las navidades de los últimos diez años, pasé las últimas en Finlandia, visitando a mi hija, quien es ciudadana de este país, aunque nació en Holanda (cuya lengua ha olvidado por completo). En este mismo lugar comenté que nuestra lengua de comunicación ha sido hasta ahora el fiñol, la peculiar mezcla de finlandés y español que nos ha servido para, mal que bien, tratar de comunicarnos. Si bien contarle el Quijote estaba lejos de mis posibilidades, pude comprobar que la comunicación es, como suele decirse, en buena medida no verbal, hecho que nunca agradeceré lo suficiente. Pero hecha ya una adolescente, mi hija sí que requeriría que le explicara el Quijote alguna vez, por lo que nuestro fiñol ha llegado a su límite expansivo y debo comunicar en este medio que el fiñol se ha unido a las miles de lenguas en peligro de extinción en nuestro planeta globalizado. Aparte de sus limitaciones, que bien podrían haberse solventado con un poco de esfuerzo, el fiñol se ha mostrado incapaz de competir con la pérfida Albión, esto es, con su lengua, ya que mi hija ha empezado a usar el

inglés cuando encuentra huecos comunicativos, por lo que el fiñol se va convirtiendo rápidamente en finglañol, esto es, fiñol más inglés, en dosis más o menos iguales, aunque cada vez con más presencia de este último idioma. De modo que no es raro el uso de frases como: ¿»haluatko sinä comer Chinese?», o sea, ¿quieres comer chino? A decir verdad, nuestros idiomas se mezclan constantemente, de tal manera que lo que una vez se dijo en finlandés bien puede aparecer la próxima en castellano o en inglés, pero la tendencia es a usar las palabras que se han hecho comunes entre nosotros. Proceso que siempre me ha fascinado, pues es quizá un ejemplo contemporáneo de cómo se hicieron las lenguas antiguamente cuando pueblos distintos se encontraban. Me imagino que la guerra  y la conquista obligaban a muchos pueblos a hacerse con la lengua del vencedor, pero también el comercio o las alianzas de poder podían incitar una mezcla de las lenguas. Como no soy lingüista ni nada que se le parezca, el proceso tiene para mí sobre todo un interés filosófico, en la medida en que me ha estimulado a pensar sobre la naturaleza del lenguaje y de la comunicación. Pero también sobre otros aspectos menos evidentes, como el de la identidad individual o nacional, y también el de la identidad europea, que es a lo que esta larga digresión personal se dirigía.

 Recuerdo que cuando era muy joven solía decirse entre los otros jóvenes más o menos modernillos que era imperativo «ser uno mismo», es más, siempre había que ser uno mismo si no se quería traicionar la propia identidad. Pero ya desde entonces dicha admonición me producía vértigo, porque ¿qué demonios era ese «uno mismo» que uno debía ser? Supongo que mi generación se refería simplemente a una mayor necesidad de autenticidad, en contraste con la rígida sociedad de sus mayores, pero ¿qué podía justificar llamar a dicha generación inauténtica? Aunque siempre comprendí más o menos la intención de dichas aseveraciones, jamás me hubiera sentido cómodo llamando a mis padres inauténticos. En lo que a mí concernía, ellos eran ellos mismos sin falta de autenticidad, aunque pudieran a veces ser agradables, o airados, o amorosos, o cansados, o pugilísticos o proveedores de seguridad y consejo o todo lo demás que un ser humano suele ser. El «uno mismo» resultó ser más complejo que lo que implicaban mis compañeros de generación, algunos más inauténticos que sus propios padres, de eso estoy seguro.

Con el tiempo, por tanto, aprendí a dudar de toda reclamación de identidad simplista. Más tarde leí en varias fuentes que la identidad es algo así como una ilusión, un engaño útil de nuestro sistema nervioso para proveer de una máscara de identidad en el tiempo lo que no es sino un constante flujo de módulos distintos de operación, algo que ocurre con rapidez y sin comparecer a nuestra conciencia de esta guisa. De modo tal que podemos decir que somos los mismos que hace unos años, aunque hayamos cambiado mucho, o que hace unos minutos, cuando estábamos asustados enfrente del jefe, o solícitos enfrente de la secretaria, o sintiéndonos miserables pensando en nuestra niñez, o extáticos pensando en la fiesta del fin de semana. Algunos de estos módulos, se dice, son verdaderas personalidades alternativas, modos de operación y juicio tan distintos que a veces hasta se consideran causa de exención de culpa, como cuando se dice que uno no estaba en sus cabales. Como fuera, la identidad es algo más inestable de lo que quisiéramos conceder o de lo que somos conscientes la mayor parte del tiempo.

No otra cosa tiene que pasar con los grupos, o los habitantes de un país o los miembros de cualquier tribu. Por más que ciertos elementos sigan siendo estables en determinado período de tiempo, la identidad se modificará inevitablemente, e incluso desaparecerá, como el fiñol. Por ello, pensar que si hay una identidad europea, esta seguirá siendo la misma en unos años más, es ilusorio. Es hasta pensable que aquello a lo que se quiere adherir la identidad europea en estos días, como ciertos valores democráticos, modos de hacer las cosas, instituciones con larga historia, se modifiquen o desaparezcan. La misma democracia, cada vez más presa del poder de grandes organizaciones fuera de su control, podría dejar de tener sentido, y entonces los europeos podrían llegar a decir que fueron ellos los que lo vieron primero y actuaron sobre ello, por lo que es parte de su identidad. Por la misma razón, negar elementos de la identidad europea que han tenido una presencia tan astuta como cambiante en su historia, cual es el caso del cristianismo, es ingenuo. Ciertos hábitos mentales no desaparecen de un día para otro y lo queramos o no, parte de la identidad europea está ligada a dicha religión, y a otras no menos importantes. ¿Cuál es la identidad europea hoy en día, por tanto?

Quizá la mejor respuesta sea decir que si alguna vez existió identidad europea, la misma está en serio proceso de modificación y reinvención, por muchas razones. La ya famosa cantaleta de la globalización, por supuesto, pero también la presencia del Islam y de otras religiones emergentes, la inmigración, la burocracia de la Unión Europea, que aleja al individuo de sus órganos de poder y los aliena para la democracia, el crecimiento tecnológico, las presiones económicas, los conflictos internos: todo esto y mucho más concurren en el tablado de la identidad, al punto que quizá sea mejor dejar de hablar de ella y concentrarse en los problemas concretos según vayan llegando. La ingenuidad de algunos burócratas de la Unión Europea les hizo pensar que incluso sería posible crear una identidad de los pedazos que la componían, e idearon una bandera y un himno (con la delicadeza bienpensante de escoger la canción de un alemán), proyecto que al parecer ha desembocado en fracaso. Pues se olvidaron de los instintos tribales de los seres humanos, donde quiera que fuera. Cuando converso con holandeses o finlandeses sobre España, por ejemplo, muy rápidamente compruebo que su conocimiento del país, de sus complejidades y peculiaridades, es mínimo. «Mañana, mañana», dicen los holandeses, de modo automático, para indicar que todo ocurre tarde en dicho país del sur, y, presumiblemente, ocurre mal (aunque no lo dicen, pues son todavía suficientemente educados como para no hacerlo, y me asocian con el país, a pesar de verme también como víctima (?) de su historia colonialista). Los finlandeses, mucho más parcos y humildes, no repiten el adagio mañanero, pero se preguntan hoy en día cuándo le llegará el momento a España para recibir el dinero de sus impuestos para salvarla de la crisis, problema en buena parte creado, huelga decirlo, por ella misma, esto es, por su tendencia a gobernarse mal. Tampoco me lo dicen con tantas palabras (pues no usan tantas), pero está implicado hasta en sus silencios. Pero en general son mucho más amables para con los vecinos del sur, habiendo sido como fueron protectorados de otros hasta hace relativamente muy poco tiempo, y sabiendo lo que significa haber sido pobre de solemnidad. Pero cuando pienso en qué demonios unifica a españoles o griegos o portugueses con los finlandeses, confieso perplejidad. En muchos respectos, se trata de universos distintos, aunque, entre otros, aquí también hay parlamentos, y circulan coches similares, y tienen internet y agua caliente y se visitan de vez en cuando, y hasta hablan inglés (la pérfida Albión otra vez) con acentos similares. Y pertenecen a la Unión Europea, pero no faltan quienes se preguntan por qué y para qué.

En pocas palabras: la identidad europea (en el caso de que exista) ha entrado en los descuentos. No creo que esto sea una catástrofe, al contrario. Por muchos siglos, parte de la identidad europea estaba ligada sin duda a la costumbre de apoderarse de otras naciones y subyugarlas sin piedad (o con piedad, pero daba un poco lo mismo). Que esta parte de la identidad europea se haya desvanecido tras las dos matanzas más espantosas de la historia de la humanidad me parece una buena cosa, si bien Europa se equivoca si cree que esta parte de su identidad se ha desvanecido de la memoria de quienes la miran desde fuera (y se sabe que la identidad no es autocontenida, sino que depende también de los demás, de los otros). En consecuencia, es de esperarse que otros elementos de la identidad europea se desvanezcan también, y algunos de ellos para bien. Qué vaya a resultar de la nueva mezcla, es algo que más vale dejar a los futurólogos, no obstante su notable proclividad a equivocarse. Personalmente, sigo creyendo que las identidades son a la vez reales (en la medida que los adherentes a las mismas se las creen y también por la concurrencia de ciertas características comunes no siempre fáciles de dilucidar) e ilusorias, cuando se basan en estereotipos y simplificaciones y groseras abstracciones. Pero reales o ilusorias, todas cambian, y tarde o temprano, desaparecerán. Como el fiñol, que es ahora finglañol, y será más tarde, lo digo con dolor, sólo la memoria de unos años en que me valían más los saltos y los besos, que los conceptos y las historias. Y allí vendrá el inglés para ayudarnos, utilitariamente, a decirnos lo que nunca pudimos decirnos, ambos ya otros, ambos cambiados por el paso del tiempo. Que en paz descanse.

7 comentarios en “La identidad europea y sus descuentos

  1. Pues aquí tambien se debe estar empezado a hablar fiñol, ya que las esposas tratan de conseguir que los maridos las lleven de compras combinando del deseo de salir y el destino al que quieren ir con un: IKEAy de lo mío.

    Alguien tiene fuego?

  2. Buenos dias Frans van den Broek,caballeros callejeros y cabelleras al viento:
    Gracias Frans por tu «relato de navidad».
    Siempre resulta dificil escribir algo despues de haberte leido,pues es imposible añadir algo a lo que tu has escrito,pero siempre queda el recurso de esperar a que otros escriban algo y asi comenzar el dia criticando al que lo ha hecho.
    Claro está que es mas dificil todavia comentar algo despues de leer a Fernando I…cuando desata esa risa tonta que no para a uno de hacerle reir,y no es porque tengan una gracia absoluta los comentarios de Fernando I,pero son bien venidas….que le voy a hacer……jeje.
    En fin,como veis ,estoy escribiendo un comentario y al final no he escrito nada,palabras sobre palabras,y sobre palabras palabrerias (entonese como el villancico,ese,campanas sobre caaaampaaaanaaaas y sobre caaaampaaanaaas unaaaaaaaa,Belen campanas de Belen….tarirorirorao,tariroriror,tarirorirorao)

    Nada ,pues,no pierdan el tiempo con mi comentario y reflexionen o mejor dicho se pregunten:
    ¿por que siguen creciendole a Rajoyibus tantos tontos de los cojones que le votaran con los ojos cerraos?.

    Yo ya tengo la respuesta,me la dio una amiga mia que me llamó para felicitarme el año nuevo y mi cumpleaños:
    ¡¡Dios mio,que comedura de coco me hizo Juanita,como si yo tuviera la culpa de que Ziluminatius fuera el responsable de todos sus problemas!!
    Está la cosa chunga para el socialismo español,si los españoles piensan como lo ha hecho mi amiga,tenemos franquismo por los siglos de los siglos.

    ¡¡Rajoyibus,no te presentes como candidato a la presidencia por el Partido Popular tus votantes te aplaudiran por lograr un genocidio socialista!!

    ¡¡Ten misericordia,señor!!!.

  3. Un año donde no se podrá fumar en ningun sitio publico cerrado,ni en parques donde haya niños,con subida del precio del tabaco va a ser un ñao muy laaaarrrrgooooo….pero que muy laaaarrrrgoooooo.
    ¡¡Cuantas veces me he enfrentado a aquellos fumadores empedernidos que no comprendian el estado mental que tenian los enganchados al caballo,y su nula capacidad para desengancharse de ese veneno que adormece el alma!!.
    Ahora me rio a carcajada limpia de espanto y les miro a su cara desencajada por la falta del humo nicotinoso cagandose en la madre que pario a Ziluminatius….¿que pasara Dios mio ,cuando Rajoyibus imponga la ley seca,el matrimonio como es debido,el uso de condom solo en los burdeles de carrretera?.

  4. Algo está cambiando en la rutina de DC con el articulo de Frans van den Broek , que no puedo por menos que felicitar, donde queda la crítica literaria a la que nos tiene acostumbrados, ese exhaustivo macroresumen con tintes supraracionales, esa lógica humana del pensamiento clásico pontificador… en fin que hoy algo ha cambiado en el pensamiento de Frans (intuyo). Las cosas no son como siempre, como deberían ser, sino que van cambiando con el tiempo sin apenas percibirlo.

    En su demoledor artículo nos habla de una Europa que nunca fue y nunca será, sorprendente. Se pregunta perplejo cuales son los nexos de unión entre tan variadas culturas… lo que podemos trasladar a la mayoría de los Estados del mundo unidos por una voluntad política o histórica pero con singularidades bien distintas en su territorio. Los Estados Unidos de América en un caso evidente, pero más evidente resulta si nos referimos al territorio español, ¿o no?, e incluso de los diferentes barrios de una ciudad, o entre los vecinos de un bloque de pisos…

    Como diría un buen amigo budista: todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado; está fundado en nuestros pensamientos y está hecho de nuestros pensamientos, a lo que Karl Marx añadiría: los filósofos se han limitado a interpretar el mundo de distintos modos; de lo que se trata es de transformarlo, y Antonio Machado puntualizaría: si es bueno vivir, todavía es mejor soñar, y lo mejor de todo, despertar.

    Pero aún se podría decir más: existen dos maneras de ser feliz en esta vida, una es hacerse el idiota y la otra serlo, Sigmund Freud; sólo cabe progresar cuando se piensa en grande, sólo es posible avanzar cuando se mira lejos, José Ortega y Gasset; el futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños, Eleanor Roosevelt; si no piensas en tu porvenir, no lo tendrás, John Kenneth Galbraith; la vida es muy peligrosa, no por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa, Albert Einstein.

    A lo que otros añadirían: la esperanza es el sueño del hombre despierto, Aristóteles; la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados, Groucho Marx; me interesa el futuro porque es el sitio donde voy a pasar el resto de mi vida, Woody Allen; Resulta de todo punto monstruosa la forma en que la gente va por ahí hoy en día criticándote a tus espaldas por cosas que son absolutamente y completamente ciertas, Oscar Wilde

    Y finalmente diría: No podemos abarcar todos los desafíos del Siglo XXI si no incorporamos a las reglas del juego el valor de la vida de cada persona como respaldo de la moneda electrónica para la supervivencia sostenible. Los cobardes son los que se cobijan bajo las normas, Jean Paul Sartre

    Es propio de hombres de cabezas medianas embestir contra todo aquello que no les cabe en la cabeza, Antonio Machado

    http://www.youtube.com/watch?v=a_tW9WJUVdw

    saludos positivos

  5. Buenas tardes,

    «todo esto y mucho más concurren en el tablado de la identidad». «Tablado» de… ¿tablao flamenco? Olé, olé y Holanda, holandés, tus tropos son cosa fina. Y denotan lo compleja que es tu identidad… Mencanta. Un abrazo de tú sabes quién.

    ¡Y feliz año a todos!

  6. ¡¡FELIZ AÑO!! 🙂

    Hola Frans, ME HA ENCANTADO, y me parece muy original el finglañol, me encantan los idiomas y si puedo mezclo palabras… Hay que ser hábil eh! 🙂
    También me pregunto qué es ese ‘ser auténtico’, yo creo que se confunde con ‘ser único’, pero todos somos únicos en cualquier caso no? O también ‘qué sincero’…
    Y que las identidades cambien me parece muy bien, siempre que sea para mejorar por lo menos!! No había pensado en la identidad europea anterior a esta, igual estamos en una supuesta identidad que según afianza su imagen ya está sufriendo un proceso de transición hacia otra identidad que según se está instalando ya está sufriendo un proceso de transición hacia otra y así…. hasta que esto se acabe! En fin, muy interesante, muchas gracias!

    Saludos!

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