Legalidad y legitimidad, una intimidad problemática y necesaria (I)

Arthur Mulligan

Durante la despedida oficiosa, lacrimógena, inconsistente e infantil de Casado como líder del PP (“no he hecho nada malo”) Sánchez tomo la palabra y entre otras fórmulas no exentas de cortesía, señaló la herida por la que sangra su rencor, la que no cicatriza por más alto que vuele el Falcon: la falta de reconocimiento a la legitimidad de sus gobiernos por una parte de conservadores y liberales después de autorizar a su grupo parlamentario el establecimiento de una coalición con la extrema izquierda primero, para más tarde complementarse con el nacionalismo para dotar al conjunto de estabilidad.

Legalidad y legitimidad no son, necesariamente, significantes contrapuestos, pero vienen a significar cosas y puntos de vista diferentes en relación con el Derecho. Así, la legalidad (fácil de expresar, aunque no tanto de entender en toda su extensión) significa el ajuste o sometimiento de una determinada conducta a lo que prescriben las normas, sea cual sea el rango de estas (ley Formal o mero reglamento). Si una conducta -en el ámbito que sea- no se acomoda a lo prescrito en las normas, se dice que esa conducta es ilegal y, de momento, eso es todo.

Por su parte, la legitimidad resulta mucho más difícil de definir y delimitar puesto que se emplea tanto en política como en derecho puro, que son dos ámbitos que no conviene confundir.

Para la política, se relaciona con la capacidad de un poder para obtener obediencia de la sociedad sin recurrir a la coacción, la amenaza de la fuerza, pudiendo decir, entonces, que un Estado es legítimo si los miembros de la comunidad aceptan la autoridad vigente.

En términos jurídicos, se habla de legitimidad cuando una norma jurídica es obedecida sin que medie el recurso al monopolio de la ley y apela al ideal de ética o justicia que debe incorporar toda norma.

A su vez, esta legitimidad se subdivide en dos especies: legitimidad Formal y Material.

La Formal se entiende como el correcto proceder del poder público con respecto a los procedimientos establecidos en el Ordenamiento Jurídico (con lo cual queda asimilada a la mera legalidad).

La legitimidad Material es, a su vez, el consenso (reconocimiento) del pueblo respecto de la ley creada o de la actuación del poder público y nos remite al contenido ético de la norma con referencia al contexto social en que ha de ser aplicada.

La distinción entre legalidad y legitimidad resulta ser, para comenzar, una diferencia esencial en cualquier estado democrático de derecho. La legalidad pertenece al orden del derecho positivo y sus normas contienen siempre fuerza de ley (es decir generan obligación jurídica).

La legitimidad forma parte del orden de la política y de la ética pública (fundamentación de las normas y de las decisiones).

De esta forma, mientras que la legalidad genera obligación, la legitimidad genera responsabilidad (política o ética) y reconocimiento.

O, expresado de otro modo, la legalidad tiene una racionalidad normativa acotada y la legitimidad tiene una lógica deliberativa abierta al remitir a conceptos más difusos (como puede ser la ética).

Sin la diferencia entre legalidad y legitimidad el sistema político se torna fatalmente totalitario, motivo por el cual el mantenimiento de esta frontera es una de las tareas más precisas y delicadas de todo sistema político democrático.

El principio jurídico de legalidad presupone que los órganos que ejercen un poder público actúan dentro del ámbito de las leyes. Éste principio tolera el ejercicio discrecional del poder, pero excluye el ejercicio arbitrario y aquí es donde entra en juego la legitimidad.

La ley nos protege de los caprichos del poder porque es impersonal, pero por eso mismo distante de la realidad social existente en cada momento; y el poder del gobernante conserva siempre una dimensión personal, que es peligrosa pero también cercana a nuestras necesidades y carencias.

Objetivamente una norma es justa cuando es precisa y equitativa, pero, objetivamente, los ciudadanos no determinan lo que es justo o injusto; simplemente lo descubren cuando así se lo pone de manifiesto un operador jurídico.

La legitimidad de cada norma (no su legalidad), se mide por el resultado justo o injusto al que conduce en cada caso concreto, motivo por el cual siempre ha de ser alineada con un componente de equidad que tiene su anclaje jurídico -en la vida de las fuentes del Derecho- en los Principios Generales del mismo que tienen carácter informador del resto de las fuentes.

En los estados de derecho configurados constitucionalmente como democracias liberales la escisión entre legalidad y legitimidad no es ni técnica ni políticamente posible.

La legalidad es la expresión de una previa legitimidad que reside en el poder constituyente que asume los derechos y libertades de los ciudadanos, establece un modelo territorial determinado (federal, regional, autonómico o centralizado, al margen de las confederaciones que son tratados internacionales entre entidades soberanas) y los plasma en una constitución refrendada con todas las garantías.

España está calificada como una democracia liberal de primer orden en Europa y cuenta con una de las constituciones más avanzadas, aunque se trate de un texto reactivo a la reforma. La nuestra es -o debe ser- una democracia abierta y no militante porque es una democracia procedimental, así que todas las ideas y objetivos son legítimos en el terreno político e ideológico siempre y cuando se atengan al principio de legalidad que solo puede alterarse conforme a las pautas que establece la propia norma.

Esto que es obvio para todo el mundo parece que no es de recibo por parte del independentismo catalán.

Tampoco por las resistencias del vasco.

O las opacidades de toda índole de Podemos, hoy en clara descomposición institucional y de liderazgo

Ni siquiera por la embestida de Vox -de momento apariencial- contra la igualdad y la construcción de la UE con los compromisos asumidos por España.

Lo que está en cuestión es la forma de ejercer el poder.

Pues bien, Pedro Sánchez y sus gobiernos se comportan como socios de aquellos grupos que comparten la peor raíz teórica de Carl Schmitt, los que intentaron, sin conseguirlo, crear de manera efímera y virtual una legalidad alternativa a la del Estado basándose sin rigor alguno en una legitimidad sobrevenida por un inventado comportamiento arbitrario de los poderes del Estado para con Cataluña.

Puesto en este brete y necesitando el comodín permanente que salve la artificiosa coalición, Sánchez emprendió una cobertura dialéctica para atemperar la necesaria activación de las medidas tomadas por su antecesor en defensa de la integridad del estado mediante la negociación de un indulto que como era de prever contó con la opinión negativa del tribunal sancionador.

Al mismo tiempo intentó un golpe de mano contra el normal desenvolvimiento de la vida interna de uno de los poderes del Estado, afortunadamente frenado a última hora desde la UE.

La connivencia con la duplicidad de legalidades y legitimidades que sostienen los enemigos del Estado tal y como lo conocemos hoy en día, manipulando la esperanza en un referéndum ilegal, un nuevo status, un cambio de régimen, etc. como acto mayor y mediato en el tiempo de los secesionistas (que estos aprovechan para reforzarse administrando los recursos económicos institucionales), subvencionan la necesaria frustración futura, y justifican la apariencia deslegitimadora de su acción de gobierno.

Creo que es la segunda vez, a partir de los acontecimientos de 2017 en Barcelona –cierto que con mucha menor intensidad y gravedad que la primera (23F)– en que aparecen proyectados en la vida de nuestra CE de 1978 algunos de los rasgos del drama que se produjo, tanto en la joven República austriaca y la República alemana de Weimar en 1919.

12 comentarios en “Legalidad y legitimidad, una intimidad problemática y necesaria (I)

  1. Hce poco vi un hilo en twitter en el que un persona argumentaba con mucha gracia que Apocalipse Now era un remake de El mago de Oz.

    En «Four rooms» Quentin Tarantino en un dialogo muy gracioso, exponia su teoria de que Top Gun era en realidad una pelicula que hablada de la transición a la homosexualidad de su protagonista

    En «Persiguiendo a Amy» uno de los personajes hablaba de Star wars como pelicual que hablaba del miedo blanco a una emancipación de los negros.

    Contando con el texto de hoy son 4 ejemplos que a mi me produjeron hilaridad, lo que apsa es que en el caso de los tres mencionados, en mi comentario, sus autores lo hacian de manera intencionada. No se si será el caso. Este de hoy promete ya una segunda parte (puede que más) .

  2. Bueno…ejem…según Mr Mulligan:
    Todo gobierno que sea legalmente constituido ,deja de ser legítimo porque la oposición lo dice.
    Ergo …lo único que es legítimo es la oposición al gobierno..
    Si no he entendido mal,vale,que a veces uno no da para más cuando lee lo que escribe Mr Mulligan.

    Laertes…no seas cruel…
    …JAJAJA…que nervios.

  3. Quiero hacer notar la pendiente tambien problematica y delicada por la qeue ste blog puede estar transitando.

    Llamar «mastuerzo» a alguien es libertad de expresión, y entra dentro de las materias que pertenecen a la opinión.
    Cuestionar la legitimidad de un gobierno elegido democraticamente,en un estado de derecho, con una institucionalidad etc etc, no.

    Eso empieza a parecerse incomodamente a un bulo.

  4. Ejem…si no lo escribo reviento:
    Según Putin,Ucrania es el corazón de la madre patria rusa.
    Entonces no entiendo por qué se pega un tiro al corazón para salvar los cojones de Rusia.
    No lo entiendo.

  5. Laertes,hay que diferenciar entre bulo,burrada y delirium tremens.
    Leyendo Me Mulligan es difícil diferenciarlo.
    Yo opto por pensar que es su forma de terapia psicológica y nosotros somos los psiquiatras que le atienden aunque le demos por perdido,Si no hay terapia posible debemos dejar que se desahoge. .y si es necesario le haremos el boca a boca.
    Ante mi doy fe.
    AC/DC
    ….JAJAJA…que nervios.

  6. Aceptando toda crítica según usos y costumbres generalmente admitidos , a la pareja que viaja en un Sidecar ofensivo e incriminante , émulos de Torquemadas peninsulares , les ruego contención , paciencia y decoro si no quieren que llame al 112.

  7. Cuando este blog se fundó, se acordaron unas reglas para el debate libre pero respetuoso. Intentaré encontrarlas ya que no parecen estar a la vista. Efectivamente, mastuerzo no es muy elegante pero perfectamente admisible. En cambio, cuando entramos en si el gobierno democráticamente electo es ilegítimo, aunque sea tras una detallada explicación de la diferencia entre legalidad y legitimidad, políticas y jurídicas, conviene, cuando menos, señalar que eso es la opinión del que escribe. Es decir, no es lo mismo decir «en mi opnión miente» que «miente» o «es un mentiroso». Y conviene recordarlo.

  8. Mastuerzo ni es elegante ni admisible : es un insulto . Una interjección animal ; una reacción estúpida ante un argumento desde el fondo de una cueva . Nada añade a la cuestión que se trata.
    Cuando alguien escribe y firma un artículo se entiende que es su opinión . No hace falta recordarlo en todo momento .
    Cuando trato del asunto es porque considero que existe una evidente confusión en los términos que se emplean . Y por sus comentarios creo que no terminan de entenderlo . Si no quieren discutirlo es su libertad .
    Abundan los ejemplos en nuestra reciente historia por mas que mi insistencia no halle eco en este blog ; verán , a título de ejemplo , la elección de Josu Ternera como representante en la comisión de DD. HH . en el Parlamento Vasco puede ser todo lo legal que quieran pero es ilegítima .

    A Josu Ternera se le consideraba el «ideólogo» de matanzas etarras como la del 11 de diciembre de 1987, cuando una brutal explosión redujo a escombros la casa-cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza, situada en la Avenida de Cataluña. Murieron once personas, entre ellas cinco niñas, y otras 88 resultaron heridas de diversa consideración. Los autores materiales del brutal atentado fueron juzgados y encarcelados, pero el considerado autor «intelectual» de aquella matanza, Josu Ternera, se dio a la fuga antes de comparecer ante la Justicia.

    Por entonces, el etarra se había hecho un hueco como diputado en el Parlamento vasco donde llegó a ejercer como representante de la izquierda proetarra en la Comisión parlamentaria de Derechos Humanos, un cargo que las víctimas del terrorismo consideraron una macabra burla. No es para menos. Josu Ternera contaba con un sangriento historial en la banda terrorista.

    ¿ Lo entienden un poco ahora ? ¿ O no lo entienden los mastuerzos legítimos ?

    Hay más ejemplos , pero seguiremos con la discusión , por más que le pene a gentes sin argumentos .
    « llamar «mastuerzo» a alguien es libertad de expresión, y entra dentro de las materias que pertenecen a la opinión.
    Cuestionar la legitimidad de un gobierno elegido democraticamente,en un estado de derecho, con una institucionalidad etc etc, no.

    Eso empieza a parecerse incomodamente a un bulo.»

    Pues bien , lo suyo y lo de su compañero es pura pereza intelectual , lo más incómodo para un debate , algo propio de un tipo como Gil , marido de Idoia Mendía , recién nombrado senador que ha sido denunciado por no tener el título de licenciado en Derecho según declaraba en distintas legislaturas ; un patán ridículo y mentiroso ; un matrimonio asalariado del PSE , un fiasco vividor .
    Un bulo de los que le gustan a Laertes .

    Y lo voy a decir una sola vez : AC , ni bulo ni burrada ni delirium tremens , no vuelva a insultarme ¿ por qué debería soportar sus gracietas escolares ? Insisto , déjeme en paz .
    Argumentos , textos o silencio .

    Y a usted Laertes le digo lo mismo .

  9. Mr Mulligan puedes argumentar lo que quieras,por mucha palabrería desatada que intentes desarrollar con bilis de calamar…jamás ..y digo JAMÁS podras convencerme que tus palabras son de un DEMOCRATA.
    Háztelo mirar,serás más feliz contigo mismo .
    …JAJAJA..que nervios.

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